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miércoles, 31 de julio de 2019

Arde Madrid (y sus museos)

Detalle del ‘Autorretrato de David Wojnarowicz’ en el Reina Sofía
El bicentenario del Prado, Balenciaga, David Wojnarowicz o un renovado Patio Herreriano en Valladolid protagonizan las mejores exposiciones para ver este verano en Madrid y las dos Castillas

El Museo del Prado, en el año de su bicentenario, ha sido el protagonista absoluto de la vida artística madrileña durante la primera mitad del año. Teatro en las salas, video mapping en las fachadas de la pinacoteca, obras de las mujeres de su colección en pantallas callejeras, danza, un sin fin de actividadesque eran solo el preámbulo de lo que se avecinaba: el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades que su director, Miguel Falomir, recibirá el próximo mes de octubre, poco antes de su efeméride, el 19 de noviembre. Han sido doce meses de exposiciones de primera de las que este verano todavía puede verse la dedicada a Fra Angelico, con su recién restaurada Anunciación (1425-26) en el centro de una muestra que, en palabras de la crítica Elena Vozmediano “busca que nos olvidemos del Beato Angelico y conozcamos al pintor profesional, participante en los debates intelectuales”. 79 obras seleccionadas por Carl Brandon Strehlke, conservador emérito del Philadelphia Museum of Art, que nos llevan a la Florencia de la primera mitad del siglo XV. Hasta el 15 de septiembre.
Otro relato renovado es el que muestra el Prado en Miradas afines. Hasta el 29 de septiembre las obras de tres de los grandes, Velázquez, Rembrandt y Vermeer (muy bien acompañados por Ribera, Franz Hals, Zurbarán, Murillo, El Greco…), se cruzan para ofrecer “una interesante lección con préstamos excepcionales” (Rocío de la Villa). La clase la imparte el comisario Alejandro Vergara, Jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del museo, con la idea de revisar el origen de la historia del arte. Con la presentación de la imponente pintura de historia El fusilamiento de Torrijos(1888), de Antonio Gisbert, y la nueva donación de Hans Rudolf Gerstenmaier, presentada hace apenas dos semanas y que incorpora a la colección de la pinacoteca once obras de Anglada-Camarasa, Eduardo Chicharro, Ignacio Zuloaga, Joaquín Mir, Sorolla y Beruete, cerramos la visita a nuestro principal museo que bien merece pasar el día.
En el Museo Thyssen-Bornemisza, que esta primavera anunciaba la esperada colaboración con TBA21, la Fundación de Francesca Thyssen con la que van a realizar dos proyectos anuales, ha dejado para el verano la exposición que vincula el universo del gran modisto Cristóbal Balenciaga con la tradición de la pintura española entre los siglos XVI y XX. Comisariada por Eloy de la Pera, la muestra recorre, con importantes préstamos, las referencias al mundo del arte que inspiraron al admirado diseñador de moda. Un conjunto de piezas del propio Balenciaga en el recorrido de las salas, no dejan lugar a dudas acerca de la inspiración que para él supusieron los grandes maestros, desde el mando azul de la Inmaculada de Murillo hasta los bordados blancos sobre negro del vestido de Doña Juana de Austria en el retrato de Sánchez Coello. Y es que, tal y como abogaba Javier González de Durana, a pesar de los prejuicios, la hibridación es imparable.
La de Rogelio López Cuenca en el Museo Reina Sofía es una de las imprescindibles de la temporada. Yendo leyendo, dando lugar repasa su carrera en un entretenido recorrido que, como todo su trabajo, da mucho qué pensar. El viaje, la frontera, el turismo y las migraciones están presentes en la primera retrospectiva de este artista malagueño bien conocido por haber acuñado el concepto de picassización.No se la pierdan (hasta el 26 de agosto). Junto a ésta, dos plantas más abajo, también en el edificio de Sabatini, la de David Wojnarowicz. Procedente del Whitney de Nueva York, la muestra es otro de los atractivos del verano en el Reina Sofía. Fotografía, collage, pintura, fotomontaje, texto, todo servía al estadounidense para abordar las políticas queer y de identidad que marcaron su vida y su obra. “¿Un Rimbaud pintor?” Se preguntaba José María Parreño en su crítica: “Wojnarowicz nació exactamente un siglo después que Rimbaud y murió con un año más que él. En muchos sentidos, podríamos decir que actualiza la figura del poeta en su tiempo y su lugar. Como Rimbaud es, indiscutiblemente, uno de los pilares de la modernidad artística”. Nada más que añadir.
La pintura de la suiza Miriam Cahn, una de las más destacadas de la última Documenta, las piezas del conceptual danés Henri Olesen, los acrílicos del japonés Tentsuya Ishida en el Palacio de Velázquez y las esculturas de Charles Ray en el Palacio de Cristal, otro nombre fuerte de documentas y bienales, completan la cartelera veraniega del Reina.
Dentro de ese triángulo virtuoso que forman los tres grandes museos, CaixaForum nos acerca a la figura de Olga Khokhlova, más conocida como Olga Picasso. 350 piezas, entre pinturas, dibujos, aguafuertes, fotografías inéditas, objetos y documentos, desde 1917 a 1935, a través de las que, escribía Rocío de la Villa, “volvemos a conocer al genio un poco más”. Junto a ésta otra no menos importante exposición recorre la historia de la ópera a través de ocho grandes estrenos en los principales escenarios europeos. Ópera. Pasión, poder y política es la historia de Europa a través de la lírica y de las ciudades donde se representa: Londres, Viena, Milán, Händel, Mozart, Verdi… Un paseo musical a tres voces (emocional, social y creativa) desde la Venecia de Monteverdi (1642) hasta la Barcelona del Liceo que estrenaba la Pepita Jiménez de Albéniz en 1896. Dense prisa, cierra el 11 de agosto.
Una de las viñetas de Ceesepe en La Casa Encendida

