Este trabajo recopilatorio está dedicado a la pintora realista María Moreno, nacida en Madrid en 1933 en el seno de una familia de talante liberal y con aptitudes musicales. En 1955 comenzó sus estudios de pintura en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Allí, junto con Isabel Quintanilla, conocería a Antonio López, los hermanos López Hernández –Julio y Francisco–, Enrique Gran y Lucio Muñoz. Tenían poco más de veinte años y muchos sueños. La vida, quién sabe, hizo que María y Antonio acabaran emparejados y se casaran. No fueron los únicos, pues Julio López contrajo matrimonio con Esperanza Parada su hermano Francisco con Isabel Quintanilla y Lucio con Amalia Avia, y se formó así un grupo compacto en el que amistad y pintura iban parejos, de la mano.
Antonio López explica en un documental de TVE cómo es la manera de pintar de su mujer, que comenzó a crear ya de manera continuada cuando se casaron, en 1961, unión de la que nacieron dos hijas: María en 1962 y Carmen en 1965. Al lado del genio ella ha sido una pintora admirada por el mundo del arte, pero muy poco conocida por el público, pues ha trabajado a la sombra de su afamado marido, con el que ya lleva más de cincuenta años conviviendo y trabajando.
Mujeres opacadas
Curiosamente ellas, las mujeres, pintoras también como ellos, parece que se quedaron un paso por detrás, opacadas en algunos casos por la fuerza inusitada del arte de sus parejas. Fue, sin duda, el caso de María Moreno, una artista con un lugar en los libros de arte que desgraciadamente no es conocida por el gran público. Antonio López, fuerte, enérgico, fue poco a poco escalando en el panorama artístico de aquellos años cincuenta y se hizo su espacio. Ella entre 1958 y 1960 se decidió a dar clases en un instituto. Un documental que se verá el jueves en La2, «La luz de Antonio», descubre a esta pintora a través de las voces de quienes la conocen mejor, su familia, sus amigos, también pintores, como Julio y Paco López, Tomás Bañuelos y Pepe Carretero; Guillermo Solana, director del Museo Thyssen; el galerista Íñigo Navarro o la comisaria Marisa Oropesa. María Moreno tiene 82 años y un estado de salud que apenas le permite darse cuenta de muchas cosas, aunque, como señala Guillermo Solana «el estímulo de una pintura o de un color la hacían salir de su silencio». María Moreno, que nada tiene que ver con la protagonista, sino que es quien ha dirigido este trabajo, se dejó fascinar por la coincidencia del nombre y después quedó atrapada por la historia y la pintura. «Una simple coincidencia me acercó a ella para acabar descubriendo a una de las artistas más fascinantes de la pintura reciente», dice.
En 1961 María contrajo matrimonio con Antonio. Él lo refiere así: «Vi cómo pintaba cuando nos fuimos después de casarnos a Guardamar del Segura, en Alicante, y ahí me enamoró como pintor. Tenía una gracia para pintar maravillosa. No me podía imginar que tuviera ese don tan extraordinario para pintar». Lo dice con verdadera devoción, insistiendo en cada frase, saboreando las palabras. Él la cuida desde hace tiempo, se desvive por Mari, como la llama, como la llaman cariñosamente todos. «Siempre está atento. Se levanta de una reunión y se marcha corriendo para atenderla», refiere Julio López Hernández. «Ahora nos vemos pocos, pero hemos estado muy unidos. Yo he colaborado en el documental. Siempre han tenido una relación estupenda Mari y Antonio, aunque yo la veo a ella en un segundo plano. Creo que en ese sentido se parece su papel al que ha desempeñado mi mujer, Esperanza. A mí se me parecen» y habla después de aquellos años complicados «en que luchábamos por sacar la cabeza por encima de lo cotidiano. María tuvo que echar mano de las clases para conseguir unos dineros. Los primeros tiempos resultaron bastante difíciles porque ser un artista independiente era complicado, y si eras realista, más aún».
María Moreno - Gran Vía II, 1990. Óleo sobre lienzo, 103 x 120 cm. Colección privada.
Ver a Velázquez
Claude Bernard, el galerista que atendió su última individual en París en 1990, mira con auténtico embeleso alguna de las obras que posee en la galería: «Ella no quería exponer. Es muy púdica y no deseaba mostrar su obra. Creo que era timidez frente a la obra de Antonio, quien tuvo que convencerla para que colgara sus cuadros. Le dije: ‘‘Tú tienes que tener tu vida en París”». Y se detiene entonces delante del cuadro. Su dedo índice señala un plato con unos pescados: «Mira los colores tan españoles, los grises, los rosas. Su obra tiene una factura española, Velázquez está detrás. Su sensibilidad es impresionante, por eso me gustó muchísimo», comenta Bernard.
En «La luz de Antonio» la protagonista es ella. Su luz es la que se proyecta a lo largo de toda la proyección. María López Moreno, una de sus hijas (la otra es Carmen), está expectante ante el resultado. No ha visto aún el documental. Se grabó desde marzo del año pasado a poco antes del mes de agosto, recuerda, en varias sesiones. «También querían captar la atmósfera con mi padre pintando, la obra en la que trabaja que es una escena que se ve desde el dormitorio donde la plasma a ella en el baño peinándose. Se veía cómo iba adelantando la obra y hablaron con él porque es quien tiene la memoria y lo recuerdos». Le sorprendieron algunas escenas, volver a ver su pasado en imágenes, «incluso grabaciones caseras en 35 mm. Mis padres están tan jóvenes y nosotras tan pequeñas... Es un reportaje fresco salpicado de cosas bonitas y de recuerdos».
La pintora María Moreno celebra su 82º cumpleaños con sus familiares.
