¿Pretende el Gran Colisionador de Hadrones del CERN abrir un portal dimensional?, ¿Quién o qué se esconde detrás del CERN? Estas son algunas de las preguntas que surgen con respecto a este gigantesco acelerador de partículas ubicado en Ginebra. Tal vez existe un programa secreto en el CERN que no aparece en los medios de comunicación y que pretende hacernos entrar en otras dimensiones espacio-temporales. Estamos saliendo de la Era de Piscis y entramos en la Era de Acuario. Este cambio de Era ocurre aproximadamente cada 2.148 años, formando parte de las doce eras astrológicas o zodiacales, definidas por el concepto de «gran año» o «ciclo equinoccial», determinado por el fenómeno astronómico de la precesión de los equinoccios, conocido también como «año platónico», de unos 25.776 años. Un año después de la gran inauguración del CERN, Sergio Bertolucci, exdirector de Investigación e Informática Científica del CERN, afirmó que el Gran Colisionador de Hadrones podría abrir puertas a otra dimensión en “un lapso de tiempo muy pequeño”, añadiendo que quizá fuese suficiente “para mirar en el interior de esa puerta abierta, para obtener o enviar algo”. Este comentario generó entre la comunidad científica una preocupación relacionada con el riesgo existente de que el colisionador permita la entrada a nuestro mundo a visitantes de otras dimensiones espacio-temporales, tal vez el regreso de los dioses de la antigüedad, o que nosotros entremos en otras dimensiones espacio-temporales. De acuerdo con la Prof. Irina Arefeva y el Dr. Igor Volovich, ambos físicos matemáticos en el Instituto de Matemáticas Steklov, en Moscú, las energías generadas por las colisiones subatómicas en el LHC pueden ser lo suficientemente potentes como para rasgar el espacio-tiempo, generando agujeros de gusano. Algunos científicos creen que el LHC puede producir suficiente energía como para abrir agujeros de gusano, lo que lo convierte en un dispositivo similar al de la serie televisiva Stargate. Hace tres años, su puesta en marcha permitió descubrir la evidencia de la existencia del bosón de Higgs, también conocida como la ‘partícula de Dios’. Ahora se pretende usar este colisionador para hacer chocar entre sí partículas subatómicas a casi la velocidad de la luz, en un intento por recrear las condiciones existentes tras el Big Bang. Por otro lado, Shiva es el dios de la creación y de la destrucción, que con su danza mantiene el ritmo sin fin del universo. ¿Se imaginan que la entrada en la Era de Acuario coincida con la entrada en otras dimensiones espacio-temporales?
Ángeles y demonios es una novela de intriga y suspense, escrita por Dan Brown y publicada por primera vez en el año 2000. El profesor de simbología religiosa Robert Langdon, quien después protagonizaría El Código Da Vinci, El símbolo perdido e Inferno, se ve pronto sumido en la búsqueda de secretos de una antigua secta denominada Illuminati y por la búsqueda del arma más mortífera de la humanidad, basada en la antimateria, obtenida por un físico del CERN, que los Illuminati han puesto en el Vaticano con el fin de destruir la iglesia católica. Con unas pocas horas para evitar el desastre, unos misteriosos ambigramas y con un asesino que siempre lleva la delantera, Langdon y una científica italiana se ponen en una carrera contrarreloj. Ángeles y demonios explica como Robert Langdon trata de impedir que la legendaria sociedad secreta de los Illuminati destruya la ciudad del Vaticano gracias al recientemente descubierto poder de la antimateria. El director del CERN, Maximilian Kohler descubre en una de las instalaciones del edificio el cadáver de uno de sus físicos más respetados, Leonardo Vetra, descubridor del poder de la antimateria, asesinado en su propia oficina. En el pecho, marcado a fuego con un hierro al rojo, grabaron la palabra Illuminati. En lugar de llamar a la policía, Kohler busca la palabra en Internet y finalmente contacta con el profesor Robert Langdon, experto en los Illuminati. Kohler le pide ayuda para descubrir al asesino. Hasta aquí la ficción de la novela de Dan Brown. ¿Estarán los Illuminati involucrados en el CERN? Ahora entramos en el mundo real. Resulta muy curiosos que el CERN haya escogido como símbolo a un dios hindú, Shiva. Justo a las afueras del edificio se encuentra una antigua estatua de Shiva. La fértil imaginación hindú ha creado miles de deidades, que aparecen en innumerables manifestaciones. Las tres divinidades más veneradas en la India hoy son Shiva, Vishnú y la Madre Divina. Shiva es uno de los más viejos dioses hindúes, que puede asumir muchas formas. Se le llama Mahesvara, el Gran Señor, cuando es representado como la personificación de la plenitud de Brahman, aunque puede también personificar muchos aspectos individuales de la divinidad, siendo su más célebre apariencia la de Nataraja, el Rey de los Danzantes. Como bailarín cósmico, Shiva es el dios de la creación y de la destrucción, que con su danza mantiene el ritmo sin fin del universo. El hinduismo también halló muchas maneras de expresar la naturaleza dinámica del universo en su lenguaje mítico. Así dice Krishna en el Gita: “si yo no tomara parte en la acción, estos mundos perecerían“, y Shiva, el Danzante Cósmico, tal vez sea la personificación más perfecta del universo dinámico. Con su danza, Shiva sostiene los múltiples fenómenos del mundo, unificando todas las cosas, sumergiéndolas en su ritmo y haciéndolas participar de la danza, imagen magnífica de la dinámica unidad del universo.
En marzo de 2016, y después de una pausa de dos años durante la que se potenció el acelerador de partículas para que pueda casi duplicar su energía, esta máquina situada en el CERN volverá a entrar en funcionamiento. Por si no lo sabían, en la frontera franco-suiza, cerca de Ginebra, se realizan experimentos bajo tierra que pueden llegar a ser altamente peligrosos para nuestra humanidad, aunque aparentemente todo está bajo control. El Gran Colisionador de Hadrones, GCH (en inglés Large Hadron Collider, LHC) es un acelerador y colisionador de partículas ubicado en la Organización Europea para la Investigación Nuclear, más conocido como CERN, siglas que corresponden a su antiguo nombre en francés: Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire. Fue diseñado para colisionar haces de hadrones, más exactamente de protones, de hasta 7 TeV (teraelectronvoltios) de energía, siendo su propósito principal examinar la validez y límites del Modelo Estándar en física, el cual es actualmente el marco teórico de la física de partículas, del que se conoce su ruptura en el caso de alcanzarse altos niveles de energía. En física de altas energías, el electronvoltio resulta una unidad muy pequeña, por lo que son de uso frecuente múltiplos como el megaelectronvoltio MeV o el gigaelectronvoltio GeV. En la actualidad, con los más potentes aceleradores de partículas, se han alcanzado energías del orden del teraelectronvoltio (TeV). Un ejemplo es el gran colisionador de hadrones, LHC, que a partir de marzo de 2016 estará preparado para operar con la astronómica energía de hasta 13 teraelectronvoltios. Hay objetos en nuestro universo que son aceleradores a energías aún mayores. Por ejemplo, se han detectado rayos gamma de decenas de TeV y rayos cósmicos de pentaelectronvoltios (PeV = mil TeV), y hasta de decenas de exaelectronovoltios (EeV = mil PeV). El modelo estándar de la física de partículas es una teoría que describe las relaciones entre las interacciones fundamentales conocidas y las partículas elementales que componen toda la materia. Es una teoría cuántica de campos desarrollada entre 1970 y 1973, y que es consistente con la mecánica cuántica y la relatividad especial. Hasta la fecha, casi todas las pruebas experimentales de las tres fuerzas descritas por el modelo estándar están de acuerdo con sus predicciones. Sin embargo, el modelo estándar no alcanza a ser una teoría completa de las interacciones fundamentales debido a que no incluye la gravedad, la cuarta interacción fundamental conocida, y debido también al número elevado de parámetros numéricos, como masas y constantes, que se deben considerar en la teoría.