Al sur de la estación

Hacia el sur de la llamada Estación del Arte, en La Casa Encedida, la Movida Madrileña ha inundado el edificio neomudéjar del barrio de Lavapiés gracias al universo de Ceesepe y sus Vicios modernos, una muestra centrada en el lenguaje del cómic y la viñeta del artista madrileño y en su producción de entre 1973 y 1983. Originales, fotografías y cuadernos procedentes del Archivo Lafuente que muestran los trabajos del particular creador en álbumes históricos, como el El Víbora. Muy cerca, en Tabacalera, dos muestras de fotografía bien distintas. Por un lado, la exposición del fotógrafo Eduardo Nave, que puede verse en La Fragua, nos da una visión de las playas que fueron escenario del Desembarco de Normandía. En la sala principal, Oscuro objeto de deseo nos acerca al mundo del cineasta Eloy de la Iglesia en un completo recorrido por su carrera profesional, entre 1966 y 2003. Un cine siempre a contracorriente que hoy nos llega de la mano del comisario Pedro Usabiaga.
Más allá, en Móstoles, el Centro de Arte 2 de Mayo acaba de inaugurar la individual dedicada a Paloma Polo. La artista se mete de lleno en El Barro de la Revolución de la mano del comisario Juan de Nieves. Su estancia en Filipinas desde 2013 le ha permitido investigar y producir este trabajo centrado en el papel de la guerrilla en el país. La exposición recoge también otro de sus proyectos más recientes, El Predicador y el Maniqueo. Carta de X a F, donde Polo acude a un episodio que refleja las desavenencias ideológicas entre dos de los personajes políticos centrales en la lucha antifranquista del momento, Javier Pradera y Jorge Semprún.
Siguiendo con el triángulo del arte como eje central del recorrido madrileño, y dirigiéndonos ahora hacia el norte. Lo primero que nos encontramos es CentroCentro en Cibeles, con las exposiciones de los jóvenes Eva Fàbregas y Aimée Zito Lema que permanecerán a viertas al público hasta el 20 de octubre y 15 de septiembre respectivamente. La de Fàbregas, explicaba Luisa Espino tras su visita, es toda una experiencia. El sonido de la sala y el material del que está hecha la pieza central de Gut Feeling atrapan al espectador que queda enredado entre sus coloridos tentáculos.
Los Retratos de la Modernidad de Berenice Abbott es la propuesta de la Fundación Mapfre para el verano madrileño. Comisariada por Estrella de Diego y recién llegada de la sede de Barcelona, la muestra, abierta hasta el 25 de agosto, huye del tópico que presenta a la artista como “fotógrafa documental”para mostrarnos otra faceta del Nueva York de los años 20 y 30 registrada por una mirada pionera y audaz. Casi enfrente, en la Biblioteca Nacional destaca hasta el 22 de septiembre la muestra dedicada a Piranesi. La institución celebra el tercer centenario del italiano con una exposición que recorre su obra pero también su relación con España a través de libros, estampas, pinturas y esculturas, procedentes de los fondos de la BNE y de otros prestadores internacionales.
En el Museo Lázaro Galdiano una propuesta singular, la de Patrick Pound: Fotografía y aire, enmarcada dentro de PHotoEspaña, puede verse hasta el 25 de agosto. Animado por la comisaria invitada del festival, Susan Bright, Pound, como decía la crítica Elena Vozmediano, reivindica “la artisticidad del coleccionismo” y muestra una selección de su propio archivo con el aire como común denominador. Un “museo del aire” que conecta también con la colección del Lázaro Galdiano. Ya al final del Paseo de la Castellana y solo hasta el 18 de agosto: Matisse grabador en Fundación Canal. 63 grabados del hijo del artista, el marchante de arte Pierre Matisse.
Salimos de la capital no sin antes entrar en el Centro Arte Alcobendas para visitar la exposición de Paula AntaNudos: topologías de la memoria, un proyecto realizado in situ para este espacio: cúmulos vegetales que, a pesar de su aspecto de caos enmarañado, responden a un orden planificado por la artista. Comparte el espacio con las fotografías de Jesús Madriñán realizadas en locales nocturnos de Madrid y Roma. Ganador el año pasado del premio a la Producción Artística de la Fundación Banco Santander, mezcla la técnica fotográfica del siglo XIX con la temática propia del XXI. Hasta el 24 de agosto.
Vista de ‘Una dimensión ulterior’ en el Patio Herreriano