En mayo pasado cumplió María 82 años. Ese día se grabó. Una tarta, la familia alrededor de la mesa. «Fue precioso», responde María hija. Arranca la narración «con un dibujo de un cuarto de baño y ves cómo era la casa hace 35 años. Me fijé en que teníamos un gato, que ya se me había olvidado. Hay bastantes cosas que me han emocionado, como las grabaciones caseras. Y mirar aquel canario que teníamos, y ver lo pequeñas que éramos, cómo nos escondíamos para que mis padres no nos grabasen. Recuerdo hasta el día en que se hizo aquello. La verdad es que al verlo ahora te da un vuelco el corazón y te emociona», explica.
Para Julio López, María Moreno es una pintora que «trabaja por devoción, por entrega a un oficio que le gusta. Su pensamiento es limpio. Su obra, amable, delicada, pero no blanda, sino misteriosa y sutil. No se puede decir que la influencia de Antonio haya ahogado su pintura, que mantiene la pureza de lo no contaminado». Antonio López recuerda que «se puso a pintar cuando nos casamos, ya de forma continua. Dejó la enseñanza. De mitad de 1961 a 1970 estuvo todo el tiempo pintando. Ha influido en mí más que yo en ella. Mari es como es, es que no hay manera (lo repite varias veces en un tono coloquial). Está defendida por su pureza, por algo limpio que no le permite variar. Es lo contrario de Picasso, que va haciendo el camino y vas viendo lo que va incorporando en su trabajo. Mari es como es, Mari es como es».
María Moreno, conversando con algunos alumnos de pintura de un curso impartido en 2012.
Generosa es la palabra
¿Es una artista a la sombra de la maestría de su marido? ¿Está en un segundo plano? Responde María López: «Es y no es así. Lograr el equilibrio en una pareja de profesionales es bastante complicado. Ambos han desarrollado una carrera fantástica, aunque mi madre, por la proyección internacional de mi padre ha estado más oculta, pero no por falta de reconocimiento. Nunca dejó de pintar. Ha sido una creadora plena». ¿Y ha sido la luz de Antonio López? «Yo creo que sí. Su generosidad ha sido inmensa. En ciertos aspectos yo la veo como única, irrepetible. Siempre se ha dedicado a mi padre, él estaba por delante. Ha sido tan generosa como poco ambiciosa», narra. Y recuerdas algunas de sus obras, como unas lilas: «Lo que transmiten es emocionante».
Víctor Erice, que rodó con el pintor «El sol del membrillo», habla de la aportación esencial de la artista «que colaboró detrás de la cámara en la producción. Demostró su compromiso con el proyecto al implicarse totalmente. Terminado el rodaje nos reuníamos ella y yo en la cocina y echábamos las cuentas, el dinero de que podíamos disponer para seguir rodando».
Un documental recupera a la pintora María Moreno, la 'luz' de Antonio López.
María estudió en la Real Academia de San Fernando, donde coincidió con un grupo de compañeros y amigos entre otros los hermanos escultores Julio López Hernández y Francisco López Hernández, con la también pintora realista Isabel Quintanilla, mujer del anterior y con su actual marido el afamado pintor y escultor Antonio López. Todos ellos estudiaron juntos y defienden en común un estilo artístico, conformando un grupo denomido Realistas de Madrid, aunque algunas veces colaboran, trabajan independientemente.
Antonio López, Isabel Quintanilla, Julio López, Pablo Luis Gómez, Clara Gangutia, la hija de Antonio López, María Moreno y Paco López, una foto histórica en el Palacio los Serrano de la Fundación Caja de Ávila en una exposición en 2014.
El Ayuntamiento de Sevilla preparó en enero de 2013 la primera antológica de María Moreno. La muestra se celebró en el monasterio de San Clemente, sede del Centro de las Artes de Sevilla (CAS).
Espero que la recopilación que he conseguido de esta pintora española, sea del interés de los aficionados al arte que frecuentan esta sección, y en lo posible contribuya en su divulgación.
Algunas obras de María Moreno
Jardín de Poniente 3 (El patio de mi casa), 2000. Óleo sobre lienzo adherido a tabla, 119 x 102 cm. Colección Iberdrola. Obra de María Moreno
Jardín de Poniente 3, 2003. Óleo sobre lienzo, 140,5 x 147 cm. Colección privada. Obra de María Moreno
Calle Levante. 1977. Óleo sobre lienzo, 61 x 75 cm. Colección de la artista. Obra de María Moreno
Entrada de casa. 1980. Óleo sobre lienzo, 90 x 75 cm. Colección de la artista. Obra de María Moreno
Jardín de los frutales 1972. Óleo sobre tabla, 64 x 82,5 cm. Colección privada. Obra de María Moreno
Jardín de atrás. 1972. Lápiz sobre papel, 80 x 60 cm. Colección. Obra de María Moreno
Membrilleros en Río Záncara. 1974. Lápiz sobre papel, 71,5 x 101,5 cm. Colección F. Javier Elorza. Obra de María Moreno
Vallecas. 1980-85. Óleo sobre lienzo adherido a tabla, 70 x 75. ARTIUM se Álava. Vitoria-Gasteiz. Obra de María Moreno
Gran Vía I. 1989. Óleo sobre lienzo, 81,5 x 89,5. Galerie Claude Bernard, París. Obra de María Moreno
Cocina de Tomelloso. 1972. Óleo sobre tabla, 83 x 62 cm. Colección de la artista. Obra de María Moreno
El pasillo. Portal de Tomelloso. 1973-74.Lápiz sobre papel, 74,5 x 67,8 cm. Colección privada. Frankfurt am Main. Obra de María Moreno
Naturaleza muerta de la sandía. 1990. Óleo sobre lienzo, 107 x 114 cm. Colección privada. Obra de María Moreno
Azaleas rosas, 1994. Obra de María Moreno
Más info sobre María Moreno
María Moreno, luz y guía de la obra de Antonio López
María Moreno, luz y guía de la obra de Antonio López. El programa 'Crónicas' de La 2 estrena temporada con un documental sobre la artista María Moreno. Una pintora que ha retratado la realidad al lado del maestro del realismo español Antonio López, con quien se casó en 1961. a la sombra del artista, según algunos, María Moreno ha sido ha sido la luz que ha guiado su vida y la obra del genio manchego... Ver vídeo
La luz de Antonio
Un documental recupera a la pintora María Moreno, la "luz" de Antonio López
El pintor manchego Antonio López, junto a su mujer, la también pintora María Moreno, y a su hija, María López, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. EFE/Archivo
María Moreno, Mari, lleva más de cincuenta años con Antonio López. Se casaron en 1961 y al lado del genio ella ha sido una pintora admirada por el mundo del arte, pero muy poco conocida por el público. Ahora el documental "La luz de Antonio", que se estrena el próximo jueves en La 2 TVE muestra su historia.
