Gonzálo Doval señala una obra de Gaudí, junto a José Manuel Larqué y Mónica de Linos. - Foto: JAIME GALINDO
La exposición incluye 80 obras pertenecientes a la Fundación ICO, de autores como Dalí, Chillida o Gargallo
España nunca ha sido un país de escultores. Sin embargo, en el siglo XX, ha tenido un papel esencial en la "renovación" de esta disciplina artística, llevada a cabo principalmente por los pintores. La exposición Dibujar el espacio. De Picasso a Plensa, que ayer se inauguró en el Palacio de Sástago, pretende hacer un "repaso a la escultura española del pasado siglo" a través de 80 obras --35 esculturas y 45 dibujos-- pertenecientes a la Fundación del Instituto de Crédito Oficial (ICO); y al mismo tiempo mostrar las relaciones entre las dos manifestaciones artísticas, ya que siempre han estado muy ligadas. De hecho, en la muestra se pueden ver juntas dibujos y esculturas que tienen semejanzas aunque "no son bocetos" sino obras de arte pensadas de forma independiente que "muestran un método de trabajo" y una idea posterior o predecesora de la creación en tres dimensiones.
Así lo manifestó Gonzalo Doval, responsable del área de Arte de la Fundación ICO, que calificó la exposición de "no muy extensa pero sí enciclopédica", ya que incluye obras de Dalí, Chillida, Gaudí, Picasso, Oteiza, Antonio López, Eva Loots, Plensa, Julio González, Barceló, Pablo Gargallo o Víctor Mira. Doval estuvo acompañado por la directora de la Fundación ICO, Mónica de Linos, y el diputado de Cultura de la DPZ, José Manuel Larqué.
RENOVACIÓN
La escultura de finales del siglo XIX fue, según Doval, "denostada por los pintores de vanguardia", si bien son ellos mismos los que "consiguen renovarla" abandonando los principios tradicionales como el volumen o los materiales y adentrándose en la abstracción y en objetos residuales
Las primeras piezas son las del "contundente Huguet" o Picasso (con su mujer cubista, de volúmenes grandes); Julio González o Gargallo, de quien se exhibe una máscara. Entre esos renovadores de los años 50 se encuentran Palazuelo, Oteiza o Granell, ya más de estilo "constructivista" o el expresionismo de Esteban Vicente, que "muestran como sienten las cosas, no como las ven". Continúa con Oteiza, "que modela el vacío" o los hiperrealistas Antonio López, Carmen Laffon o "dos obras muy divertidas de Eduardo Arroyo, en las que critica el tipismo tradicional español".
Ya en los 70 son los años de los escultores que trabajan en instalaciones y, sobre todo, con el aprovechamiento de materiales encontrados. Ahí, toma protagonismo el espacio, como se puede ver en las piezas de Miquel Navarro, Eva Lootz o Susana Solano. El siguiente paso es el de la "descomposición de la escultura", representada, entre otros por Víctor Mira o Jaume Plensa y su cortina de letras, con la que señala que "la inmensidad cabe en un pensamiento"; y que nada tienen que ver con la escultura tradicional.
La colección llega a Zaragoza tras haber sido expuesta en 20 ciudades españolas y en otras tantas de 18 países, indicó Mónica de Linos, quien hizo hincapié en que la Fundación ICO es una fundación pública que contribuye al "desarrollo de la sociedad con la promoción de la cultura" a través de cuatro áreas: Formación, publicaciones, entendimiento y arte y aquí se incluye la gestión del museo y la colección, que se divide en tres secciones, pintura española contemporánea, grabados de Picasso y la que ahora y hasta el 17 de mayo puede verse en el Palacio de Sástago.
Fuente
Así lo manifestó Gonzalo Doval, responsable del área de Arte de la Fundación ICO, que calificó la exposición de "no muy extensa pero sí enciclopédica", ya que incluye obras de Dalí, Chillida, Gaudí, Picasso, Oteiza, Antonio López, Eva Loots, Plensa, Julio González, Barceló, Pablo Gargallo o Víctor Mira. Doval estuvo acompañado por la directora de la Fundación ICO, Mónica de Linos, y el diputado de Cultura de la DPZ, José Manuel Larqué.
RENOVACIÓN
La escultura de finales del siglo XIX fue, según Doval, "denostada por los pintores de vanguardia", si bien son ellos mismos los que "consiguen renovarla" abandonando los principios tradicionales como el volumen o los materiales y adentrándose en la abstracción y en objetos residuales
Las primeras piezas son las del "contundente Huguet" o Picasso (con su mujer cubista, de volúmenes grandes); Julio González o Gargallo, de quien se exhibe una máscara. Entre esos renovadores de los años 50 se encuentran Palazuelo, Oteiza o Granell, ya más de estilo "constructivista" o el expresionismo de Esteban Vicente, que "muestran como sienten las cosas, no como las ven". Continúa con Oteiza, "que modela el vacío" o los hiperrealistas Antonio López, Carmen Laffon o "dos obras muy divertidas de Eduardo Arroyo, en las que critica el tipismo tradicional español".
Ya en los 70 son los años de los escultores que trabajan en instalaciones y, sobre todo, con el aprovechamiento de materiales encontrados. Ahí, toma protagonismo el espacio, como se puede ver en las piezas de Miquel Navarro, Eva Lootz o Susana Solano. El siguiente paso es el de la "descomposición de la escultura", representada, entre otros por Víctor Mira o Jaume Plensa y su cortina de letras, con la que señala que "la inmensidad cabe en un pensamiento"; y que nada tienen que ver con la escultura tradicional.
La colección llega a Zaragoza tras haber sido expuesta en 20 ciudades españolas y en otras tantas de 18 países, indicó Mónica de Linos, quien hizo hincapié en que la Fundación ICO es una fundación pública que contribuye al "desarrollo de la sociedad con la promoción de la cultura" a través de cuatro áreas: Formación, publicaciones, entendimiento y arte y aquí se incluye la gestión del museo y la colección, que se divide en tres secciones, pintura española contemporánea, grabados de Picasso y la que ahora y hasta el 17 de mayo puede verse en el Palacio de Sástago.
Fuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario