La exposición dedicada al arte japonés mantiene un gran tirón para el público este verano en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
(Foto:Oskar Martínez)
83% DE VISITAS MÁS EN VERANO
UN REPORTAJE DE MAITE REDONDO
EL Museo de Bellas Artes de Bilbao ha registrado durante este verano una gran afluencia de público. Según datos facilitados por sus responsables, en julio pasaron por la pinacoteca 16.935 personas frente a las 9.244 de 2013, lo que supone un incremento de más del 83%. Y en lo que va de época estival, han visitado la pinacoteca 43.500 personas, 8.800 más que durante todo el verano pasado. “Los resultados son magníficos. De momento, las visitas de los meses de junio, julio y las que van de este mes ya nos sitúan en el mejor verano de los últimos tres años”, explican desde la pinacoteca bilbaina.
Con respecto al origen geográfico, la mayor parte del público sigue siendo local. De los 43.500 visitas, casi 9.000 son extranjeros y destaca un aumento considerable del público francés (un 83% frente al 67% de los dos años anteriores), seguido de los turistas procedentes de Gran Bretaña (un 28%), Estados Unidos (28%) y Alemania (27%).
Una buena parte del éxito del incremento de afluencia de público la tiene, según apuntan desde el museo, el gran tirón que está teniendo la exposición que protagoniza la temporada expositiva del museo sobre arte japonés y japonismo, en la que se presentan más de 180 objetos que forman parte de los fondos de la propia pinacoteca. Las piezas, excepcionales por su calidad y originalidad, pertenecen a la colección Palacio de Arte Oriental reunida por el coleccionista uruguayo de origen bilbaino José Palacio entre 1925 y 1932 y legada por su viuda al museo en 1953. Incluye estampas, cerámicas, lacas y objetos ornamentales de la cultura japonesa, especialmente de los siglos XVII al XIX. La muestra, patrocinada por la Fundación BBK, permanecerá en el museo hasta el 15 de septiembre.
La programación artística se completa este verano con la exposición didáctica Los grecos del Museo de Bellas Artes de Bilbao, que revela los interiores de las dos obras del Greco de su colección, San Francisco en oración ante el Crucificado y La Anunciación, mediante radiografías e infrarrojos y que se puede ver hasta el próximo lunes; y el legado artístico de los Rochelt, que reúne 64 obras de pintura, realizadas por nueve hombres de esta familia de la alta burguesía vizcaina, que permanecerá en el museo hasta el 1 de septiembre.
OTOÑO HIPERREALISTA El museo también ha apostado por una exposición de tirón para este otoño. A partir del 7 de octubre, el Bellas Artes acogerá obras emblemáticas del hiperrealismo, desde los inicios del movimiento hasta la actualidad. A finales de los años sesenta surgió en Estados Unidos un grupo de artistas que, utilizando la fotografía como base, pintaban con gran realismo objetos y escenas de la vida cotidiana. Formaron el movimiento hiperrealista, cuya consagración tuvo lugar en la Documenta de Kassel en 1972 y que continúa vigente en nuestros días.
Los hiperrealistas se inspiran en el mundo que les rodea, su entorno personal, los objetos diarios, las escenas banales o los artículos de consumo a los que convierten en motivo artístico. Paisajes urbanos, escaparates, restaurantes de comida rápida, coches, relucientes motocicletas, máquinas de pinball, juguetes de hojalata o botes de kétchup son algunos de los fragmentos de la vida cotidiana que aparecen en estas imágenes.
Entre otras, se podrán ver obras de Robert Bechtle, que a comienzos de los años sesenta empezó a producir en la Costa Oeste norteamericana los primeros cuadros auténticamente fotorrealistas. También se mostrarán obras de Richard Estes, que casi al mismo tiempo comenzó en Nueva York a trabajar en sus característicos escaparates y paisajes urbanos; de Chuck Close, que pintó sus famosos retratos, y de la única mujer de este grupo de pioneros, Audrey Flack, quien realizó sus primeros trabajos basados en fotografías.
Organizada por el Institut für Kulturaustausch de Tubinga (Instituto para el Intercambio Cultural de Alemania) y comisariada por su director, Otto Letze, esta retrospectiva reúne piezas procedentes de diversos museos y colecciones particulares. Alemania fue la primera sede en un recorrido por varias instituciones europeas, entre ellas el Museo Thyssen de Madrid y el Birmingham Museum & Art Gallery, donde se presentó con éxito el pasado año. La retrospectiva permanecerá en el museo hasta el 19 de enero del año que viene.
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