Antonio López asegura que es la luz que le ha guiado en el arte y la vida.
"La persona de Mari y su pintura, extraordinaria, hablan de algo, se refieren a algo que me parece que tiene mucho valor, que es la pureza, la pureza de las cosas, en un mundo impuro, no el mundo de ahora impuro, el mundo es impuro. Y a mí eso me parece que es un regalo", explica a Efe el pintor.
"La Luz de Antonio" se emitirá el jueves en La 2 de TVE, en Crónicas, a las 23.35 horas, y acercará la historia de esta pintora, antes de que en enero de 2016 puedan contemplar su obra en la exposición que el Museo Thyssen dedicará a "Los realistas de Madrid", en la que habrá también obras de Antonio López, el segundo artista español más cotizado internacionalmente.
"La pintura de Mari me parece extraordinaria, aporta algo en relación con lo espiritual tan elevado, tal alto, tan raro, como por ejemplo la obra de Juan Gris", precisa Antonio López.
Él no ha visto el documental, y no sabe si ella, que dejó de pintar hace tres años, se dará cuenta de que es la protagonista. "Creo que no -subraya el pintor-, pero es muy difícil de saber, porque hay momentos en que parece que se da cuenta, pero incluso cuando expuso en la Galería Claude Bernard de París, lo vivió como una cosa normal".
"Crónicas" ha viajado hasta París para hablar también con el mítico galerista Claude Bernard, que en 1990 hizo una exposición en su galería de la Rue des Beaux Arts en París, la última individual de la artista, cuya obra, dispersa, intenta recuperar su hija María López Moreno, sobre todo desde que en 2012 el Ayuntamiento de Sevilla manifestase su intención de hacer una gran antológica y reunir sus pinturas de más de medio siglo, de 1957 a 2012.
Aparecen en la cinta, además de su familia, compañeros del grupo de los realistas de Madrid, como Francisco y Julio López Hernández; el director de cine Victor Erice, cuya película "El sol del membrillo" produjo ella; el director del Thyssen, Guillermo Solana, el crítico Francisco Calvo Serraller, el escultor Tomás Bañuelos o el pintor Pepe Carretero.
"¿Pintora en la sombra?". Es la pregunta que hace la guionista del documental, María Moreno, que aunque coincide en el nombre no tiene ninguna relación familiar con la artista. Sus hijas creen que no, que ella ha tomado siempre las decisiones que ha querido y que la relación con su arte le ha hecho muy feliz.
"No es una pintora oculta, ni menor, ni secuestrada -aclara a da Efe su hija María López-. Ha tenido una vida plena, fantástica y maravillosa".
El escultor Tomás Bañuelos añade: "Estar en la creación no significa tener éxito, sólo sentirse satisfecho por haber encontrado esa luz que esperabas".
"Mari -cuenta ahora Antonio López- tampoco ha tenido un empeño en resaltar su condición de pintora, ha tenido una actitud humana muy generosa. Si no hubiera estado yo tan cerca de ella, hubiera sido todavía más grave, habría igual dejado la pintura, es una forma de hablar, claro, pero yo he estado siempre defendiendo su tiempo para que pintara, por ella y por mí que me gustaba mucho lo que hacía".
"Porque ya cuando me casé ella -continúa- tenía tres o cuatro clases, estaba dispuesta a entrar en la enseñanza, consideraría seguramente muy complicado el mundo de la pintura, pero cuando vi más de cerca lo que hacía le dije que dejara la enseñanza y se pusiera a pintar y eso para Mari era bueno y a la vez era una fuente conflictos, como pasa tantas veces".
Antonio López cree que es muy complicado hablar de Mari, porque están todos los artistas del grupo muy cerca unos de otros y tampoco se trata de decir cosas hermosas de ella.
"Mari -sostiene- ha vivido la pintura como habría que vivirla, ha sido muy generosa, valoraba más otras cosas, ha sido así. Lo que pasa es que si no tienes una persona cerca que te estimule de vez en cuando igual se adelantan a la pintura otras actividades que a lo mejor te parecen en el presente más necesarias, que es la familia".
"Y luego estaba cerca de gente muy brillante, no es que ella no sea brillante, me parece más que brillante, pero estaba junto a gente que vivía la pintura de una manera muy profesional. Pienso en todo el grupo nuestro, yo he sido muy profesional, Francisco López también, Carmen Laffón también, Lucio Muñoz... es que si no, no hubiéramos podido salir adelante, estábamos en un mundo de mucha dificultad y había que estar muy atento para poder ir aprovechando lo que te iba llegando y seguir trabajando".
eldiario.es / efe.com
Confesiones de Antonio López
"Mi mujer, Mari, es muy buena pintora. Yo creo que es mejor que yo"
"No soy nervioso, pero tampoco tranquilo", considera el singular artista, quien reconoce además que puede "llegar a ser muy violento" ante "harturas extremas"
Antonio López y su esposa María Moreno, frente a la obra La mujer en la bañera.
