El aumento de las tarifas de carga ha perturbado la escena artística brasileña, poniendo en peligro las exposiciones. Museo de Arte de São Paulo. (Gabriela Portilho for The New York Times.)
Fletes desorbitantes
El mundo artístico de Brasil y sus costos
Los fletes pasaron de ser un porcentaje del peso a un procentaje del valor de las obras.
Por SHASTA DARLINGTON
SAN PABLO, Brasil — El arribo de seis pinturas del siglo XX, en su mayoría retratos, a préstamo del Tate Modern, en Londres, debió haber sido una hazaña cultural para el Museo de Arte de San Pablo, al tiempo que extendía su programa internacional de intercambio de obras de arte.
En vez de ello, se ha convertido en una batalla legal complicada —que ha puesto en riesgo la exhibición y otros programas artísticos importantes en todo el país.
Cuando llegaron las seis obras, en mayo, funcionarios en un aeropuerto en San Pablo le presentaron al museo una factura por 320.000 dólares por concepto de descarga y almacenaje —el triple del presupuesto para montar la exhibición— que deben pagarse antes de poder retirar los cuadros.
El Museo de Arte de San Pablo disputó la factura de carga de 320.000 dólares de seis cuadros prestados por la Tate Modern. (Gabriela Portilho for The New York Times.)
La tarifa de carga por las pinturas era impuesta antes según el peso. Ahora, algunos de los principales aeropuertos de Brasil han empezado a cobrar un porcentaje del valor de las pinturas, lo que incrementó las tarifas de carga de unos cuantos dólares a cientos de miles de dólares.
Esto fue un duro golpe al mundo artístico de Brasil y su imagen internacional, de por sí ya dañada por la destrucción de su Museo Nacional, que fue consumido por el fuego a principios de mes y no contaba con un sistema de protección contra incendios, planteando interrogantes sobre la preparación del país para tomar prestadas obras de otras instituciones.
El cambio en las tarifas aeroportuarias fue repentino, determinado por una reinterpretación de las reglas existentes, indicó el Ministerio de Cultura. Y dejó al museo, conocido como MASP, uno de los más importantes de Brasil, en un aprieto.
Los abogados del museo obtuvieron una orden judicial que requería que el aeropuerto revirtiera a su fórmula anterior, y la tarifa terminó siendo el equivalente a 46 dólares.
El Aeropuerto Internacional Viracopos, que recibió los cuadros, señaló que los museos que cobran cuotas de entrada y las ferias de arte que venden pinturas no deberían calificar para la exención “cívica-cultural” de los eventos públicos.
Cobran 320 mil dólares por descargar pinturas de un avión.
Los negocios en Brasil a menudo enfrentan una burocracia difícil y pagan altos impuestos de importación. Pero la batalla que ahora están librando los museos, ferias e incluso orquestas no tiene precedentes, dijeron algunos expertos.
El Instituto Tomie Ohtake, un centro cultural en San Pablo, fue obligado a posponer una exhibición de cientos de litografías del Museo Albertina, en Viena, hasta el año entrante, dijo su director, Richard Ohtake.
“Hay litografías de Rembrandt, Delacroix, Picasso y Warhol”, apuntó. “El costo podría haber sido estratosférico”.
Las seis pinturas del Tate Modern han sido montadas en MASP, pero al Ministro de Cultura, Sérgio Sá Leitão, le preocupa la suerte de otras exhibiciones.
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