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Escuela Sevillana de Pintura




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Velázquez - Vieja friendo huevos, 1618. Óleo sobre lienzo, 100.5 × 119.5 cm. La Vieja friendo huevos es un cuadro de juventud de Velázquez, pintado en Sevilla en 1618, sólo un año después de su examen como pintor. Se encuentra en la National Gallery of Scotland en Edimburgo desde 1955, adquirido a los herederos de sir Francis Cook por 57.000 libras. 


Este trabajo recopilatorio está dedicado a la Escuela Sevillana de pintura, la presentación abarca desde la Baja Edad Media, hasta el siglo XX, si bien hay que reconocer que la etapa más reconocida se produjo el siglo XVII, donde se desarrollaría en Sevilla la escuela pictórica más importante de España. 


El líder de esta escuela es Diego Velázquez. En los años que pasó en su ciudad natal se convertirá en el mejor representante del naturalismo, a pesar de su juventud. Sus trabajos se caracterizan por las tonalidades oscuras -empleando negros y pardos- y el realismo con el que representa tanto a las figuras como a los objetos que les rodean. La temática no es muy variada, interesándose por asuntos religiosos, escenas de la vida cotidiana y retratos, siendo una de las etapas más productivas del genial maestro. 


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Zurbarán - San Hugo en el refectorio de los Cartujos, 1630-1635. Óleo sobre lienzo, 262 x 307 cm. Museo de Bellas Artes Sevilla 

La principal aportación de Francisco de Zurbarán a la pintura española del Barroco será el reflejo de la vida, las creencias y las aspiraciones de los ambientes monásticos, para los que el pintor realizó prácticamente toda su obra. Su estilo se mantuvo prácticamente invariable, desarrollando el naturalismo tenebrista para crear escenas cargadas de verosimilitud, en la que los santos se presentan ante el espectador de la manera más realista. Por esta razón Zurbarán es el pintor de los hábitos. Esta inmovilidad fue durante varias décadas el secreto de su éxito. 


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Murillo - Santo Tomás de Villanueva, hacia 1668, óleo sobre lienzo, 2383 x 188 cm, Sevilla, Museo de Bellas Artes. Pintado para una de las capillas laterales de la iglesia de los capuchinos, Murillo llamaba a este cuadro su Lienzo, según cuenta Antonio Palomino, quien destacaba la figura del mendigo de espaldas, «que parece verdad». 

Bartolomé Esteban Murillo es quien mejor representa el nuevo lenguaje de la fe, a cuyo servicio puso su particular sensibilidad inclinada a valores dulces y amables. Con una facilidad portentosa creó una pintura serena y apacible, como su propio carácter, en la que priman el equilibrio compositivo y expresivo, y la delicadeza y el candor de sus modelos, nunca conmovidos por sentimientos extremos. Colorista excelente y buen dibujante, Murillo concibe sus cuadros con un fino sentido de la belleza y con armoniosa mesura, lejos del dinamismo de Rubens o de la teatralidad italiana. 


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Herrera el Mozo - Triunfo de San Hermenegildo (1654), Madrid, Museo del Prado. 

Herrera el Mozo transformará la escuela sevillana al aportar lo aprendido en Italia, interesándose por el espacio y por las representaciones triunfantes y fogosas. Herrera proclama un nuevo barroco, decorativo y apasionado, al usar fuertes contrastes de composición, tonos y luces para crear un todo efectista, donde una técnica también nueva, de pincelada agilísima y deshecha, sirve magistralmente a esas mismas búsquedas. 


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Valdés Leal - El Sacrificio de Isaac. 1657-1659. Óleo sobre lienzo, 187 x 247 cm. Colección privada. 

La ductilidad de lenguaje de Valdés Leal le permitió superar su inicial falta de personalidad para crear un estilo que fue mejorando progresivamente a lo largo de su vida, tanto en calidad técnica como en contenido expresivo. Fue sin duda un artista de su tiempo, preocupándose por el movimiento, por la riqueza de color y por la variedad compositiva, utilizando una pincelada fluida con la que intensificaba la expresión de sus personajes y la vibración lumínica de sus obras. Sin embargo, estas cualidades quedaron en ocasiones mermadas por la negligencia y el descuido de su ejecución, en los que cayó por la necesidad de trabajar deprisa para cobrar pronto la no excesiva remuneración que recibía por sus obras. 


Los inicios de la Escuela Sevillana 


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Juan Sánchez de Castro - Virgen de Gracia. Siglo XV. Pintura sobre tabla. Catedral de Sevilla. 

Empezamos el repaso con nombres tan significativos como Juan Sánchez de Castro, tradicionalmente llamado «el patriarca de la pintura sevillana», y Juan Núñez constituyen, junto con otros no totalmente identificados y con maestros anónimos como el llamado Maestro de Zafra, el elenco de este primer momento pictórico sevillano. De esta época hay menos documentación. 


El Renacimiento 


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Alejo Fernández - Anunciación (Museo de Bellas Artes de Sevilla). 

Continuamos con El Renacimiento. Adviene a la escuela con un artista de origen germánico, castellanizado Alejo Fernández (m. 1545), que aporta las fórmulas eclécticas de la llamada por Lafuente Ferrari «pintura plateresca». Artista de primer orden, deja una serie de discípulos como su hijo Sebastián Alejo y Juan de Zamora, y atrae a su círculo a goticistas rezagados como Cristóbal de Morales, Gonzalo Díaz y Nicolás Carlos, y anónimos como el llamado de Moguer. 


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Pedro de Campaña -El descendimiento de la Cruz. 1547. Óleo sobre tabla, 320 x 191 cm. Actualmente se encuentra en la Sacristia Mayor de la Catedral de Sevilla. La escena tiene lugar en un ambiente paisajístico, iluminado en la lejanía pero inundado con contrastes de luz y sombra en la zona del primer plano, allí donde se desarrolla la acción. La movilidad de las figuras y las expresiones de los rostros caracterizan el conjunto, creando Campaña una escena cargada de monumentalidad y dramatismo. 
Murillo iba a contemplar la obra con gran frecuencia. El curioso sacristán preguntó al pintor el porqué de tan habituales visitas, contestando "que estaba esperando cuándo acababan de bajar de la Cruz a aquel Divino Señor".
 


La plenitud del estilo, esto es, el romanismo cincuecentista, la traen los flamencos Peter de Kempener -castellanizado Pedro de Campaña- y Hernando de Esturmio, consolidándola el italianizante Luis de Vargas (m. 1568) y su seguidor Pedro de Villegas Marmolejo. Sigue luego el manierismo del último tercio del siglo que representan el portugués Vasco PereiraAlonso Vázquez (m. ca. 1626) y el tratadista Francisco Pacheco (1564-1654), algunos de los cuales, tanto por cronología como por sus concesiones al naturalismo, pueden incluirse en la llamada «generación de 1560». También uno de los autores más populares fue "Umberto Sánchez", que pintó el destacado "Jardín de Fiestas", donde la fachada principal está ampliamente recargada con motivos decorativos procedentes de la inspiración en Roma. 


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Francisco Pacheco - Juicio Final. 1611-1614. Óleo sobre lienzo. 338 x 235 cm. Museo Goya. Castres. Francia 


El siglo XVII, fue la principal esencia de la Escuela Sevillana 

El siglo XVII nos trae el barroco con el triunfo del naturalismo, frente al idealismo manielista, la pincelada suelta y otras muchas libertades estéticas. En este momento, la escuela s. alcanza su mayor esplendor, tanto por la calidad de las obras como por el rango primordial que muchos de sus maestros tienen en la Historia del Arte. En tres periodos puede dividirse el desarrollo de la pintura barroca hispalense: uno inicial con artistas de 'transición como Juan del Castillo(m. circa 1657), Antonio Mohedano (m. 1626), Francisco de Herrera el Viejo (m. 1656), en quien aparecen ya muy manifiestos la pincelada rápida y el crudo realismo del estilo, y el clérigo Juan de Roelas (m. 1625), introductor del colorismo a lo veneciano y verdadero progenitor del estilo en la Baja Andalucía. 


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Alonzo Cano - La visión de San Bernardo, c. 1650. Óleo sobre lienzo, 267 x 185 cm. Madrid, Museo del Prado. 