"Mi mujer ha influido mucho en mi obra y en mi vida". Antonio López habla con gran admiración de su esposa, María Moreno. Sus vidas se encontraron en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. Fue en 1949, año en el que también conoció al que se convertiría en uno de sus mejores amigos, el escultor asturiano Félix Alonso Arribas. López no habla de más artistas ni se enfrasca en diatribas sobre el realismo mágico de su obra. No quiere pontificar sobre el arte ni sobre los artistas. Bastante tiene con lo suyo, con lo que hace y con las vueltas que le da a cómo lo hace.
La familia del pintor Antonio López observa uno de los cuadros el Museo Thyssen-Bormemiza de Madrid desde un banco.
La luz que le guía
María Moreno ha sido la luz que ha guiado la vida y la obra de Antonio López. "Es muy buena pintora. A mí me pace mejor que yo", afirma el pintor y escultor, aunque luego precisa. "Es mejor no comparar, pero Mari es una persona muy limpia, muy noble y la admiro mucho", insiste con convicción.
López, que escucha sobre su obra muchas voces de grandes críticos, siente un enorme respeto por las opiniones de su esposa. "Admiro a mucha gente, pero no tienen por que ser artistas", añade con humildad, porque la principal virtud que busca en las personas es el tratar de hacer las cosas bien.
"Es que Mari es muy buena persona. Ella está un nivel superior al mío", prosigue embelesado. La pareja tiene dos hijas. "Son personas estupendas", celebra el pintor sin ocultar su preocupación por la salud de su Mari. "Yo no conduzco y mi mujer fue muy generosa. Cuando se habló de conducir y de comprarnos un coche ella se ofreció a aprender. Ella ha estado conduciendo hasta que lo ha tenido que dejar", agradece emocionado.
Días antes de la inauguración, el pintor visitó junto con toda su familia la exposición días antes de la inauguración de la muestra.
Una agresividad embridada
María Moreno ha sabido también domar el carácter de Antonio López. "No soy nervioso, ni tranquilo", explica, pero "puedo llegar a ser muy violento", reconoce. López intenta no dejarse arrastrar por la agresividad. "Podría llegar a hacer alguna tontería. No me gusta la violencia, pero me noto agresividad dentro. Menos mal que hay sentido común y prudencia".
La "hartura extrema" de una situación o de unas personas le han sacado de quicio más de una vez. "Me he peleado con gente y siempre me han arreado porque tengo mucho coraje pero soy muy pequeño de tamaño y cuando te metes con una persona más fuerte casi siempre te machaca", medita en voz alta.
Antonio López, junto a su esposa María y una de sus hijos, señala uno de los cuadros de la exposición eque el Museo Thyssen-Bormemiza de Madrid le dedicó en 2011.
Ya era mayorcito la última vez que se vio envuelto en una trifulca. Volvía a casa de pintar y vio a un hombre tirando de los pelos de una mujer delante de varias personas. "Me metí en medio. Fue muy instintivo", relata con total parsimonia. Sucedió hace ocho años. "Mari es más realista y logra calmarme", reitera agradecido, una vez más, a su mujer.
Los sueños de Antonio López son "inquietantes y desazonadores". Sin embargo, durante la vigilia, el artista manchego nota que cada vez tiene más "desparpajo" para tratar con la gente. "Estoy a gusto conmigo mismo y con los demás", celebra.
Antonio López y su esposa Maria Moreno, en la exposición del Thyssen. El pintor examina hasta el último detalle.
El valor de la amistad
Al llegar a Madrid en 1949 conoció a Félix Alonso Arribas, "al cual quiero mucho", y tres años después se muda a la pensión en la que vivía aquél, sita en la calle Independencia. "Igual que conocí a Félix, que es un santo, conocí a gente muy atravesada y falsa en esa pensión", revela antes de dar por concluida una jornada de trabajo que comenzó a las ocho y media de la mañana.
Antonio López observa el cuadro de la exposición del Thyssen en 2011 'Madrid desde Vallecas' que adquirió la Asamblea de Madrid.
Son casi las nueve de la noche y Antonio López vuelve a refugiarse en la lectura. Relee a Benito Pérez Galdós, "un canario que apenas escribió de Canarias", apunta con el volumen en la mano de Fortunata y Jacinta con el que comenzó esta charla, mostrando su preocupación porque los jóvenes de hoy no leen este tipo de buena literatura que el artista admira con pasión.
Publicado el 16.06.2013 por diariodemallorca.es
Fotos: elpais.com
Antonio López, con su esposa, la también artista María Moreno, en el jardín de su casa de Madrid.
Pues esto es todo amigos, espero que os haya interesado el trabajo recopilatorio dedicado a la pintora realista María Moreno, nació en Madrid en 1933. En 1961 se unió en matrimonio a Antonio López, unión de la que nacieron dos hijas: María en 1962 y Carmen en 1965. Al lado del genio ella ha sido una pintora admirada por el mundo del arte, pero muy poco conocida por el público, pues ha trabajado a la sombra de su afamado marido, con el que ya lleva más de cincuenta años conviviendo y trabajando. María estudió en la Real Academia de San Fernando, donde coincidió con un grupo de compañeros y amigos entre otros los hermanos escultores Julio López Hernández y Francisco López Hernández, con la también pintora realista Isabel Quintanilla, mujer del anterior y con su actual marido el afamado pintor y escultor Antonio López. Todos ellos estudiaron juntos y defienden en común un estilo artístico, conformando un grupo denomido Realistas de Madrid, aunque algunas veces colaboran, trabajan independientemente.
