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Basílica Del Santo Sepulcro (Jerusalén)



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Este pequeño trabajo recopilatorio está dedicado a la Iglesia del Santo Sepulcro (en latín, Ecclesia Sancti Sepulchri), también conocida como Basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén.


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La iglesia del Santo Sepulcro (en latín, Ecclesia Sancti Sepulchri), también conocida como Basílica del Santo SepulcroIglesia de la Resurrección o Iglesia de la Anástasis (en árabe: كنيسة القيامة‎‎ [Kaneesat al-Qeyaamah], en hebreo, כנסיית הקבר‎ [Knesiyat ha-Kever], en griego, Ναός της Αναστάσεως [Naos tes Anastaseos], en armenio, Սուրբ Յարութեան տաճար [Surb Harut'ian Tachar]), es un santuario religioso del cristianismo, situado en la ciudad de Jerusalén.

Se encuentra bajo la custodia de diversas confesiones cristianas, entre ellas, católicos, armenios ortodoxos, ortodoxos.

El lugar, llamado también Gólgota (en arameo, Golgotha, 'calavera'), es el punto exacto donde —según los Evangelios— se produjo la Crucifixión, enterramiento y Resurrección de Cristo. Se halla dentro de la Ciudad Vieja de Jerusalén, la cual a su vez se ubica en la línea de confluencia entre la Jerusalén oriental (árabe) y occidental (judía).

Al templo del Santo Sepulcro también se le conoce como Basílica de la Resurrección (en griego: Ναός της Αναστάσεως, Naós tis Anastáseos; en georgiano: Agdgomis Tadzari; en armenio: Surp Harutyun) o de la Anástasis (en griego, 'Resurrección'). Es uno de los centros más sagrados del Cristianismo y ha sido un importante centro de peregrinación desde el siglo IV. Hoy día alberga la sede del Patriarca Ortodoxo de Jerusalén y es la catedral del Patriarcado Latino de Jerusalén.


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Iglesia del Santo Sepulcro.



Determinación

En general, cuando se habla del Santo Sepulcro, se pueden distinguir dos cosas:

La iglesia en la que se encuentran el sepulcro de Jesús, el monte Calvario (donde murió), la piedra donde fue ungido antes de ser sepultado y el aljibe donde fue encontrada su cruz tres siglos más tarde. Secundariamente alberga diversas Capillas. Entre ellas destaca la capilla de Santa Elena, el coro de los griegos y la capilla del Santísimo (de los franciscanos, custodios de Tierra Santa), la capilla de Longinos y otras más.

El sepulcro de Jesús (que se encuentra dentro de aquella iglesia).


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Planta del edificio en el siglo IV.



Origen

El lugar hace referencia a la sepultura de Jesús en una época comprendida entre el año 30 y 33. Entre los sitios religiosos de Tierra Santa, el Santo Sepulcro es uno de los mejor datados históricamente entre ellos la tierra del Jerusalén.


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Planta del edificio en el siglo XIX.



Significado religioso

El significado religioso dado al Santo Sepulcro dentro del Cristianismo es importantísimo, pues dentro de este recinto se encuentra tanto el Calvario, donde Jesucristo murió, como su sepulcro, lugar en el que, según afirman los Evangelios, resucitó al tercer día de su muerte. Por esta razón el sepulcro es el centro principal de la basílica. La capilla que lo contiene, en medio de la llamada «Rotonda» al frente del coro de los griegos, es conocida como la ἀνάστασις (que en griego significa 'resurrección').


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Bóveda del Catolicon con la imagen de Jesús.



Historia
 
Según los evangelios, antes de la muerte de Jesús el sitio era una tumba ya habilitada como tal, pero no utilizada todavía, propiedad de un rico judío seguidor de Cristo llamado José de Arimatea. Se trataría de un hueco horadado en la roca, que podía taparse con una gran piedra destinada al efecto para que rodara o se deslizara hasta la abertura del nicho.

Una de las versiones sobre el primer anuncio de la Resurrección de Cristo, según los Evangelios, es el momento en que las mujeres que iban a ungir su cadáver con especias aromáticas —María Magdalena, María de Cleofás, madre de Santiago el Menor y Judas Tadeo, y Salomé (discípula), madre de Santiago y Juan— se encontraron con la piedra desplazada y el nicho expuesto y vacío.

Siempre teniendo como única fuente los Evangelios, pero confirmados por los trabajos arqueológicos[cita requerida], la tumba estaría situada en un jardín próximo a la roca —o montaña, o montículo; los evangelios dicen lugar— donde se produjo la Crucifixión, llamado originalmente Gólgota y luego Calvario (lat. calvaria, «calavera»), o en griego kranion («cráneo»). Ese lugar estaba muy próximo a la muralla herodiana de la ciudad de Jerusalén, e incluso comunicado con ella por una calle, pero extramuros, ya que las normas judías prohibían los enterramientos intramuros, salvo para el caso de los reyes.


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En este lugar encarcelaron a Jesús.

