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lunes, 12 de septiembre de 2016

LA PINTURA ROMÁNICA I. PINTURA MURAL






Creación de Adán. Pintura mural al fresco procedente de la iglesia de la Vera Cruz de Maderuelo (Segovia). S. XII. Museo del Prado. Madrid.


La pintura tuvo una importancia esencial en el período románico, tanto la mural, como la realizada sobre tabla, y la miniatura. La pintura realzaba las formas arquitectónicas y dada la ampliturd de los muros disponibles permitía el desarrollo de composiciones figuradas, en lo que colobaroba en la misión de adoctrinar a los fieles respecto a las creencias.
Dedicaremos dos entradas a la primera románica; en la primera, se analizará la pintura mural al fresco, estableciendo las tres influencias en la misma: bizantina, francesa e hispanomusulmana. En lasegunda entrada se estudiará la pintura sobre tabla y las miniaturas románicas.

La pintura románica está vinculada al interior de los templos porque su fin es decorar sus muros, sobre todo el ábside y, a veces, también, los muros laterales; tambíen se realiza sobre madera, pero el objetivo es adornar los frontales o partes delanteras del altar. Asímismo, y siguiendo una amplia tradición iniciada por el cristianismo, se utiliza para decorar códices y libros, generalmente de temasbíblicos. De cualquier modo, los ejemplos más significativos los encontraremos en el interior de los templos, donde se empleará la técnica del fresco para la pintura mural.


Toda la pintura románica participa de las mismas características que la escultura: esigualmente decorativa, responde a la ley de adaptación al marco, cumple una función pedagógica y de control ideológico, busca la belleza ideal y espiritual y no la estética, se basa en el antinaturalismo y predominio de los temas religiosos y simbólicos. No se concibe como arte autónomo y no tiene importancia en sí misma, sino como ornamentación de paredes dentro del templo. Tiene su origen directo en las miniaturas bizantinas (siluetas mediante grandes rayas y aire hierático) que luegopasan a los monjes prerrománicos de la primera Edad Media. Son miniaturas de manuscritos dedonde el pintor románico extrae técnicas y temas. También las miniaturas de los códices mozárabes, con sus estilizaciones dibujísticas y rasgos desorbitados contribuyen a que se pierda la fría impasibilidad bizantina para asumir la representación de las pasiones humanas.






Pinturas al fresco de los ábsides de las iglesias de Berze-le-Ville (Francia) y San Angelo in Formis (Italia). S. XI.

Las figuras se realizan con pocos trazos, siempre destacadas por una gruesa línea negra que las bordea y que sirve de marco al color (se trata de un dibujo grueso que contornea enérgicamente la silueta y separa con un trazo negro cada superficie cromática). El color es plano, donde la luz no entra en juego para crear volúmenes; por tanto, colores puros, sin mezclas, o a lo sumo con dos tonalidades. Se emplean tonos apagados y con una gama poco extensa: ocres, negros, blancos, rojos y escasamente azules y verdes. Por tanto, estamos ante una pintura bidimensional, plana, sin volumen, cuyas figuras aparecen de frente, hieráticas, muy estilizadas y de canon alargado (las figuras se disponen en posturas paralelas a manera de relleno de un plano). No aparece nunca el paisaje como fondo, ni la perspectiva; estos fondos son uniformes, de un sólo color o bien formando franjas paralelas de diferentes colores.
En cuanto a la concepción que inspira a la técnica se trata de un arte antinaturalista; el artista románico prefiere plasmar vivencas religiosas antes que reproducir formas reales, lo que se destaca es el mensaje, lo expresivo frente a la belleza de las formas, sin ningún fin estético. Esta pintura destaca por su marcado carácter simbólico, su claro poder expresivo y la falta de realismo, así como la tendencia a la esquematización a base de composiciones muy sencillas.
Ahora pasamos al estudio de cada uno de los tipos de pintura románica:



Frescos del ábside de San Clemente de Tahull (Lleida). S. XII. Museo Nacional de Arte de Cataluña (Barcelona).