Fuentes y agradecimientos: elpais.com, rtve.es, efe.com, eldiario.es, canarias7.es, elmundo.es, larazon.es, museocasaibanez.org, diariodemallorca.es, diariodeavila.es, propias y otras de Internet.
Antonio López explica en un documental de TVE cómo es la manera de pintar de su mujer, que comenzó a crear ya de manera continuada cuando se casaron, en 1961, unión de la que nacieron dos hijas: María en 1962 y Carmen en 1965. Al lado del genio ella ha sido una pintora admirada por el mundo del arte, pero muy poco conocida por el público, pues ha trabajado a la sombra de su afamado marido, con el que ya lleva más de cincuenta años conviviendo y trabajando.
Mujeres opacadas
Curiosamente ellas, las mujeres, pintoras también como ellos, parece que se quedaron un paso por detrás, opacadas en algunos casos por la fuerza inusitada del arte de sus parejas. Fue, sin duda, el caso de María Moreno, una artista con un lugar en los libros de arte que desgraciadamente no es conocida por el gran público. Antonio López, fuerte, enérgico, fue poco a poco escalando en el panorama artístico de aquellos años cincuenta y se hizo su espacio. Ella entre 1958 y 1960 se decidió a dar clases en un instituto. Un documental que se verá el jueves en La2, «La luz de Antonio», descubre a esta pintora a través de las voces de quienes la conocen mejor, su familia, sus amigos, también pintores, como Julio y Paco López, Tomás Bañuelos y Pepe Carretero; Guillermo Solana, director del Museo Thyssen; el galerista Íñigo Navarro o la comisaria Marisa Oropesa. María Moreno tiene 82 años y un estado de salud que apenas le permite darse cuenta de muchas cosas, aunque, como señala Guillermo Solana «el estímulo de una pintura o de un color la hacían salir de su silencio». María Moreno, que nada tiene que ver con la protagonista, sino que es quien ha dirigido este trabajo, se dejó fascinar por la coincidencia del nombre y después quedó atrapada por la historia y la pintura. «Una simple coincidencia me acercó a ella para acabar descubriendo a una de las artistas más fascinantes de la pintura reciente», dice.
En 1961 María contrajo matrimonio con Antonio. Él lo refiere así: «Vi cómo pintaba cuando nos fuimos después de casarnos a Guardamar del Segura, en Alicante, y ahí me enamoró como pintor. Tenía una gracia para pintar maravillosa. No me podía imginar que tuviera ese don tan extraordinario para pintar». Lo dice con verdadera devoción, insistiendo en cada frase, saboreando las palabras. Él la cuida desde hace tiempo, se desvive por Mari, como la llama, como la llaman cariñosamente todos. «Siempre está atento. Se levanta de una reunión y se marcha corriendo para atenderla», refiere Julio López Hernández. «Ahora nos vemos pocos, pero hemos estado muy unidos. Yo he colaborado en el documental. Siempre han tenido una relación estupenda Mari y Antonio, aunque yo la veo a ella en un segundo plano. Creo que en ese sentido se parece su papel al que ha desempeñado mi mujer, Esperanza. A mí se me parecen» y habla después de aquellos años complicados «en que luchábamos por sacar la cabeza por encima de lo cotidiano. María tuvo que echar mano de las clases para conseguir unos dineros. Los primeros tiempos resultaron bastante difíciles porque ser un artista independiente era complicado, y si eras realista, más aún».
María Moreno - Gran Vía II, 1990. Óleo sobre lienzo, 103 x 120 cm. Colección privada.
Ver a Velázquez
Claude Bernard, el galerista que atendió su última individual en París en 1990, mira con auténtico embeleso alguna de las obras que posee en la galería: «Ella no quería exponer. Es muy púdica y no deseaba mostrar su obra. Creo que era timidez frente a la obra de Antonio, quien tuvo que convencerla para que colgara sus cuadros. Le dije: ‘‘Tú tienes que tener tu vida en París”». Y se detiene entonces delante del cuadro. Su dedo índice señala un plato con unos pescados: «Mira los colores tan españoles, los grises, los rosas. Su obra tiene una factura española, Velázquez está detrás. Su sensibilidad es impresionante, por eso me gustó muchísimo», comenta Bernard.
En «La luz de Antonio» la protagonista es ella. Su luz es la que se proyecta a lo largo de toda la proyección. María López Moreno, una de sus hijas (la otra es Carmen), está expectante ante el resultado. No ha visto aún el documental. Se grabó desde marzo del año pasado a poco antes del mes de agosto, recuerda, en varias sesiones. «También querían captar la atmósfera con mi padre pintando, la obra en la que trabaja que es una escena que se ve desde el dormitorio donde la plasma a ella en el baño peinándose. Se veía cómo iba adelantando la obra y hablaron con él porque es quien tiene la memoria y lo recuerdos». Le sorprendieron algunas escenas, volver a ver su pasado en imágenes, «incluso grabaciones caseras en 35 mm. Mis padres están tan jóvenes y nosotras tan pequeñas... Es un reportaje fresco salpicado de cosas bonitas y de recuerdos».
La pintora María Moreno celebra su 82º cumpleaños con sus familiares.
En mayo pasado cumplió María 82 años. Ese día se grabó. Una tarta, la familia alrededor de la mesa. «Fue precioso», responde María hija. Arranca la narración «con un dibujo de un cuarto de baño y ves cómo era la casa hace 35 años. Me fijé en que teníamos un gato, que ya se me había olvidado. Hay bastantes cosas que me han emocionado, como las grabaciones caseras. Y mirar aquel canario que teníamos, y ver lo pequeñas que éramos, cómo nos escondíamos para que mis padres no nos grabasen. Recuerdo hasta el día en que se hizo aquello. La verdad es que al verlo ahora te da un vuelco el corazón y te emociona», explica.