Valladolid, capital de la escultura

La primera visita fuera de la capital este año es obligatorio hacerla a Valladolid que en los últimos meses ha cogido impulso artístico y se nota. La llegada de Javier Hontoria a la dirección de Museo Patio Herreriano ha sido recibida por crítica y público como un soplo de aire fresco que ha ventilado, para empezar, la estupenda Colección Arte Contemporáneo que alberga el centro y le ha dado una vuelta a su selección de escultura para ponerla en relación con la obra de otros escultores más jóvenes. Así, Una dimensión ulterior, reúne a más de treinta artistas en un recorrido por la escultura contemporánea española, desde Elena Asins, Pepe espaliu o Susana Solano, hasta Julia Spínola, Fernando García o Teresa Solar. En la Capilla de los Condes de Fuensaldaña y otras dos salas más, tres artistas jóvenes, Elena Aitzkoa, Mercedes Mangrané e Irene de Andrés (con su interesante proyecto sobre el turismo y la cultura de discoteca en Ibiza) completan la visita al antiguo claustro del Monasterio de San Benito.
Coincide todo esto con una feliz exposición en el Museo Nacional de Escultura. Almacén. El lugar de los invisibles muestra un original montaje realizado con obras habitualmente relegadas a sus almacenes que formalmente se acerca a la escenografía y conceptualmente al arte contemporáneo. Todo un acierto para revisitar maravillosas esculturas -300- desde el Medievo al Barroco.
A los Contemporáneos de Alberto Schommer los encontramos este verano en la Cárcel de Segovia, también en el marco de PHotoEspaña: una galería de retratos de personalidades de la cultural y la sociedad española del siglo XX, inmortalizados por la cámara de uno de los fotógrafos más relevantes del momento. Cierra el 11 de agosto.
Otra antigua cárcel, la de Salamanca, hoy DA2, acoge hasta octubre obras de otras dos buenas colecciones. La del propio DA2 y la de la Fundación Coca-Cola. El hilo conductor de esta exposición es la huella en su sentido más amplio y, siguiéndola, encontramos obras de Javier Baldeón, Jorge Perianes, Rosemary Laing, Ángels Viladomiu, Patricia Dauder, Eduardo Gruber y Marina Nuñez, entre muchos otros que han abordado esa temática desde la pintura, la escultura, el dibujo, el grabado, la instalación, la fotografía, el vídeo o la performance.
En León, el MUSAC muestra hasta el 15 de septiembre El giro notacional. Una exposición comisariada por José Iges y Manuel Olveira que reúne obras de artistas que van más allá del lenguaje formal para fijarse en el signo, en el gesto, en el hecho de anotar. Así, trabajos de Merce Cunningham o John Cage, de Concha Jerez  o Valcárcel Medina, de José Luis Castillejo o Le Corbusier, de Ignasi Aballí o Laura Gibellini, conforma la muestra principal del museo durante estos meses. Además, el MUSAC ha convertido en exposición un libro, Cuerpos que aparecen: performance y feminismos en el tardofranquismo (consonni 2016) de Maite Garbayo, comisaria también de la muestra que analiza el papel del cuerpo en la performance y la acción durante los últimos años de la dictadura franquista. Bajo esa premisa, y siempre en clave femenina, la muestra se ha “escrito” con obras de Pilar Albarracín, Esther Ferrer, Fina Miralles, Antoni Muntadas y Carlos Pazos entre otros.
Sin salir de la provincia, en Cerezales del Condado, la Fundación Cerezales Antonino y Cinia reflexiona sobre la medida en Mesurasde la mano del comisario Jorge Blasco. Obras de 15 artistas contemporáneos –Rosell Messeger, Lara Almarcegui, Jorge Ribalta, Clara Montoya, Lúa Coderch- junto a material documental de archivos de Valladolid y León miden hasta lo que no se puede medir.
En Segovia, el crítico y comisario Miguel Cereceda propone en el Palacio de Quintanar Reconsiderando el monumento. Veinte artistas españoles y latinoamericanos que trabajan sobre los problemas del arte público y monumental: Leandro Erlich, Concha García, Rogelio López Cuenca, Cristina Lucas, Paula Rubio Infante, Fernando Sánchez Castillo y Santiago Sierra son algunos de los creadores que muestran aquí sus reflexiones al respecto.
Termina esta primera ruta en el Museo de Arte Abstracto de Cuenca para visitar la exposición que la Fundación Juan March ha organizado en torno a José Guerrero en colaboración con el Centro José Guerrero de Granada. 60 obras del artista, entre lienzos, dibujos y obra gráfica, además de documentación, fotografías y la proyección de una película del pintor trabajando en su estudio, conforman Pelegrinaje. Hasta el 29 de septiembre.
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Un marchante de arte británico condenado en EEUU por una millonaria estafa

