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jueves, 22 de septiembre de 2016

Agnes Gund (MoMA): "Los niños deberían aprender arte como aprenden lengua"

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Presidenta emérita del Museum of Modern Art (MoMA) y "filántropa a tiempo completo", la norteamericana Agnes Gund es partidaria de que los niños aprendan arte desde pequeños, de la misma manera que adquieren el conocimiento de una lengua, para que pronto sepan del valor de esta manifestación humana.
En un encuentro con periodistas, antes de pronunciar en CaixaForum Barcelona una conferencia sobre los "Placeres y aventuras de coleccionar y donar arte", ha considerado muy importante que los más pequeños se introduzcan en este ámbito y aprendan su lenguaje.
Desde hace 45 años es la fundadora y presidenta de la organización "Studio in a School" (Taller en la escuela), que creó como respuesta a los recortes presupuestarios que prácticamente suprimían las clases de arte en las escuelas públicas de Nueva York, ciudad en la que cuenta con una de sus viviendas.
Con este programa contribuye a que los más jóvenes se familiaricen con el arte y también ofrece formación profesional para docentes, estando activo en más de 170 escuelas públicas.
Durante estos años, más de 800.000 alumnos han recibido clases impartidas por más de 650 artistas visuales profesionales y, próximamente, el programa se extenderá a todos los Estados Unidos, puesto que hasta ahora sólo se limitaba a Nueva York.
Hija de George Gund, quien fue presidente del Banco Cleveland Trust Company y gran coleccionista, Agnes fue presidenta del patronato del MoMA entre 1991 y 2002 y hoy, a sus 78 años de edad, sigue muy activa impulsando el mecenazgo y en la búsqueda de nuevos artistas.
Con una colección de más de 2.000 obras de arte moderno y contemporáneo "porque no podía coleccionar los dibujos de los grandes maestros", afirma contundente que el Museo del Prado es su favorito de todo el mundo y también resalta que le "encanta" el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), con "esos frescos salvados de pequeñas capillas y que ahora puede disfrutar todo el mundo".
Aunque ha dejado ya escrito en su testamento que sus obras, de artistas consagrados como Louise Bourgeois, Roy Lichtenstein, Sol LeWitt o Mark Rothko, sean donadas al museo de Cleveland y al MoMA, resalta que su museo favorito en Estados Unidos es el Frick de Nueva York, con "cuadros maravillosos de El Greco y Velázquez".
Esta mujer, que desde hace veinte años se despierta en una habitación en la que hay colgado un espejo enmarcado por Antoni Gaudí, también ha explicado que "el negocio en el mundo del arte ha cambiado mucho desde que empezó", lo que ha atribuido, en parte, a las nuevas tecnologías, "que han provocado que ahora haya muy poca cosa escondida y que todo el mundo lo pueda conocer todo".
Amiga personal de artistas como Jasper Johns y de los grandes marchantes de hace unas décadas, Agnes Gund ha abogado por que no se construyan "tantos nuevos museos" y se muestren "en préstamo" muchas de las piezas que ahora se hallan en almacenes de grandes museos.
A su juicio, es necesario que "se haga mucho más para que las obras de arte se dejen en préstamo" y ha argumentado que aunque hay nuevos museos construidos gracias a "colecciones maravillosas" de mecenas, "cuando estos mueran, ¿cómo sobrevivirán? ¿podrán continuar?", se ha preguntado.
En su disertación, Gund ha confesado, asimismo, cómo vivió la marcha del "Guernica" de Picasso de Nueva York a Madrid en 1981, durante una noche "durísima", porque ese cuadro "era una piedra angular del MoMA, con gente que venía expresamente para verlo, pero, a la vez, debía volver a España".
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