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jueves, 3 de julio de 2014

El museo en movimiento

  • Una coreografía pensada para espacios museísticos. Y una investigación sobre la naturaleza de la danza y el lugar del arte. De Valencia a Girona, con destino Nueva York.


La coreografía 'No half mesures' en su estreno en el Museu...
La coreografía 'No half mesures' en su estreno en el Museu Valencià.
VANESSA GRAELL


Alterar los códigos, romper barreras. Gesto y movimiento en el museo. La danza irrumpe en los espacios museísticos con No half mesures, una pieza-performance de la compañía Taiat Dansa que se presenta hoy en el Bòlit de Girona y el sábado en el Macba. El espectáculo de 22 minutos, específicamente creado para representarse en un museo, se estrenó el pasado mayo en el Museo Valencià de la Il·lustració i la Modernitat, durante la Noche de los Museos. Y le espera una larga gira: Cuenca, Valladolid, Málaga, Sevilla... Pero también cruzará el océano con las dos fundadoras de la compañía Taiat, Meritxell Barberá e Inma García, que lo interpretarán en una versión a dúo en el museo de arte moderno de Chicago y el PS1 del MoMA de Nueva York. Y ya están en conversaciones con el Pompidou de París...
«Llevamos muchos años introduciendo y experimentando la danza en los museos. Se trata de analizar la situación que podría ocupar la danza en el marco museístico, que es estático, pictórico, escultórico, fotográfico... Pero le falta movimiento», explica Meritxell Barberá después de un ensayo. Desde Taiat, una rompedora compañía fundada en Valencia en 1999, conciben la danza como una más de las artes. «Debería estar en un museo de arte contemporáneo de manera estable, no sólo con espectáculos efímeros. Los museos deberían estudiar la danza y permitir que el público pueda acercarse a ella desde una perspectiva histórica, por ejemplo:¿Qué significó el Café Muller de Pina Bausch?... Así se podría entender su situación actual desde un análisis exhaustivo o relacionarla con movimientos artísticos y las vanguardias», reivindica Barberá.
Ramón Vera, Inma García,  Meritxell Barberá y Manuel Rodríguez.
Ramón Vera, Inma García, Meritxell Barberá y Manuel Rodríguez.
Porque No half mesures es más que un espectáculo concebido para los museos. Es un estudio a largo plazo sobre el espacio que la danza podría ocupar en los museos, sobre el significado del lenguaje coreográfico en el ámbito artístico. En esta investigación también intervendrá el director y dramaturgo Roberto Fratini, profesor de Teoría de la Danza en la Universidad de Pisa o en el Institut del Teatre de Barcelona. Y el público de No half mesures también tendrá voz con un cuestionario que puede rellenar al final del espectáculo.
«Se trata de entender la danza como un proceso artístico más que estético», apunta la coreógrafa. Y en No half mesures, una pieza para cuatro bailarines (concebida junto al coreógrafo y artista visual Manuel Rodríguez), se explora uno de los géneros por excelencia del arte:el autorretrato. La pieza arranca con los bailarines estáticos, que realizan pequeños movimientos, muy minimalistas. Y miran al público de frente, a corta distancia:un espejo de sí mismos. A partir de la suma de individualidades se construye un autorretrato colectivo. «La obra no tiene una dramaturgia muy compleja como el resto de nuestros espectáculos. Es algo muy físico: el cuerpo frente al espacio del museo», señala Barberá.
Esa complejidad dramatúrgica (que les ha dado muy buenos resultados) se puede ver en una de sus obras más originales:Persiguiendo a Patti Smith, con referencias a la historia de la danza (Pina Bausch) y a otros malditos ilustres, de Rimbaud a Kurt Cobain. Este verano llevarán la obra a Estados Unidos.
Las coreógrafas de Taiat no son ajenas al mundo del arte: durante cinco años (2004-2009) dirigieron la Feria Valencia.Art, con 40 galerías y 200 artistas. Desde el ámbito de la gestión cultural también dirigen el Festival 10 sentidos.
Los principales museos españoles han abierto sus puertas a la danza, con ciclos en el Guggenheim o el Reina Sofía (que ha acogido coreografías de Merce Cunningham o Israel Galván). Pero no existe ningún espacio, como en Bruselas o Nueva York, que documente y estudie las obras de danza. Por eso, desde Taiat no sólo se baila:se experimenta y se investiga.
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