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domingo, 9 de febrero de 2014

El pintor mas veloz del mundo Cristóbal Ortega Maila


Los 50 sucres que recibió por su primer trabajo, cuando aun era estudiante secundario marcarían la vida de Cristobal Ortega, quiteño con una habilidad innata para el dibujo. Sus primeras obras fueron retratos y su primer escenario la plaza de la Merced, en el Centro histórico de Quito. Fue ahí donde recibo los primeros sucres por su trabajo y en donde tomo la decisión de hacer su inversión inicial para lo que más tarde se transformaría en su profesión. 
Hojas de papel y algunos carboncillos serian desde entonces sus compañeros inseparables por algunos años, junto al letrero "pinto retratos en tres minutos" que fueron dejando clientes satisfechos y su deseo de seguir adelante. En su afán de conocer mas sobre el arte que poseía en forma innata, por tres años estudio en el Centro de Extensión Cultural Universitaria (CECU) y luego en talleres dictados en la Casa de la Cultura. 
Al cumplir los 22 años desidia dar un rumbo diferente a su manera de hacer arte no fue una determinación al acaso sino la respuesta al llamado de su cuerpo, mente y espíritu de hacer de sus dedos y manos los instrumentos que utiliza su cerebro para plasmar las imágenes que van naciendo, todas ellas producto de sus múltiples lecturas de la gente, del paisaje, de los problemas que se generan en el mundo que le rodea, Ortega se convierte así en un cultor de la dactilopintura.
Otro cambio que habría de dar en su vida es el relacionado al tiempo. Ya no somete su trabajo a la rapidez, sino que nacen como producto de una profunda reflexión y de su imaginación, esta ultima que como afirman aquellos que se han enfilado por el camino de la iniciación no es mas que la reafirmación del conocimiento de su yo y la aceptación de que él nuestra imaginación "Es Poder de nuestra imaginación "E Las series pictóricas en Ortega fluyen y en todas ellas como sello indeleble están presentes los valores morales que aprendió en su hogar así como el amor a la que nos da la Pachamama o Pachacamac .
Hombre de retos, a mediados delos 90 decidió probar suerte en el exterior y armado de valor se marcho por el mundo. Halla volvió a asombrar por el vigor y energía que posee, por el manejo de color y trazos que realiza con sus manos y dedos. El primer viaje se transformaría en la llave maestra para una serie de invitaciones que ha recibido para estar en salón de intelectuales en Compostela, España, en el Mesa Berlín Importh Shop de Alemania, en la feria de integración latinoamericana los Andes en Chile en el Radisson Centre Miami, en el NE Art. Gallery de Tokio o en el Café Art. Gallery Centrum de Austria. Ortega es en esencia un investigador nato, autodidacta. De su palma fluyen lo colores fuertes, aquellos que se inspiran en la madre naturaleza




Ortega y su agónica ceremonia de sombrío profetismo 
Cristobal Ortega ha concienzudamente, apasionadamente en ese templo de piedra que se ha edificado sobre una loma, casi al borde del cráter del Pululahua, a unos pocos pasos de la línea que separa los dos hemisferios.
Y resulta un viaje con mas dimensiones que solo las espaciales el de esa obra desde ese claustro hondo y fresco, solemne por su bóveda alta, a los Ángeles, en EE.UU.
Es la suya una pintura americana de cosmovisión dura.En algunos de lo más intensos paneles de este retablo miserable, la mancha, de rojos sucios y ocres desvaídos sobre los que corren grandes chorros dos de negro, crea espacios sombríos en los que se sume a la figura humana. El desnudo de "En cada sueño " apenas retiene rasgos de carnalidad en ese clima cromático casi temerista.
Estas las grandes líneas de la propuesta plástica. Importa advertir todas las sabidurías con que se realiza. El color, aplicado en vigorosos trazos y contrastado con zonas sombrías, crea atmósferas esa atmósfera que cuenta decisivamente en obra como " Decían que volvería".
Los trazos llegan a cobrar calidades signicas " mas cerca de la vida". Y al calor de libertad y vehemencia, la mancha y el trazo -mas el trazo que la mancha- traspasan las fronteras mismas del abstracto; de un expresionismo abstracto como el de "Seguir". Y la mancha el elemento mas fuerte de esta retórica sombría- con sus chorreados, aporta el sentido de lo que parece disolverse en suciedad. En el corazón oscuro de estos espacios pictóricos esta el dibujo. Es un dibujo que se inscribe dentro de la ya antigua e ilustre tradición del feísmo latinoamericano, pero se abre a la elementalidad del neoexpresionismo europeo de los "nuevos salvajes". El dibujo convoca a las telas seres sin bellaza ni alegría; casi sin vigor. Pero con intensa humanidad. Alguna vez con expresividad del rostro, que la pintura dinamiza "Secreto amor". El dibujo nos entrega la ultima clave del sentido de estas visiones de lo humano. Símbolo y suma es "El breve espacio ": el hombre del gesto dolorido, casi en grito, que tiene alas, pero caídas. El color completa el desolador mensaje de ese "Ángel": esos rojos obscurecidos y el sutil trazo del azul Prusia, que aporta frialdad e hieratismo a esos cálidos equívocos. Y hay un nuevo factor de dureza de estas imágenes de una condición humana degradada: empastes gruesos, recias texturas y hasta encolados.
El óleo aportado el color esos rojos sucios-, ocres, tierras- y el no -color- los negros -; manchas y trazos han creado espacios y adensado atmósferas; el dibujo ha sacado a esos escenarios de la ceremonia humana; Y el conjunto se ha intensificado aun más con oegado de telas miserables. Sobre el sentido ultimo de esta serie de paneles desolados y dramáticos el propio artista nos ha entregado una pista: ha titulado la serie "en peligro de extinción". Pero esa pista solo nos alerta, nos dispara en la cacería de cuanto aquí se dice como arte visual este es un hecho pictórico y todo ha de entenderse y sentirse en la pintura -. Esa "extinción" de la especie, que este lúgubre retablo anuncia, no se debe a factores fortuitos externos, sino surge de la propia entraña de lo humano, que aquí se muestra degradado y sumido en un mundo viscoso y oscuro.
Es, pues, la de Cristóbal Ortega una agónica ceremonia de sombrío profetismo. El profeta cualquier profeta no explica ni propone ni adoctrina; simplemente dice; Con enorme libertad de espíritu dice lo que ve. Como ve al hombre en situaciones limites de su trayectoria mundana; como lo ve en el futuro a que ese presente corre a despeñar. Es lo que ortega hace. Es lo queda poderes a los cuadros que desde este rincón de América lleva a las grandes metrópolis del norte.


Fuente
http://encontrarte.aporrea.org/


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