La plenitud está constituida por la obra de Francisco de Zurbarán (1598-1664), cuyo tenebrismo y culto a la naturaleza muerta seducen a su hijo Juan de Zurbarán, a los hermanos Miguel y Francisco PolancoJosé de Sarabia (1608-69), Bernabé de Ayala (ca. 1600-72) y Jerónimo de Bobadilla entre otros, así como por las de juventud de Alonso Cano (1601-67) y Velázquez (1599-1660), fundador el primero de la escuela barroca granadina y afincado en la Corte, desde 1623, el segundo. Por último, puede citarse, aunque a menor altura que los grandes maestros citados, a Sebastián de Llanos Valdés (ca. 1605-77) como perteneciente a este periodo. 


El siglo XVIII 


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Alonso Miguel de Tovar - Divina Pastora. 1758. Óleo sobre lienzo, 43.2 x 31.5 cm. Museo Carmen Thyssen de Málaga. 
     
El siglo XVIII representa, siguiendo la tónica nacional, un momento de decadencia para la escuela pictórica sevillana. Nota característica es el culto a la tradición murillesca que representan Alonso Miguel de Tovar (1678-1758) y Bernardo Lorente y Germán, fallecido éste al mediar la centuria; tal culto es alternado con el cultivo de la pintura mural, ya iniciado en el siglo anterior por Valdés Leal y sus seguidores, que llevan a cabo, sin abandonar la de caballete,Domingo MartínezJuan de Espinal, Pedro Tortolero y Francisco Preciado de la Vega (m. 1789), fundador este último de la Escuela Española de Bellas Artes de Roma. La acción cultural del despotismo ilustrado se hizo realidad con la fundación de la Escuela de las Tres Nobles Artes, que si bien continuó la tradición murillesca, representó el comienzo de una renovación que había de cosechar sus frutos en la posterior centuria con el advenimiento del romanticismo. 


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Bernardo Lorente y Germán - La coronación de la Virgen. Óleo sobre lienzo, 35 x 26 cm. Museo Carmen Thyssen de Málaga. 


la pintura romántica sevillana del siglo XVIII y XIX 

En el reinado de Fernando VII se advierte en Sevilla la actividad de un modesto grupo de pintores neoclásicos, entre los cuales destaca Juan de Hermida (al que se cita, pero no he encontrado obra), no precisamente por su clasicismo sino por ser el primero que, con discreta técnica practicó una pintura de carácter costumbrista. Además también se pueden incluir a los siguientes, con obras importantes: 


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Antonio Cabral Bejarano. El marqués de Arco Hermoso y su familia. 1838. Colección particular. (Antonio Cabral Bejarano es padre de los también pintores: Francisco y Manuel Cabral y Aguado Bejarano). 

    • Antonio Cabral Bejarano (1798-1861). Figura dominante en el panorama de la pintura romántica sevillana. En su taller de pintura se formaron numerosos pintores, como sus propios hijos: Francisco Cabral y Aguado Bejarano y Manuel Cabral y Aguado Bejarano, los hermanos Gustavo Adolfo Bécquer y Valeriano Bécquer o Manuel Barrón, entre otros. 

    • José Domínguez Bécquer (1805-1841). Representó diferentes escenas de carácter popular, también practicó el retrato, la pintura religiosa, el dibujo y la acuarela. Fue padre del célebre poeta Gustavo Adolfo Bécquer y el pintor Valeriano Domínguez Bécquer y también primo Joaquín Domínguez Bécquer reconocido pintor costumbrista. 

    • Joaquín Domínguez Bécquer (1811-1871), pintor costumbrista. Fue el tío del poeta Gustavo Adolfo Bécquer y del pintor Valeriano Domínguez Bécquer así como primo del también pintor costumbrista José Domínguez Bécquer, con quién colaboró en muchas obras. 
  
    • Valeriano Domínguez Bécquer (1833-1870). Pintó escenas costumbristas y retratos. Estudió con su tío el pintor Joaquín Domínguez Bécquer. Pese a su escasa obra, es uno de los pintores más característicos del costumbrismo romántico. Fue hijo del pintor José Domínguez Bécquer, sobrino del también pintor Joaquín Domínguez Bécquer y hermano del famoso poeta Gustavo Adolfo Bécquer. También pintó notables retratos y caricaturas e ilustraciones junto a su hermano Gustavo Adolfo que también hizo sus pinitos en la pintura. 

    • José Roldán y Martínez (1808-1871), es considerado uno de los pintores más representativos del romanticismo sevillano. Su obra está dedica principalmente a la realización de retratos y a la pintura de temas costumbristas. Su arte estuvo muy influenciado por la figura de Murillo, tanto en la selección de temas como en la técnica pictórica y el colorido. Representó con frecuencia en sus lienzos niños de la calle, mendigos y pilluelos, tal como ocurría en la pintura española del siglo XVII. 


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Paisaje fluvial con lavandera y pescador. Obra de Andrés Cortés y Aguilar. 1863. Óleo sobre tabla, 35,7 x 55,3 cm. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga. 

    • Andrés Cortés y Aguilar (1815-1879), pintor fundamentalmente costumbrista. Fue alumno de la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal y perteneció a la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría. Fue un pintor versátil en todo, su obra abarca desde el paisaje al bodegón, desde el retrato al paisaje de género. A pesar de ser un trabajador incansable, actualmente es poco conocido a nivel popular. 

    • José María Romero y López (1815-1880), fue un pintor romántico que desarrolló su actividad artística en la ciudad de Sevilla, en la que se cree que nació y murió, aunque no existe constancia documental. Destacó como retratista, especialmente de niños, aunque también realizó obras de temática religiosa, campo en el que se le considera un continuador de Murillo


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Emboscada a unos bandoleros en la cueva del Gato. Obra de Manuel Barrón y Carrillo. 1869. Óleo sobre lienzo, 72 x 105 cm. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga. La cueva del Gato, localizada muy cerca de Benaoján, es uno de los parajes más conocidos de la serranía de Ronda como escondrijo de bandoleros y contrabandistas de Sierra Morena durante el siglo XIX. Entre los numerosos paisajes de la ciudad malagueña de Ronda y sus alrededores pintados por Barrón a lo largo de toda su vida, fue sin duda el pintoresco paraje de la famosa cueva del Gato lugar predilecto del artista, a juzgar por las varias versiones conocidas pintadas por el artista sevillano de esta impresionante gruta. 

    • Manuel Barrón y Carrillo (1814-1884). Máximo exponente y, posiblemente, mejor representante del paisajismo romántico andaluz y sevillano. Sus destacables paisajes le dieron notoria fama. Por ellos Barrón ostenta un importante reconocimiento, siendo considerado por tanto un excelente paisajista. Famosos son aquellos que dedica a los entornos urbanos, paisajes en los que pinta figuras humanas dando a estas obras un toque escenográfico y costumbrista. Estudiaría en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, así como en la escuela de Antonio Cabral Bejarano, donde además ejercería posteriormente la docencia, siendo un insigne profesor para las asignaturas de dibujo del yeso, perspectiva y paisaje. 

     • Francisco Cabral y Aguado Bejarano (1824-1890). Su producción artística está compuesta principalmente por temas costumbristas andaluces, retratos, temas religiosos y copias de las obras de Murillo. Hijo del pintor Antonio Cabral Bejarano y hermano del también pintor Manuel Cabral y Aguado Bejarano. 


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En la Feria de Sevilla. Obra de Manuel Cabral Aguado Bejarano, c. 1885. Óleo sobre lienzo, 73,5 x 91 cm. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga. 

     • Manuel Cabral y Aguado Bejarano (1827-1891). Es uno de los mejores representantes del costumbrismo andaluz dentro del romanticismo español. Hijo del pintor Antonio Cabral Bejarano y hermano del también pintor Francisco Cabral y Aguado Bejarano. 


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José Jiménez Aranda. Sermón en el Patio de los Naranjos, también conocido como "Semana Santa en Sevilla". 1876 h. Museo de San Francisco. USA. Óleo sobre lienzo. Aranda, gran dibujante, realiza una ejecución minuciosa, lo acercan a Meissonier como bien podemos apreciar en esta escena. Sus sobresalientes dotes de dibujante le permiten mostrar el variopinto repertorio de trajes y captar las actitudes de los personajes con absoluta naturalidad y espontaneidad. A esto debemos añadir su elevada capacidad de observación, el realismo que aporta a sus figuras, el excelente sentido cromático y la perfección a la hora de componer las escenas, resultando trabajos de elevada calidad técnica. 

    • José Jiménez Aranda (Sevilla 1837-1903). Es uno de los más destacados representantes de la pintura andaluza del siglo XIX. Sus escena costumbristas y retratos son de verdadero mérito. Su formación transcurre en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla y sus primeras creaciones se identifican con el costumbrismo de la época, aunque pronto destaca por sus cualidades como dibujante. En 1871 se instaló en Roma, donde conoció a Fortuny. Fue amigo deJoaquín Sorolla, al que influyó en su obra. 