Hay algunos libros, películas o series que hacen referencia a lo que podría suceder en el caso de una utilización no adecuada de un superacelerador de partículas. En la serie española de televisión, El Barco, un científico, Roberto Snaider, descubrió un fallo en el acelerador de partículas de Ginebra que produciría una catástrofe mundial que hundiría bajo el mar al 99% de la tierra. Entonces elaboró el Proyecto Alejandría, un plan de salvación en caso de que ocurriera dicha catástrofe. 7 barcos se salvarían situándose en puntos estratégicos de la geografía. La idea era crear un mundo mejor, pero personas muy poderosas y corruptas dominaron el proyecto, convirtiendo los 7 barcos en bancos de órganos para su exclusiva supervivencia. Por eso son elegidos. Hay otra serie, Perdidos (Lost), que tiene bases científicas. Hay un grupo de científicos que cree tener explicaciones para las cosas que ocurren en la Isla. Ese es el caso del argentino Fernando Lombardo, doctor en Física de la UBA/CONICET, que explica que hay un episodio en la serie que es especialmente importante para entender la base científica sobre la que se asienta esta ficción: “En la serie hay un capítulo muy importante en el que se ve un vídeo antiguo con un científico -se refiere al doctor Pierre Chang- donde se explican las propiedades especiales que tiene la Isla. En este vídeo, se dice que la Isla posee una gran cantidad de materia cargada eléctricamente de manera negativa en la cual se produce una especie de Efecto Casimir“. “Este efecto no es un invento de los guionistas“, asegura Lombardo. En el vídeo que se adjunta realiza una serie de explicaciones adicionales. El científico Pierre Chang explica en una de las películas de Orientación de Dharma que esas propiedades permiten realizar viajes espacio temporales. Pero para explicarlos no es suficiente con hablar del Efecto Casimir. “Es necesario recurrir a los agujeros de gusano. La Relatividad General, que es la herramienta que tenemos los físicos para describir el Universo, admite como solución a las ecuaciones de Einstein -de la Relatividad General- lo que se denominan ‘agujeros de gusano’. Un agujero de gusano es una especie de túnel con dos bocas por el cual uno podría en principio entrar por una y salir por la otra“. “Esos túneles son completamente inestables – continúa explicando Lombardo– salvo que en su interior o en sus bocas exista lo que los científicos denominan material exótica. La materia exótica es una especie de materia compuesta por masa negativa -no tiene nada que ver con lo que entendemos por ‘exótico’- entonces si uno puede concebir la existencia de esta materia exótica en un agujero de gusano, éste se vuelve estable y queda abierto. La relación que hace entre el Efecto Casimir y la existencia de energía negativa y la posibilidad de un agujero de gusano es correcta“.
En física, el efecto Casimir o la fuerza de Casimir-Polder es un efecto predicho por la teoría cuántica de campos que resulta medible y consiste en que dados dos objetos metálicos, separados por una distancia pequeña comparada con el tamaño de los objetos, aparece una fuerza atractiva entre ambos debido a un efecto asociado al vacío cuántico. El efecto Casimir se puede entender por la idea de que la presencia de metales conductores y dieléctricos alteran el valor esperado del vacío para la energía del campo electromagnético cuantizado. Puesto que el valor de esta energía depende de las formas y de las posiciones de los conductores y de los dieléctricos, el efecto Casimir se manifiesta como fuerza entre tales objetos. A veces, esto se describe en términos de partículas virtuales que interaccionan con los objetos, debido a una de las formulaciones matemáticas posibles para calcular la fuerza del efecto. Como la intensidad de la fuerza cae rápidamente con la distancia, es solamente medible cuando la distancia entre los objetos es extremadamente pequeña. En una escala por debajo del micrómetro, esta fuerza llega a ser tan fuerte que se convierte en la fuerza dominante entre dos conductores neutros. De hecho en separaciones de 10 nanómetros, el efecto Casimir produce el equivalente de 1 atmósfera de presión. los físicos holandeses Hendrik B.G. Casimir y Dirk Polder fueron los primeros en proponer la existencia de esta fuerza en 1948 y formularon un experimento para detectarla mientras participaban en la investigación en los laboratorios de investigación de Philips. La forma clásica del experimento utiliza un par de placas paralelas de metal neutras en el vacío, y demostró con éxito la fuerza dentro del 15% del valor predicho por la teoría. La fuerza de Van der Waals entre un par de átomos neutros es un efecto similar. En la física teórica moderna, el efecto Casimir desempeña un papel importante en el modelo quiral del nucleón; y en física aplicada, es cada vez más importante en el desarrollo de componentes nanotecnológicos. No obstante, Fernando Lombardo aclara que hoy en día el agujero de gusano es “sólo una teoría” con la que se resuelven las ecuaciones de Einstein que, en principio, admite esa posibilidad. “Pero nadie sabe si una civilización en el futuro, mañana o ahora, será capaz de juntar materia exótica, curvar el espacio tiempo de manera tal que hacer hueco en él y hacer esos túneles”.
El físico austriaco Fritjof Capra, en el prólogo de su excelente obra El Tao de la Física nos relata lo siguiente: “Una hermosa experiencia que tuve hace cinco años me situó en el camino que más adelante me llevaría a escribir este libro. Estaba yo una tarde de verano sentado frente al océano, con el sol ya declinando. Observaba el movimiento de las olas y sentía al mismo tiempo el ritmo de mi respiración, cuando de pronto fui consciente de que todo lo que me rodeaba parecía estar enzarzado en una gigantesca danza cósmica. Como físico, sabía que la arena, las rocas, el agua y el aire que había a mi alrededor estaban formados por vibrantes moléculas y átomos y que estos, a su vez, se componían de partículas que interactuaban unas con otras creando y destruyendo a otras partículas. También sabía que la atmósfera de la Tierra es bombardeada continuamente por una lluvia de “rayos cósmicos”, partículas de alta energía que sufren múltiples colisiones al penetrar en la atmósfera. Todo esto me resultaba conocido por mis investigaciones físicas en el campo de la alta energía, pero hasta aquel momento sólo lo había experimentado a través de gráficos, diagramas y teorías matemáticas. Sin embargo, sentado en aquella playa, mis anteriores experiencias cobraron vida; “vi” cascadas de energía que llegaban del espacio exterior, en las que las partículas eran creadas y destruidas siguiendo una pulsación rítmica. “Vi” los átomos de los elementos y los de mi cuerpo participando en aquella danza cósmica de energía; sentí su ritmo y “oí” su sonido, y en ese momento supe que aquélla era la Danza de Shiva, el Señor de los Danzantes adorado por los hindúes. Hasta entonces había pasado por un largo entrenamiento en física teórica y había dedicado varios años a la investigación. Al mismo tiempo me interesé por el misticismo oriental y comencé a ver analogías entre dicho misticismo y la física moderna. Me sentí especialmente atraído por los enigmáticos aspectos del Zen, que me recordaron los misterios de la teoría cuántica. Al principio, estas relaciones fueron un ejercicio puramente intelectual. Salvar el abismo entre el pensamiento racional analítico y la experiencia meditativa de la verdad mística fue, y todavía es, algo muy difícil para mí“.
