Proceso de restauración comentado por Elisa Mora, restauradora del Museo del Prado
EXPOSICION
12 de diciembre de 2011 - 25 de marzo de 2012
Sala D
El Museo del Prado muestra al público por primera vez "El vino de la fiesta de San Martín" de Pieter Bruegel el Viejo, adquirida a finales de 2010. La obra, una de las adquisiciones más importantes en la historia del Museo, se muestra temporalmente en la Sala D en una instalación que da a conocer su delicado y complejo proceso de restauración
12 de diciembre de 2011 - 25 de marzo de 2012
Sala D
El Museo del Prado muestra al público por primera vez "El vino de la fiesta de San Martín" de Pieter Bruegel el Viejo, adquirida a finales de 2010. La obra, una de las adquisiciones más importantes en la historia del Museo, se muestra temporalmente en la Sala D en una instalación que da a conocer su delicado y complejo proceso de restauración
La aparición de este cuadro constituye un descubrimiento de gran importancia para la historia del arte. Pieter Bruegel el Viejo, el nuevo Bosco, como se le consideraba en su época, es la figura capital de la pintura flamenca del siglo XVI. No le hacen sombra ni siquiera Quintin Massys y Joachim Patinir que, junto con él, conforman la triada de pintores flamencos más destacada de la centuria.
En esta obra se representa la fiesta del vino de San Martín. El 11 de noviembre, festividad del santo, se comía la oca de San Martín –coincidiendo con la matanza de otoño- y se degustaba el primer vino de la nueva estación, denominado vino de San Martín.
Con vista a su posible adquisición, para valorar el verdadero estado de conservación y para tomar una posición respecto a la calidad estética y la autoría, la obra ha sido sometida a una restauración en el Prado de la mano de Doña Elisa Mora. La intervención empezó en febrero con una limpieza de superficie para después pasar a la retirada del barniz de poliéster. A medida que se ha ido eliminando la gruesa capa de barniz, la imagen ha ido recuperando la claridad de la composición, tanto en su conjunto como en los grupos de figuras, la profundidad en el paisaje y la calidad de la ejecución. Pese a los desgastes, se aprecian los toques de pincel característicos de Bruegel el Viejo, la manera en que, a base de ligeros trazos paralelos y paralelos cruzados, traduce la sombra en figuras como la madre con el hijo del extremo izquierdo de la obra, similares a las que se aprecian en las dos sargas de Capodimonte. También se van recuperando los colores, sobre todo los rojos, que constituyen elementos de gran importancia compositiva en la obra, los amarillos y los verdes, característicos de las obras de Pieter Bruegel el Viejo.
Por si quedaba alguna duda sobre la autoría, a principios de septiembre se descubrió la firma del pintor, fragmentaria y desgastada, así como los restos de la fecha en números romanos, "MDL […]". Tanto las características de esa firma como el lugar que ocupa abajo a la izquierda -el más repetido del pintor- se pueden comparar con los Dos monos de la Gemäldegalerie de Berlin (1562), el Cristo y la adultera del Courtauld Institute Galleries (1565), y La conversión de san Pablo de Viena (1567).
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