Pintura mural al fresco

La decoración mural se realiza con la técnica del fresco, es decir, extendiéndose los colores sobre una capa fresca de cal que los absorbe (gracias a esta técnica se ha conservado a lo largo de los siglos y ha permitido su restauración, arranque y posterior traslado a museos). Así, en Cataluña, tras la primera traza al fresco, se retoca y amplía la gama de colores con temple y una solución grasa en la que pordría mezclarse aceite.
Las zonas que se recubren con pinturas murales son las cabeceras, el cascarón del ábside. Como la misión de la pintura es didáctica, de adoctrinamiento a los fieles, la temática es muy parecida a la de la escultura: en el ábside aparece la visión apocalíptica del Pantocrátor dentro de la mandorla y rodeado por los símbolos de los cuatro evangelistas (tetramorfos), ángeles y santos. La imagen de la virgen como trono del señor recibiendo las ofrendas de los Reyes Magos, puede sustituir al Pantocrátor en el ábside o bien colocarse bajo éste. También son frecuentes las representaciones de los apósteles y santos en los muros en forma de friso, y escenas evangélicas generalmente del Nuevo Testamento. Todo ello puede estar enmarcado mediante grecas ornamentales a base de flores estilizadas o temas de tipo geométrico.
La decoración figurativa viene a completar el programa temático de las iglesias, pues la pintura no sólo decoraba los interiores de los templos, sino también los exteriores, pues se pintaban los conjuntos escultóricos, capiteles y relieves policromados. Con esta policromía, la pintura creaba una luz y un ambiente propicios para el recogimiento. Los tonos planos monócromos de los fondos proporcionaban una sensación de aislamiento del exterior, del resto del mundo, que obligaba a los fieles a meditar y, sobre todo, a sentirse dominados por aquellas figuras y sus mensajes.


En Francia cuenta con muy buenos ejemplos de pintura mural como las de las iglesias de Saint Savin sur Gartempe o Berzé-La-Ville. En Italia destaca las pinturas a la manera greca, con formas estilizadas bizantinas de San Angelo in Formis.



Frescos del ábside de Santa María de Tahull (Lleida). S. XII. Museo Nacional de Arte de Cataluña (Barcelona).

Las numerosas pinturas españolas conservadas de este período y en su mayor parte trasladadas a los Museos de Arte de Cataluña, el Diocesano de Jaca y El Prado, responden fundamentalmente a tres tendencias estilísticas: italo-bizantina, francesa y local hispánica. Domina en Cataluña el estilo italo-bizantino, con un dibujo seco e hierático, expresándose con plenitud la vertiente simbólica y dramática. La iconografía muestra inclinación a la representación del Pantocrátor en actitud solemne, rodeado de los evangelistas o de sus símbolos, conjunto para el que se reserva el ábside; los restantes temasse reparten en escenas de la vida de Jesús o de la Virgen María, así como pasajes del Antiguo Testamento o smbolismos de la corte celestial. El románico catalán alcanza su máxima cota en las pinturas de dos iglesias de Tahull, en el valle pirenaico del Boí. El románico culmina en el ábside de San Clemente de Tahull, y más n concreto en el rostro del Pantocrátor, la Maiestas Domini, en los trazos dispuestos como aureolas en torno a los ojos penetrantes y terribles. Su frontalismo estático es de raigambre bizantina, no obstante, su vigor espresivo demuestra que los artistas catalanes han buscado una vía diferente a la de los mosaicos para expresar la grandeza de la divinidad. En elábisde de la iglesia de Santa María de Tahull se representa a la Virgen María sosteniendo al niño, acompañada por los Reyes Magos, que se aproximan con sus ofrendas. Se trata de laVirgen Teotocos como mediadora entre los hombres, muy frontal e hierática, también con rasgos duros.


Otras muestras de pintura catalana la tenemos en la Catedral de la Seu de Urgell, lasiglesias de Tarrasa y la iglesia mozárabe de San Quince.



