Katharine Arnold, Jefe de la tarde Subasta, habla de Francis Bacon Estudio para la cabeza de Isabel Rawsthorne y George Dyer , que se ofrecerá en la próxima subasta de la posguerra y de Arte Contemporáneo de la tarde el 30 de junio de 2015, de Londres.
El primero de sólo 10 dípticos pintado por Francis Bacon, Estudio para la cabeza de Isabel Rawsthorne y George Dyer conmemora dos de las más profundas relaciones del artista: con su amante y musa, George Dyer, y su amigo y confidente de toda la vida, el artista Isabel Rawsthorne.
Pintado en 1967, fue la primera de las dos únicas obras que retratan Rawsthorne y Dyer juntos. Figuras centrales en el elenco de personajes carismáticos que tocaron la vida de Bacon, Rawsthorne y Dyer llegaron a ocupar mayor década del artista en la pintura: la década de 1960. Sin embargo, dentro del certamen de colorido de la "vida cuneta dorada" de Bacon, jugaron papeles muy diferentes.
Mientras Rawsthorne seguía siendo un amigo fiel hasta su muerte, la relación de Dyer con Bacon fue trágicamente interrumpida cuando, en vísperas de tan esperado 1971 retrospectiva del artista en el Grand Palais de París, Dyer se quitó la vida. Este evento era tener un impacto devastador en Bacon, dando lugar a su célebre serie de trípticos negros. En Estudio para la cabeza de Isabel Rawsthorne y George Dyer , Bacon captura Dyer en su mejor momento, junto con Rawsthorne, durante el apogeo social del artista en el Soho.
Unidos por el papel definitivo que jugaron en la vida de Bacon, Rawsthorne y Dyer se presentan de una manera que recuerda-perfil doble magistrales retratos matrimonio Piero della Francesca. Aunque tocino nunca había tomado un esposo o esposa, Rawsthorne y Dyer fueron sus dos compañeros más cercanos: Dyer como su amante, Rawsthorne como su amigo y, al parecer, la única mujer con la que siempre intentó intimidad física.
A través de Estudio para la cabeza de Isabel Rawsthorne y George Dyer , Bacon retrata a sus súbditos en la firma de su formato de retrato íntimo, cada una mide 12 por 14 pulgadas. En una serie de pinceladas-cerca escultórico, Rawsthorne y Dyer emergen a través de tonos pálidos y luminosos, como apariciones espectrales, cada contorno remolinos de sus rostros distorsionados articula con rápidos gestos impulsivos. En el vacío que existe entre ellos, casi podemos sentir propio Bacon: la parte faltante de una trilogía incompleta.
En Dyer, Bacon encontró un espíritu frágil a quien se sintió atraído intensamente. Un hombre hermoso que tomó cuidado meticuloso sobre su apariencia, Dyer llevaba un uniforme de los trajes de corte limpio y bien anudadas-lazos estrechos. Sin embargo, bajo esta fuerte exterior era un personaje con problemas, emocionalmente cargado, con frecuencia paralizado por una sensación de falta de propósito.
No es una hora pasa cuando yo no pienso en George - Francis Bacon
Alrededor de 30 años de edad en el momento de su encuentro en 1963, Dyer miró a Bacon como un mentor y tutor. Hacia el final de la década de 1960, sin embargo, el carácter voluble de Bacon y propias perspectivas sombrías de Dyer hizo una relación tumultuosa, marcada por los cambios de humor agudo y arrebatos de emoción. Retratos prodigiosos de Bacon de Dyer de mediados y finales de los años 1960, ahora en poder principalmente en colecciones de museos, alcanzaron un nivel de fervor pictórico sin rival en el resto de su obra.
Mientras Dyer barrió tocino junto en una montaña rusa de la pasión y la desesperación, Rawsthorne era un amigo de confianza constante, un personaje de carácter fuerte con un gusto por la vida. Una musa de la escena del arte de 1930, Rawsthorne había modelado para André Derain, Alberto Giacometti y Pablo Picasso, y, en la década de 1960, se convirtió en lo más importante sujeto femenino de Bacon. Su admiración perdurable por su carácter fue igualada por su fascinación con su aspecto: su frente alta y la rayita de barrido, cejas arqueadas y los pómulos prominentes.
Ella apareció en tres magníficas pinturas a gran escala entre 1964 y 1967 y, junto a los dos dípticos con Dyer, al menos 15 pequeños retratos y cinco trípticos arriba hasta 1983. Durante este tiempo, Bacon conjeturó que había pintado más pequeñas cabezas retrato de Rawsthorne que él tenía de sí mismo.
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Estudio para la cabeza de Isabel Rawsthorne y George Dyer representa el retrato de Bacon en el apogeo de su desarrollo. A lo largo de su vida, el artista trabajó obsesivamente a partir de imágenes de sus amigos, por encargo del fotógrafo John Deakin. Una excavación póstumo de estudio de Bacon en 7 Reece Mews reveló 129 fotografías de Dyer y 22 de Rawsthorne. Tocino explicó a David Sylvester cómo trabajar desde la fotografía le permitía una "ligera remove del hecho, lo que me devuelve a la realidad con más violencia".
Muchas de las fotografías de Rawsthorne y Dyer rescatados de estudio de Bacon fueron arrugado, rasgado aparte y recortada, como si estos actos destructivos revelarían el verdadero corazón de los sujetos. Como Michael Peppiatt ha escrito, 'tocino dijo una vez que pensaba en la verdadera amistad como un estado en el que dos personas sacaron unos a otros en pedazos - disección y criticando sin piedad. Este es el acto de "amistad" que Bacon perpetra en los retratos: un separando del otro hasta que llega a una verdad irreductible - "hecho" o, como le gustaba llamarlo, de un modo pseudocientífico - por su apariencia y personaje. ' Es esta dinámica que se captura en el Estudio para la cabeza de Isabel Rawsthorne y George Dyer .
La imagen principal en la parte superior: Francis Bacon (1909-1992), Estudio para la cabeza de Isabel Rawsthorne y George Dyer , 1967 Óleo sobre lienzo.. 14 × 12 pulg. (35,5 × 30,5 cm.) Estimación por encargo. Este trabajo se ofrece en nuestra venta de la posguerra y de Arte Contemporáneo de noche en Londres el 30 de junio
Fuente
http://www.christies.com
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