Los místicos orientales tienen una visión dinámica del universo similar a la de los físicos modernos. Por esta razón no es de extrañar que también hayan utilizado la imagen de la danza para comunicar su intuición de la naturaleza. Un hermoso ejemplo de esta imagen de ritmo v danza nos la da Alexandra David-Neel (1868 – 1969), que fue orientalista, cantante de ópera, periodista, exploradora, anarquista, espiritualista, budista y una escritora franco-belga. Es conocida principalmente por su visita a Lhasa (1924), capital del Tíbet, ciudad prohibida a los extranjeros. Escribió más de 30 libros acerca de religiones orientales, filosofía y sus viajes. Sus enseñanzas fueron trasmitidas por sus principales amigos y discípulos: Yondgen y el francés Swami Asuri Kapila (Cesar Della Rosa). Sus obras han sido muy bien documentadas e influyeron en los escritores “beat” Jack Kerouac y Allen Ginsberg, así como en el filósofo Alan Watts. En su libro Viaje al Tíbet, Alexandra David-Neel escribe cómo conoció a un lama, quien se llamaba a sí mismo “maestro del sonido” transfiriéndole el siguiente relato de su visión de la materia: “Todas las cosas son agrupaciones de átomos que danzan y con sus movimientos producen sonidos. Cuando el ritmo de la danza cambia, el sonido producido también cambia. Cada átomo canta perpetuamente su canción, y el sonido, en cada momento, crea formas densas y sutiles“. La similitud de este concepto con el de la física moderna es particularmente sorprendente si recordamos que el sonido es una onda con una cierta frecuencia que cambia cuando cambia el sonido. Y que las partículas, el equivalente moderno del antiguo concepto de los átomos, son también ondas con frecuencias proporcionales a sus energías. Según la teoría del campo, cada partícula realmente “canta perpetuamente su canción“, produciendo patrones rítmicos de energía, las partículas virtuales, en, “formas densas y sutiles“. Esta metáfora de la danza cósmica tiene su más profunda y hermosa expresión en el hinduismo, en la imagen del dios danzante Shiva, tal como ya hemos indicado. Entre sus muchas encarnaciones, Shiva, uno de los más viejos y más populares dioses hindúes, aparece corno el Rey de los Danzantes. Según la creencia hindú, toda vida es parte de un gran proceso rítmico de creación y destrucción, de muerte y renacimiento, y la danza de Shiva simboliza este eterno ritmo de vida y muerte que continúa en ciclos sin fin.
Ananda K. Coomaraswamy (1877 – 1947) fue un especialista anglo-indio en arte oriental. Se destacó en el estudio del simbolismo, mitología, metafísica y religión comparada. Es considerado, junto con Frithjof Schuon y René Guénon, como uno de los más importantes representantes de la Filosofía perenne. En palabras de Ananda K. Coomaraswamy: “En la noche de Brahman, la naturaleza está inerte, y no puede danzar hasta que Shiva lo desea: El sale de su éxtasis y danzando envía a través de la materia inerte ondas pulsantes de sonido despertador, y ¡Ya!, la materia también comienza a danzar, apareciendo como un círculo de gloria a Su alrededor. Con su danza, sostiene sus múltiples fenómenos. Cuando el tiempo se completa, todavía danzando, destruye todas las formas y nombres mediante el fuego y confiere un nuevo descanso. Esto es poesía, pero no por ello deja de ser ciencia“. La Danza de Shiva simboliza no sólo los ciclos cósmicos de creación y destrucción, sino también el ritmo diario de nacimiento y muerte, considerado en el misticismo hindú como la base de toda existencia. Al mismo tiempo, Shiva nos recuerda que las múltiples formas del mundo son maya, no fundamentales, sino ilusorias y siempre cambiantes, mientras continúa creándolas y disolviéndolas en el incesante flujo de su danza. Como lo ha expresado Heinrich Zimmer (1890 – 1943), especialista en la India e historiador del arte surasiático: “Sus gestos espontáneos y llenos de gracia, precipitan la ilusión cósmica; sus brazos y piernas al viento y su torso balanceándose producen -y realmente lo son en sí mismos- la continua creación-destrucción del universo, con la muerte equilibrando al nacimiento, la aniquilación equilibrando a toda creación“. Los artistas hindúes de los siglos X y XI representan la danza cósmica de Shiva en magníficas esculturas danzantes de bronce, con cuatro brazos cuyos gestos equilibrados, y sin embargo dinámicos, expresan el ritmo y la unidad de la vida. Los diversos significados de esta danza son transmitidos mediante los detalles de las figuras en una compleja alegoría pictórica. La mano derecha superior del dios sostiene un tambor para simbolizar el sonido principal de la creación, la mano izquierda superior sostiene una lengua de fuego, elemento de la destrucción. El equilibrio de las dos manos representa el dinámico equilibrio entre la creación y la destrucción del mundo, equilibrio que se ve acentuado por la expresión calmada e imparcial del rostro del danzante, en el centro de las dos manos y donde la polaridad de la creación y destrucción es disuelta y trascendida. La segunda mano derecha se levanta con el signo de “no tener miedo“, simbolizando conservación, protección y paz, mientras que la otra mano izquierda señala al pie levantado que simboliza la liberación del encanto de maya. El dios se representa bailando sobre el cuerpo de un demonio, símbolo de la ignorancia humana que ha de ser conquistado antes de alcanzar la liberación.
“La danza de Shiva – en palabras de Coomararaswamy – es la más clara imagen de la actividad de Dios, de la que cualquier arte o religión pueda presumir. Como Dios es una personificación de Brahman, su actividad es la actividad de la miríada de manifestaciones de Brahman en el mundo. La danza de Shiva es la danza del universo. Es el incesante flujo de energía que pasa por una infinita variedad de modelos que se funden unos con otros“. La física moderna ha demostrado que el ritmo de la creación y de la destrucción no sólo se manifiesta en la sucesión de las estaciones y en el nacimiento y la muerte de todas las criaturas vivas, sino que es también la misma esencia de la materia inorgánica. Según la teoría cuántica del campo, todas las interacciones entre los componentes de la materia tienen lugar a través de la emisión y absorción de partículas virtuales. Incluso, la danza de la creación y la destrucción es la base de la existencia misma de la materia, dado que todas las partículas materiales interactúan entre sí y consigo mismas, emitiendo y reabsorbiendo partículas virtuales. La física moderna ha revelado que toda partícula subatómica no sólo realiza una danza de energía, sino que al mismo tiempo es en sí misma una danza de energía, un proceso pulsante de creación y destrucción. Los esquemas de esta danza constituyen un aspecto esencial de la naturaleza de cada partícula y determinan muchas de sus propiedades. Por ejemplo, la energía utilizada en la emisión y absorción de partículas virtuales es equivalente a una cierta cantidad de masa que contribuye a la masa de la partícula que auto interactúa. Partículas diferentes desarrollan modelos diferentes en su danza, requiriendo diferentes cantidades de energía y ésa es la razón de que tengan diferentes masas. Las partículas virtuales, finalmente, no son sólo una parte esencial de las interacciones llevadas a cabo por todas las partículas y de las propiedades de la mayor parte de ellas, sino que también son creadas y destruidas por el vacío. Así, no sólo la materia, sino también el vacío, participa en la danza cósmica, creando y destruyendo sin fin los modelos de energía. Para los físicos modernos, entonces, la danza de Shiva es la danza de la materia subatómica. Al igual que en la mitología hindú, se trata de una danza continua de creación y destrucción que involucra a todo el cosmos. Es la base de toda existencia y de todos los fenómenos naturales. Hace cientos de años, los artistas hindúes crearon las imágenes de Shiva danzando, en unas hermosas esculturas de bronce.