La destrucción de Jerusalén por los romanos, con el General Tito Flavio Sabino Vespasiano, durante el gobierno de su Padre, el Emperador Tito Flavio Vespasiano, trajo la ruina para el Templo de Jerusalén y para otros lugares tradicionales de la antigua ciudad puesta entonces bajo el mando de los paganos. Si bien los primeros cristianos huyeron hacia Pella antes de la destrucción, siguiendo una interpretación profética de Jesús (Lucas 21, 20–22), los mismos dejaron por escrito en los Evangelios la descripción del lugar de la Crucifixión y de la sepultura: Mateo 27, 33; 57–61; Marcos 15, 22; 42–47; Lucas 23, 33; 50–55; Juan 19, 17; 38, 42

Ambos sitios, el Gólgota y la Tumba, están a pocos metros de distancia y entre ellos se encuentra la Piedra de la Deposición, lugar en donde dice la tradición que el cuerpo de Jesús fue preparado después de ser bajado de la cruz para ser enterrado —Mateo 27, 59 passim—. El lugar fue evidentemente una cantera por la enorme riqueza lítica y la red de cavernas que se pueden observar[cita requerida], un sitio ideal para la construcción de tumbas, una actividad muy normal en la época, especialmente entre personas de cierta posición social.
 

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Interior de la Iglesia del Santo Sepulcro, sobre el monte Gólgota.

El nombre «Gólgota», la «Calavera», viene probablemente de la semejanza que las formas de las rocas tenían, como se puede comprobar hoy en día en los paisajes desérticos del Mar Muerto. Los romanos cambiaron el nombre de Jerusalén por el de Aelia Capitolina con el fin de hacer de la ciudad un enclave exclusivamente greco-romano, prohibieron el ingreso de los pueblos semitas y construyeron lugares de culto pagano en donde estaba el Templo de Jerusalén y el Santo Sepulcro.
Dicho acontecimiento es una de las pruebas históricas y arqueológicas que evidencian la historicidad de ambos sitios. En cuanto al Santo Sepulcro, en el año 326, el Emperador Constantino mandó erigir la Basílica del Santo Sepulcro en el lugar prescrito por la tradición y en el cual estaba erigido el culto pagano a la diosa romana Venus, mandado construir por Adriano, hacia el 135.


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El Santo Sepulcro; incunable de Bernardo de Breidenbach: Sanctae peregrinationes (Maguncia, 1486).

La emperatriz Elena había acudido a la ciudad tras escuchar el informe presentado por Macario, obispo de Jerusalén, sobre el lamentable estado en el que se encontraban los lugares descritos en los evangelios (santos lugares, para los cristianos), decidida a mejorar personalmente la situación. Tenía también el propósito de localizar la cruz de la ejecución de Jesús; Constantino había empezado a utilizar el signo de la cruz y a considerarlo presagio de victoria.

Elena, tras fracasar en la búsqueda de la cruz, o como parte de ella, inició la del sepulcro. La tradición cuenta que al derruir el templo pagano para aislar el Calvario e iniciar las nuevas edificaciones aparecieron también tres cruces, una de las cuales necesariamente habría[cita requerida] de ser la Vera Cruz o auténtica cruz del martirio de Cristo. Se describe el prodigio que permitió identificar la Vera Cruz, casi siempre basadas en que Una de las Cruces producía curaciones milagrosas, y las otras dos no.

Los sucesos descritos a partir de 325–326, sobre el descubrimiento del sepulcro y la Vera Cruz por la emperatriz Elena se deben al obispo de Cesarea (Palestina) e historiador Eusebio, llamado también el Padre de la historia de la Iglesia.


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Ver más imágenes


Fuente: Wikipedia




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En abril de 2015, nuestro querido amigo Matías, ya fallecido me mandó este interesante enlace de 360º que no quiero que se pierda por lo magnífico que es.

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http://www.360tr.com/kudus/kiyamet_eng/index.html




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El sepulcro de Jesucristo abierto por primera vez en siglos

Científicos de National Geographic han expuesto la superficie original de lo que tradicionalmente se considera la tumba de Cristo



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Vista de los trabajos arqueológicos en la tumba de Jesucristo en Jerusalén el 28 de octubre. / ATEF SAFADI - EFE

Sin ceremonia alguna, al caer la tarde, sin darle publicidad y con algunos representantes de las tres principales confesiones que guardan el Santo Sepulcro de Jerusalén —franciscanos, greco-ortodoxos y armenios—, el equipo griego que está restaurando el complejo religioso retiró la pesada losa de mármol que cubre el lugar donde, según la tradición cristiana, fue enterrado Jesucristo. Casi cinco siglos había permanecido sellada la tumba, santuario de cristianos de todo el mundo, en el interior de la basílica. Esta reapertura tuvo lugar, según fuentes del complejo religioso, el miércoles pasado.

Varios sacerdotes esperaban ese día con impaciencia en el exterior del edículo —el templete de mármol construido en 1810 para proteger el lugar—. Entre ellos, el patriarca de la Iglesia greco-ortodoxa, Teófilo III, varios franciscanos, armenios y coptos así como representantes de las familias musulmanas que desde tiempos otomanos custodian la llave del Santo Sepulcro. También había turistas, sorprendidos por el temprano cierre de la iglesia, que permanecieron en el interior siendo testigos del histórico momento.

