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Mark Knopfler Barcelona 2019


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       Mark Knopfler, ex líder de Dire Straits, durante su concierto en Barcelona. EFE




Jubilación en Barcelona: Mark Knopfler se despide de las giras y resucita a Dire Straits




La gira sigue hoy en Valencia, el domingo en Madrid, el lunes en Córdoba y a principios de mayo en Coruña y Pamplona

Nada más concluir la primera canción de la noche, la vigorosa 'Why Aye Man' -un buen resumen de las influencias y las motivaciones musicales de Mark Knopfler, que siempre ha mostrado un gusto particular por el country y la música de raíz celta, y es que no deja de ser más escocés que el buen whisky-, el ex líder de Dire Straits dio la noticia que nadie esperaba y que, en realidad, nadie quería escuchar: su nueva gira, la de presentación del disco 'Down the Road Wherever' (2018), que ayer arrancó en el Palau Sant Jordi de Barcelona ante 13.000 fans devotos, iba a ser también la de despedida.
"Soy un hombre mayor", se justificó al saludar al público y agradecer la recepción de una ciudad que llevaba tiempo sin visitar. Cuando cierre la gira, en algún momento del otoño y seguramente en Estados Unidos, Knopfler ya habrá cumplido los 70 años y, ciertamente, si quiere descanso, lo tiene merecido. Podría seguir porque, según lo visto sobre el escenario, no le falta motivación ni destreza técnica, y tiene el acierto de rodearse de una banda extensa y virtuosa -tres teclistas, dos baterías, sección de metales, tres guitarras más de acompañamiento- que dota sus canciones, generalmente lentas y sobrias, construidas con paciencia hasta alcanzar un clímax sereno, de un cuerpo robusto y fibroso, ya sean baladas, rock'n'roll, desvíos hacia el soft jazz o paisajes folk.
Pero si Dire Straits dijeron adiós en 1995, Knopfler también tiene derecho a preparar su jubilación de los directos ("seguiré haciendo canciones y discos", avisó, con intención de tranquilizar). Quizá por eso, esta nueva gira la ha planteado como un resumen de su carrera en solitario, sin parafernalia que desvíe la atención, con una banda más engrasada que el motor de un Ferrari, yendo al grano y evitando centrar el repertorio en el material de 'Down the Road Wherever', y ampliándolo a momentos destacados de álbumes como 'Privateering' (2012), representado al comienzo del concierto por 'Corned Beef City', o el antiguo 'Sailing to Philadelphia', el primero que grabó en este siglo.
Y, esta fue la principal de las sorpresas, recuperando viejo material de Dire Straits en abundancia desde la primera parte del concierto -'Your Latest Trick', 'Romeo and Juliet'-, dando así a sus fans la ocasión de nutrir el anhelo nostálgico de una reunión que no se producirá, y de saborear por última vez algunas de las canciones míticas de su repertorio de los 80 e incluso más atrás. Fue una despedida, un adiós a traición -parte del público no pudo evitar mostrar su decepción con algún abucheo de protesta, que luego derivó en aplausos y afecto-, pero sin escatimar en regalos.
Knopfler se empleó a fondo en su misión musical -pulir los solos y los punteos de guitarra, que sabe trenzar con tanta habilidad como siempre, y cantar con su voz cerrada y de grano grueso-, y de manera plácida y constante fue desgranando repertorio, buena parte del cual no había desempolvado en décadas -al llegar a la primera hora de concierto, rescató 'Done with Bonaparte', de 'Golden Heart' (1996), y antes había hecho lo mismo con 'Once Upon a Time in the West', una pieza de Dire Straits que no tocaba en vivo desde 1983-. Más tarde llegarían otros clásicos como 'Telegraph Road', 'On Every Street' (las dos de Dire Straits) o 'Speedway at Nazareth' (la canción que compuso con la cantautora country Emmylou Harris, con catarsis eléctrica final). Se dejó muchas canciones centrales, pero no descuidó ninguna de sus etapas. En el bis, 'Money for Nothing' y 'Going Home', de la banda sonora de 'Local Hero', sin escatimar hits. En total, dos horas largas de nostalgia en vena.
Así, superada la decepción inicial, el concierto fue derivando hacia una comunión entre artista y fieles, entre leyenda y seguidores de toda la vida, que terminó rompiendo el protocolo establecido cuando, al sonar 'Postcards from Paraguay' con su nuevo arreglo de cumbia, parte del público de las localidades de asiendo decidió levantarse y situarse de pie ante el escenario. Si era una despedida, que fuera lo más cercana posible. En todo caso, habrá sido la última vez en Barcelona, pero no la última en España: la gira sigue hoy en Valencia, el domingo en Madrid, el lunes en Córdoba y a principios de mayo en Coruña y Pamplona. Es un adiós, pero un adiós a plazos y con margen suficiente para que, quien así lo quiera, se sacie todo lo posible.
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