En nuestros días, los físicos utilizan la tecnología más avanzada para fotografiar los modelos de la danza cósmica. Las fotografías de la cámara de burbujas, que dan testimonio del continuo ritmo de creación y destrucción que tiene lugar en el universo, son imágenes visuales de la danza de Shiva, equivalentes en belleza y significado a las de los artistas hindúes. La metáfora de la danza cósmica, de este modo, unifica a la antigua mitología, al arte religioso y a la física moderna. Realmente, como dijo Coomaraswamy, es “poesía, pero no por ello deja de ser ciencia“. Actualmente, en física, la dinámica de la materia y de la energía en la naturaleza se entiende mejor en términos de cinemática e interacciones de partículas fundamentales. Hasta la fecha, la ciencia ha logrado reducir las leyes que parecen gobernar el comportamiento y la interacción de todos los tipos de materia y de energía que conocemos, a un conjunto pequeño de leyes y teorías fundamentales. Una meta importante de la física es encontrar la base común que uniría a todas éstas en una teoría del todo, en la cual todas las otras leyes que conocemos serían casos especiales, y de la cual puede derivarse el comportamiento de toda la materia y energía. El modelo estándar agrupa dos teorías importantes, el modelo electro débil y la cromo dinámica cuántica, lo que proporciona una teoría internamente consistente que describe las interacciones entre todas las partículas observadas experimentalmente. Técnicamente, la teoría cuántica de campos proporciona el marco matemático para el modelo estándar. El modelo estándar describe cada tipo de partícula en términos de un campo matemático. Para facilitar la descripción, el modelo estándar se puede dividir en tres partes que son las partículas de materia, las partículas mediadoras de las fuerzas, y el bosón de Higgs, también llamado partícula de Dios, tal como se le denomina en la novela Ángeles y demonios. El 4 de julio de 2012, el CERN anunció la observación de una nueva partícula «consistente con el bosón de Higgs», pero se necesitaría más tiempo y datos para confirmarlo. El 14 de marzo de 2013, en el CERN, con dos veces más datos de los que disponía en el anuncio del descubrimiento en julio de 2012, encontraron que la nueva partícula se ve cada vez más como el bosón de Higgs. La manera en que interactúa con otras partículas y sus propiedades cuánticas, junto con las interacciones medidas con otras partículas, indican fuertemente que es un bosón de Higgs. Todavía permanece la cuestión de si es el bosón de Higgs del Modelo Estándar o quizás el más liviano de varios bosones predichos en algunas teorías que van más allá del Modelo Estándar.7
El 8 de octubre de 2013 le fue concedido a Peter Higgs, junto a François Englert, el Premio Nobel de física “por el descubrimiento teórico de un mecanismo que contribuye a nuestro entendimiento del origen de la masa de las partículas subatómicas, y que, recientemente fue confirmado gracias al descubrimiento de la predicha partícula fundamental, por los experimentos ATLAS y CMS en el Colisionador de Hadrones del CERN“. Un equipo científico internacional cree que puede encontrar pruebas de la existencia de universos paralelos dentro del Gran Colisionador de Hadrones, el acelerador de partículas de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), en Ginebra. La demostración de la existencia de “universos reales en otras dimensiones” consistiría en detectar agujeros negros en miniatura a un cierto nivel de energía generado por el acelerador de partículas, que será reiniciado en marzo de 2016, explicó el físico Mir Faizal, de la Universidad de Waterloo (Canadá). “El colisionador de hadrones (LHC) tiene una probabilidad del 75% de extinguir la Tierra“. Esto parece un titular sacado de la ciencia ficción, pero no lo es. De hecho, el 2 de abril de 2008 varios científicos denunciaron ante un tribunal de Hawai las actividades del El colisionador de hadrones (LHC). Uno de ellos es un físico español, Luis Sancho, quién fue entrevistado en varios medios de prensa sin obtener la cobertura necesaria y sin que la noticia trascendiera a los medios de comunicación. El estadounidense Walter Wagner y el español Luis Sancho denunciaron al CERN, que gestiona el LHC, al Gobierno de Estados Unidos, que aporta financiación, y a dos instituciones más que lo apoyan. Finalmente, el juez de Hawai desestimó la demanda contra el LHC del CERN, ya que se considera que no destruirá el mundo. Las bases científicas esgrimidas por estos físicos parecen coherentes, pero el expediente sigue paralizado ante la impasibilidad de la opinión pública, que al no ser científica, carece de los criterios necesarios para opinar. El fin del mundo ha sido anunciado en repetidas ocasiones. Nostradamus (Michel de Notre Dame, 1503-1566), según la interpretación de sus acólitos, lo postuló para el pasado año 1999: “El año mil novecientos noventa y nueve siete meses, del cielo vendrá un gran Rey de terror. Resucitar el gran Rey de Angolmois, antes después de Marte reinar por dicha”. Los mayas, que inventaron un calendario asombrosamente preciso, se dice que anunciaron el fin del mundo para el ya pasado 21 de Diciembre de 2012. Los cristianos tampoco han permanecido en silencio y han augurado el final de los días en incontables ocasiones y modalidades, tales como con el Armagedón, la llegada del anticristo, los cambios de milenio, etc.
La ciencia tampoco ha permanecido ajena a la especulación sobre cataclismos. Basta con acudir a los medios de comunicación para encontrar múltiples informaciones sobre los peligros a los que se enfrenta la humanidad. Un ejemplo claro y muy actual es el de los posibles desastres naturales atribuibles al cambio climático. De los cataclismos preconizados por científicos, destaca por su originalidad el reflejado en una demanda de unos físicos contra el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN, que podría convertirse en la “máquina del día del juicio final” (“the doomsday machine“). Si los demandantes tienen razón, el LHC podría acabar con nuestro planeta de, al menos, cuatro maneras diferentes. Una manera sería a través de la creación de unos estados ligados de materia extraña, denominados “strangelets“, que gracias a una reacción en cadena lograrían transformar toda la materia “ordinaria” de la tierra en “materia extraña”. Losstrangelets son pequeños fragmentos de materia extraña. Solo existirían si la “hipótesis de la materia extraña” es correcta, en cuyo caso serían el verdadero estado fundamental de la materia, y los núcleos serían solamente estados meta estables con una duración muy larga. El término strangelet, diminutivo de la palabra inglesa strange (extraño), es una idea de los físicos E. Farhi y R.L. Jaffe, en su obra “Strange Matter“. La materia extraña podría asimismo ser uno de los componentes de las estrellas de neutrones, en el interior de las cuales la presión de la gravedad es muy intensa. En mayo de 2003, un grupo de investigadores en la Southern Methodist University lanzaron la hipótesis de que la materia extraña haya sido responsable de dos acontecimientos sísmicos registrados el 22 de octubre y el 24 de noviembre de 1993. Propusieron que dos strangelets de masa desconocida, moviéndose a aproximadamente 300 km/h, habían atravesado la Tierra creando ondas de choque sísmicas a lo largo de su camino. Los miembros de este grupo eran Vidgor Teplitz, Eugene Herrin, David Anderson e Ileana Tibuleac. Estos autores más tarde se retractaron, después de encontrar que el reloj de una de las estaciones sísmicas tuvo un gran error durante el periodo relevante. Se espera que el Sistema Internacional de Monitorización(IMS), que se está creando para verificar el Tratado de Prohibición de Ensayos Comprensivos Nucleares (CTBT), pueda resultar útil como una suerte de “observatorio de strangelets“, utilizando el planeta entero como detector.
