En el Museo de Arte de Querétaro
"Quiero volver a casa", 1955. Óleo sobre masonite.
Rodolfo Morales nacido en la comunidad oaxaqueña de Ocotlán, en 1925, ha sostenido una tenaz y prolongada labor como artista, que recibe justo reconocimiento en prestigiados museos y galerías de América y Europa. Su esfuerzo ha trascendido su oficio de pintor y se ha dirigido al rescate, conservación y difusión del patrimonio de Oaxaca a través de diversas acciones filantrópicas de carácter cultural y ecologista. Es un maestro que no sólo moldea la realidad en su obras pictóricas, sino que aplica su genio transformador a las manifestaciones de la vida cotidiana.
En sus lienzos y gráficas, en sus rescates arquitectónicos y acciones en pro de la ecología, en sus diversas intervenciones como defensor de la cultura y el medio ambiente de Oaxaca, Morales ha dejado múltiples huellas de su talento y calidad humana. Sus pueblos de mujeres enlutadas, alegres o alucinadas prontas al viaje onírico, parten de una realidad histórica y asume índole metafísica en los soportes que contienen su imagen provinciana. No es un sueño de la vida el que el pintor transcribe; es la vida misma que sueña, la que se manifiesta en sus obras.
En el año 2000 se celebraron los 75 años de edad de Rodolfo Morales y medio siglo de prolijidad creativa del maestro ocoteco. Al festejar tan destacados aniversarios, en el umbral del tercer milenio de nuestra civilización, el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca y la Fundación Cultural Rodolfo Morales nos congratulamos de convivir con uno de los ingenios mas admirables que Oaxaca ha dado al mundo. Al artista y al ser humano, cuya existencia es un modelo de creatividad y generosidad, nos honra expresarle nuestro agradecimiento y parabienes a través de un encendido homenaje que ahora se presenta en el Museo de Arte de Querétaro, mediante la exposición retrospectiva Rodolfo Morales, 50 años de pintura .
REPRESENTANTE DEL ARTE PLÁSTICO OAXAQUEÑO
Rodolfo Morales el memorioso, intimista pintor de frescos y suelos de día, delicado y tosco a la vez, narrador absorto en un espacio focal, representa una de las vías del arte plástico oaxaqueño, no solo en la forma sino también en el contenido. Las formas de Morales son deliberadamente ingenuas porque implican un ánimo intuitivo cuyas fuentes están en la imaginaria popular y en las raíces del origen personal, en las estampas del pueblo donde la vida ofrece la celebraciones cotidianas del mercado, de la plaza de armas, de la iglesia, del horizonte abierto e intachable, de la luz reinante en cada espacio o de la nocturnidad complementaria.
Las escenas de sus cuadros componen una pecunia visión del pasado, al modo de imágenes filtradas en la memoria por el recuerdo, imprecisas, como los sueños, e indelebles, como ellos. Símbolos de varias procedencias vuelven a reunirse en esta pintura de colores directos y solares, de tonos oscurecidos como la noche o lo subjetivo, símbolos ingeridos bajo un modo de representación libre, despojado de afeites y servidumbre por lo exacto, que puede lograr la ligereza y, a veces, la trascendencia sin mucha solemnidad. Sus contenidos son un canto, saturado de gozo, a la épica local, a las fronteras puras de la pertenecía. Tales escenas requieren que el recuerdo sea infantil y somáticamente adquirido, de ahí el pulso sentimental y testimonial que recorre esa pintura, esos papeles, esos collages, esas columnas saturadas del empeño de ese pasado que vuelve a ser en los objetos que produce el arte. Prueba de existencia, este lengua pictórico enraíza en la vida de su creador, respira aire nuestro, palpita y, al manifestarse, imprime su huella de la realidad.
La obra de Rodolfo Morales es un memorial pleno de relicarios personales, donde las mujeres -es un pintor de mujeres- flotan en cielos participantes, en los que encarnan la fecundidad, el desdoblamiento del ser en pasión e inventiva, alucinación y añoranza; donde la luminosidad, contenida o desbordada, expande la metafísica de la imagen; donde la mirada inmediata sobre las cosas se reitera a la vez que cambia; donde los cambios existenciales fabrican un bloque de movimientos; donde el arte cumple el precepto de mostrar y sugerir.
El Museo de Museo de Arte de Querétaro, se honra en presentar obras diversas que correspondan al prolífico medio siglo de Rodolfo Morales, pintor mayor de Oaxaca, hombre generoso, artista impar, que ha determinado con su arte las formas de ver y los alcances del recuerdo estético en una tierra de artistas. Sin el arte la vida seria imposible: ésta es su demostración.