Para Julio López, María Moreno es una pintora que «trabaja por devoción, por entrega a un oficio que le gusta. Su pensamiento es limpio. Su obra, amable, delicada, pero no blanda, sino misteriosa y sutil. No se puede decir que la influencia de Antonio haya ahogado su pintura, que mantiene la pureza de lo no contaminado». Antonio López recuerda que «se puso a pintar cuando nos casamos, ya de forma continua. Dejó la enseñanza. De mitad de 1961 a 1970 estuvo todo el tiempo pintando. Ha influido en mí más que yo en ella. Mari es como es, es que no hay manera (lo repite varias veces en un tono coloquial). Está defendida por su pureza, por algo limpio que no le permite variar. Es lo contrario de Picasso, que va haciendo el camino y vas viendo lo que va incorporando en su trabajo. Mari es como es, Mari es como es».
María Moreno, conversando con algunos alumnos de pintura de un curso impartido en 2012.
Generosa es la palabra
¿Es una artista a la sombra de la maestría de su marido? ¿Está en un segundo plano? Responde María López: «Es y no es así. Lograr el equilibrio en una pareja de profesionales es bastante complicado. Ambos han desarrollado una carrera fantástica, aunque mi madre, por la proyección internacional de mi padre ha estado más oculta, pero no por falta de reconocimiento. Nunca dejó de pintar. Ha sido una creadora plena». ¿Y ha sido la luz de Antonio López? «Yo creo que sí. Su generosidad ha sido inmensa. En ciertos aspectos yo la veo como única, irrepetible. Siempre se ha dedicado a mi padre, él estaba por delante. Ha sido tan generosa como poco ambiciosa», narra. Y recuerdas algunas de sus obras, como unas lilas: «Lo que transmiten es emocionante».
Víctor Erice, que rodó con el pintor «El sol del membrillo», habla de la aportación esencial de la artista «que colaboró detrás de la cámara en la producción. Demostró su compromiso con el proyecto al implicarse totalmente. Terminado el rodaje nos reuníamos ella y yo en la cocina y echábamos las cuentas, el dinero de que podíamos disponer para seguir rodando».
Un documental recupera a la pintora María Moreno, la 'luz' de Antonio López.
María estudió en la Real Academia de San Fernando, donde coincidió con un grupo de compañeros y amigos entre otros los hermanos escultores Julio López Hernández y Francisco López Hernández, con la también pintora realista Isabel Quintanilla, mujer del anterior y con su actual marido el afamado pintor y escultor Antonio López. Todos ellos estudiaron juntos y defienden en común un estilo artístico, conformando un grupo denomido Realistas de Madrid, aunque algunas veces colaboran, trabajan independientemente.
Antonio López, Isabel Quintanilla, Julio López, Pablo Luis Gómez, Clara Gangutia, la hija de Antonio López, María Moreno y Paco López, una foto histórica en el Palacio los Serrano de la Fundación Caja de Ávila en una exposición en 2014.
El Ayuntamiento de Sevilla preparó en enero de 2013 la primera antológica de María Moreno. La muestra se celebró en el monasterio de San Clemente, sede del Centro de las Artes de Sevilla (CAS).
Espero que la recopilación que he conseguido de esta pintora española, sea del interés de los aficionados al arte que frecuentan esta sección, y en lo posible contribuya en su divulgación.
Algunas obras de María Moreno
Jardín de Poniente 3 (El patio de mi casa), 2000. Óleo sobre lienzo adherido a tabla, 119 x 102 cm. Colección Iberdrola. Obra de María Moreno
Jardín de Poniente 3, 2003. Óleo sobre lienzo, 140,5 x 147 cm. Colección privada. Obra de María Moreno
Calle Levante. 1977. Óleo sobre lienzo, 61 x 75 cm. Colección de la artista. Obra de María Moreno
Entrada de casa. 1980. Óleo sobre lienzo, 90 x 75 cm. Colección de la artista. Obra de María Moreno
Jardín de los frutales 1972. Óleo sobre tabla, 64 x 82,5 cm. Colección privada. Obra de María Moreno
Jardín de atrás. 1972. Lápiz sobre papel, 80 x 60 cm. Colección. Obra de María Moreno
Membrilleros en Río Záncara. 1974. Lápiz sobre papel, 71,5 x 101,5 cm. Colección F. Javier Elorza. Obra de María Moreno
Vallecas. 1980-85. Óleo sobre lienzo adherido a tabla, 70 x 75. ARTIUM se Álava. Vitoria-Gasteiz. Obra de María Moreno
Gran Vía I. 1989. Óleo sobre lienzo, 81,5 x 89,5. Galerie Claude Bernard, París. Obra de María Moreno
Cocina de Tomelloso. 1972. Óleo sobre tabla, 83 x 62 cm. Colección de la artista. Obra de María Moreno
El pasillo. Portal de Tomelloso. 1973-74.Lápiz sobre papel, 74,5 x 67,8 cm. Colección privada. Frankfurt am Main. Obra de María Moreno
Naturaleza muerta de la sandía. 1990. Óleo sobre lienzo, 107 x 114 cm. Colección privada. Obra de María Moreno
Azaleas rosas, 1994. Obra de María Moreno
Más info sobre María Moreno
María Moreno, luz y guía de la obra de Antonio López
María Moreno, luz y guía de la obra de Antonio López. El programa 'Crónicas' de La 2 estrena temporada con un documental sobre la artista María Moreno. Una pintora que ha retratado la realidad al lado del maestro del realismo español Antonio López, con quien se casó en 1961. a la sombra del artista, según algunos, María Moreno ha sido ha sido la luz que ha guiado su vida y la obra del genio manchego... Ver vídeo
La luz de Antonio
Un documental recupera a la pintora María Moreno, la "luz" de Antonio López
El pintor manchego Antonio López, junto a su mujer, la también pintora María Moreno, y a su hija, María López, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. EFE/Archivo
María Moreno, Mari, lleva más de cincuenta años con Antonio López. Se casaron en 1961 y al lado del genio ella ha sido una pintora admirada por el mundo del arte, pero muy poco conocida por el público. Ahora el documental "La luz de Antonio", que se estrena el próximo jueves en La 2 TVE muestra su historia.