    • Luis Jiménez y Aranda (1845-1928). Pintor costumbrista, hermano de los también pintores artísticos José y Manuel Jiménez Aranda, este último poco conocido. Se especializó en la pintura histórica, aunque también cultivó la costumbrista, ambas con un estilo verista y de gran acento dibujístico que revela la gran influencia de su hermano José. 


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José Villegas. Nobleza y Caridad, óleo sobre lienzo, 96 x 105 cm. Colección privada 

    • José Villegas Cordero (1848-1921). Se dedicó a la pintura de historia, costumbrista y de casacones. Formado primero en el taller sevillano del pintor José María Romero, y en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, completó su aprendizaje junto a Eduardo Cano de la Peña. Una vez concluidos sus estudios, el joven artista viajó a Madrid, donde conoció personalmente a Fortuny, lo que le hizo interesarse por la pintura de género. 

    • José García Ramos, (1852-1912). Se trata de un pintor costumbrista perteneciente a la escuela decimonónica sevillana y uno de sus máximos exponentes. Su dibujo es grácil y su pincelada colorista. La mayoría de sus obras reflejan la vida diaria de la Sevilla de finales del siglo XIX. Fue discípulo deJosé Jiménez Aranda. También influyo en su obra Fortuny

    • Gonzalo Bilbao Martínez (1860-1938), considerado como uno de los mejores pintores impresionistas sevillanos, también practicó durante años el costumbrismo y la la temática de historia principalmente. Se inicia desde niño en el dibujo alentado por José Jiménez Aranda. Fue maestro de Alfonso Grosso Sánchez


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Diego López García - Joven con flores. Óleo sobre lienzo, 41 x 31 cm. Colección privada. 

    • Diego López García (Sevilla, 1876 - Sevilla, 23 de junio de 1969)  Escuela sevillana, fue un pintor que se dedicó al retrato y a plasmar escenas costumbristas andaluzas de su época. Lamentablemente de él hay muy poca documentación en Internet. 


Del romanticismo a la actualidad 

El romanticismo tuvo un gran desarrollo en la escuela sevillana, hasta el punto de ser uno de los grandes hitos del estilo en el concierto nacional, y una duplicidad de orientación. La primera, que entronca con la escuela madrileña, está representada por los grandes retratistas Antonio María Esquivel (1806-57) y José Gutiérrez de la Vega (m. 1865), y la segunda por el delicioso costumbrismo de José Domínguez Bécquer (m. 1841), Valeriano Domínguez Bécquer,  (v.; m. 1870) y Joaquín Domínguez Bécquer(m. 1879); así como por Manuel Rodríguez Guzmán (m. 1866) y Manuel Cabral y Aguado Bejarano (m. 1891), exponentes todos de esa pintura rebelde a los academicismos puristas en la que, ciertamente y pese a las influencias extranjeras que pueda tener, se contiene la esencia del mejor romanticismo español. El paisajista Manuel Barrón es un fiel representante del romanticismo, con tintes costumbristas, en la escuela sevillana. 


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Emilio Sánchez Perrier. Atardecer en Triana. 1907. Acuarela sobre pergamino. Colección Patrimonio Nacional. Madrid. 


Tras él, la pintura de historia que inicia Eduardo Cano de la Peña (1823-97) y que, por la huella que desde su cátedra de la Academia de Bellas Artes ejerció el maestro, aparte el espejuelo de las Exposiciones Nacionales, se prolongó hasta bien entrado el siglo actual y que, en generaciones diferentes, pueden representar José María Rodríguez de Losada (m. 1896) y Virgilio Mattoni (m. 1923). Le siguen la de género al estilo fortuniano con José Jiménez Aranda(1837-1903) y el realismo de su hermano Luis, para alcanzar el modernismo con gran parte de la obra de José Villegas Cordero (m. 1921). Por último, forman el elenco de la generación de fin del s. XIX el costumbrista José García Ramos (m. 1912), el paisajista y gran acuarelista Emilio Sánchez Perrier (m. 1907) y otros. Pero la figura más representativa de esta generación transicional es Gonzalo Bilbao (m. 1938), que supo fundir magistralmente el realismo hispano con las influencias del impresionismo francés; maestro, desde su cátedra de Colorido de la Escuela de Artes y Oficios, de una generación que integran, como figuras más representativas, Alfonso Grosso, especializado en interiores conventuales; Santiago Martínez Martín, paisajista influido porSorolla, el extremeño Eugenio Hermoso y el gran retratista Miguel Ángel del Pino Sardá. Paralelo a Bilbao y docentes como él en la citada Escuela de Artes y Oficios, están José Arpa PereaJosé Rico Cejudo y Manuel González Santose, fallecidos todos en la primera mitad del s. XX. 


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Juan Rodriguez Jaldón (Osuna, Sevilla, 1890-Sevilla, 1967). Ermita de San Mateo, Carmona, óleo sobre cartón. 40 x 50 cm. Colección privada. 


La presencia en Sevilla del gibraltareño Gustavo Bacarisas (1873-1971) renovó el panorama artístico hispalense de los años de la Exposición Iberoamericana con el colorismo característico del citado maestro. De ella se beneficiaron muchos de los artistas citados y en ella se formó, como discípulo directo de Bacarisas, Juan Miguel Sánchez Fernández, que después triunfaría como muralista. A esta generación, donde cabe agrupar también al dibujante Juan Lafitta, sigue otra, que recoge los nombres de José Martínez del Cid, Sebastián García Vázquez y Eduardo Acosta, aún activa tanto en lo profesional como en lo docente y de la que han desaparecido figuras como Juan Rodríguez Jaldón y Rafael Cantarero. 


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Alfonso Grosso Sánchez. El monaguillo. 1920. Óleo sobre Lienzo, 127 x 92 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. La obra nos presenta la figura del monaguillo vestido con su indumentaria litúrgica, minuciosamente descrita en todos sus detalles, centrando la expresividad en el rostro amable y simpático del niño. 


Tras la Guerra de 1936-39, la pintura sevillana adquirió nuevos bríos con la fundación de la Escuela de Bellas Artes de S. Isabel de Hungría, en la que profesaron Alfonso Grosso, Sánchez Fernández y José María Labrador, y que actualmente cuenta con docentes en ella formados, como Miguel Pérez Aguilera, Miguel Gutiérrez Fernández, Francisco Maireles Vela y Armando del Río. De sus aulas han salido numerosos pintores que laboran hoy en las más dispares tendencias artísticas y que, como Federico Delgado Montiel y Cristóbal Toral, integran las filas de avanzados movimientos vanguardistas. Fruto de la labor renovadora de la Escuela fue la creación, en 1949, de la llamada «Joven Escuela Sevillana de Pintura», por desgracia disuelta muy pronto, formada por Antonio Milla, Ricardo Comas, Emilio García, Pepi y Loly Sánchez y los citados Delgado Montiel y A. del Río y a la que, entre otros, se unieron Carmen Laffón y José L. Mauri. Esta labor continuó luego y es bien fecunda en la actualidad como lo demuestran los nombres de J. A. García Ruiz y Francisco García Gómez, docentes ambos en el citado centro, Ascensión Hernán Catalina, Roberto Reina, José L. Pajuelo, Luis Montes, Álvarez Gámez, Barba Robles, Huguet Pretel, Lourdes Cabrera e Isabel Gisbert. Por último, nombres como Santiago del Campo, Adelaida González Vargas, Justo Girón, Juana Mangas, Teresa Duclós, Antonio Agudo y Juana Pueyo. 

Espero que la extensa recopilación que he conseguido de los pintores de la Escuela Sevillana, sea del interés de los aficionados al arte que frecuentan esta sección, y contribuya en su divulgación.
 




Escuela sevillana de pintura 


El desarrollo histórico de la Escuela sevillana de pintura resulta de primordial importancia dentro del ámbito del arte español así como por los numerosos maestros de primer orden que ha producido a lo largo de los siglos. 

En esta recopilación, tomando como fuente principal a la Wikipedia, se mencionan los más representativos, agrupándolos en los distintos periodos históricos y en los diferentes estilos artísticos en que vivieron y militaron. 