Breve perfil
Quizá el pueblo oaxaqueño de Ocotlan no sería conocido si Rodolfo Morales no lo hubiera recreado una y otra vez. Ahí nació el 8 de mayo de 1925, de ahí se fue 23 años más tarde para estudiar en la Academia de San Carlos. Entre 1953 y 1985 trabajó como maestro de dibujo en la preparatoria No. 5 donde pintó un mural (1962). Incansable viajero, recorrió Europa, América Latina y Estados Unidos. En 1965, al organizar una posada en la casa de la escultora Geles Cabrera, recurrió a sus collages a manera de decoración. Entusiasmada por estas obras, Geles le propuso un trueque al pintor: una escultura a cambio de un cuadro. Esta suerte de reconocimiento fue el estímulo necesario para que Morales decidiera dedicar todos sus esfuerzos a la pintura.
En su primera exposición fue descubierto, por así decirlo, por Rufino Tamayo.
Lo demás es historia: exposiciones en Europa, Estados Unidos, y por supuesto, en México han dado a conocer su obra. Hoy a manera de retribución a su natal Oaxaca dedica el producto de sus obras a la Fundacion Cultural Rodolfo Morales, A.C., destinada a fomentar los valores culturales de Oaxaca y a apoyar a los jóvenes de Ocotlan para estimular la superación académica.
VISIÓN DE UN ARTISTA MEXICANO SOBRE FRANCIA
Autor: Rodolfo Morales
Técnica: Acrílico/Tela
Sup. M2: 140
Estación: Bellas Artes, Línea 8
Técnica: Acrílico/Tela
Sup. M2: 140
Estación: Bellas Artes, Línea 8
El mural Visión de un artista mexicano sobre Francia fue inaugurado el 14 de noviembre de 1998 por el entonces presidente de Francia Jacques Chirac, y realizado por el pintor Rodolfo Morales quien con un espléndido manejo del color, muestra en una superficie de 140 metros cuadrados su impresión de Francia en las artes, la ciencia y la cultura.
Utilizando la técnica de acrílico sobre tela, Morales plasma en el primer lienzo –marcando como fecha de inicio el año 742– las diferentes épocas y las personalidades que forjaron la ahora República de Francia (musas translúcidas abrazan los momentos mientras que el pueblo se asoma a la bandera francesa).
El segundo lienzo del pintor inicia con una imagen de la libertad: en la diestra lleva la bandera de Francia y en la siniestra un fusil; es la imagen de la revolución francesa observada por el pensador de Augusto Rodin.
En el extremo opuesto las manos de Morales se van por la Francia campirana, el color explota en los campos y en los edificios. Las flores sufren una metamorfosis para convertirse en seres.
En el extremo opuesto las manos de Morales se van por la Francia campirana, el color explota en los campos y en los edificios. Las flores sufren una metamorfosis para convertirse en seres.
Es así como el pintor mexicano concibe al pueblo francés, lo saca, le da origen, pues de las flores hace nacer al hombre.
La técnica
La técnica que utiliza Morales es acrílico sobre tela.
Datos sobre el autor
Nace el 8 de mayo de 1925 en Ocotlán de Morelos, Oaxaca. En 1948 decide trasladarse a la ciudad de México y ahí inscribirse en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de San Carlos. Imparte clases de dibujo en la preparatoria No. 5 de la UNAM donde pinta un mural.
Desde su primera exposición en 1975, en “La Casa de las Campanas” (Cuernavaca, Morelos) es reconocido como uno de los grandes pintores de México. La obra de Rodolfo Morales está dentro de grandes colecciones públicas y privadas en diversas partes del mundo. Su última serie titulada “Mercados”, donde en cilindros de gran formato muestra el ir y venir de mujeres vestidas de novias, la vida cotidiana saboreada en puestos llenos de flores e ilusiones; montañas, valles y cantos, ha sido exhibida en Sudáfrica, Alemania y Hungría, entre otros países.
Su obra mural se encuentra plasmada en la estación del metro Bellas Artes, en la ciudad de México, donde expresa, de manera muy personal, “La visión de Francia en México”. La alegoría de las fiestas populares se exhibe en el salón de pinturas del Palacio de Gobierno de Oaxaca. En el Hotel Royal Pedregal de la ciudad de México los huéspedes se envuelven en los recuerdos de dos murales cóncavos. Y Ocotlán tiene la historia de México ilustrada en las paredes del palacio municipal. Muere el 30 de enero de 2001, en Oaxaca.
Su obra mural se encuentra plasmada en la estación del metro Bellas Artes, en la ciudad de México, donde expresa, de manera muy personal, “La visión de Francia en México”. La alegoría de las fiestas populares se exhibe en el salón de pinturas del Palacio de Gobierno de Oaxaca. En el Hotel Royal Pedregal de la ciudad de México los huéspedes se envuelven en los recuerdos de dos murales cóncavos. Y Ocotlán tiene la historia de México ilustrada en las paredes del palacio municipal. Muere el 30 de enero de 2001, en Oaxaca.
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