El escultor Jaume Plensa muestra desde hoy en el Museo de Arte Moderno de Céret (sur de Francia) una selección representativa de su creación, que abarca sus siluetas metálicas, sus retratos en bronce o basalto y sus más recientes instalaciones luminosas, que evocan la inspiración poética.
Bajo el título "El silencio del pensamiento", la exposición reúne cinco caras monumentales en bronce y basalto o las instalaciones "Silhouettes" y "Air, water, void".
Sus intervenciones en espacios públicos de todo el mundo, desde Brasil a Corea del Sur, de Nueva York a Estocolmo, muestran su idea de la escultura como laboratorio de ideas sobre el principio de energía que mueve el universo.
La exposición se abre con "Lou", un retrato de una niña, hija de un amigo del autor, el director del Museo Picasso de Antibes.
"Mis retratos nunca son de hombres o mujeres, suelen ser siempre de niñas de entre 8 y 14 años, que expresan bien la idea de memoria y de futuro, y además siempre con los ojos cerrados para reflejar ese mundo interior" de sus personajes, comenta Plensa en un encuentro con la prensa.
El retrato de "Lou" parte de un gran bloque de piedra basáltica, que Plensa trabaja pulidora en mano a partir de grandes bloques provenientes de China o Brasil, explica el artista, premio Velázquez en 2013.
Tras "Lou", la exposición, que estará abierta al público hasta noviembre, se adentra en "un recorrido por diferentes familias" de la obra de Plensa, comenzando por una espectacular instalación de esculturas móviles, "Silhouettes", integrada por 16 siluetas de acero suspendidas en el aire, colgadas del techo por banderolas con máximas y versos de poemas que Plensa ha elegido.
Bajo el título "El silencio del pensamiento", la exposición reúne cinco caras monumentales en bronce y basalto o las instalaciones "Silhouettes" y "Air, water, void".
Sus intervenciones en espacios públicos de todo el mundo, desde Brasil a Corea del Sur, de Nueva York a Estocolmo, muestran su idea de la escultura como laboratorio de ideas sobre el principio de energía que mueve el universo.
La exposición se abre con "Lou", un retrato de una niña, hija de un amigo del autor, el director del Museo Picasso de Antibes.
"Mis retratos nunca son de hombres o mujeres, suelen ser siempre de niñas de entre 8 y 14 años, que expresan bien la idea de memoria y de futuro, y además siempre con los ojos cerrados para reflejar ese mundo interior" de sus personajes, comenta Plensa en un encuentro con la prensa.
El retrato de "Lou" parte de un gran bloque de piedra basáltica, que Plensa trabaja pulidora en mano a partir de grandes bloques provenientes de China o Brasil, explica el artista, premio Velázquez en 2013.
Tras "Lou", la exposición, que estará abierta al público hasta noviembre, se adentra en "un recorrido por diferentes familias" de la obra de Plensa, comenzando por una espectacular instalación de esculturas móviles, "Silhouettes", integrada por 16 siluetas de acero suspendidas en el aire, colgadas del techo por banderolas con máximas y versos de poemas que Plensa ha elegido.
En una de ellas se puede leer "Un pensamiento llena la inmensidad", un verso de William Blake que el artista cita como fuente de inspiración de su trabajo, pero también hay versos de Elias Caneti, José Ángel Valente o pensamientos como "Retornar el odio con amor", de Gandhi.
De tamaño natural, las siluetas se confunden en la sala con las de los visitantes que deambulan libremente entre las figuras y las sentencias.
Tras dos bronces con "caras comprimidas", como si fueran las efigies que aparecen en las monedas, recuerda Plensa, la exposición muestra la instalación "Talking continents" (2013), constituida por 19 elementos formados por letras de diferentes alfabetos, soldadas entre sí y formando fragmentos de roca transparente sobre los cuales se sientan las siluetas humanas.
"En esta instalación -subraya Plensa- es importante la sombra que proyectan las piezas sobre el suelo y constituye un homenaje al Miró que trabajaba los interiores holandeses".
Las diferentes piezas, también suspendidas del techo, entablan un diálogo mudo entre planetas, universos y humanos -sin un sexo específico- que se acercan sin encontrarse, formados por la materia de su lenguaje.
En la misma planta, la instalación "Sanna's Dream" acerca al público a un trabajo reciente del artista, esculturas en bronce obtenidas a partir de esculturas en basalto, que conservan la textura superficial de la piedra, con el que Plensa ha querido rendir homenaje a Brancusi.
La retrospectiva se cierra en la planta superior con la instalación monumental "Air, Water, Void (2014)", en la que tres figuras de hombres de resina luminosa que cambia de color- se tapan la boca con las manos y parecen estar manteniendo una conversación muda, mientras se asientan sobre un lecho de 120.000 cerezas -de plástico, fabricadas en China-, el símbolo por antonomasia de Céret.
"La calma que emana de este encuentro es una invitación a comprender el lenguaje mudo y sus misterios, y escogí las cerezas porque representan muy bien el Barroco", comenta Plensa ante las tres figuras.
Nacido en 1955 en Barcelona, este artista de renombre internacional ha vivido en Berlín, Bruselas y París, y aunque Barcelona continúa siendo su lugar preferido para vivir y crear, sigue siendo todavía su asignatura pendiente pues no hay ninguna escultura suya en su ciudad, algo que no parece preocupar en exceso al artista.
"Lo que tenga que ser será, pero cuando expones en casa, sea en Barcelona o en Madrid, todo es más complicado, porque hay mucha memoria compartida", asegura.
El cuerpo, el lenguaje, la poesía y el pensamiento son temas y fuentes de inspiración recurrentes para el artista, que está preparando proyectos y exposiciones para Saint Étienne, París, San Francisco, Suecia, Virginia y Filadelfia.
En 2004, Plensa inauguró una de sus obras más célebres, "Crown Fountain", en el Millenium Park de Chicago, una fuente de vidrio, granito y agua, que integra también una pantalla sobre la cual aparecen las fotografías de 1.000 habitantes del barrio.
Fuente
http://www.eldiario.es
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