Antonio López asegura que es la luz que le ha guiado en el arte y la vida.
"La persona de Mari y su pintura, extraordinaria, hablan de algo, se refieren a algo que me parece que tiene mucho valor, que es la pureza, la pureza de las cosas, en un mundo impuro, no el mundo de ahora impuro, el mundo es impuro. Y a mí eso me parece que es un regalo", explica a Efe el pintor.
"La Luz de Antonio" se emitirá el jueves en La 2 de TVE, en Crónicas, a las 23.35 horas, y acercará la historia de esta pintora, antes de que en enero de 2016 puedan contemplar su obra en la exposición que el Museo Thyssen dedicará a "Los realistas de Madrid", en la que habrá también obras de Antonio López, el segundo artista español más cotizado internacionalmente.
"La pintura de Mari me parece extraordinaria, aporta algo en relación con lo espiritual tan elevado, tal alto, tan raro, como por ejemplo la obra de Juan Gris", precisa Antonio López.
Él no ha visto el documental, y no sabe si ella, que dejó de pintar hace tres años, se dará cuenta de que es la protagonista. "Creo que no -subraya el pintor-, pero es muy difícil de saber, porque hay momentos en que parece que se da cuenta, pero incluso cuando expuso en la Galería Claude Bernard de París, lo vivió como una cosa normal".
"Crónicas" ha viajado hasta París para hablar también con el mítico galerista Claude Bernard, que en 1990 hizo una exposición en su galería de la Rue des Beaux Arts en París, la última individual de la artista, cuya obra, dispersa, intenta recuperar su hija María López Moreno, sobre todo desde que en 2012 el Ayuntamiento de Sevilla manifestase su intención de hacer una gran antológica y reunir sus pinturas de más de medio siglo, de 1957 a 2012.
Aparecen en la cinta, además de su familia, compañeros del grupo de los realistas de Madrid, como Francisco y Julio López Hernández; el director de cine Victor Erice, cuya película "El sol del membrillo" produjo ella; el director del Thyssen, Guillermo Solana, el crítico Francisco Calvo Serraller, el escultor Tomás Bañuelos o el pintor Pepe Carretero.
"¿Pintora en la sombra?". Es la pregunta que hace la guionista del documental, María Moreno, que aunque coincide en el nombre no tiene ninguna relación familiar con la artista. Sus hijas creen que no, que ella ha tomado siempre las decisiones que ha querido y que la relación con su arte le ha hecho muy feliz.
"No es una pintora oculta, ni menor, ni secuestrada -aclara a da Efe su hija María López-. Ha tenido una vida plena, fantástica y maravillosa".
El escultor Tomás Bañuelos añade: "Estar en la creación no significa tener éxito, sólo sentirse satisfecho por haber encontrado esa luz que esperabas".
"Mari -cuenta ahora Antonio López- tampoco ha tenido un empeño en resaltar su condición de pintora, ha tenido una actitud humana muy generosa. Si no hubiera estado yo tan cerca de ella, hubiera sido todavía más grave, habría igual dejado la pintura, es una forma de hablar, claro, pero yo he estado siempre defendiendo su tiempo para que pintara, por ella y por mí que me gustaba mucho lo que hacía".
"Porque ya cuando me casé ella -continúa- tenía tres o cuatro clases, estaba dispuesta a entrar en la enseñanza, consideraría seguramente muy complicado el mundo de la pintura, pero cuando vi más de cerca lo que hacía le dije que dejara la enseñanza y se pusiera a pintar y eso para Mari era bueno y a la vez era una fuente conflictos, como pasa tantas veces".
Antonio López cree que es muy complicado hablar de Mari, porque están todos los artistas del grupo muy cerca unos de otros y tampoco se trata de decir cosas hermosas de ella.
"Mari -sostiene- ha vivido la pintura como habría que vivirla, ha sido muy generosa, valoraba más otras cosas, ha sido así. Lo que pasa es que si no tienes una persona cerca que te estimule de vez en cuando igual se adelantan a la pintura otras actividades que a lo mejor te parecen en el presente más necesarias, que es la familia".
"Y luego estaba cerca de gente muy brillante, no es que ella no sea brillante, me parece más que brillante, pero estaba junto a gente que vivía la pintura de una manera muy profesional. Pienso en todo el grupo nuestro, yo he sido muy profesional, Francisco López también, Carmen Laffón también, Lucio Muñoz... es que si no, no hubiéramos podido salir adelante, estábamos en un mundo de mucha dificultad y había que estar muy atento para poder ir aprovechando lo que te iba llegando y seguir trabajando".
eldiario.es / efe.com
Confesiones de Antonio López
"Mi mujer, Mari, es muy buena pintora. Yo creo que es mejor que yo"
"No soy nervioso, pero tampoco tranquilo", considera el singular artista, quien reconoce además que puede "llegar a ser muy violento" ante "harturas extremas"
Antonio López y su esposa María Moreno, frente a la obra La mujer en la bañera.
