El mercado del arte sirve para blanquear dinero. Los principales motivos son la ausencia de control y la falta de preparación de las autoridades. El experto Fausto Martin de Sanctis habló sobre ello con DW.
Durante la operación Lava Jato, que se lleva a cabo en Brasil en sucesivas fases desde 2014, la Policía Federal ha incautado centenares de obras de arte. Se sospecha que fueron utilizadas para blanquear dinero. Solo en casa de Renato Duque, exdirector de Petrobras, se encontraron 131 obras. El pasado jueves 19 de marzo, 139 piezas requisadas en la décima fase de la investigación fueron destinadas al Museo Oscar Niemeyer.
Hasta el momento, esta institución ha recibido 203 obras, algunas de ellas de autores internacionalmente conocidos, como Joan Miró, Salvador Dalí, Amílcar de Castro, Di Cavalcanti, Romero Brito, Aldemir Martins y Miguel Rio Branco. La que podría denominarse "colección Lava Jato" quedará provisionalmente bajo custodia del Museo Niemeyer hasta que concluya la investigación y se juzgue a los acusados en la trama de corrupción Petrobras.
El mercado del arte como medio para blanquear dinero no es algo nuevo ni exclusivo de Brasil. Durante seis meses, el magistrado brasileño Fausto Martin De Sanctis investigó en EE.UU. cómo se lava dinero en todo el mundo por medio del arte. Como resultado de sus investigaciones, publicó un libro en EE.UU. en 2013, que posteriormente salió a la venta en Europa bajo el título "Lavado de dinero por medio de obras de arte". Deutsche Welle habló con el autor.
Deutsche Welle: ¿Qué es lo que hace del mercado del arte un espacio atrayente para el blanqueo de dinero?
Fausto Martin De Sanctis: El mercado del arte siempre fue relativamente libre. Nos movemos en un terreno real y, al mismo tiempo, clandestino. Podría decirse que constituye un ecosistema parte, porque siempre hubo tolerancia en cuanto al uso de documentación falsa e incluso, muchas veces, ausencia de documentación. Es un mercado en el que hay que debatir sobre la ética de su práctica. Ha acabado convirtiéndose en una plataforma atractiva para el crimen organizado, porque es sencillo blanquear dinero debido a la falta de control.
¿A qué factores se debe esa ausencia de control?
Hay un agujero legal en cuanto a la regulación mundial de este mercado. De esa forma, quienes cometen delitos económicos, fraudes financieros, corrupción y, más recientemente, tráfico de drogas, usan ese mercado amparados por la falta de control y la facilidad para transportar las obras de arte sin levantar sospechas. Es más difícil llevar de un lado a otro dinero en efectivo que arte. Una obra que vale ocho o diez millones de dólares se puede plegar en un cilindro y nadie se da cuenta. No hay en todo el mundo preparación de las autoridades aduaneras y fiscales sobre este asunto. Por otra parte, las grandes casas internacionales de subastas venden obras y admiten pago en especie. En este caso, poco se pregunta sobre la identidad de los compradores.
¿Dónde se adquieren las obras compradas para el lavado de dinero?
Directamente al propietario o en las casas internacionales de subastas. Un aspecto importante de este sector es que está marcado por la confidencialidad, o sea, quien vende no quiere revelar su nombre, porque, en el mejor de los casos, se trata de alguien que se deshace de una pieza porque está en bancarrota. Con ese argumento, el mercado del arte preserva la identidad de los vendedores. Solo que la confidencialidad no puede aplicarse para las autoridades públicas. Si existen sospechas, hay que revelar los nombres de vendedor y comprador.
¿Las obras robadas también se compran mediante este esquema de blanqueo de dinero?
Hay de todo. El robo de obras de arte es frecuente. Yo tuve grandes casos de tráfico, en los cuales las piezas se estaban negociando para fines diversos y el mercado no estaba haciendo nada.
Así pues, en el esquema del blanqueo de dinero, la persona compra una obra para blanquear y, después, cuando necesita el dinero, revende la pieza...
Exactamente. En el blanqueo de dinero hay tres fases: En la primera, la persona invierte dinero en algo con lo que no tiene vinculación. Después, esconde el objeto para romper la cadena de pruebas. La tercera fase es la reinserción, es decir, aquello que estaba escondido vuelve a salir al mercado con la apariencia de lícito. Yo hablo también de una cuarta fase, la del reciclaje, que es cuando la persona trata de borrar toda evidencia de lavado de dinero.
¿Por qué una persona escoge el mercado del arte y no otro para blanquear dinero?
Quien recibe dinero ilegal compra una obra de arte para no llamar la atención, pues pocos conocen el arte de verdad y menos aún el arte moderno. Una obra de arte no tiene por qué implicar un signo exterior de riqueza. Una persona puede tener un montón de obras de arte en su casa y nadie percibe que sea millonario o billonario, dependiendo del valor de las piezas.
¿Cómo se puede probar que las obras incautadas en alguna operación proceden del lavado de dinero?
En el delito del blanqueo, la persona oculta a las autoridades dinero obtenido ilícitamente. Corresponde a la Fiscalía determinar si esa persona ha adquirido una obra de arte para no llamar la atención sobre ese dinero. El lavado es un indicio y hay que comprobar todos los indicios para llegar a la certeza de que ha habido un delito.
Fuente
http://www.dw.de/
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