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San Antonio Abad y San Cristóba, c. 1470. Pintura sobre tabla, 168,5 x 117 cm. Es una obra del círculo de Juan Sánchez de Castro que se encuentra expuesta en el Museo de Bellas Artes de Sevilla 



El inicio de la escuela 

Los comienzos se remontan a la Baja Edad Media, localizándose, aparte los precedentes trecentistas de los murales ítalo-góticos de la Virgen de la Antigua de la catedral hispalense y la Anunciación de Santa María de Arcos de la Frontera (Cádiz), en la decimoquinta centuria, integrados en las fórmulas del goticismo hispano-flamenco. Nombres como Juan Sánchez de Castro, tradicionalmente llamado «el patriarca de la pintura sevillana», y Juan Núñez constituyen, junto con otros no totalmente identificados y con maestros anónimos como el llamado Maestro de Zafra, el elenco de este primer momento pictórico sevillano. Años más tarde, se trasladó a un pueblo de Bilbao, llamado La Golondrina Pasajera (traducido del vascuense, su nombre real es Rasganort) donde se afincó hasta sus más recientes expresiones de arte. 


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Maestro de Zafra. San Miguel Arcángel. 1495-1500. Óleo sobre tabla, 242 cm x 153 cm. Museo Nacional del Prado. 



El Renacimiento 

Adviene a la escuela con un artista de origen germánico, castellanizado Alejo Fernández (m. 1545), que aporta las fórmulas eclécticas de la llamada por Lafuente Ferrari «pintura plateresca». Artista de primer orden, deja una serie de discípulos como su hijo Sebastián Alejo y Juan de Zamora, y atrae a su círculo a goticistas rezagados como Cristóbal de Morales, Gonzalo Díaz y Nicolás Carlos, y anónimos como el llamado de Moguer. 


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Retablo de la Virgen de los Mareantes. Obra de Alejo Fernandez. 1535. Capilla del cuarto del Almirante en el Real Alcázar de Sevilla. 


La plenitud del estilo, esto es, el romanismo cincuecentista, la traen los flamencos Peter de Kempener -castellanizado Pedro de Campaña (Pieter Kempeneer)- y Hernando de Esturmio, consolidándola el italianizante Luis de Vargas (m. 1568) y su seguidor Pedro de Villegas Marmolejo. Sigue luego el manierismo del último tercio del siglo que representan el portugués Vasco PereiraAlonso Vázquez (m. ca. 1626) y el tratadista Francisco Pacheco (1564-1654), algunos de los cuales, tanto por cronología como por sus concesiones al naturalismo, pueden incluirse en la llamada «generación de 1560». También uno de los autores más populares fue "Umberto Sánchez", que pintó el destacado "Jardín de Fiestas", donde la fachada principal está ampliamente recargada con motivos decorativos procedentes de la inspiración en Roma. 


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"Retablo de la Purificación" (1555-56). Capilla del Mariscal Don Diego Caballero, Catedral de Sevilla. Obra de Pedro de Campaña (Pieter Kempeneer) 


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Santa Justa y Rufina. 1555. Oleo sobre tabla. Capilla de los Evangelistas de la Catedral de Sevilla. Obra de Hernando de Esturmio (Zieriksee, h. 1515-Sevilla, 1556) fue un pintor holandés del Renacimiento español. 


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Alegoría de la Inmaculada Concepción. Pintura realizada sobre tabla por Luis de Vargas hacia 1560. Se encuentra en la Catedral de Sevilla 


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La Coronación de la Virgen. 1604. Obra de Vasco Pereira (Évora, 1535-Sevilla?, h. 1609) fue un pintor portugués del Renacimiento español. 


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Sagrada cena. Obra del pintor renancentista español Alonso Vázquez. Hacia 1590. Óleo sobre tabla. Museo de Bellas Artes de Sevilla 


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Desposorios Místicos de Santa Inés de 1628, Museo de Bellas Artes de Sevilla. Obra de Francisco Pacheco del Río (Sanlúcar de Barrameda, 1564 - Sevilla, 1644) pintor manierista y tratadista de arte, conocido principalmente como maestro y suegro de Velázquez. 



El siglo XVII 

Este siglo nos trae el barroco con el triunfo del naturalismo, frente al idealismo manielista, la pincelada suelta y otras muchas libertades estéticas. En este momento, la escuela s. alcanza su mayor esplendor, tanto por la calidad de las obras como por el rango primordial que muchos de sus maestros tienen en la Historia del Arte. En tres periodos puede dividirse el desarrollo de la pintura barroca hispalense: uno inicial con artistas de 'transición como Juan del Castillo(m. circa 1657), Antonio Mohedano (m. 1626), Francisco de Herrera el Viejo (m. 1656), en quien aparecen ya muy manifiestos la pincelada rápida y el crudo realismo del estilo, y el clérigo Juan de Roelas (m. 1625), introductor del colorismo a lo veneciano y verdadero progenitor del estilo en la Baja Andalucía... 


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Juan del Castillo. Asunción de la Virgen. 1634-1636, óleo sobre lienzo, 487 x 285 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Pintura central del retablo mayor del convento de Montesión, Sevilla. Juan del Castillo (c. 1590- c. 1657), fue un pintor barroco español, avecindado en Sevilla, cuya fama se ha debido en gran parte a la condición de maestro de Bartolomé Esteban Murillo. 


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Antonio Mohedano. Anunciación, siglo XVII. Iglesia de la Anunciación, Sevilla, retablo mayor. Antonio Mohedano fue un pintor español (Lucena, 1563 - Antequera, 1626). Formado al parecer en Córdoba con Pablo de Céspedes, recibió también la influencia de los fresquistas italianos Julio Aquiles y Cesare Arbasia y, probablemente, de los manieristas escurialenses. 


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Apoteosis de san Hermenegildo. Francisco de Herrera el Viejo, 1.620. Procede de la iglesia del colegio de san Hermenegildo. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Herrera el Viejo, se formó dentro del espíritu manierista que pintores como Pacheco habían impuesto, pero progresivamente fue abandonando esta orientación inicial para integrarse decididamente en la corriente naturalista. En esta obra, la escena está dividida en los dos registros: el celestial y el terrenal. En el rompimiento de gloria aparece san Hermenegildo triunfante rodeado de ángeles. En la zona de Tierra, san Isidoro somete a Leovigildo y san Leandro protege a Recaredo, el futuro rey que proclamaría el catolicismo de España en el Tercer Concilio de Toledo. El lienzo muestra las características de la madurez de su estilo con pinceladas enérgicas y sueltas que modelan rostros de acentuada individualidad y una gama de color en la que predominan los castaños dorados y negros. 


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El martirio de San Serapio. Óleo sobre lienzo que representa, pintado por Juan de Roelas hacia 1612, para el Convento de la Merced de Sevilla, actualmente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. 


... La plenitud está constituida por la obra de Francisco de Zurbarán (1598-1664), cuyo tenebrismo y culto a la naturaleza muerta seducen a su hijo Juan de Zurbarán, a los hermanos Miguel y Francisco PolancoJosé de Sarabia (1608-69), Bernabé de Ayala (ca. 1600-72) y Jerónimo de Bobadilla entre otros, así como por las de juventud de Alonso Cano (1601-67) y Velázquez (1599-1660), fundador el primero de la escuela barroca granadina y afincado en la Corte, desde 1623, el segundo. Por último, puede citarse, aunque a menor altura que los grandes maestros citados, a Sebastián de Llanos y Valdés (ca. 1605-77) como perteneciente a este periodo... 


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Francisco de Zurbarán. Exposición del cuerpo de San Buenaventura, 1629. Óleo sobre lienzo, 250 x 225 cm. Museo del Louvre, París 


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Juan de Zurbarán. Naturaleza muerta con fruta y jilguero, hacia 1639-1640, óleo sobre lienzo, 40 x 57 cm. Museu Nacional d´Art de Catalunya. Juan de Zurbarán fue un pintor barroco español. Nació en Llerena (Badajoz) en 1620 y murió en Sevilla en 1649. Hijo de Francisco de Zurbarán (1598 - 1664), se formó en el taller que su padre poseía en Sevilla, con el que es muy probable que colaborara en diferentes pinturas. 


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Arcángeles eucarísticos, colección particular. Identificados con los supuestos arcángeles Laziel y Madriel, según sus inscripciones, repiten los tipos de San Gabriel y Raziel en la catedral de Jaén, modificando sus atributos. Obra de Francisco Polanco (fallecido en 1651), fue un pintor barroco español, nacido en Cazorla (Jaén) y activo en Sevilla, donde se le relaciona estilísticamente con Francisco de Zurbarán. 