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Un marchante de arte británico fue sentenciado a entre cuatro y 12 años de prisión por un tribunal estadounidense el martes por robar millones de dólares de la venta de pinturas, incluido un Picasso.
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Timothy Sammons, que operaba en Nueva York, Londres y Zúrich, estafó al menos a cuatro coleccionistas por entre 10 y 30 millones de dólares vendiendo valiosas obras de arte y luego embolsándose el dinero.
El hombre de 63 años se declaró culpable de 15 cargos de hurto mayor y fraude en una audiencia en Nueva York a principios de este mes.
El martes, la jueza Ann Scherzer le dijo a Sammons que cumpliría entre cuatro y 12 años en la cárcel.
"Durante años, el acusado promovió un esquema engañoso por el cual giraba el dinero y obtenía la confianza de los posibles compradores y vendedores solo para defraudarlos en millones de dólares y usar las ganancias obtenidas ilegalmente para financiar su lujoso estilo de vida", dijo el fiscal de distrito de Manhattan, Cyrus R. Vance.
Entre 2010 y 2015, Sammons negoció la venta de varias piezas de arte muy solicitadas, incluyendo "Buste de femme", de Picasso, y "Reverie", de Marc Chagall, así como obras de René Magritte y otros.
Sammons, que anteriormente trabajó para Sotheby's en Nueva York, gastó el dinero en vuelos de primera clase y membresías de clubes privados. También lo usó para pagar deudas con otras víctimas.
Algunas pinturas le sirvieron como garantía para obtener préstamos de una compañía financiera.
Cuando no pudo pagar las deudas, las pinturas fueron vendidas a precios reducidos.
"Al negociar las ventas de pinturas de alto precio y únicas en su tipo, Timothy Sammons convirtió la mentira, el robo y la estafa en una obra de arte", dijo Vance, citado en un comunicado.
pdh/dw/dg/lda
SOTHEBY'S
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Macroperación 'Pandora III' de la Guardia Civil con Europol e Interpol: 29 países, 59 detenidos y 18.000 bienes culturales intervenidos


Algunos de los objetos incautados./Europol
Algunos de los objetos incautados. / EUROPOL

Se han inspeccionado casas de subastas o galerías de arte y plataformas digitales como Amazon o Facebook, u otras móviles como WhatsApp, Telegram o Viber

La Guardia Civil ha liderado una macroperación a nivel europeo contra el tráfico de bienes culturales, desde antigüedades y obras de arte a piezas arqueológicas de gran valor. La Bnemérita ha contado con la colaboración de la Europol, la Interpol y la Organización Mundial de Aduanas (OMA).
La conocida como 'Operación Pandora III' ha supuesto la detención de 59 personas y más de 18.000 bienes culturales incautados, 10.000 en una única investigación coordinada por la Guardia Civil.
Los mercados de venta ilegal de antigüedades 'online' han sido el foco de la investigación. Así, se han inspeccionado casas de subastas o galerías de arte y plataformas digitales como Amazon o Facebook, u otras móviles como WhatsApp, Telegram o Viber.
Hasta 29 países han asignado miles de agentes de policía y aduanas para monitorear el mercado 'online'. El resultado ha sido la detección de casi 200 sitios web sospechosos.
Entre los objetos recuperados figura una biblia del siglo XV de una rara edición que había sido robada en Alemania hacía más de 25 años. La operación más destacada es la de la Guardia Civil española, con 10.000 piezas recuperadas en una única macroinvestigación.
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A subasta obras de arte de los bancos cerrados

