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domingo, 7 de septiembre de 2014

Bienal de San Pablo: el convulsionado mundo de hoy se mira en el espejo del arte contemporáneo



La mayor muestra de América latina se inaugura hoy y pone contra la pared un temario actual que invita a la reflexión y generará controversias: hay obras fuertes sobre religión, transexualidad, racismo, espionaje digital y otros tabúes




Por   | LA NACION




Obra del Museo Travesti de Perú. Foto: Bienal de San Pablo

SAN PABLO.- El conflicto israelí-palestino, las protestas callejeras en Brasil del año pasado, los recientes estallidos racistas en Estados Unidos, el aborto en América latina, la crisis del capitalismo mundial, el travestismo, las guerras, los abusos sexuales en la Iglesia Católica, las drogas, el espionaje digital, las condiciones carcelarias, el crecimiento del evangelismo, la pobreza, la corrupción del poder político, el papel de los medios de comunicación... Y sigue la abrumadora lista de temas de actualidad con la que la 31» Bienal de San Pablo, que se inaugura hoy y continuará hasta el 7 de diciembre, pretende examinar el convulsionado mundo en el que vivimos a través del arte.
"Con la exposición buscamos confrontar lo contemporáneo como condición; lo artísticamente contemporáneo, pero también lo social, lo político y lo económico. Queremos contribuir a entender esta realidad en constante transformación, una transición entre lo moderno y algo que no sabemos aún muy bien qué es", explicó a LA NACION el curador británico Charles Esche, quien trabajó junto con los españoles Nuria Enguita Mayo y Pablo Lafuente, y los israelíes Galit Eilat y Oren Sagiv, en la selección de las obras que conforman esta edición de la muestra montada, como ya es costumbre, en el Pabellón de la Bienal diseñado por Oscar Niemeyer, en el parque Ibirapuera.
Creada en 1951 e inspirada en la de Venecia, la Bienal de San Pablo se ha convertido en la mayor exposición de arte contemporáneo de América latina, con más de 500.000 visitantes en sus ediciones anteriores. Este año se exponen unos 250 trabajos de más de 100 artistas de 34 países, entre ellos los argentinos Alejandra Riera, Juan Carlos Romero, Vivian Suter y el colectivo Etcétera, que participa de un montaje con obra del recientemente fallecido León Ferrari (ver aparte).
La muestra trae como sugestivo título "Cómo (...) cosas que no existen", donde el paréntesis invita a ser llenado por acciones como "hablar sobre", "vivir con", "luchar por", "entender" o "usar" esas cosas que no han sido inventadas, de las cuales no nos percatamos o simplemente no queremos reconocer.
"Evitamos convocar a artistas históricos para concentrarnos más en artistas del presente, que nos ayuden a imaginar las cosas del futuro, como el transporte, la vivienda o la ecología, pero también que nos impulsen a cuestionar los temas que son tabú, de los que no hablamos, como el aborto, los abusos sexuales, la situación en las prisiones. Queremos generar debate", resaltó Pablo Lafuente.

POLÉMICA DESDE EL PRINCIPIO

Antes de que se abriesen sus puertas, la Bienal ya produjo un sonoro debate sobre el financiamiento del arte. Un grupo de 55 artistas participantes -entre ellos israelíes, palestinos y libaneses- emitieron una carta en la que se criticaban el apoyo financiero que había dado el Consulado de Israel a la exposición. Consideraban que colocar el logo de esta representación diplomática en el sitio web de la Bienal, con un link a la página del consulado, representaba que la Bienal apoyaba las acciones militares de Israel en la Franja de Gaza.
Tras conversaciones con las autoridades de la Fundación Bienal, explicaron que el dinero aportado por Israel -unos US$ 40.000 de los US$ 11 millones que tiene como presupuesto la muestra- sólo había sido para ayudar a los artistas nacionales y que no significaba ningún respaldo político de la Bienal. Se accedió a quitar el vínculo directo con la página del consulado israelí -que aparece junto a los de la Argentina, Alemania, Dinamarca, Francia, España, Gran Bretaña, México y varias grandes corporaciones brasileñas- y a reconsiderar para el futuro el modelo de financiamiento de este importante encuentro.
"Israel es un país que está ocupando otro. En este preciso momento está atacando y bombardeando otro país. No es mi opinión, es la opinión de las Naciones Unidas. Aceptar el dinero de un país en esa situación ciertamente es complicado", indicó el artista libanés Tony Chakar, tras el acuerdo que evitó que los signatarios de la carta se retiraran de la exposición.
De cualquier manera, se prevé que la Bienal provoque varias otras polémicas en los próximos días a medida que el público vea las fuertes obras allí exhibidas. Aquí, los artistas se vuelven críticos de la cruda realidad y apelan a que el espectador tome partido.
Ya en la entrada, los visitantes son recibidos por la instalación "Espacio para abortar", del colectivo de artistas/activistas bolivianas Mujeres Creando, que muestra un enorme útero con pequeñas cortinas donde se invita a quienes le han puesto el cuerpo a una experiencia clandestina a contar sus vivencias. "Es una denuncia contra la izquierda latinoamericana, Cristina Kirchner, Dilma Rousseff, Evo Morales, que nos prohíben el derecho a abortar y empujan a miles de mujeres a situaciones de riesgo por el sólo hecho de adueñarse de sus cuerpos", comentó María Galindo, miembro del grupo.
Entre los proyectos más controvertidos está "Dios es marica", que reúne al peruano Sergio Zevallos, el mexicano Nahum B. Zenil, las chilenas Yeguas del Apocalipsis y el español Ocaña en una serie de obras que mezclan travestismo con imágenes religiosas y sexuales.
En el mismo ámbito, ya ha dado mucho que hablar en la prensa el video Infierno, de la artista israelí Yael Bartana, en el que el nuevo Templo de Salomón, de la Iglesia Universal en San Pablo, es destruido por un cataclismo y reducido a una mera atracción turística.

Fuente
http://www.lanacion.com.ar

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