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Adoración de los pastores, Museo de Bellas Artes de Córdoba, tradicionalmente atribuido a José de Sarabia. José de Sarabia (1608-1699), fue un pintor barroco español seguidor de Francisco de Zurbarán. La Adoración de los pastores, tradicionalmente atribuida en el Museo de Bellas Artes de Córdoba, es una obra de intenso naturalismo que, de ser efectivamente suya, lo calificaría entre los mejores seguidores de Zurbarán, pero muy distinta del lienzo del mismo asunto conservado en el convento de San Francisco y de algunas otras obras atribuidas, en las que el manejo de estampas es más evidente. 


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Santa Lucía, óleo sobre lienzo, 210 x 110 cm, Museo de Bellas Artes de Sevilla. Obra de Bernabé de Ayala (Sevilla, c. 1600 - c. 16781 ), fue un pintor español. Relacionado con Francisco de Zurbarán, se le han atribuido obras de cierta calidad cercanas a la producción del maestro extremeño. Fue uno de los fundadores de la academia de dibujo de Sevilla, creada en 1660 por Murillo y Francisco de Herrera el Mozo, y permaneció en ella hasta 1671. 


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Alonso Cano. Visión de San Antonio de Padua, 1660-1662, óleo sobre lienzo, 136 x 111 cm. Escena de las pinturas de la vida de la Virgen para el convento del Ángel Custodio en Granada. 


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Velázquez. El aguador de Sevilla, c. 1620. Óleo sobre lienzo, 106,7 cm × 81 cm. Apsley House, Londres, Reino Unido. El aguador de Sevilla es una de las más destacadas obras de juventud de Diego Velázquez, pintada en los últimos años de su estancia en Sevilla y conservada actualmente en el Wellington Museum, instalado en el palacio londinense de Apsley House, tras haber sido regalada por Fernando VII al general Arthur Wellesley en reconocimiento a su ayuda en la Guerra de la Independencia. La pintura pertenece al género del bodegón con figuras que Velázquez practicó durante sus años de formación en Sevilla para adquirir por ese medio el completo dominio de la imitación del natural, según defendía su suegro Francisco Pacheco en El arte de la pintura. 


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Cabeza cortada de un santo mártir, 1670, óleo sobre lienzo, 53 x 72 cm., París, Museo del Louvre. Obra de Sebastián de Llanos y Valdés. Fue un pintor barroco español, activo en Sevilla, de donde era probablemente natural, y discípulo según Ceán Bermúdez de Francisco Herrera el Viejo, aunque en su personal estilo la influencia más profunda es la de Francisco de Zurbarán. 


... El tercero lo integran Bartolomé Esteban Murillo (1618-82), y Juan de Valdés Leal (1622-90), fundadores en 1660 de una Academia que afilió a una pléyade de pintores, activos muchos de ellos en el primer cuarto del s. XVIII, entre los que destacan Francisco Meneses Ossorio (ca. 1640- 1721), Sebastián Gómez, "el Mulato de Murillo"Esteban Márquez de Velasco y Pedro Núñez de Villavicencio (1644-1700) como discípulos del primero, y Lucas ValdésMatías de ArteagaIgnacio de León Salcedo y Clemente de Torres como seguidores más conspicuos del segundo, aunque alguno de ellos, en especial Arteaga, acuse la influencia murillesca. Finalmente, hay que citar al paisajista Ignacio de Iriarte (1621-85) como figura destacada del momento, tanto por lo especializado de sus asuntos como por la calidad de sus obras. 


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Murillo. Inmaculada Concepción de los Venerables o Inmaculada Soult, hacia 1678, óleo sobre lienzo, 274 x 190 cm, Madrid, Museo del Prado. 


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Juan de Valdés Leal, es conocido fundamentalmente por sus dos pinturas «de jeroglífico» sobre las postrimerías humanas: las alegorías Finis gloriae mundi (El fin de las glorias mundanas) e In ictu oculi (En un abrir y cerrar de ojos). Las pintó en 1672 para la iglesia del Hospital de la Caridad de Sevilla, donde se conservan, y su asunto macabro alude al tema de la vanitas (vanidad humana) y amonesta sobre la caducidad de los bienes temporales y la brevedad de la vida terrena. 


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La Virgen con el Niño dormido, 1668, óleo sobre lienzo, 59,5 x 49 cm, San Petersburgo, Museo del Hermitage. Obra de Jerónimo de Bobadilla (Sevilla, c. 1630 — Sevilla, 1709), fue un pintor barroco español discípulo de Francisco de Zurbarán. 


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San Juan Bautista niño, Museo de Bellas Artes de Sevilla. Obra de Francisco Meneses Ossorio (Sevilla c. 1640 – 1721) fue un pintor español, miembro de la escuela sevillana de pintura y continuador del estilo de Bartolomé Esteban Murillo, de quien fue discípulo directo según Ceán Bermúdez. 


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Obra de Sebastián Gómez, el Mulato. Sagrada Familia, óleo sobre lienzo, 160 x 252 cm. Colección particular. Sebastián Gómez (activo entre 1690 y 1699), llamado «el Mulato de Murillo», fue un pintor barroco español continuador del estilo de Bartolomé Esteban Murillo. Nacido en Granada y, posiblemente, hijo de esclavos moriscos, en el siglo XVIII se extendió la creencia de que el pintor había sido esclavo de Murillo. Así, a finales de la centuria, en el inventario de la colección del conde del Águila se recogían tres pinturas atribuidas a «Sebastián el esclavo de Murillo», y Ceán Bermúdez en la Carta a un amigo suyo, sobre el estilo y gusto de la pintura, editada en Cádiz en 1806, lo mencionaba entre los discípulos del pintor sevillano, pues aún siendo su esclavo, añadía, también le había enseñado el arte de la pintura. La leyenda fue poetizada por Hans Christian Andersen que en 1838 escribió el poema Lo hizo el zombi, dedicado al esclavo africano de Murillo que por las noches retocaba y mejoraba las obras del maestro. 


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Dormición de la Virgen, óleo sobre lienzo, 252 x160 cm., Art Gallery of Ontario. Obra de Esteban Márquez de Velasco (1652-1696), fue un pintor barroco español, nacido en la Puebla de Guzmán (Huelva) y fallecido en Sevilla, seguidor de Murillo. 


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Muchacho atacado por perros, o La cesta de manzanas caída. Budapest, Museo de Bellas Artes. Obra de Pedro Núñez de Villavicencio (Sevilla 1644- Madrid, 1695) fue un pintor barroco español. Nacido en Sevilla, era miembro de una destacada familia hidalga andaluza, en calidad de lo cual ingresó en 1660 como caballero de la Soberana Orden de San Juan de Jerusalén. Por ello debió trasladarse a la isla de Malta, sede de la Orden y de su Gran Maestre, para realizar las pruebas como caballero, desarrolando allí las preceptivas labores de intendencia y también de tipo bélico (especialmente contra los turcos). De esa forma, en 1668 alcanzó el grado de supervisor de soldados y, en 1672 llegaría al de capitano. En lo artístico, antes de su incorporación a la Orden de san Juan y partida hacia Malta, participó en la fundación y primer funcionamiento de la Academia de Pintura y dibujo de Sevilla, que fundaran Murillo y Herrera el Mozo. Su participación fue, para su edad, ciertamente excepcional, pagando algunos de los aditamentos de la sala de la lonja hispalense donde tenía su sede la institución artística. 


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La Virgen del Rosario Santo Domingo y Santa Catalina de Siena, c. 1700. Óleo sobre lienzo, 136 x 204 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Obra de Lucas Valdés, pintor español del barroco nacido en Sevilla en 1661 y muerto en Cádiz en 1725. Es el tercer hijo del famoso pintor Valdés Leal, fue bautizado con los nombres de Lucas Gregorio. El nombre Lucas proviene de que su padre era el Alcalde de la hermandad de San Lucas, así como examinador del gremio de pintores en Sevilla. 


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Las bodas de Caná, óleo sobre lienzo (157 x 294 cm), Museo de Bellas Artes de Sevilla. Obra de Matías de Arteaga y Alfaro (1633 - 1703), fue un pintor y grabador barroco español, adscrito a la escuela sevillana, que supo recoger en su pintura e interpretar con personalidad propia la doble influencia de Murillo y Valdés Leal. 


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Los Desposorios Místicos de Santa Catalina de Siena. Óleo sobre lienzo, 175 x 332 cm. Colección privada. Obra de Clemente de Torres es el nombre artístico de Clemente de Torvisco y Escobar. (Cádiz, 23 de noviembre de 1662 - ~1732) pintor español de origen genovés. Empezó a pintar sobre 1680. Se adiestraría con Juan de Valdés Leal, heredando su bravura pictórica aunque sea escasa la producción que puede atribuírsele. Dominó el óleo y el fresco. 


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Paisaje con figuras, c. 1600. Museo de Bellas Artes de Bilbao. Obra de Ignacio de Iriarte (Azcoitia, 1621 - Sevilla, 1670) fue un pintor barroco español establecido en Sevilla, donde se especializó en la pintura de paisajes. Se le puede considerar el primer artista de origen vasco que alcanzó fama más allá de su tierra. 



El siglo XVIII 

El S XVIII representa, siguiendo la tónica nacional, un momento de decadencia para la escuela pictórica sevillana. Nota característica es el culto a la tradición murillesca que representan Alonso Miguel de Tovar (1678-1758) y Bernardo Lorente y Germán, fallecido éste al mediar la centuria; tal culto es alternado con el cultivo de la pintura mural, ya iniciado en el siglo anterior por Valdés Leal y sus seguidores, que llevan a cabo, sin abandonar la de caballete, Domingo MartínezJuan de Espinal, Pedro Tortolero y Francisco Preciado de la Vega (m. 1789), fundador este último de la Escuela Española de Bellas Artes de Roma. La acción cultural del despotismo ilustrado se hizo realidad con la fundación de la Escuela de las Tres Nobles Artes, que si bien continuó la tradición murillesca, representó el comienzo de una renovación que había de cosechar sus frutos en la posterior centuria con el advenimiento del romanticismo. 


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Retrato de Doña Josefa de Benavides, Marquesa de Villena y duquesa de Escalona. Obra de Alonso Miguel de Tovar, fue un pintor español de la escuela sevillana nacido en Higuera de la Sierra (Huelva) en 1678 y fallecido en Madrid en 1758. En 1690 se trasladó Sevilla, donde fue gran admirador y copista de Bartolomé Esteban Murillo, el cual ejerció mucha influencia sobre su estilo, hasta tal punto que alguna de sus obras han sido atribuidas hasta hace poco al maestro sevillano, como La Inmaculada que se encuentra en la Catedral de Cádiz o La Aparición de la Virgen a San Pedro Nolasco. 


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Retrato del infante don Felipe, hacia 1730, Museo de Bellas Artes de Sevilla. Obra de Bernardo Lorente Germán (1680-1759), pintor barroco español, llamado el pintor de las pastoras, vivió siempre en Sevilla donde se formó en contacto con la pintura de Murillo, de quien fue seguidor. 


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Domingo Martínez (Sevilla, 1688 - ib., 1749) fue un pintor barroco español, uno de los más destacados de la escuela sevillana en la primera mitad del siglo XVIII. No son muchos los datos que conocemos sobre su vida; se formó en Sevilla, siendo uno de sus maestros Lucas Valdés, hijo de Valdés Leal. 


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El Arcangel San Miguel. 1780. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Obra de Juan de Espinal (1714-1783). Fue un pintor español nacido en Sevilla en 1714 y fallecido en esta misma ciudad en 1783. Se le considera la figura más importante de la pintura sevillana de la segunda mitad del siglo XVIII y uno de los principales representantes españoles dentro de la corriente artística del rococó por entonces imperante.
 


El Romanticismo y Costumbrismo sevillano de finales del siglo XVIII y el siglo XIX 



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Retrato de Fernando VII con uniforme de capitán general, por Vicente López Portaña (c. 1814-1815). Óleo sobre lienzo, 107,5 x 82,5 cm. Museo del Prado (Madrid). 

Fernando VII ha merecido por parte de los historiadores un unánime juicio negativo, pasando a los anales de la historia de España como el Rey Felón. Un personaje siniestro para la historia española, llevando al pueblo a la miseria y el desconocimiento, época que dejó lastrada a muchas generaciones. En su haber comentar que favoreció a las artes -aunque de forma caprichosa- en su faceta de coleccionista, añadiendo nuevas piezas a la colección real, y más tarde contribuyó en la creación del Museo del Prado... 

En el reinado de Fernando VII se advierte en Sevilla la actividad de un modesto grupo de pintores neoclásicos, entre los cuales destaca Juan de Hermida (al que se cita, pero no he encontrado obra), no precisamente por su clasicismo sino por ser el primero que, con discreta técnica practicó una pintura de carácter costumbrista. Además también se pueden incluir a los siguientes, con obras importantes: 

    • Antonio Cabral Bejarano (1798-1861). Figura dominante en el panorama de la pintura romántica sevillana. En su taller de pintura se formaron numerosos pintores, como sus propios hijos: Francisco Cabral y Aguado Bejarano y Manuel Cabral y Aguado Bejarano, los hermanos Gustavo Adolfo Bécquer y Valeriano Bécquer o Manuel Barrón, entre otros. 

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Antonio Cabral Bejarano. Una bolera, 1842. Óleo sobre lienzo, 53 x 42 cm. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga. 


    • José Domínguez Bécquer (1805-1841). Representó diferentes escenas de carácter popular, también practicó el retrato, la pintura religiosa, el dibujo y la acuarela. Fue padre del célebre poeta Gustavo Adolfo Bécquer y el pintor Valeriano Domínguez Bécquer y también primo Joaquín Domínguez Bécquer reconocido pintor costumbrista. 

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Retrato de Joaquina de Bastida y Vargas, realizado en 1830 por su marido José Domínguez Bécquer (Museo de Bellas Artes de Sevilla). 


    • Joaquín Domínguez Bécquer (1811-1871), pintor costumbrista. Fue el tío del poeta Gustavo Adolfo Bécquer y del pintor Valeriano Domínguez Bécquer así como primo del también pintor costumbrista José Domínguez Bécquer, con quién colaboró en muchas obras. 

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La Feria de Sevilla. Joaquín Domínguez Bécquer. 1867. Óleo sobre lienzo, 56,5 x 101 cm. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga. 

  
    • Valeriano Domínguez Bécquer (1833-1870). Pintó escenas costumbristas y retratos. Estudió con su tío el pintor Joaquín Domínguez Bécquer. Pese a su escasa obra, es uno de los pintores más característicos del costumbrismo romántico. Fue hijo del pintor José Domínguez Bécquer, sobrino del también pintor Joaquín Domínguez Bécquer y hermano del famoso poeta Gustavo Adolfo Bécquer. También pintó notables retratos y caricaturas e ilustraciones junto a su hermano Gustavo Adolfo que también hizo sus pinitos en la pintura. 

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Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer por Valeriano Dominguez Bécquer, (colección Ibarra). 1862. Óleo sobre lienzo, 73 x 60 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla 


    • José Roldán y Martínez (1808-1871), es considerado uno de los pintores más representativos del romanticismo sevillano. Su obra está dedica principalmente a la realización de retratos y a la pintura de temas costumbristas. Su arte estuvo muy influenciado por la figura de Murillo, tanto en la selección de temas como en la técnica pictórica y el colorido. Representó con frecuencia en sus lienzos niños de la calle, mendigos y pilluelos, tal como ocurría en la pintura española del siglo XVII. 

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El conde de Pinohermoso y el marqués de Molins, a caballo, en las afueras de Sevilla. José Roldán y Martínez. 1848. Óleo sobre lienzo, 299 cm x 380 cm. Museo Nacional del Prado. 


    • Andrés Cortés y Aguilar (1815-1879), pintor fundamentalmente costumbrista. Fue alumno de la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal y perteneció a la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría. Fue un pintor versátil en todo, su obra abarca desde el paisaje al bodegón, desde el retrato al paisaje de género. A pesar de ser un trabajador incansable, actualmente es poco conocido a nivel popular. 

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Lavanderas y pescadores en un paisaje costero. Obra de Andrés Cortés y Aguilar. 1863. Óleo sobre tabla, 35,7 x 55,3 cm. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga. 


    • José María Romero y López (1815-1880), fue un pintor romántico que desarrolló su actividad artística en la ciudad de Sevilla, en la que se cree que nació y murió, aunque no existe constancia documental. Destacó como retratista, especialmente de niños, aunque también realizó obras de temática religiosa, campo en el que se le considera un continuador de Murillo


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Obra de José María Romero y López. 'La buena y la mala muerte del duque de Montpensier', pareja de óleos sobre lienzo, 122 x 84 cms. Colección privada. 


    • Manuel Barrón y Carrillo (1814-1884). Máximo exponente y, posiblemente, mejor representante del paisajismo romántico andaluz y sevillano. Sus destacables paisajes le dieron notoria fama. Por ellos Barrón ostenta un importante reconocimiento, siendo considerado por tanto un excelente paisajista. Famosos son aquellos que dedica a los entornos urbanos, paisajes en los que pinta figuras humanas dando a estas obras un toque escenográfico y costumbrista. Estudiaría en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, así como en la escuela de Antonio Cabral Bejarano, donde además ejercería posteriormente la docencia, siendo un insigne profesor para las asignaturas de dibujo del yeso, perspectiva y paisaje. 

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Vista del puerto de Miravete, camino antiguo de Madrid. Obra de Manuel Barrón y Carrillo. 1869. Óleo sobre lienzo, 72 x 105 cm. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga. 


     • Francisco Cabral y Aguado Bejarano (1824-1890). Su producción artística está compuesta principalmente por temas costumbristas andaluces, retratos, temas religiosos y copias de las obras de Murillo. Hijo del pintor Antonio Cabral Bejarano y hermano del también pintor Manuel Cabral y Aguado Bejarano. 

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'Una Misa'. Cuadro del pintor sevillano Francisco Cabral y Aguado Bejarano. Lo realizó en el año 1863, óleo sobre lienzo, 89 x 119 cm. Museo Nacional del Romanticismo, en Madrid. 


     • Manuel Cabral y Aguado Bejarano (1827-1891). Es uno de los mejores representantes del costumbrismo andaluz dentro del romanticismo español. Hijo del pintor Antonio Cabral Bejarano y hermano del también pintor Francisco Cabral y Aguado Bejarano. 

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El puesto de buñuelos. Obra de Manuel Cabral Aguado Bejarano, c. 1854. Óleo sobre lienzo, 63,5 x 50 cm. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga. 


    • José Jiménez Aranda (Sevilla 1837-1903). Es uno de los más destacados representantes de la pintura andaluza del siglo XIX. Sus escena costumbristas y retratos son de verdadero mérito. Su formación transcurre en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla y sus primeras creaciones se identifican con el costumbrismo de la época, aunque pronto destaca por sus cualidades como dibujante. En 1871 se instaló en Roma, donde conoció a Fortuny. Fue amigo deJoaquín Sorolla, al que influyó en su obra. 

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Una desgracia. 1890. Óleo sobre lienzo. Obra de José Jiménez Aranda. Tras triunfar en París con sus cuadros de "casacón" Jiménez Aranda regreso a España en 1890 para instalarse en Madrid. Debido a la crisis que vivía el género preciosista decidió orientar sus preferencias hacia otro tipo de pintura, especialmente hacia el realismo con cierto eco social, como observamos en esta obra, enviada a la Exposición Nacional de 1890 en la que se narra un episodio contemporáneo: un grupo de transeúntes contempla el cuerpo de un albañil, que acaba de caerse del andamio en el que trabajaba. Los gestos de horror de la mayoría de las figuras, especialmente la mujer de primer plano que tapa con su mano derecha el rostro, y las tonalidades grisáceas de la luz indican que nos encontramos ante una desgracia, como bien reza el título. 


    • Luis Jiménez y Aranda (1845-1928). Pintor costumbrista, hermano de los también pintores artísticos José y Manuel Jiménez Aranda, este último poco conocido. Se especializó en la pintura histórica, aunque también cultivó la costumbrista, ambas con un estilo verista y de gran acento dibujístico que revela la gran influencia de su hermano José. 

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La sala del hospital en la visita del médico en jefe. Obra de Luis Jiménez y Aranda. Óleo sobre lienzo, 290 x 445 cm, 1889. Museo de Bellas Artes de Sevilla (depósito del Museo del Prado) Primera medalla en la exposición internacional de 1892. 


    • José Villegas Cordero (1848-1921). Se dedicó a la pintura de historia, costumbrista y de casacones. Formado primero en el taller sevillano del pintor José María Romero, y en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, completó su aprendizaje junto a Eduardo Cano de la Peña. Una vez concluidos sus estudios, el joven artista viajó a Madrid, donde conoció personalmente a Fortuny, lo que le hizo interesarse por la pintura de género. 

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La muerte del maestro. Obra de José Villegas Cordero, h. 1884. Óleo sobre Lienzo, 330 x 505 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. La muerte del maestro supone la culminación de una serie de cuadros dedicados a un tema tan español como el taurino. Introduce una singularidad dentro del género, su concepción como un gran cuadro de historia. Pero frente a la retórica que caracterizó al género histórico, Villegas presenta una escena de gran dramatismo en la que los expresivos miembros de la cuadrilla muestran un repertorio de actitudes conmovidas y sinceras en torno a la figura del maestro muerto. En cuanto a su técnica y estilo, tras un largo proceso de elaboración que culminó con la obra presentada en 1910, las novedades se hacen presentes en los logros espaciales y lumínicos, así como en las excelentes calidades y en los matices del color. 


    • José García Ramos, (1852-1912). Se trata de un pintor costumbrista perteneciente a la escuela decimonónica sevillana y uno de sus máximos exponentes. Su dibujo es grácil y su pincelada colorista. La mayoría de sus obras reflejan la vida diaria de la Sevilla de finales del siglo XIX. Fue discípulo deJosé Jiménez Aranda. También influyo en su obra Fortuny

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Cortejo español. Obra de  José García Ramos. 1885. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga 


    • Gonzalo Bilbao Martínez (1860-1938), considerado como uno de los mejores pintores impresionistas sevillanos, también practicó durante años el costumbrismo y la la temática de historia principalmente. Se inicia desde niño en el dibujo alentado por José Jiménez Aranda. Fue maestro de Alfonso Grosso Sánchez

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Las Cigarreras.Obra de Gonzalo Bilbao. 1915. Óleo 305 x 402 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Este lienzo muestra el interior del edificio de la fábrica de tabacos de Sevilla. Es uno de los más conocido del pintor; cuadro de carácter costumbrista, regionalista y simbolista al mismo tiempo. 


    • Diego López García (Sevilla, 1876 -  Sevilla, 23 de junio de 1969)  Escuela sevillana, fue un pintor que se dedicó al retrato y a plasmar escenas costumbristas andaluzas de su época. Lamentablemente de él hay muy poca documentación en Internet. Algun crítico afirmó: "Que la pintura de Diego López se asemeja a los artistas del siglo XVI del Renacimiento italiano por su propensión al fastuoso colorido y a la brillantes luminosa de las telas." "No sé si será para tanto, pero los retratos de Diego López iluminan nuestros ojos de luz y color a partes iguales". 

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Sevillana en su patio. Obra de Diego López García. 1.918. Óleo sobre lienzo, 121 x 100 cm. Donación don Francisco Luque Cabrera. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Descripción: Retrato de mujer recostada sobre un diván, de rasgos andaluces, ojos y pelo negro, con peineta en la cabez y vestido blanco con una rosa roja en el escote y abanico en la mano izquierda que deja caer relajadamente. Con fondo arquitectónico, la escena se enmarca en un patio porticado andaluz, con cuadros en las galerías y abundante vegetación en el centro. La obra de Diego López "Sevillana en su patio", es sin duda, un verdadero ejemplo de las corrientes híperrealistas aplicadas a la pintura, su composicición desprende una gran luminusidad. 



Del romanticismo a la actualidad 

El romanticismo tuvo un gran desarrollo en la escuela sevillana, hasta el punto de ser uno de los grandes hitos del estilo en el concierto nacional, y una duplicidad de orientación. La primera, que entronca con la escuela madrileña, está representada por los grandes retratistas Antonio María Esquivel (1806-57) y José Gutiérrez de la Vega (m. 1865), y la segunda por el delicioso costumbrismo de José Domínguez Bécquer (m. 1841), Valeriano Domínguez Bécquer,  (v.; m. 1870) y Joaquín Domínguez Bécquer(m. 1879); así como por Manuel Rodríguez Guzmán (m. 1866) y Manuel Cabral y Aguado Bejarano (m. 1891), exponentes todos de esa pintura rebelde a los academicismos puristas en la que, ciertamente y pese a las influencias extranjeras que pueda tener, se contiene la esencia del mejor romanticismo español. El paisajista Manuel Barrón es un fiel representante del romanticismo, con tintes costumbristas, en la escuela sevillana. 


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Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina (Sevilla; 8 de marzo de 1806 - Madrid; 9 de abril de 1857), pintor español especializado en temas románticos y retratos, que realizó con destacado detallismo y apreciable técnica. 


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Retrato de Mariano José de Larra. 1837. Óleo sobre lienzo, 76 x 63 cm. Museo del Romanticismo, Madrid. Obra de José Gutiérrez de la Vega (1791-1865). Iniciado en la pintura en la Academia de Sevilla donde ingresó en 1802, la obra de Bartolomé Esteban Murillo le influirá de forma tan decisiva que estará presente en toda su creación artística. 


