La galería Medicci, desde sus inicios, se destacó por el profesionalismo de su director Tomas kepets quien, como un conocedor del arte, era consciente de su deseo de crear un espacio que fuera punto de referencia del arte nacional, y en función de esto logró mantener y acrecentar en el tiempo la calidad de las pinturas, dibujos, esculturas y ensamblajes expuestos.
En los momentos que ha existido físicamente, no solo ha sido solamente un espacio expositivo y de comercialización del arte, sino de encuentro entre artistas, intelectuales, coleccionistas y gente de la cultura. Era común escuchar en la galería los ingeniosos y poéticos usos de la palabra, que emitía el poeta y escritor José Pulido, o las risas del Maestro Asdrúbal Colmenárez que pasaban del chiste al abrupto comentario de estudioso y creador vanguardista. Entre estas conversaciones se mezclaba la voz de Tomas Kepets que siempre intervenía con la suspicacia y la ironía que lo caracteriza, convirtiendo así el espacio en un lugar amable donde el dialogo y las conversaciones de los diversos temas regionales y globales siempre terminaban vinculándose a la cultura.
Era usual que cada domingo posterior a la inauguración de una exposición se presentara una tertulia donde el artista y un panel de críticos interactuaba con nutrido público, además anualmente se realizaron en la galería las reuniones de AICA, generándose interesantes ponencias y discusiones que con paciencia registraba el equipo humano y profesional que lo acompañó durante años en su labor. Así fue creando una memoria del arte registrada en diversos formatos pues tenía y tiene, aún hoy, clara conciencia de que dentro de las funciones del perfil de lo que consideraba debía ser una galería, no solo está el exponer, promocionar y comercializar obras de arte, sino dejar huella en la historia del arte de Venezuela. A través de sus numerosos catálogos y publicaciones donde se incorporaron investigadores e historiadores de la cultura tales como: Juan Carlos Palenzuela, Bélgica Rodríguez, Peran Erminy, Katherine Chacón, Eduardo Planchart, Eddy Reyes, Susana Benko, Carlos Maldonado entre otros, los cuales fueron editados con criterios integrales no solo con textos curatoriales, sino con entrevistas con reconocidos periodistas, biográficas artísticas completas e imágenes de las obras expuestas en cada una de las exposiciones.
Oswaldo Vigas
Realizó a su vez la edición de libros como el de Iván Petrovszky, y las poesías de Oswaldo Vigas, como una vía de difundir la cultura evidenciando así la importancia que le da al registro y memoria de la dimensión artística. En este sentido se caracterizó por la innovación al grabar las entrevistas radiales que patrocinó durante años la galería en La Emisora Cultural de Caracas, que acostumbraba hacer con los artistas de mayor relevancia, al igual que una serie de video-entrevistas filmadas y editadas en la galería, registros que se convirtieron en referencias necesarias para el acercamiento de investigadores y aficionados al arte.
Es importante mencionar que durante los años que existió la Feria Iberoamericana del Arte (FIA) fue constante y significativo el “stand” de la Galería Medicci, caracterizado por la calidad de las obras que exponía en este espacio expositivo internacional que lamentablemente dejo de realizarse desde el 2015, debido a la crisis que ha llevado al país el actual régimen, al hacerle vivir uno de los momentos más aciagos de su historia política y económica. Actualmente la galería sigue presente en las diversas ferias internacionales en las cuales participa con artistas tales como: Manuel Mendive, Manuel Carbonell, Carlos Luna, Alejandro Mendoza, Oswaldo Vigas, Iván Petrovszky……
El éxito de una Galería se puede percibir, en la relación que se establece en la calidad de la inserción de obras entre el mundo del coleccionismo, lo cual es determinado por la calidad de lo expuesto por las galerías. Su director era consciente de esta responsabilidad y por esto, más allá de imponer su estética, exponía obras de creadores que consideraba relevantes basándose en criterios lo más objetivo posible, como el haber recibido premios de importancia en la plástica, como son las premiaciones nacionales en los casos de Oswaldo Vigas, Luisa Richter, Miguel von Dangel y Manuel Quintana Castillo y que hubieran representado a Venezuela en muestras internacionales como la impactante serie de Luisa Richter en la Bienal de Venecia de 1978, o la de Miguel von Dangel en las misma Bienal en 1993. A su vez buscó la participación de creadores que tuvieran lenguajes plásticos que dejaran eco e influencias en las nuevas generaciones del arte venezolano, como lo es la obra del Maestro Oswaldo Vigas en los jóvenes artistas.
Gracias en parte a estos criterios, Galería Medicci se convirtió en un punto de referencia obligatorio en Venezuela para creadores, coleccionistas y público aficionado al arte desde el momento que abrió sus puertas. Los artistas que inauguraron con muestras individuales eran y son puntos de referencias en el mundo cultural actual, tal como es el caso de Onofre Frías con su tropical cromática con la exposiciones “ Flores del Alma”,1997; de Enrico Armas en “Del Color a la Intimidad”,1998, propuesta pictórica y escultórica que se caracteriza por la tensión entre la abstracción y la figuración; y Diego Barboza con “Enseres, Mitología de lo Cotidiano”, 1998 artista de la vanguardista que trascendió nuestras fronteras por lo que es percibido como un representante emblemático de la contemporaneidad y sus nuevas tendencias por investigadores del rango de Frank Popper. Este prestigioso historiador del arte refleja esto en su libro “La participación en el Arte, Acción y Participación”. El artista zuliano obtiene el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1997, en él su trazo y pincelada mutan la dimensión estética de lo cotidiano, en una realidad plena de belleza al evidenciar la humanización y espiritualización de los espacios privados. Barboza fue puntual creador en Galería Medicci con varias exposiciones individuales. Las exposiciones de estos tres artistas muestran obras contundentes, caracterizadas por su expresividad y el manejo del color entre figuraciones arriesgadas, afirmándose, así como lenguajes emblemáticos de la plástica caribeña.
Esto enfrentó a Tomas Kepets al reto de continuar y profundizar esa línea artística y acercase a los lenguajes visuales que están haciendo historia en Venezuela. Dichos criterios determinaron el éxito de estas muestras entre coleccionistas y el público al incorporar la Galería Medicci a artistas paradigmáticos y establecer una relación digna, honesta y asertiva con los artistas y coleccionistas. Así se fueron integrándose a sus espacios el Maestro Oswaldo Vigas, ganador del Premio Nacional de Artes Plásticas en 1952, cuyas obras han recorrido museos importantes de Europa y América, y han sido exitosas en subastas internacionales por expresar a través de su lenguaje plástico la esencia espiritual de un continente, tanto en su pintura como en su escultura. En su momento su figuración provocó una fuerte polémica que abrió la discusión entre la contemporaneidad en el arte Latinoamericano y las tendencias tradicionales del arte
A este selecto grupo se incorporó Luisa Richter, inmigrante alemana que llega a Venezuela en 1955, por el puerto de la Guaira a innovar el arte nacional con su inquietud, y vocación pedagógica con una formación en el informalismo y la abstracción expresionista de la Europa de posguerra, tendencias artísticas que eran censuradas en Alemania a principios de los cuarenta por impulsar la voluntad crítica y el espíritu cosmopolita, valores que negaban la ideología nacionalsocialista. Impactó Richter la plástica nacional desde su llegada y a los pocos años de haberse enraizado con su familia en Caracas y hacer de la pequeña Venecia su hogar, tiene su primera exposición individual en el Museo de Bellas Artes en 1967 y gana el Premio Nacional de Dibujo y Grabado en 1965 y el Premio Nacional de Artes Plásticas, en 1982.
De igual manera se suma a estos creadores Miguel von Dangel, polémico artista caracterizado por una obra que hace un uso de técnicas mixtas, de lo objetual, del ensamblaje junto a la pintura y el dibujo creando una obra y un pensamiento profundo y un lenguaje pleno de autenticidad. Obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1991, y ha demostrado a lo largo de su obra, madurez al crear su propia sintaxis visual, que esta creando una visión del trópico desde una perspectiva personal.
Siguiendo esta tendencia del arte que indaga en lo sagrado, se incluyó entre los artistas a Luis Alberto Hernández quien asume la creación con la rigurosidad de un eremita, reflejando en su obra la tensión que se da en el espíritu y la cultura, entre la luz y la tiniebla.
Otro representante paradigmático de estos espacios fue el pintor, dibujante y grabador Iván Petrovszky, inmigrante de origen húngaro, merecedor del Premio Nacional de Dibujo y Grabado en 1959, con una figuración sintética, plena de sosiego y armonías que transmiten al espectador los silencios del alma, con una línea precisa y a la vez inquietante como se evidencia en sus dibujos sobre papel periódico.
No menos significativa es también la representación del gran pintor venezolano Manuel Quintana Castillo cuya pintura constructivista recuerda la escuela del Sur, con una vitalidad y misticismo cromático que transmite climas de sacralidad a cada una de sus piezas, siéndole otorgado el Premio Nacional de Artes Plásticas, 1973.
Como un representante del arte experimental se encuentra Asdrúbal Colmenárez, radicado en Paris, Francia, de quien se realizaron varias exposiciones y un homenaje de una colectiva por su influencia en el arte nacional titulada “Re-invención”, 2010. Él le dio el toque de vanguardismo a esta la galería y es considerado dentro del ámbito de Venezuela y Latinoamérica como uno de los representantes por excelencia de las tendencias vanguardistas y experimentales de su obra. Creador de series plásticas que son parte de la historia cultural como son los alfabetos Polisensoriales, y los Psicomagneticos y creador de exposiciones que marcaron un hito en el arte contemporáneo de Venezuela como fue “Mare Nostrum”, 1993, la cual fui curador en el MACCSI bajo la dirección de Sofía Imber.
En el año de 2014 y 2015 Kepets abrió la galería a obras de artistas reconocidos en Estados Unidos, el Caribe y Latinoamérica como el Maestro Manuel Mendive, el Cubano Americano Carlos Luna y del escultor Norteamericano Manuel Carbonell, así como los venezolanos radicados en Paris, Francia, Annette Turrillo y Karim Borjas. Son solo 20 años, definitivamente los primeros 20 años y estamos a la espera de los próximos 20 años que indudablemente serán aún mejores.
Eduardo Planchart Licea
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