Disputa y arresto de Santa Catalina. Fresco de la Catedral de la Seu d´Urgell (Lleida). S. XII. Museo Nacional de Arte de Cataluña (Barcelona).

Del estilo bizantino de las iglesias de Tahull, pueden considerarse las pinturas de la La iglesia de la Veracruz de Maderuelo, en Segovia, hoy en el Museo del Prado. Aquí volvemos a encontrar el horror vacui, el miedo al vacío, el deso de cubrir totalmente con frescos toda la superficie del paramento. Encontramos aquí un arte liberado de las miniaturas contemporáneas, más espontáneo. En el muro de entrada destaca dos escenas del Génesis, la creación y el pecado de Adán y Eva. El dibujo enérgico, la composición plana, apoyada en un fondo neutro, y la ingenuidad que respira las escena de Adán y Eva constituyens algunos de los valores de la pintura de esta iglesia. Que el artista concedió más atención a esta zona lo sugiere la desaparición de las bandas horizontales del fondo, presentes en el resto del paramento y sustituidas por un fondo monócromo blanco que resalta la silueta de las figuras angulosas y los esquematismos del paisaje.

El grupo de influencia francesa, que se percibe a través del Camino de Santiago. En Castilla y León el artista sigue de forma más libre las sugerencias de su inspiración. En tierras castellanas se rehúye la repetición de los tipos, los formulismos; no se aprecia la terrible grandeza de Tahull, pero compensando con una mayor capacidad narrativa. El pintor castellano no recurre con tanta frecuencia a los simoblismos sino que prefiere la observación de la realidad e incluso plasma, aunque con convencionalismos, en breves toques del paisaje. La obra cumbreestá representado por las pinturas de San Isidoro de León. En el pórtico, prodigio de gracia en las seis bóvedas cubiertas por las pinturas, se aprecia la tendencia narrativa castellana, en especial en la escena de la Anunciación del Ángel a los pastores con una serie de notas bucólicas. Las figuras representadas en estas bóvedas son ágiles, con ropajes de pliegues fluidosy bastante más naturalistas. Las figuras están dispuestas de manera más libre, más natural, con más movimiento y más vitalista. Si se comparan los frescos del Panteón Real leonés con los de San Clemente de Tahull se perciben las diferencias de las dos escuelas: frente a los formulismos pirenaicos, la espontánea creación de tipos diversos, frente al adosamiento de la figura al espacio arquitectónico, la independencia de los personajes y dus movimeintos, frente a la austeridad decorativa de la tradición italo-bizantina, con su geometría de bandas, el naturalismo, la palpitación del paisaje leonés. En estos frescos el vitalismo del románico español desborda definitivamente el simbolismo monótono de la tradición bizantina.






Imagen general del Panteón Real de San Isidoro de León y detalle del Fresco de la Anunciación de los pastores. S. XII.

El tercer grupo de pinturas lo integran los que acusan la influencia islámica y que no siguen los programas iconográficos bizantinos; también se dan en Castilla-León. Son las más características las de la Iglesia de San Justo en Segovia, con tema apocalíptico inspirado en la miniatura de Beatos mozárabes. También las de la Iglesia de San Román en Toledo, que acusan también la influencia italiana y las de San Juan de la Peña y San Pedro de Arlanza, con temas animalísticos que evocan los temas sicilianos y orientales. Excepcionales por su iconografía profana son las pinturas de San Baudelio de Berlanga en Soria, actualmente en el Museo del Prado. Esta parte expuesta constituye un conjunto de gran originalidad temática; no hay escenas religiosas, sino escenas de cacería y bestiarios, muy similar a las miniaturas y arquetas mozárabes, donde se consigue el movimiento sin superar las rigideces de los miembros y se componen escenas llenas de vida sin romper el plano.





               


Cacería de liebres y Elefante portando un castillo. Frescos de la Ermita de San Baudelio de Berlanga (Soria). S. XII.

Para finalizar y que todo sea más visual os dejamos con dos videos sobre la pintura románica:





Fuente

http://artetorreherberos.blogspot.com.es

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