José Díaz Azorín estrecha la mano del presidente de Prensa Ibérica, Javier Moll, que le entregó la «I».
Artista prolífico. José Díaz Azorín puede presumir de haber realizado más de 800 exposiciones a lo largo de su carrera tanto en Europa como en América
S. GIMÉNEZ
No sabe por qué pinta manos, pero desde que comenzó a hacerlo a los 8 años han sido miles las que ha plasmado en dibujos, serigrafías y a las que ha dado forma en esculturas. José Díaz Azorín, Pepe Azorín como le gusta que le llamen, se define como un artista plástico «interesado sobre todo en los volúmenes, y para ello me van bien las formas humanas y vegetales». Porque aunque quizá sus manos sean las más reconocibles para el gran público, gracias en buena medida a la gran escultura que da la bienvenida a la Universidad de Alicante y a los dibujos que cuelgan en gran parte de las instituciones públicas y privadas de la provincia, Azorín también crea cuerpos de hombre y mujer, abrazos y raíces.
Con más de 800 exposiciones a sus espaldas dice estar «contento y satisfecho» con su trayectoria. Y no es para menos. Azorín puede presumir de haber expuesto desde Roma hasta Nueva York pasando por Miami, Sao Paulo, Buenos Aires, París (y otras 17 ciudades francesas) y por supuesto Madrid y Barcelona, entre otras. Y también puede hacerlo de que personalidades tan heterogéneas como el rey Felipe VI, el expresidente del Gobierno José María Aznar, el expresidente italiano Mario Monti o el director de cine Roman Polanski tengan obra suya mientras que otra gran parte cuelga de las paredes de museos de medio mundo. No echa de menos ningún sitio donde poder colocar alguna de sus esculturas de gran formato. «Yo he ido haciendo a medida que me iban encargando cosas y me ha ido bien, nunca pienso en dónde podría ubicar otra», afirma este catedrático de instituto y exprofesor universitario. «Además de en la UA, hay grandes esculturas mías a la entrada del Parque Municipal de Elche, del Huerto del Cura, en Finestrat, en Sant Joan y una en la avenida Historiador Vicente Ramos de Alicante», enumera.
Afincado en Altea desde hace 40 años, se declara admirador de todo movimiento plástico de calidad pero rechaza influencias en su obra. «Me gusta mucho lo que hacen y además les tengo afecto personal a Chillida y a Antonio López por ejemplo, pero no tengo influencia directa de ninguno de ellos», explica. «Es difícil definir lo que quiero transmitir con mi trabajo. Creo que se podría decir que la comunicación de sensaciones intensas. Hago cosas que me gustan a mí y pretendo que eso mismo le llegue a la persona que observa», argumenta este artista incansable.
El catedrático de dibujo que dejó atrás el color
Una vida dedicada al arte. El artista alicantino José Díaz Azorín lleva el dibujo en la sangre. De hecho, su padre ya era pintor y él se sacó la carrera de Bellas Artes en la Universidad Politécnica de Valencia en un año menos de lo normal. Catedrático de instituto de Dibujo, también fue profesor universitario de Geometría Descriptiva, pero lo dejó «porque me quitaba mucho tiempo». También hace años que dejó atrás el color simplemente porque «voy eligiendo lo que me gusta y me permite expresarme mejor». A sus 76 años continúa trabajando en su taller de Altea porque lo disfruta y además está muy orgulloso de sus hijos, que han heredado la pasión por el arte y también se dedican a ello.
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