A subasta obras de arte de los bancos cerrados

Espacio informalista, un cuadro del artistaTomás Ochoa con un valor base de $ 28.000, atrae a los interesados en adquirir una de las 26 obras de arte (24 cuadros y 2 esculturas), que la Corporación Financiera Nacional (CFN) exhibe desde el lunes pasado hasta el 16 de agosto para una subasta, cuyas ofertas, en sobres cerrados, se abrirán diez días después.
Junto a este impresionante cuadro del tamaño de casi una pared, también hay trabajos de Gonzalo Endara Crow como el Jarrón de flores, con un valor base de $ 5.000, el Música y luces de Eduardo Kingman con un valor base de $ 28.000; o el Mujer en umbral de puerta de Gilberto Almeida ($ 4.000), y que el público general puede apreciar de manera abierta en el tercer piso del edificio de la CFN, en Pichincha y av. Nueve de Octubre, en el centro.
Carlos Barreno, subgerente de Bienes y Servicios Generales de la CFN, indicó que las obras son parte de los bienes incautados de la banca cerrada.
“Cuando el país estuvo en crisis cerraron algunas instituciones bancarias y esas carteras fueron absorbidas, algunas, por la Corporación Financiera Nacional”, explicó el funcionario, quien señaló que ya hubo un primer proceso de subasta en las que se incluyó a estas obras de arte y en la que se lograron vender cuatro.
A subasta obras de arte de los bancos cerrados
Sobre el valor base de cada obra, indicó que se fijaron tras una valoración de un perito especializado y que estaría relacionado con el valor comercial de cada pieza que en total están valoradas en $ 230.000.
“Cada cuadro, cada obra tiene su especificación puntual, su valor comercial inicial y cada cual tienen sus condiciones particulares para poder participar en la subasta”, explicó Barreno, quien señaló que la entidad espera recolectar alrededor de $ 240.000, aunque indicó que dentro de la subasta también se incluyen bienes inmuebles como galpones, macrolotes, viviendas en Guayas y Manabí; y palcos en el estadio George Capwell, con lo que esperan recaudar cerca de $ 5 millones. Agregó que en lo que queda del año la CFN prevé realizar dos procesos más de subastas. Para información sobre los bienes en subasta puede ingresar a www.cfn.fin.ec. (I)
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A prisión un conocido marchante de arte por protagonizar un robo millonario

A prisión un conocido marchante de arte por protagonizar un robo millonario
Varios visitantes contemplan diversas obras en el Museo Picasso de Málaga (EFE)

Timothy Sammons, que había trabajado para la conocida casa de subastas Sotheby’s de Nueva York, se llevaba entre 10 y 30 millones de dólares extra durante sus transacciones


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El marchante de arte británico Timothy Sammons ha sido condenado por un tribunal de Nueva York a cumplir una pena de entre 4 y 12 años de cárcel tras haberse declarado culpable por robar entre 10 y 30 millones de dólares durante sus transacciones.
Entre las obras que Sammons utilizó para hacerse de forma ilícita con los fondos se encuentran ventas de Buste de Femme de Pablo Picasso, Reverie de Marc Chagall, y Calanque de Canoubier (Pointe de Bamer) de Paul Signac, entre otros, según un comunicado enviado por la Fiscalía de Manhattan.

Durante su negociación de las ventas de pinturas extraordinarias de alto precio, Timothy Sammons había dominado el arte de la mentira, el timo y el robo”


“Durante su negociación de las ventas de pinturas extraordinarias de alto precio, Timothy Sammons había dominado el arte de la mentira, el timo y el robo”, ha afirmado el fiscal del distrito de Manhattan, Cyrus Vance. “Durante años, el acusado organizó una estrategia engañosa para hacer dinero, ganándose la confianza de posibles compradores y vendedores para defraudarle de millones de dólares y usar este dinero para financiar su lujoso estilo de vida”, agregó Vance.
Sammons era un marchante de obras de arte que había trabajado parta la casa de subastas Sotheby’s en Nueva York, tras lo que montó su propio negocio con oficinas en Londres, Zurich y Nueva York.

Durante años, el acusado organizó una estrategia engañosa para hacer dinero, ganándose la confianza de posibles compradores y vendedores para defraudarle”


Como marchante, se dedicaba a representar a propietarios de importantes piezas de arte a través de ventas privadas o enviándolas a compañías de subastas, y sus clientes esperaban que Sammons vendiera las piezas y les diera los fondos obtenidos con la venta tras quedarse con una comisión. Pero según la acusación, desde 2010 a 2015 Sammons se hizo con parte del dinero conseguido con la venta de obras de arte, además de utilizar piezas que no eran de su propiedad como avales para obtener préstamos personales. Además, utilizó dinero de la venta de las obras de arte para pagar vuelos en primera clase, cuotas de destacados clubs o las facturas de sus tarjetas de crédito.

