Un núcleo de poder.
Las emociones no resueltas actúan como virus energéticos en el cuerpo. Formadas por experiencias pasadas donde colabora tanto el cuerpo (fisiología) como la mente (recuerdos), actúan de una manera realmente influyente en la vida cotidiana de todo ser humano. Al comprometer tanto al plano fisiológico como al mental generan las conocidas enfermedades compuestas o psicosomáticas, las cuales determinan en mayor o menor medida la autonomía del ser humano en su vida diaria. Digamos entonces que las emociones son algo así como un núcleo de fuerza que si no circula se enquista en el ser humano generando una resistencia que le acarrea todo un grupo de malestares e inconvenientes. Un quiste energético con efectos en la mente, la química y la fisiología.
La solución
La disolución de esta energía, al igual que en la liberación de la energía del núcleo de un átomo, permite al ser humano disponer de ella para su utilización en pro de su mejor calidad de vida, proyectos, afectos, relaciones, etc. Esto si no vuelve a caer en otro atraco energético emocional. No existen emociones buenas ni malas, solo las emociones, lo que ocurre como bien nos enseñaron los griegos, es que toda fuerza en exceso produce un desequilibrio en cualquier sistema y esto es lo que ocurre con nuestras emociones. Ni el que está todo el día sin hacer nada, ni tampoco aquel que se la pasa trabajando puede alcanzar la salud óptima. A esto se le llama principio de homeostasis o equilibrio y es una referencia necesaria e imprescindible para que la vida no solo subsista sino que evolucione a niveles cada vez mayores de orden y adaptación al entorno.
Es tiempo que adoptemos cierta la información, como la que nos brinda la medicina del perdón, si queremos sobrepasar un sinfín de malestares que en nuestra vida diaria nos oprimen y no nos permiten evolucionar hacia mejores niveles de salud.
Por último les quiero dejar algo que tal vez los ayude para adoptar mejor esta actitud: "La gente no hace daño porque es mala, lástima porque tiene miedo y esta herida. Aquel que puede perdonar primero tiene un mayor control de su vida, más allá de cómo se haya iniciado un conflicto, porque es el que menos sometimiento posee a sus estados emocionales".
Como todo, al primero que debemos liberar de las cadenas de prejuicios e ignorancia es a nosotros mismos. La verdad nos hace libres.
Fuente
http://www.nuevagaia.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario