El director del museo, Manuel Borja-Villel, resume las últimas tendencias con un centenar de obras de 50 artistas internacionales
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Desde finales de los noventa hasta la actualidad, el arte contemporáneo está ligado a la historia y la política, en un mundo en el que las desigualdades sociales se han multiplicado y donde han nacido escenarios como Guantánamo; en un mundo de globalización, de nuevas colonizaciones. Sin división de disciplinas, este es el panorama que reflejan las últimas obras adquiridas para la colección permanente del Museo Reina Sofía (a las que se añadirán 300, donadas por la galerista Soledad Lorenzo, para cerrar este ciclo). No hay en todas ellas la menor concesión a la belleza. La muestra cuenta con un centenar de obras de 50 artistas de reconocimiento internacional, 20 de ellos nacidos en España.
Bajo el orientativo título de Ficciones y territorios. Arte para pensar la nueva razón del mundo, la sección se podrá contemplar hasta el 13 de marzo. Después, como el resto de la colección, podrá ser revisada y actualizada porque se trata de “un ensayo abierto”, asegura el director del museo, Manuel Borja-Villel.
Ubicada la muestra en la tercera planta del Edificio Sabatini, casi todas las piezas expuestas han sido adquiridas por el museo en los últimos cinco años. Unas durante exposiciones temporales del Reina Sofía, otras en muestras en otros centros y otras muchas directamente adquiridas a los artistas. Las piezas (mucha fotografía analógica, cine y performances) han sido colocadas de tal manera que cada una enlaza con el contenido de la siguiente. El responsable de la elección es el propio Borja-Villel, junto a cuatro expertas del museo: Cristina Cámara, Beatriz Herráez, Lola Hinojosa y Rosario Peiró.
Este Arte para pensar la nueva razón del mundo arranca en España con la etapa en la que José María Aznar fue presidente del Gobierno (1996-2004), y en el mundo, con la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). “Hemos querido contar ”, explica Borja-Villel, “cómo estos artistas han reaccionado frente a este escenario, planteando diversos modos de cuestionamiento, resistencia y antagonismo". "Para ello se han creado líneas argumentales y conceptuales que van desde la enunciación de la crisis del Estado nación, la reflexión sobre los espacios de excepción, la utilización del cuerpo como territorio, la documentación de la ciudad como lugar de habitación y especulación, la ficción y el humor como estrategias frente a la supuesta objetividad de la tecnología o la revisión de los lenguajes de la modernidad y sus vinculaciones con los procesos coloniales".
Globalización en la industria textil
La primera obra del recorrido (Analógico, 1998-2009) está firmada por la artista Zoe Leonard (Nueva York, 1961). Son 412 fotografías agrupadas en 25 capítulos en las que se documenta los efectos de la globalización en el paisaje de la industria textil. La fotógrafa recorrió países de tres continentes durante una década, retratando la vida urbana bajo el sistema neoliberal. En uno de esos capítulos se describe el trayecto de los fardos de ropa usada desde Nueva York hasta Uganda, donde adquieren una segunda vida.
También de problemas globales, pero en versión cinematográfica, habla el vídeo del estadounidense Allan Sekula (Pensilvania, 1951). La lotería del mar (2006) es un viaje por puertos de Japón, Panamá, España, Países Bajos y Estados Unidos, donde el narrador reflexiona sobre la crisis del petrolero Prestige, la vida en el canal de Panamá, las protestas contra el Banco Mundial en Barcelona y contra la guerra de Irak en Nueva York.
Las transformaciones sociales basadas en el consumo y la especulación protagonizan numerosas piezas de la exposición. Una de ellas es el documentalDe niños (2003), realizado por el cineasta Joaquim Jordá, un duro retrato de la reconversión urbanística de El Raval, el barrio de Barcelona en el que el artista filmó el juicio y la exposición pública de un terrible caso de pederastia contra nueve niños en el verano de 1997.
España y su imagen de modernidad es también el tema de la pieza audiovisualFolklore I, de Patricia Esquivias (Caracas, 1979). Sobre la pantalla se proyectan imágenes de asuntos aparentemente tan dispares como el cantante Julio Iglesias, Franco, el empresario y presidente del Atlético de Madrid Jesús Gil, porcelanas de Lladró y la paella valenciana.
Y entre reflexión y reflexión, cabe preguntarse por aquellos artistas cuyos temas y formatos se escapan del ámbito político, como Miquel Barceló. “Este no es un discurso cerrado”, responde el director del museo. “Todo es replanteable. A muchos de los que no están aquí se les podrá ver cuando inauguremos la colección donada por Soledad Lorenzo. Barceló estará entre ellos”.
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