Durante la sesión de este martes, la juez encargada del caso, Ann Scherzer, describió las acciones de Sammons como “extremadamente serias e inquietantes”, y aseguró que el acusado se había negado a responsabilizarse de sus acciones al no querer hacer declaraciones en la última vista. Por su parte el abogado de Sammons, David Touger, según el medio especializado artnet News, dijo que su cliente estaba arrepentido y que sus acciones “no eran intencionadas”.
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martes, 30 de julio de 2019

Los secretos del Museo del Prado

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Todo el mundo conoce las joyas artísticas que alberga el Museo del Prado, pero ¿qué hay de sus secretos? Aquí te presentamos algunas de sus anécdotas y datos más sorprendentes.



¿Es necesario reivindicar un museo que alberga El jardín de las delicias de El Bosco? El Museo del Pardo no necesita presentación ni discurso: se trata de una de las pinacotecas más importantes del mundo con decenas de obras maestras fundamentales para entender la evolución de la historia del arte, especialmente desde la Edad Media hasta el siglo XIX. Ni más, ni menos.

Pero como todos los grandes museos del mundo, el Prado también cuenta con su historia oculta, esa serie de datos, anécdotas, rumores y misterios que adornan su leyenda. Hoy mostramos algunos de sus secretos más curiosos.
El Museo del Prado… sobre un prado

No hay que ser un lince para sospechar que, en origen, este edificio fue construido sobre un prado. Se trataba del prado de los Jerónimos que pertenecía al monasterio homónimo. Por orden de Carlos III, el arquitecto Juan de Villanueva —que también intervendría en el Jardín Botánico o el Retiro, entre otros proyectos— ejecutó la planta del futuro museo en 1785.

Iba para gabinete de ciencias pero llegó Napoleón

El proyecto original de Villanueva albergaría un gabinete de ciencias naturales, pero las vicisitudes históricas del reino en los albores del siglo XIX terminarían por desembocar en un cambio de planes. Tras la Guerra de Independencia, fue María Isabel de Braganza, esposa de Fernando VII, quien dio el impulso definitivo a la pinacoteca promocionando el traslado de las Colecciones Reales al edificio de Villanueva. Sus puertas, ya como museo de arte, abrieron por primera vez al público en 1819.



Solo artistas españoles

Ahora que se cumplen dos siglos desde que el Prado recibiera visitas por primera vez, sorprende conocer que el primer catálogo del museo certificase la presencia de tan solo 311 obras… exclusivamente de autores españoles. Y es que la reivindicación nacionalista era la prioridad original del museo más allá de su faceta cultural.

El catálogo fue encargado a Luis Eusebi, curioso personaje que comenzó como pintor y terminó de conserje y chico para todo del Prado. En ese primer catálogo tan solo se cita el nombre y el tema de los cuadros, pero supone un documento de incalculable valor para entender la génesis del museo.



Acceso (muy) restringido

Desde luego, en el siglo XIX no había ninguna intención de acercar la cultura a todo el mundo. “¿Para qué vamos a abrir el museo al pueblo si nadie va a entender Las Meninas?”. En sus inicios, el Prado abría los miércoles por la mañana de 9 a 2 y solo se permitía el acceso a personal autorizado. Lo que desconocemos es si para esos privilegiados la entrada era tan cara como lo es ahora que se ha democratizado el arte…
‘Fake news’ para salvar el Prado


A finales del XIX el estado del museo era lamentable. Los trabajadores del mismo hacían fogatas y cocinaban en los patios y en los pasillos porque no tenían otra forma de calentarse. Fue entonces cuando el periodista Mariano de Cavia publicaba en el diario El Liberal una noticia titulada así: “La catástrofe de anoche: España está de luto. Incendio en el Museo de Pinturas”. Pero cuando los madrileños se acercaron al museo comprobaron que no hubo tal incendio. Fue una manera de llamar la atención. Y surtió efecto. Cánovas del Castillo y su gobierno aprobaron medidas urgentes para mejorar las condiciones del museo y sus trabajadores.




Evacuación por amenaza de bombardeo

En 1936, la población española estaba mucho menos preocupada por el arte, pero las autoridades republicanas debían velar por un legado de valor incalculable. Fue así como, para prevenirse de un más que posible bombardeo del edificio de Villanueva, se decidió organizar un traslado de las obras más importantes del museo a otros lugares presumiblemente más seguros como la Sociedad de Naciones en Ginebra.
Picasso, director del Prado

Aunque no fue, ni mucho menos, el único artista director del Prado —antes ejercieron de mandamases del museo pintores como José de Madrazo o Antonio Gisbert— Picasso ha sido el personaje más célebre en recibir tal honor, aunque no llegó a ejercer como tal… algo muy picassiano, por otro lado. Eran los tiempos de la Guerra Civil y no estaba el panorama para muchas exposiciones vanguardistas.