"Mi mujer ha influido mucho en mi obra y en mi vida". Antonio López habla con gran admiración de su esposa, María Moreno. Sus vidas se encontraron en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. Fue en 1949, año en el que también conoció al que se convertiría en uno de sus mejores amigos, el escultor asturiano Félix Alonso Arribas. López no habla de más artistas ni se enfrasca en diatribas sobre el realismo mágico de su obra. No quiere pontificar sobre el arte ni sobre los artistas. Bastante tiene con lo suyo, con lo que hace y con las vueltas que le da a cómo lo hace.
La familia del pintor Antonio López observa uno de los cuadros el Museo Thyssen-Bormemiza de Madrid desde un banco.
La luz que le guía
María Moreno ha sido la luz que ha guiado la vida y la obra de Antonio López. "Es muy buena pintora. A mí me pace mejor que yo", afirma el pintor y escultor, aunque luego precisa. "Es mejor no comparar, pero Mari es una persona muy limpia, muy noble y la admiro mucho", insiste con convicción.
López, que escucha sobre su obra muchas voces de grandes críticos, siente un enorme respeto por las opiniones de su esposa. "Admiro a mucha gente, pero no tienen por que ser artistas", añade con humildad, porque la principal virtud que busca en las personas es el tratar de hacer las cosas bien.
"Es que Mari es muy buena persona. Ella está un nivel superior al mío", prosigue embelesado. La pareja tiene dos hijas. "Son personas estupendas", celebra el pintor sin ocultar su preocupación por la salud de su Mari. "Yo no conduzco y mi mujer fue muy generosa. Cuando se habló de conducir y de comprarnos un coche ella se ofreció a aprender. Ella ha estado conduciendo hasta que lo ha tenido que dejar", agradece emocionado.
Días antes de la inauguración, el pintor visitó junto con toda su familia la exposición días antes de la inauguración de la muestra.
Una agresividad embridada
María Moreno ha sabido también domar el carácter de Antonio López. "No soy nervioso, ni tranquilo", explica, pero "puedo llegar a ser muy violento", reconoce. López intenta no dejarse arrastrar por la agresividad. "Podría llegar a hacer alguna tontería. No me gusta la violencia, pero me noto agresividad dentro. Menos mal que hay sentido común y prudencia".
La "hartura extrema" de una situación o de unas personas le han sacado de quicio más de una vez. "Me he peleado con gente y siempre me han arreado porque tengo mucho coraje pero soy muy pequeño de tamaño y cuando te metes con una persona más fuerte casi siempre te machaca", medita en voz alta.
Antonio López, junto a su esposa María y una de sus hijos, señala uno de los cuadros de la exposición eque el Museo Thyssen-Bormemiza de Madrid le dedicó en 2011.
Ya era mayorcito la última vez que se vio envuelto en una trifulca. Volvía a casa de pintar y vio a un hombre tirando de los pelos de una mujer delante de varias personas. "Me metí en medio. Fue muy instintivo", relata con total parsimonia. Sucedió hace ocho años. "Mari es más realista y logra calmarme", reitera agradecido, una vez más, a su mujer.
Los sueños de Antonio López son "inquietantes y desazonadores". Sin embargo, durante la vigilia, el artista manchego nota que cada vez tiene más "desparpajo" para tratar con la gente. "Estoy a gusto conmigo mismo y con los demás", celebra.
Antonio López y su esposa Maria Moreno, en la exposición del Thyssen. El pintor examina hasta el último detalle.
El valor de la amistad
Al llegar a Madrid en 1949 conoció a Félix Alonso Arribas, "al cual quiero mucho", y tres años después se muda a la pensión en la que vivía aquél, sita en la calle Independencia. "Igual que conocí a Félix, que es un santo, conocí a gente muy atravesada y falsa en esa pensión", revela antes de dar por concluida una jornada de trabajo que comenzó a las ocho y media de la mañana.
Antonio López observa el cuadro de la exposición del Thyssen en 2011 'Madrid desde Vallecas' que adquirió la Asamblea de Madrid.
Son casi las nueve de la noche y Antonio López vuelve a refugiarse en la lectura. Relee a Benito Pérez Galdós, "un canario que apenas escribió de Canarias", apunta con el volumen en la mano de Fortunata y Jacinta con el que comenzó esta charla, mostrando su preocupación porque los jóvenes de hoy no leen este tipo de buena literatura que el artista admira con pasión.
Publicado el 16.06.2013 por diariodemallorca.es
Fotos: elpais.com
Antonio López, con su esposa, la también artista María Moreno, en el jardín de su casa de Madrid.
Pues esto es todo amigos, espero que os haya interesado el trabajo recopilatorio dedicado a la pintora realista María Moreno, nació en Madrid en 1933. En 1961 se unió en matrimonio a Antonio López, unión de la que nacieron dos hijas: María en 1962 y Carmen en 1965. Al lado del genio ella ha sido una pintora admirada por el mundo del arte, pero muy poco conocida por el público, pues ha trabajado a la sombra de su afamado marido, con el que ya lleva más de cincuenta años conviviendo y trabajando. María estudió en la Real Academia de San Fernando, donde coincidió con un grupo de compañeros y amigos entre otros los hermanos escultores Julio López Hernández y Francisco López Hernández, con la también pintora realista Isabel Quintanilla, mujer del anterior y con su actual marido el afamado pintor y escultor Antonio López. Todos ellos estudiaron juntos y defienden en común un estilo artístico, conformando un grupo denomido Realistas de Madrid, aunque algunas veces colaboran, trabajan independientemente.
Fuentes y agradecimientos: elpais.com, rtve.es, efe.com, eldiario.es, canarias7.es, elmundo.es, larazon.es, museocasaibanez.org, diariodemallorca.es, diariodeavila.es, propias y otras de Internet.
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