“Nos dijeron que durante algunos días no podríamos oficiar misa en el interior de la tumba, pero el viernes por la mañana yo ya lo hice con total normalidad”, confirma el padre Artemio Vítores, que ha sido vicecustodio franciscano, quien asegura que para entonces la lápida ya estaba en su lugar. De lo poco que trascendió sobre lo sucedido en los días previos, se sabe que los especialistas tan solo contaron con unas 60 horas distribuidas en diferentes días para realizar el trabajo y analizar con instrumentos de última generación la cavidad.

Una segunda lápida

El arqueólogo Fredrik Hieberde detalló a la organización National Geographic —la única que ha podido grabar todo el proceso— que se trató de un trabajo contrarreloj para explorar uno de los lugares que más misterio suscitan y para el que contaron con un potente georadar. El aparato reveló —entre otras curiosidades que National Geographic publicará en noviembre— que tras la gran capa de material de relleno que quedó al descubierto tras desplazar la losa de mármol, existe una segunda lápida grisácea con una cruz grabada sobre una superficie algo más blanquecina.

Algunas fuentes que prefieren guardar el anonimato confirmaron ayer a EL PAÍS que anoche continuaban los trabajos en el interior de la pequeña sala de apenas tres metros cuadrados que alberga la tumba y a la que se accede por una puerta de 1,33 metros de altura.

De acuerdo con ese testimonio, las diferentes partes implicadas en la restauración de la tumba ya han dado su visto bueno para que se abra una ventana, en el frente de la sepultura y se pueda observar, en adelante, la roca original a través de un cristal; como ya sucede en la tumba de María, situada extramuros de la ciudad vieja de Jerusalén.

Es la primera vez que han podido verse las paredes del Sepulcro completamente desnudas, sin cuadros, ni velas, ni incensarios, tan solo con una polea colocada por el equipo griego, comandado por Antonia Moropoulou, y las cinchas de hierro que pusieron los británicos en 1934 para reforzarlo tras sufrir un terremoto. De momento, es imposible saber si lo que los investigadores encontraron tras esa segunda losa es solo la roca original sobre la que fue depositado el cuerpo de Cristo o si hay alguna otra sorpresa. El equipo lo mantiene en secreto aunque si se considera la anterior apertura de la tumba, en el siglo XVI, cabe hacerse una vaga idea.

En 1555, el entonces custodio de los Santos Lugares, el franciscano Bonifacio de Ragusa, logró de Solimán el Magnífico permiso para restaurar el edículo anterior, que databa de la época de las Cruzadas y se encontraba en un estado deplorable. Según las crónicas de la época, sobre la tumba se halló un trozo de madera envuelto en una tela con unas letras grabadas apenas legibles. De un pergamino que estaba junto a los restos de madera, pudieron extraer las palabras “Helena Magni”, inscripción que algunos estudiosos interpretan como parte de un texto en el que podría leerse “Helena, madre del gran Constantino”, confirmando así que se trataría del lugar donde Helena de Constantinopla, la madre del emperador romano, señaló en el año 326 como el lugar donde enterraron a Cristo. Un trozo de la madera hallada se envió a Carlos V porque España fue durante más de tres siglos mecenas para el mantenimiento de los Santos Lugares.

Desde entonces y hasta ahora, nadie ha vuelto a ver lo que ocultan las sagradas piedras del Sepulcro, aunque todo hace pensar que cuando terminen los trabajos de restauración la próxima primavera cualquiera que visite el lugar podrá contemplar la roca original.


“Ha resucitado, no está aquí”

Bonifacio de Ragusa describió la apertura de la tumba en el siglo XVI. Según los historiadores de la época, sobre el enterramiento se encontró un trozo de madera que se dividió en tres partes: uno de los pedazos fue enviado al Papa, Pío IV, otro al emperador Carlos I de España y V de Alemania, y el tercero y último se conserva en Jerusalén en la Custodia Franciscana. De Ragusa explicó también que encontraron en la roca unos frescos que se desintegraron al entrar en contacto con el aire. “Se ofreció a nuestros ojos el sepulcro del Señor de modo claro, excavado en la roca. En él vimos representados dos ángeles, uno de ellos con una inscripción que decía: “Ha resucitado, no está aquí”, mientras que el otro, señalaba al sepulcro y proclamaba: “He aquí el lugar donde fue depositado”.

De acuerdo con ese testimonio, las diferentes partes implicadas en la restauración de la tumba ya han dado su visto bueno para que se abra una ventana, en el frente de la sepultura y se pueda observar, en adelante, la roca original a través de un cristal; como ya sucede en la tumba de María, situada extramuros de la ciudad vieja de Jerusalén.

Es la primera vez que han podido verse las paredes del Sepulcro completamente desnudas, sin cuadros, ni velas, ni incensarios, tan solo con una polea colocada por el equipo griego, comandado por Antonia Moropoulou, y las cinchas de hierro que pusieron los británicos en 1934 para reforzarlo tras sufrir un 


Fuente: elpais.com
Fuente
http://www.foroxerbar.com

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