Robo trágico

En 1961, un ladrón trató de colarse por el tejado del museo con la intención de sustraer algunas piezas. Aunque suponemos que El lavatorio de pies de Tintoretto no estaba entre sus objetivos, el hombre no pudo llevarse ni una alhaja: se despeñó y falleció. Se dice que en el bolsillo llevaba anotadas las “condiciones del rescate”. No ha sido el único intento de robo en el Prado. En 1917 un funcionario se llevó varias piezas del Tesoro del Delfín pero fue pillado junto a sus secuaces semanas más tarde. 
 
Los fondos del museo

Los mejores museos del mundo cuentan con unos fondos que, a menudo, duplican el número de obras expuestas. Y es que, generalmente, no hay espacio disponible para todo en el interior de un museo. En este sentido, lo del Prado es abrumador: cuenta con un fondo de más de 8.000 obras que hay que sumar a las más de 1.000 expuestos. Como para abrir ocho Prados más…

Georg Baselitz


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Georg Baselitz (nacido el 23 de enero de 1938) es un pintor alemán que estudió en la anterior Alemania del Este, antes de trasladarse a lo que entonces era la República Federal de Alemania. El estilo de Baselitz se interpreta por los estadounidenses como neoexpresionista, pero desde una perspectiva europea, se considera más bien posmoderno.
Su carrera comenzó de manera meteórica en los años sesenta después de que la policía actuara contra una de sus pinturas, un autorretrato (Die große Nacht im Eimer) que representaba a un chico menor masturbándose.
Es profesor en la Hochschule der Künste en Berlín.


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Baselitz nació el 23 de enero de 1938 como Hans-Georg Kern en DeutschbaselitzSajonia, en lo que más tarde sería Alemania del Este. Su padre era maestro de escuela elemental y la familia vivía en la escuela local. Baselitz conoció el arte por vez primera en álbumes de dibujos a lápiz del siglo XIX en la biblioteca de la escuela. También ayudó al fotógrafo natural Helmut Drechsler en ocasionales toma de fotografías ornitológicas.


1950-1957

Siendo joven, su familia se trasladó a la ciudad rural de Kamenz. Baselitz acudió a la escuela local. En la sala de la asamblea colgaba una reproducción del cuadro de 1859 Wermsdorfer Wald de Louis Ferdinand von Rayski. Leyó los escritos de Jakob Böhme. A los 14-15 años pintó retratos, temas religiosos, bodegones y paisajes, algunos en estilo futurista. En 1955, solicitó la entrada en la Kunstakademie de Dresde pero fue rechazado. En 1956, superó el examen para estudiar forestal en la Forstschule de Taranth y con éxtio solicitó la entrada en la Escuela Superior de Bellas Artes de Berlín Este. Estudió pintura con los profesores Walter Womacka y Herbert Behrens-Hangler, y se hizo amigo de Peter Graf y Ralf Winkler (más tarde conocido como A. R. Penck). Después de dos semestres, fue expulsado por «inmadurez sociopolítica». Al año siguiente logró con éxito una plaza en la Escuela Superior de Berlín Oeste y continuó sus estudios en la clase del Profesor Hann Trier. Se sumergió en las teorías de Ernst-Wilhelm NayVasili Kandinsky y Kasimir Malevich. Durante esta época se hizo amigo de Eugen Schönebeck y Benjamin Katz.

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1958-1963

En 1958, después de pasar de Berlín Oriental a Berlín Occidental, Baselitz conoció a su futura esposa, Elke Kretzschmar. También produjo sus primeras obras originales en un estilo distinto y propio, entre ellos retratos imaginarios como Tío Bernhard/ Onkel Bernhard. El mismo año, comenzó a trabajar en la serie Cabeza-Rayski/ Rayski-Kopf. En 1961, adoptó el nombre de Georg Baselitz como tributo a su ciudad natal. El mismo año, fue admitido en la clase magistral de Hann Trier. En 1962, se casó con Elke Kretzschmar y tuvieron un hijo, llamado Daniel. También acabó sus estudios en la Akademie. En 1963, la primera exposición individual de Baselitz en la Galería Werner & Katz, de Berlín, provocó escándalo público. Dos de los cuadros, La gran noche bajo el desagüe / Die große Nacht im Eimer (1962/63) y el Hombre desnudo / Nackter Mann (1962), fueron confiscadas por el fiscal. El litigio posterior no acabó hasta 1965.