El IMS será diseñado para detectar alteraciones sísmicas de hasta 1 kilotón o incluso menos, y sería capaz de rastrear un strangelet atravesando la Tierra en tiempo real. Otro ingenio que pudiera producir y detectar strangelets sería el Gran Colisionador de Hadrones. En 1998, el primer prototipo del AMS (Alpha Magnetic Spectrometer) fue instalado en un transbordador de la NASA como primera “prueba de concepto” de un detector de rayos cósmicos capaz de detectar nuevos tipos de partículas “extrañas“. En ese primer vuelo, detectó una partícula, o núcleo atómico, que no tiene explicación: Pesaba como el Manganeso pero tenía la carga del Oxígeno. Desde entonces, ha habido dudas de si realmente esa detección fue real o un simple “error” del instrumento. El interés en la partícula está justificado, ya que hay científicos que creen que se trataría de la primera observación de materia extraña. La materia ordinaria se compone de átomos cuyos núcleos están formados por “paquetes” de tríos de quarks que nunca se desligan. Sin embargo, según algunas teorías habría situaciones como las estrellas de neutrones en donde la materia podría entrar en una nueva forma, una especie de líquido de quarks, lo que se llamaría materia extraña. Uno de los riesgos que se airearon para intentar frenar el arranque del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) fue la posible generación de stranglets, o partículas de materia extraña. De hecho, un físico llamado Walter Wagner, que ya intentó frenar el arranque de un acelerador en 1999 en New York, mantuvo una campaña para impedir la puesta en marcha del nuevo acelerador. Los strangelets, en teoría, tienen la temible propiedad de convertir toda la materia ordinaria en materia extraña por contacto, en una especie de efecto bola de nieve que acabaría convirtiendo toda la Tierra en un líquido de quarks. Pero hay que dejar muy claro que nunca se han encontrado las más mínimas evidencias de este tipo de materia, exceptuando casos como la detección del AMS en 1998. Más bien las pruebas cada vez más indican que la materia extraña probablemente no exista. Un equipo internacional de científicos ha analizado 15 gramos de polvo de la superficie lunar traído en el primer alunizaje del Apollo, en 1969. Su objetivo era buscar trazas de strangelets que pudieran haber quedado atrapadas en el suelo lunar durante los 500 millones de años que el polvo habrá estado probablemente expuesto a los rayos cósmicos, convirtiéndose en una excelente ventana al pasado. Pero el equipo no ha encontrado ningún rastro de materia extraña. Aunque ninguna teoría científica se puede descartar al 100% hasta que la cantidad de datos sea abrumadora, parece que la Luna les ha quitado la razón esta vez a los que temen que el LHC, u otros aceleradores, puedan convertir el planeta en materia extraña.
Otra hipotética manera de acabar con nuestro planeta sería a través de la creación de microagujeros negros, que fundiría la masa de la tierra hasta absorberla por completo. Un microagujero negro, también llamado agujero negro de mecánica cuántica o miniagujero negro, es un simple agujero negro pequeño, en el que los efectos de la mecánica cuántica desempeñan un papel importante. De acuerdo a los conocimientos actuales, los agujeros negros ordinarios presuntamente formados por colapso gravitatorio son objetos de gran tamaño por encima de los 3 o 4 km. Dado ese tamaño, los efectos cuánticos se espera que sean poco o nada importantes, al menos en el proceso de formación y la primera parte de su desarrollo cuando el tamaño sigue siendo como mínimo de algunos kilómetros. La existencia de agujeros negros con esta masa es altamente especulativa, pero si los agujeros negros primordiales existen, estos podrían alcanzar la condición de microagujeros negros como el final de la «evaporación», debido a la radiación de Hawking, un tipo de radiación producida en el horizonte de sucesos de un agujero negro y debida plenamente a efectos de tipo cuántico. La radiación de Hawking recibe su nombre del físico inglés Stephen Hawking, quien postuló su existencia por primera vez en 1976 describiendo las propiedades de tal radiación y obteniendo algunos de los primeros resultados en gravedad cuántica. De acuerdo con las estimaciones de las teorías estándar, la energía necesaria para producir microagujeros negros es mayor en varios órdenes de magnitud de la que puede ser producida en la Tierra en un acelerador de partículas, o ser detectada en colisiones de radiación cósmica en nuestra atmósfera. Algunos físicos teóricos han sugerido que las múltiples dimensiones postuladas por la teoría de cuerdas podrían dar lugar a la interacción gravitatoria. Esto podría hacer que las descripciones de agujero negro fueran válidas aún con masas muy pequeñas. Pero esto es altamente especulativo. Otros teóricos han pensado acerca de las básicas asunciones del programa de gravedad cuántica, donde realmente hay un caso que obliga a creer en la radiación de Hawking. Al ponerse en marcha el primer Gran Colisionador de Hadrones(LHC) de manera totalmente funcional se consideró probable la primera creación artificial de micro agujeros negros a partir del choque y fusión de partículas subatómicas (hadrones) aceleradas a “casi” la velocidad de la luz. A tal velocidad la materia bariónica incrementa enormemente su masa, lo cual explica la formación de microagujeros negros, que, sin embargo, serían efímeros ya que se encontrarían a bastante distancia de otros cuerpos materiales como para crecer. En cosmología se considera materia bariónica toda forma de materia constituida por bariones y leptones, a excepción de determinados tipos de neutrinos. Es decir, es la materia que forma todo lo que nos rodea y podemos ver, incluidos nosotros mismos. Según cálculos recientes, la materia bariónica constituye solamente el 4% de la masa del universo. Un 23% está formado por materia oscura y el 73% restante por la energía oscura.
Los agujeros negros ocurren cuando las estrellas de gran masa cesan de existir, y se convierten en enanas blancas que llevan en su centro una masa concentrada denominada Singularidad. Una Singularidad se forma cuando su energía se comprime de tal manera que ninguna fuerza es capaz de equilibrarla. Los agujeros negros se comen todo frente a su paso ya que su fuerza gravitatoria es tal que ni siquiera deja escape a la luz. Tienen la capacidad de engordar, es decir, su tamaño aumenta mientras más se alimente. Se pueden encontrar agujeros supermasivos en el centro de las galaxias así como también en la nuestra, la Vía Láctea. Las sospechas de los detractores de la experimentación del CERN con la creación de microagujeros negros en el Gran Colisionador de Hadrones, se basa en que al tratar de recrear los primeros instantes del universo, el acelerador de partículas podría crear microagujeros negros y que estos, a su vez, podrían hacer desaparecer la Tierra, pues la evolución de un agujero negro se basa en absorber todo a su paso, en este caso nuestro planeta. Pero por otro lado cabe también destacar la investigación de Aaron Van Devender y Pace Van Deverder, quienes afirman que diariamente 400 microagujeros negros atraviesan la Tierra sin que lo notemos. Estos científicos sostienen que la interactividad de los microagujeros con la materia es distinta a los agujeros negros y que, en caso estos se dispusieran a absorber la Tierra, lo demorarían tantos años como la edad del universo. Otra hipotética manera de de acabar con nuestro planeta sería a través de la creación de monopolos magnéticos, que provocarían la desintegración de los protones, constituyentes de la materia nuclear ordinaria. Un monopolo magnético es una partícula elemental hipotética constituida por un solo polo magnético.De existir en la naturaleza, sería el equivalente a una “carga magnética” en el campo magnético, tal y como ocurre con la carga eléctrica en el caso del campo eléctrico. La hipótesis clásica es que un campo magnético tiene siempre asociados dos polos magnético, llamados norte y sur respectivamente, al igual que un imán. Así, si se corta un imán en dos partes, cada una tendrá a su vez dos polos magnéticos. Por lo tanto, en la teoría clásica no se acepta la existencia de los monopolos magnéticos. Sin embargo, la idea de su descubrimiento está tomando fuerza e intriga a muchos científicos. La existencia de monopolos magnéticos fue formulada por el famoso físico Paul Dirac en 1931, quien no aceptaba la aparente asimetría que mostraban las ecuaciones de Maxwell, las ecuaciones que rigen todos los fenómenos electromagnéticos. Al introducir en estas ecuaciones la existencia de los monopolos magnéticos éstas mostrarían una simetría en la interacción entre el campo eléctrico y el campo magnético, que da lugar al campo electromagnético.
