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miércoles, 17 de junio de 2015

El régimen chino «perdonará» a Ai Weiwei si modera su activismo político

El régimen chino «perdonará» a Ai Weiwei si modera su activismo político
ABC


Un diario del Partido Comunista le da la «oportunidad» de pasar página a sus críticas


Después de cuatro años de persecución política y kafkianos procesos judiciales, Ai Weiwei, el artista más combativo de China, ha podido por fin inaugurar una exposición en Pekín. En dos galerías unidas del Distrito 798, el principal barrio artístico de la capital china, ha instalado los restos de un enorme templo familiar de la Dinastía Ming (1368-1644), construido hace 400 años en la provincia de Jiangxi, que ha tenido que desarmar y luego volver a montar en 1.500 piezas. A pesar de estar proscrito por el régimen, que incluso lo tuvo casi tres meses retenido en 2011 y lo ha acusado de evasión de impuestos y hasta de bígamo, el artista chino más reconocido en todo el mundo parece salir con esta obra del ostracismo al que había sido condenado en su país por sus críticas políticas.
Así se desprende de un revelador editorial publicado hace unos días por el periódico «Global Times», portavoz del Partido Comunista, con el más que evidente titular «La última exposición de Ai Weiwei puede marcar un nuevo comienzo». En él, este diario propagandístico sugiere que el autoritario régimen chino está dispuesto a «perdonarlo» si modera su activismo político.

«Un gesto importante»

Tras dejar claro que «es un importante gesto que las autoridades locales hayan dado permiso a esta muestra individual de Ai Weiwei», el rotativo asegura que «el nuevo comienzo es también una oportunidad», ya que «el entorno al que el artista se enfrenta hoy es diferente al de 2011, cuando se vio involucrado en una demanda». En abril de ese año, cuando iba a tomar un avión a Hong Kong, Ai Weiwei fue detenido en el aeropuerto de Pekín y la Policía lo retuvo durante 81 días en una cárcel secreta, aislado y sin apenas contacto con su familia ni su abogado. Como represalia por sus ácidas críticas al régimen chino, su empresa, que en realidad está a nombre de su esposa, fue multada con15 millones de yuanes (2,1 millones de euros) por evasión fiscal, pero Ai Weiwei siempre ha dicho en sus entrevistas a ABC que la Oficina de Impuestos ni siquiera había cobrado el dinero porque el verdadero objetivo era destruir su imagen pública. Con el pasaporte requisado por la Policía, el artista no puede salir todavía de su país, pero el horizonte puede abrírsele a tenor del editorial del «Global Times».
«Quizás ha llegado el momento de pasar página a la controversia política de Ai Weiwei», propone el artículo, que advierte de que «la relación ideal entre los artistas y la política debe ser moderada». Con este claro aviso a navegantes, el periódico del Partido Comunista recomienda a Ai Weiwei que «tendría más sentido que pudiera producir obras que sirvieran para abrir los horizontes del público chino y potenciar su interés por el arte moderno». Apelando a su propio beneficio, sobre todo económico, el editorial le recuerda que «el arte debería seguir el ritmo del desarrollo y la prosperidad de China, donde hay una fuerte demanda por artistas creativos».
Con este editorial, precedido por una reseña de su exposición publicada en el mismo diario, el régimen empieza a levantar el veto sobre Ai Weiwei que había impuesto a los medios chinos. Ahora está por ver la reacción del artista, que se ha caracterizado siempre por su carácter combativo y su habilidad para propagar sus críticas al régimen en redes sociales como Twitter, donde tiene 276.000 seguidores, a pesar de estar censurado en China. «Estoy muy sorprendido de ver por fin una exposición suya en China, que además resulta muy valiosa porque es uno de los artistas más importantes de este país», se congratula en la muestra Wang Weijie, un joven estudiante de Comunicación Visual. A su juicio, «mucha gente coincide con Ai Weiwei y debería ser más conocido en China, no solo por sus opiniones, sino también por su obra».

Conciencia crítica del país

Hijo de un célebre poeta comunista represaliado durante la«Revolución Cultural» (1966-76), Ai Weiwei es, a sus 56 años, la conciencia crítica de China. Aunque colaboró con el régimen en el diseño del Estadio Olímpico «El Nido» de Pekín, obra de Herzog & De Meuron, no ha dudado en denunciar sus abusos e injusticias, así como los graves problemas sociales y medioambientales que sufre el país. Precisamente, una de las cruzadas que más problemas le ha traído con las autoridades fue investigar el derrumbe masivo de escuelas durante el terremoto de Sichuan en 2008, que costó la vida a casi 5.200 niños.
Además de exponer cien millones de pipas de girasol en la prestigiosaTate Modern de Londres y en la Bienal de Venecia, Ai Weiwei ha reflexionado sobre la falta de libertad, un tema que conoce bien, en una muestra organizada en el penal de Alcatraz, en Estados Unidos. Ahora, tras esta exposición que acaba de inaugurar en China, la cuestión es saber si el artista recupera su libertad sin perder su espíritu combativo.
Fuente
http://www.abc.es


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