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1964-1969

Baselitz pasó la primavera de 1964 en Schloß Wolfsburg y produjo sus primeros aguafuertes en el taller de impresión local, que se expusieron más tarde, ese mismo año. Al año siguiente, obtuvo una beca de seis meses para estudiar en Villa Romana en Florencia. Estando allí, estudió el arte gráfico manierista y produjo los cuadros Pieza Animal/ Tierstück. Después de regresar a Berlín Occidental, trabajó hasta 1966 en el grupo Azadas / Helden, que incluye la composición de gran formato Los grandes amigos/ Die großen Freunde. En 1966, nació su segundo hijo, Anton, y la familia se trasladó a Osthofen, cerca de Worms. A principios de 1969, produjo más cuadros de gran formato: Guardabosques / Waldarbeiter. En 1969, usando Wermsdorfer Wald de Louis-Ferdinand von Rayski como modelo, pinta su primer cuadro que representa un motivo invertido, El bosque sobre su cabeza / Der Wald auf dem Kopf.

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1970-1975

En los años setenta, Baselitz expuso con regularidad en la Galería Heiner Friedrich de Múnich. La mayor parte de las obras que produjo en esta época son paisajes considerados como cuadros dentro de un cuadro. En 1970, en el Kunstmuseum de Basilea, Dieter Koepplin organizó la primera retrospectiva de dibujos y obra gráfica de Baselitz. En la Galeriehaus de la Lindenstraße de Colonia, Franz Dahlem organiza la primera exposición de cuadros con el motivo dado la vuelta. En 1971, la familia Baselitz se trasladó de nuevo, ubicándose esta vez en Forst an der Weinstraße. Georg usó la vieja escuela del pueblo como estudio y comenzó a pintar cuadros con motivos de pájaros. Expuso varias veces en los años siguientes en Alemania. También participó en la documenta 5 de Kassel (1972 ). Ese mismo año comenzó a usar una técnica de pintar con los dedos. Luego comenzó a pintar paisajes hasta 1975, basados en motivos de los alrededores de Deutschbaselitz. En 1975, la familia marchó a Derneburg, cerca de Hildesheim. Baselitz visitó Nueva York por vez primera y allí estuvo trabajando durante dos semanas. También visitó Brasil, participando en la 13.ª Bienal de São Paulo.

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Georg Baselitz fotografiado por Lothar Wolleh, Mülheim an der Ruhr 1971.

1976-1980

En 1976, Baselitz creó un taller adicional en Florencia, que usó hasta 1981. En 1977, comenzó a trabajar linograbados de gran formato. Comenzó a enseñar en la Academia de Bellas Artes de Karlsruhe, donde fue nombrado profesor en 1978. Desde 1978 hasta 1980, trabajó en dípticos usando la técnica de pintura a la témpera, combinando motivos, pinturas con múltiples partes (series de motivos), y grandes obras individuales como Die Ährenleserin, Trümmerfrau, Adler y Der lesende Knabe. Las obras se hicieron más abstractas, predominando en ellas elementos escriturales. En 1980, expuso su primera escultura en la Bienal de Venecia.

1981-1989

En 1981, Baselitz creó un estudio adicional en Castiglione Florentino, cerca de Arezzo, que usó hasta 1987. Su obra se expuso en Nueva York por vez primera en 1981. Para 1982, comenzó a dedicar más tiempo a la escultura, además de realizar varias exposiciones. En 1983, comenzó a utilizar motivos cristianos en mucha de su obra, y acabó la gran composición Cena en Dresde / Nachtessen in Dresden. El mismo año, asumió un nuevo cargo como profesor en la Escuela Superior de Arte de Berlín. En 1986, en reconocimiento a los logros de Baselitz, fue premiado con el Kaiserring de la ciudad de Goslar. A lo largo de los años ochenta, la obra de Baselitz se expuso con frecuencia en Alemania. En 1989, recibió el título Caballero de la Orden de las Artes y Letras por el ministro francés de las artes, Jack Lang.


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Georg Baselitz

1990-2007

En 1990, en la Nationalgalerie im Alten Museum de Berlín, se produjo la primera gran exposición de las obras de Baselitz en Alemania Oriental. En 1992, dimitió de la Akademie der Künste de Berlín. En 1993, diseñó el escenario para la ópera de Harrison Birtwistle «Punch and Judy», representada con dirección de Pierre Audi en la Ópera Holandesa en Ámsterdam. También intervino en el Pabellón Internacional de la Bienal de Venecia con la escultura Torso masculino / Männlicher Torso, acompañada por desmesurados dibujos. En 1994, Baselitz diseñó un sello para el servicio postal francés. También produjo su primer cuadro de oro molido ese año. En 1995, se celebró la primera gran exposición retrospectiva de la obra de Baselitz en los Estados Unidos, en el Guggenheim de Nueva York. Esta retrospectiva también se expuso en Washington, D.C. y Los Ángeles. A lo largo de los años noventa, su obra se expuso con frecuencia en Europa.
En 2004 obtuvo el Praemium Imperiale en reconocimiento a su carrera. Baselitz actualmente vive y trabaja en Imperia. Recientemente vendió su castillo en Derneburg.

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