Pero, ¿quién fue Paul Dirac?. Paul Adrien Maurice Dirac (1902 – 1984) fue un físico teórico británico que contribuyó de forma fundamental al desarrollo de la mecánica cuántica y la electrodinámica cuántica. Ocupó la Cátedra Lucasiana de matemáticas de la Universidad de Cambridge, si bien pasó los últimos diez años de su vida en la Universidad Estatal de Florida. Entre otros descubrimientos formuló la ecuación de Dirac, que describe el comportamiento de los fermiones y con la cual predijo la existencia de la antimateria. Dirac compartió el premio Nobel de física de 1933 con Erwin Schrödinger, «por el descubrimiento de nuevas formas productivas de la teoría atómica». Paul Dirac nació en Brístol (Inglaterra). Su padre, Charles, fue un inmigrante del cantón suizo de Valais que enseñaba francés. Su madre, originaria de Cornualles, era hija de marineros. Paul tenía una hermana pequeña (Beatrice Isabelle Marguerite) y un hermano mayor Felix (Reginald Charles Felix), que se suicidó a los 26 años, en 1924. Él describió su infancia como infeliz, por la severidad y autoritarismo de su padre. Una reciente biografía ha matizado tal carácter, haciendo referencia al propio carácter difícil y taciturno de Paul. Estudió en la Bishop Primary School y en el Merchant Venturers Technical College, una institución de la universidad de Brístol, que enfatizaba las ciencias modernas, algo inusual en la época, y a lo que Dirac estaría siempre agradecido. Se graduó en ingeniería eléctrica en la universidad de Brístol en 1921. Tras trabajar poco tiempo como ingeniero, Dirac decidió que su verdadera vocación eran las matemáticas. Completó otra carrera en matemáticas en Brístol en 1923 y fue entonces admitido en la Universidad de Cambridge, donde desarrollaría la mayor parte de su carrera. Empezó a interesarse por la teoría de la relatividad, aunque Cunningham, especialista en Cambridge en ese campo, no le aceptó como estudiante y entonces trabajó bajo la supervisión de Ralph Fowler que trabajaba en el naciente campo de la física cuántica.
Si bien ningún experimento ha conseguido demostrar la existencia de un monopolo magnético, en los últimos años se han publicado experimentos que trabajan en esa línea. Por ejemplo, se sabe que algunos sistemas de materia condensada contienen cuasi-partículas que se comportarían como monopolos magnéticos no aislados, o se manifiestan fenómenos con una descripción matemática análoga a la de los monopolos magnéticos. Hay bastante certeza respecto a la inestabilidad de los protones. Pueden decaer en otras partículas, pero su vida media es tan larga que difícilmente veremos algo así de manera natural. La idea es que los monopolos magnéticos pueden catalizar el decaimiento de los protones. La consecuencia sería que todos los átomos desaparecerían en una especie de reacción en cadena y la Tierra se convertiría en una inerte estrella de neutrones. Pero para que eso pase los monopolos magnéticos deben ser muy estables, no solo existir, y nadie sabe si existen. Y aun así es posible que otros mecanismos impidan el fenómeno ya descrito. Otra manera hipotética de terminar con nuestro planeta podría ser a través de la formación de burbujas de vacío cuántico, que modificarían el estado en el que se encuentra el universo y nos llevaría a otro universo en el que teóricamente no podríamos existir. El falso vacío es el concepto de la teoría cuántica de campos, relacionado con el de vacío cuántico, que alude a una región meta-estable en el espacio que parece estar vacía. Es decir, que está desprovista totalmente de materia, pero que en realidad contiene en su interior alguna forma de energía a nivel de fluctuaciones cuánticas. La teoría del falso vacío ha sido esgrimida para explicar qué existía en el universo antes de producirse el Big-Bang, ya que al liberarse esta energía almacenada en una pequeña región, se supone que el falso vacío se desintegra. Tal debió ser el desencadenante del Big-Bang, el cual daría lugar a la expansión o inflación cósmica del universo. El estado de falso vacío es un estado peculiar e inestable que surge de manera natural en las teorías cuánticas de campos. Una vez una pequeña región del universo se ha materializado en dicho estado, empieza a expandirse de forma exponencial, impulsada por un efecto gravitatorio “repulsivo” que resulta de una combinación de las propiedades peculiares del falso vacío y de las ecuaciones de la Relatividad General de Einstein. Durante la expansión, el estado de falso vacío empieza a decaer en el vacío habitual produciéndose una sopa muy caliente de partículas que precisamente corresponde al punto de partida del Big-Bang estándar.
En un artículo publicado en 1980 por los físicos Sidney Coleman y Frank de Luccia, se ha propuesto que nuestro universo se halla actualmente, de hecho, en un estado de falso vacío, que podría transformarse, mediante un efecto túnel, en vacío auténtico. De ser así, la transición a éste se produciría en forma de una burbuja que aparecería en cualquier punto del espacio y que inmediatamente empezaría a expandirse a la velocidad de la luz, convirtiendo al falso vacío en vacío auténtico, de tal modo que nadie que se hallara fuera de dicha burbuja podría percatarse de ello. Dentro de la burbuja, las leyes físicas y los valores de las diferentes constantes físicas cambiarían de modo radical, con las consecuencias imaginables para la materia, la energía, y el espacio-tiempo absorbidas allí. A causa del potente campo gravitatorio existente, en el centro de la burbuja se formaría una singularidad en la cual acabaría colapsando toda la materia contenida en la misma. Este proceso se propagaría a todo el universo, que dejaría de existir tal y como lo conocemos. Tal sería un hipotético escenario del fin de los tiempos, que se une a teorías del destino último del Universo, como la del Big Crunch, el Big Freeze, o el Big Rip. Este efecto se ha pensado que podría ser provocado por experimentos con aceleradores de partículas, que concentran energías muy elevadas en volúmenes de espacio pequeños. Sin embargo, la presencia de rayos cósmicos con energías muy superiores a las que generan los aceleradores de partículas existentes en la actualidad, parece descartar esta hipótesis, al menos en las condiciones experimentales actuales. De hecho, no sólo es imposible saber cuándo se podría producir ésta transición a un vacío auténtico, sino que es controvertido que nuestro universo pueda experimentarla. Otra posibilidad, de acuerdo con la teoría de los múltiples mundos, es un proceso similar al anterior, pero a la inversa. Se trataría de una burbuja de falso vacío rodeada de vacío auténtico. En este caso, dadas determinadas circunstancias, la burbuja acabaría creciendo de manera exponencial, desconectándose del espacio-tiempo original y convirtiéndose en un universo independiente. Visto desde el interior de la burbuja, el universo parecería sujeto a una expansión acelerada. La visión desde el exterior mostraría algo parecido a un agujero negro colapsándose y desconectándose del resto del universo. Ante semejante panorama, aunque sea hipotético, tal vez la solicitud de los físicos Wagner y Sancho de retrasar un proyecto científico de miles de millones de euros no resultaría demasiado descabellada. Al fin y al cabo estaríamos hablando de salvar el mundo.
