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sábado, 11 de mayo de 2019

Jaume Plensa planta una escultura transparente en Montserrat

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El escultor barcelonés sitúa una pieza de acero inoxidable de cuatro metros en el atrio de la basílica




Jaume Plensa planta una escultura transparente en Montserrat
El escultor Jaume Plensa junto al rosto gigante de acero inoxidable titulado ‘Anna’ que ha instalado en el atrio de la basílica de Montserrat, (Xavier Cervera)


El monasterio de Montserrat tendrá durante seis meses una escultura transparente, de acero inoxidable, de Jaume Plensa en el atrio que da entrada a la basílica. Esta pieza se complementa con una exposición de 18 grabados en el mismo Museo de Montserrat que permiten entender el sistema de trabajo y las fuentes de inspiración del artista.
El proyecto de Montserrat se empezó a gestar en la Bienal de arte de Venecia del 2015 cuando el padre Josep de C. Laplana vio la exposición de Plensa en la iglesia benedictina de San Giorgio Maggiore. Entonces le invitó a ir a Montserrat y entre los dos surgió la idea de colocar una pieza transparente en el atrio, de forma que no tapase la visión de la fachada y permitiese ver a las personas que circulan a su alrededor.

El monasterio de Montserrat tendrá durante seis meses una escultura transparente, de acero inoxidable, de Jaume Plensa en el atrio que da entrada a la basílica. Esta pieza se complementa con una exposición de 18 grabados en el mismo Museo de Montserrat que permiten entender el sistema de trabajo y las fuentes de inspiración del artista.
El proyecto de Montserrat se empezó a gestar en la Bienal de arte de Venecia del 2015 cuando el padre Josep de C. Laplana vio la exposición de Plensa en la iglesia benedictina de San Giorgio Maggiore. Entonces le invitó a ir a Montserrat y entre los dos surgió la idea de colocar una pieza transparente en el atrio, de forma que no tapase la visión de la fachada y permitiese ver a las personas que circulan a su alrededor.
‘Anna’, la pieza de Montserrat, se inspira en un proyecto del 2015 en Venecia

“Montserrat forma parte de la memoria, de un mundo mágico y onírico, y la escultura de esta niña, clásica, mediterránea, que combina perfectamente con los arcos del atrio, es una transición entre el espacio profano y el sagrado, una frontera entre el cuerpo y el alma”, explica Jaume Plensa. El escultor evoca un recuerdo de cuando era niño, de una noche que pasó con sus padres en una celda del monasterio de Montserrat y cuando al abrir la ventana quedó extasiado ante “el cielo estrellado y aquel silencio brutal”. El padre Laplana le devuelve el cumplido y dice ahora que “Plensa ha entrado plenamente en el firmamento de Montserrat como una de las estrellas que más vibran”.
“Hay lugares que tiene una energía extraña y misteriosa –explica Plensa– y este es uno de ellos. Acabo de regresar de Nueva York donde he instalado otra gran escultura frente al Rockefeller Center, en otro lugar muy especial”. La pieza de Montserrat es transparente “porque quiere reflejar la importancia de lo invisible”. La de Nueva York es opaca, “la niña allí se tapa los ojos con las manos ante lo que no quiere ver”.

Vista de la escultura 'Behind the Walls' (Detrás de los muros), la cabeza monumental de Plensa, este miércoles en la Quinta Avenida en Nueva York, junto al Rockefeller Center
Vista de la escultura 'Behind the Walls' (Detrás de los muros), la cabeza monumental de Plensa, este miércoles en la Quinta Avenida en Nueva York, junto al Rockefeller Center (Eduardo Muńoz Álvarez / EFE)


Plensa vive un momento especial en el que coinciden los reconocimientos públicos con las grandes exposiciones y encargos. Las exposiciones de Montserrat y Nueva York llegan después de las dos muestras organizadas por el Macba en Barcelona y el Reina Sofía en Madrid. En junio tendrá una exposición en La Haya y colocará una escultura en la Ciudad de las Artes en Valencia. Para dentro de un año tiene previsto instalar una cabeza de hierro frente al museo del Hermitage de San Petersburgo y otro busto femenino en Los Ángeles. Ha acabado ya una escultura de 16 metros de alto instalada en el patio de la futura Fundació Masaveu en Madrid, pendiente de inauguración. Y algo más lejos en el tiempo se vislumbran ya dos grandes proyectos: una cabeza de niña que hace el gesto del silencio a Manhattan, de 22 metros de altura, situada en medio del río Hudson, y una sala en un museo de Michigan, de 26 x 26 metros, y 7 de alto, cuyas paredes estarán recubiertas de mármol esculpido. No es extraño que ante estos reconocimientos, que mayoritariamente le vienen de fuera, Plensa exprese –a preguntas de los periodistas, no a iniciativa propia– que se siente “muy triste” porqué “no hay manera de avanzar” en el proyecto previsto de una gigantesca escultura suya en el puerto de Barcelona. El escultor reconoce que ha pasado de un “subidón espiritual por la ciudad” a una decepción ante “un mundo político que no nos acompaña”. Plensa cree que “es hora de dejar descansar a Gaudí y permitir que otra generación pude dejar su legado”.


Plensa imuestra sus grabados al abad Josep Maria Soler y al padre Josep de  C. Laplana
Plensa imuestra sus grabados al abad Josep Maria Soler y al padre Josep de C. Laplana (Xavier Cervera)

En el Espai d’Art Pere Pruna, situado dentro del museo de Montserrat se exponen grabados y litografías de Plensa realizados entre el 2008 y el 2016. Unas obras que, según explicó el abad Josep Maria Soler, reflejan también la sintonía entre Plensa y la labor de los monjes entorno a la voluntad de crear un silencio que permita estar con uno mismo y conectar con los otros. “No es fácil crear el silencio y responder a las grandes preguntas en un mundo de ruidos e invitaciones a la superficialidad”, añadió el abad al presentar la muestra.
Fuente
https://www.lavanguardia.com

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