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Colon en la Rabida. 1856. Palacio del Senado (Madrid). Obra de Eduardo Cano de la Peña  (Madrid 1823 – Sevilla 1897) fue un pintor romántico español, especializado en pintura histórica. 


Tras él, la pintura de historia que inicia Eduardo Cano de la Peña (1823-97) y que, por la huella que desde su cátedra de la Academia de Bellas Artes ejerció el maestro, aparte el espejuelo de las Exposiciones Nacionales, se prolongó hasta bien entrado el siglo actual y que, en generaciones diferentes, pueden representar José María Rodríguez de Losada (m. 1896) y Virgilio Mattoni (m. 1923). Le siguen la de género al estilo fortuniano con José Jiménez Aranda(1837-1903) y el realismo de su hermano Luis, para alcanzar el modernismo con gran parte de la obra de José Villegas Cordero (m. 1921). Por último, forman el elenco de la generación de fin del s. XIX el costumbrista José García Ramos (m. 1912), el paisajista y gran acuarelista Emilio Sánchez Perrier (m. 1907) y otros. Pero la figura más representativa de esta generación transicional es Gonzalo Bilbao (m. 1938), que supo fundir magistralmente el realismo hispano con las influencias del impresionismo francés; maestro, desde su cátedra de Colorido de la Escuela de Artes y Oficios, de una generación que integran, como figuras más representativas, Alfonso Grosso, especializado en interiores conventuales; Santiago Martínez Martín, paisajista influido porSorolla, el extremeño Eugenio Hermoso y el gran retratista Miguel Ángel del Pino Sardá. Paralelo a Bilbao y docentes como él en la citada Escuela de Artes y Oficios, están José Arpa PereaJosé Rico Cejudo y Manuel González Santose, fallecidos todos en la primera mitad del s. XX. 


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Orillas del río Guadaira con barco,  c. 1890, óleo sobre lienzo, 31.7 x 40.6 cm. Museo Carmen Thyssen, Málaga. Obra de Emilio Sánchez Perrier (Sevilla, España, 1855 — Alhama de Granada, 1907). Fue un pintor andaluz especialista en la pintura paisajística y maestro del paisajismo realista, aunque en los últimos años de su vida su estilo ajustado y luminoso se acercó al impresionismo francés. Formado en Sevilla y París, fue en la ciudad francesa a comienzos de los años ochenta, cuando Sánchez Perrier conoce la obra de Corot así como la de los pintores de la Escuela de Barbizon, lo que hizo surgir en el artista una nueva concepción del arte, tornando de este modo su pintura a una visión completamente naturalista. 


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Museo Arqueologico de Sevilla. Obra de Eugenio Hermoso Martínez (Fregenal de la Sierra (Badajoz), 26 de febrero de 1883 – Madrid, 2 de febrero de 1963), pintor español, que perteneció a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. 

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Sevilla en fiestas. 1915. Óleo sobre Lienzo, 300 X 305 cm. Procedencia: Colección del autor. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Obra de Gustavo Bacarisas y Podestá, fue un pintor nacido en Gibraltar en 1873 y fallecido en Sevilla en 1971. Aunque instalado y aclimatado durante muchos años en Sevilla, Bacarisas fue por su formación y carácter el prototipo de ciudadano del mundo. Había nacido el 23 de septiembre de 1873 en Gibraltar, por lo que tuvo ciudadanía británica, en el seno de una familia oriunda de las Islas Baleares. En 1892 fue becado por el Gobierno de Gibraltar, para estudiar en la Academia Española de Bellas Artes de Roma y entre 1906 y 1913 viajó por distintos lugares, como París, Venecia, Londres o Buenos Aires, ciudad esta última, en la que residió durante dos años, trabajando como profesor de colorido, en la Academia de Bellas Artes de Buenos Aires. 


La presencia en Sevilla del gibraltareño Gustavo Bacarisas (1873-1971) renovó el panorama artístico hispalense de los años de la Exposición Iberoamericana con el colorismo característico del citado maestro. De ella se beneficiaron muchos de los artistas citados y en ella se formó, como discípulo directo de Bacarisas, Juan Miguel Sánchez Fernández, que después triunfaría como muralista. A esta generación, donde cabe agrupar también al dibujante Juan Lafitta, sigue otra, que recoge los nombres de José Martínez del Cid, Sebastián García Vázquez y Eduardo Acosta, aún activa tanto en lo profesional como en lo docente y de la que han desaparecido figuras como Juan Rodríguez Jaldón y Rafael Cantarero


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Juan Rodríguez Jaldón (Osuna, Sevilla, 1890-Sevilla, 1967). Joven con abanico. óleo sobre lienzo, 61 x 51 cm. Colección privada. 


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Patio de mi casa. 1952. Obra de Federico Delgado Montiel. Nace en Sevilla el 3 de enero de 1929. Estudia en la Escuela de Artes y Oficios, en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría en Sevilla. Profundiza su formación con varias becas en Madrid, en la Real Academia de Bellas Artes San Fernando, en Inglaterra y en Italia. Crea y forma parte de grupos como la Joven Escuela Sevillana y el Grupo Itálico. 


Tras la Guerra de 1936-39, la pintura sevillana adquirió nuevos bríos con la fundación de la Escuela de Bellas Artes de S. Isabel de Hungría, en la que profesaron Alfonso Grosso, Sánchez Fernández y José María Labrador, y que actualmente cuenta con docentes en ella formados, como Miguel Pérez Aguilera, Miguel Gutiérrez Fernández, Francisco Maireles Vela y Armando del Río. De sus aulas han salido numerosos pintores que laboran hoy en las más dispares tendencias artísticas y que, como Federico Delgado Montiel y Cristóbal Toral, integran las filas de avanzados movimientos vanguardistas. Fruto de la labor renovadora de la Escuela fue la creación, en 1949, de la llamada «Joven Escuela Sevillana de Pintura», por desgracia disuelta muy pronto, formada por Antonio Milla, Ricardo Comas, Emilio García, Pepi y Loly Sánchez y los citados Delgado Montiel y A. del Río y a la que, entre otros, se unieron Carmen Laffón y José L. Mauri. Esta labor continuó luego y es bien fecunda en la actualidad como lo demuestran los nombres de J. A. García Ruiz y Francisco García Gómez, docentes ambos en el citado centro, Ascensión Hernán Catalina, Roberto Reina, José L. Pajuelo, Luis Montes, Álvarez Gámez, Barba Robles, Huguet Pretel, Lourdes Cabrera e Isabel Gisbert. Por último, nombres como Santiago del Campo, Adelaida González Vargas, Justo Girón, Juana Mangas, Teresa Duclós, Antonio Agudo y Juana Pueyo. 


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En Santa Adela. Mis padres en el jardín. 1978-1992. Óleo sobre lienzo. 190 x 200 cm. Colección privada. Obra de Carmen Laffón, (Sevilla, España, 1934), pintora y escultora figurativa. Premio Nacional de Artes Plásticas1 y académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Sus inicios en la pintura tienen lugar a los 12 años de la mano del pintor Manuel González Santos, amigo de la familia y antiguo profesor de dibujo de su padre, por cuya indicación ingresa en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, a los 15 años de edad. Tras cursar estudios en esta institución durante tres años se traslada a Madrid, en cuya Escuela de Bellas Artes finaliza su carrera. 



Sanbartolome, bienvenido al foro y gracias por la aportación del pintor Juan de Hermida, el lienzo subastado en arteinfo.es que comentas es el siguiente: 


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Juan de Hermida - La muerte de San José (Escuela sevillana, siglo XIX) óleo sobre lienzo, 210 x 154 cm. Colección privada. 


Pues esto es todo amigos, espero que os haya gustado el extenso trabajo recopilatorio dedicado a la a la Escuela Sevillana de pintura, he tratado de representar todas las épocas, con enlaces directos a las obras individuales de la mayoría de los artistas que protagonizan esta presentación. 


Fuentes y agradecimientos a: es.wikipedia.org, pintura.aut.org, museodelprado.es, carmenthyssenmalaga.org, artcyclopedia.com, juntadeandalucia.es, arteinfo.es, arcadja.com, pintura.free.fr, latinamericanart.com, oronoz.com, alcalasubastas.es, lnx.articuarius.net, subastassegre.es, todocoleccion.net, liveauctioneers.com, sevilladailyphoto.blogspot.com.es, ceres.mcu.es y otras de Internet.


Fuente
http://www.foroxerbar.com

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