A diferencia de otras disciplinas en que el conocimiento está más generalizado, resulta imposible que un profano en la materia sepa lo que hay de cierto o falso en las aseveraciones realizadas por los físicos Wagner y Sancho. Conceptos como strangelets y monopolos resultan sumamente extraños para el profano. La comprensión requiere amplios conocimientos sobre el modelo estándar de las interacciones electrodébiles, la mecánica cuántica, la teoría de la relatividad general y algunas otras teorías físicas que, obviamente, no todos conocemos. Inevitablemente debemos recurrir al diagnóstico de los expertos. Y eso es precisamente lo que han hecho los físicos que forman el Comité para la Evaluación de la Seguridad del LHC. Sus conclusiones están recogidas en varios informes técnicos: Según estos informes el LHC no es ninguna máquina del día juicio final y existen pruebas que avalan tal afirmación. Nuestro planeta está expuesto a fenómenos naturales similares o peores a los que serán producidos en el LHC y, sin embargo, sigue existiendo. El LHC, como otros aceleradores de partículas, recrea el fenómeno natural de los rayos cósmicos en condiciones de laboratorio controladas. Los rayos cósmicos son partículas producidas en el espacio sideral y las energías de algunas de ellas son mucho mayores que las que se producirán en el LHC. La energía y la frecuencia a la que llegan a la atmósfera de la Tierra se han medido en experimentos durante más de 70 años. Esto permite calcular de forma clara que la Tierra ha sufrido un bombardeo natural equivalente a un millón de experimentos del LHC, y afortunadamente para nosotros, el planeta todavía existe. A aquellos que consideran que la probabilidad de uno entre un millón sigue siendo excesivamente alta, cabe recordarles que orbitamos alrededor del sol, una estrella que por su gigantesco tamaño ha sufrido 10.000 veces más bombardeos. Llegamos a la conclusión de que en el universo se han producido un enorme número de experimentos como el LHC y los astrónomos no han observado ningún fenómeno como el postulado por Wagner y Sancho. Las estrellas y las galaxias todavía existen. Así pues, o bien los microagujeros negros, los monopolos o las burbujas de vacío cuántico no se producen o, de hacerlo a nivel del LHC, serían inofensivos. Asimismo, durante la operación del Colisionador de Iones Pesados Relativistas (RHIC), en Brookhaven (EEUU), no se ha observado ni un sólostrangelet. La primera vez que se planteó la cuestión de si los “strangelets” pueden fusionarse con la materia ordinaria y cambiarla por “materia extraña” fue en el año 2000, cuando comenzó a funcionar el Colisionador de Iones Pesados Relativistas (RHIC) en Estados Unidos. Un estudio de esa época demostró que no existían razones para preocuparse, y el acelerador RHIC ha funcionado durante ocho años buscando strangelets sin haberlos encontrado. Durante algunos periodos el LHC funcionará con haces de núcleos pesados, como el RHIC. Los haces del LHC tendrán una energía mayor que el RHIC, lo que hace todavía menos probable que pudieran formarse strangelets.
Es difícil que la “materia extraña” pueda agruparse en las altas temperaturas producidas en dichos colisionadores, de la misma forma que el hielo no se forma en agua caliente. Además los constituyentes estarán más diluidos en el LHC que en el RHIC, lo que hace más difícil que la “materia extraña” pueda agruparse. La producción de strangelets en el LHC es menos probable que el RHIC, y la experiencia en este acelerador ha validado el argumento de que no se pueden producir strangelets. Aunque lleva tiempo y esfuerzo, la ciencia sí es capaz de contestar y negar algunas de las profecías catastrofistas, como las de los físicos Wagner y Sancho. Según destaca la revista ‘Psys.org’, anteriormente ya se trató de detectar miniagujeros negros mediante el Gran Colisionador, pero sin resultados. Mir Faizal, junto a sus colaboradores Ahmed Farag Ali, de la Universidad del Estado de Florida, y Mohammed M. Khalil, de la Universidad de Alejandría, consideran que la falta de éxito podría deberse a la escala de energía en las que se intentó encontrar los agujeros. Hasta la fecha en el LHC se han buscado miniagujeros negros en niveles de energía por debajo de 5,3 TeV (teraelectronvoltio). Los agujeros negros podrían formarse solo en niveles de energía de al menos 9,5 TeV, en seis dimensiones, y de 11,9 TeV, en 10 dimensiones. El LHC está diseñado para alcanzar hasta los 13 TeV a partir de marzo 2016. Por esta razón se podría lograr la energía necesaria para la detección de agujeros negros. De acuerdo con los físicos, si estos miniagujeros negros fueran detectados en el LHC, se demostraría la existencia de dimensiones extra, la existencia de universos paralelos y, además, se vería respaldada la teoría de cuerdas. En el Bhagavad-Gita, sobre Shiva, el dios destructor, podemos leer: “Si el fulgor de mil soles fueran a reventar a la vez en el cielo, sería como el esplendor de los poderosos. Estoy convertido en la Muerte, Destructor de los Mundos“. Durante la detonación de la primera bomba atómica, el físico Frank Oppenheimer dijo: “Ahora me he convertido en la Muerte [Shiva], el destructor de mundos“. Y tal como hemos indicado, en la fachada del edificio del CERN y como un símbolo del proyecto hay una estatua de Shiva, dios de la destrucción. Allí se instaló una placa especial que explica la conexión entre la metáfora de la danza cósmica de Shiva y la “danza” de las partículas subatómicas. Aunque los estudios del CERN nos dicen que no hay peligro para la Tierra, algunos científicos consideran estos estudios como incompletos y que, por tanto, el Gran Colisionador de Hadrones en el CERN, a partir de marzo 2016, podría ser peligroso. Podría producir partículas potencialmente peligrosas, tales como micro agujeros negros, strangelets y monopolos. Sería prudente considerar que el más poderoso acelerador será más impredecible y peligroso que los acontecimientos que puedan ocurrir. No podemos construir aceleradores cada vez más poderosos con interacciones diferentes, sin riesgo. Nuestro deseo de conocimiento es importante, pero el principio de precaución indica no experimentar.
China pretende construir entre el 2020 y 2025 el acelerador de partículas más grande del mundo, según se ha anunció este jueves. Su construcción busca permitir a los científicos conocer el funcionamiento del universo. “El diseño estará terminado antes de 2016“, apuntó el director del Instituto Chino de Física y Altas Energías, Wang Yifang, a un diario del país. De concretarse el proyecto, se espera que sea incluso dos veces más grande que el Gran Colisionador de Hadrones del CERN, y que funciona en medio de críticas de especialistas en la materia. Ya en 2012 el Colisionador permitió confirmar la existencia del bosón de Higgs, partícula elemental en la estructura fundamental de la materia. “El Gran Colisionador de Hadrones genera bosones de Higgs junto a numerosas otras partículas“, dijo Yifang, quien agregó que el futuro colisionador chino “creará un ambiente extremadamente puro que no sólo producirá bosones de Higgs“. Su instalación podría demandar hasta siete veces más energía que el actual colisionador del CERN y doblar la potencia. Con la construcción de este colisionador, China busca situarse como un país líder en ciencias. El periodista de investigación y escritor estadounidense Robert Bridge ha recopilado diez datos sobre el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN en un intento de aportar claridad sobre los controvertidos objetivos que se prevén lograr. El colisionador del CERN, que costó 9.000 millones de dólares, está situado a una profundidad de 175 metros y su complejo de túneles discurre a lo largo de 27 kilómetros de circuito. Los científicos involucrados en el proyecto afirman que el laboratorio fue construido bajo tierra debido a que la corteza de la Tierra ofrece protección contra la radiación. El colisionador del CERN está compuesto por unos 9.600 superimanes, 100.000 veces más potentes que la fuerza gravitacional de la Tierra, que disparan los protones hacia una pista circular a enormes velocidades. “Un rayo puede rotar hasta durante 10 horas, viajando a una distancia de más de 10.000 millones de kilómetros, lo suficiente como para llegar a los confines de nuestro Sistema Solar y volver“, cuenta Bridge. Las bobinas de los imanes están compuestas por 36 hebras enrolladas de 15 milímetros, cada una de ellas compuesta a su vez por entre 6.000 y 9.000 filamentos individuales que tienen un diámetro de 7 micrómetros.
La longitud del colisionador requiere 7.600 kilómetros de cable, lo que equivale a unos 270.000 kilómetros de hebras, suficiente como para rodear la Tierra seis veces por el Ecuador. Según la web del CERN, si se desenredaran los filamentos, podrían “estirarse hasta el Sol y de vuelta cinco veces y aún sobraría para unos cuantos viajes a la Luna“. Según la web del CERN, al hacer chocar dos haces de iones pesados, se recrearán las condiciones de temperatura que tuvieron lugar en el universo después del Big Bang, más de 100.000 veces la temperatura del interior del Sol. Stephen Hawking está preocupado por su potencial peligro. “La ‘partícula de Dios’ encontrada por el CERN podría destruir el universo“, escribió Hawking en el prefacio del libro ‘Starmus‘, una colección de conferencias de científicos. El físico alerta que el bosón de Higgs podría volverse inestable a niveles muy altos de energía, lo que podría causar el colapso instantáneo del espacio y del tiempo. Pero Hawking no es la única voz que predice una posible catástrofe si el CERN continúa por la vía de la aceleración atómica. El astrofísico Neil de Grasse Tyson sostiene que este experimento podría hacer que el planeta “explote“, mientras que Otto Rössler, profesor alemán de la Universidad de Tubinga, que presentó una demanda contra este laboratorio gigante, afirma que esta instalación podría desencadenar la formación de un pequeño agujero negro que, en caso de descontrolarse, podría destruir el planeta. Un año después de la gran inauguración del CERN, Sergio Bertolucci, exdirector de Investigación e Informática Científica del CERN, afirmó que el colisionador podría abrir puertas a otra dimensión en “un lapso de tiempo muy pequeño“, añadiendo que quizá fuese suficiente “para mirar en el interior de esa puerta abierta, para obtener o enviar algo“. Este comentario generó entre la comunidad científica una preocupación relacionada con el riesgo existente de que el colisionador ‘invite‘, por error, a nuestro mundo a visitantes no deseados de otras dimensiones espacio-temporales o llevarnos a nosotros a otras dimensiones espacio-temporales. Hace tres años, su puesta en marcha permitió descubrir la evidencia de la existencia del bosón de Higgs, también conocida como la ‘partícula de Dios’. Ahora, se pretende usar este colisionador para hacer chocar entre sí partículas subatómicas a casi la velocidad de la luz, en un intento por recrear las condiciones existentes tras el Big Bang.
Pero todos estos descubrimientos y pruebas emocionan tanto como preocupan a la comunidad científica. De entre todas las especulaciones y teorías conspiranoicas que rodean el Gran Colisionador, destaca la relacionada con su ubicación en Saint-Genis-Pouilly, una comuna francesa en la región de Ródano-Alpes. Muchos apuntan a que el lugar escogido no es casual, debido a que ‘Pouilly‘ viene del latín ‘Appolliacum‘ y se cree que en la época romana existía en ese lugar un templo en honor a Apolo, con una puerta de entrada al inframundo. Según Bridge, ello sirvió para establecer una conexión con un verso sacado del Libro de las Revelaciones, que hace referencia al nombre ‘Apollyon’. El versículo dice: ‘A él se le dio la llave del pozo del abismo. Y él abrió el pozo del abismo (…) Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego Apolión‘”, El CERN se ha involucrado en la carrera por encontrar las esquivas partículas o fenómenos responsables de la materia oscura (23%) y la energía oscura (73%). “En esencia lo que el experimento del CERN espera lograr es separar a través del acelerador de partículas la materia oscura invisible, que ha sido descrita como el pegamento de unión, de la visible. Solo hay un problema: nadie sabe cuáles serán las consecuencias si se logra ese objetivo“, dice Bridge. Justo a las afueras del edificio se encuentra una antigua estatua de Shiva, antigua Apollyon, el dios de la destrucción. En vistas a su próxima colisión atómica, apenas se ha mencionado en los medios de comunicación los riesgos que podrían estar implicados, a pesar de que algunos miembros de la comunidad científica alertan de que podría ser más peligrosa incluso que las pruebas que se realizaron previamente a la introducción de la bomba atómica. “Por desgracia, e irónicamente, el CERN, que esencialmente se gobierna a sí mismo, funciona de manera tan invisible como las partículas que intenta estudiar“, sentencia Bridge.
Fuentes:
- R. Ellis, G. F. Giudice, M. L. Mangano, I. Tkachev, U. Wiedemann – Revisión de la seguridad de las colisiones en el LHC
- Fausto Intilla – Estudio de eventos potencialmente peligrosos durante las colisiones de iones pesados en el LHC: Informe del Grupo de Estudio de Seguridad LHC
- Fritjof Capra – El Tao de la Física
- Gerardo Herrera Corral – El Higgs, el universo líquido y el Gran Colisionador de Hadrones
- Blaizot, J.-P – Study of Potentially Dangerous Events During Heavy-Ion Collisions at the LHC.
- Dimopoulos, S. and Landsberg, G. – Black Holes at the Large Hadron Collider.
- http://www.adn.es – El laboratorio LHC tiene un 75% de probabilidad de extinguir la Tierra
- I.F. Ginzburg, A. Schiller – Search for a heavy magnetic monopole at the Fermilab Tevatron and CERN LHC
- Achenbach, Joel – The God Particle
- Barrau & J. Grain – Búsquedas de nuevas físicas (gravedad cuántica) con agujeros negros primordiales
- Sergio Luis Palacios Díaz – La guerra de dos mundos
- Roger Penrose – Ciclos del tiempo: Una extraordinaria nueva visión del universo
- Hawking, S. – A Brief History of Time
- Morones Ibarra, J. Rubén – Alcance e impacto de las formulaciones teóricas de la física
- Castelnovo, R. Moessner y S. L. Sondhi – Magnetic monopoles in spin ice
- Ray, M.W.; Ruokokoski, E.; Kandel, S.; Möttönen, M.; Hall, D. S. – Observation of Dirac monopoles in a synthetic magnetic field
- Cayetano López – Universo sin fin
- Fuente
- https://oldcivilizations.wordpress.com
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