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miércoles, 1 de enero de 2014

Biografía Francisco de Zurbarán

Francisco de Zurbarán
Francisco de Zurbarán
(07/11/1598 - 27/08/1664)

Francisco de Zurbarán 

Pintor español 



Nació el 7 de noviembre de 1598 en Fuente de CantosBadajozHijo de un comerciante vasco afincado y casado en Extremadura. 



Fue aprendiz de Pedro Díaz Villanueva, pintor de imágenes piadosas, hasta que en 1617 viaja a Llerena. Se establece como pintor y contrae matrimonio en 1618 con María Páez, que muere en 1623 y en 1625 secasa con Beatriz de Morales. En el año 1629 se instaló en Sevilla durante 30 años, hasta que se trasladó aMadrid donde pinta la serie mitológica de Los trabajos de Hércules (Museo del Prado, Madrid) y dos cuadros de batallas para el palacio del Buen Retiro








Su primera obra conocida es la Inmaculada Concepción  (1616, Colección Valdés, Bilbao) pintada cuando contaba 18 años. También un Cristo crucificado (1626-1630, Museo de Bellas Artes de Sevilla). Sus obras principales son retablos y series de lienzos para conventos. Para el Colegio Franciscano de Sevilla llevó a cabo el ciclo de Historias de san Buenaventura (1629, repartido en diversos museos) y para los mercedarios de Sevilla las dos Visiones de san Pedro (1629, ambas en el Museo del Prado).

Obra destacada es La apoteosis de santo Tomás de Aquino (1631, Museo de Bellas Artes de Sevilla), pintada originariamente para el colegio mayor de Santo Tomás en Sevilla. De 1630 a 1635 realizó las pinturas para Nuestra Señora de las Cuevas, en Triana. A finales de la década de 1630, realizó las pinturas del monasterio de Guadalupe (1638-1645), y la serie para la cartuja de Jerez (1633-1639). 

También pintó retratos (Conde de Torrelaguna, en el Museo de Berlín), los cuadros históricos (Socorro de Cádiz, Museo del Prado) y sobre todo los bodegones. Destacan los bodegones del Museo de Cleveland y del Museo del Prado (Bodegón). 

Francisco de Zurbarán falleció en Madrid el 27 de agosto de 1664, sumido en la pobreza. 

La visión de San Pedro Nolasco - The vision of St. Peter Nolasco - Francisco de Zurbarán


                                                                           Museo del Prado

Este encargo fue el que le concede el respaldo de las jerarquías eclesiásticas para permanecer en Sevilla, contraviniendo toda la legislación vigente en el momento para el gremio de pintores. En el cuadro observamos la figura de San Pedro Nolasco, fundador de la Orden de la Merced, recluido en su celda y a quien se aparece un ángel adolescente. Este ángel le muestra en una visión celestial los muros de la Jerusalén fortificada, símbolo de la fortaleza de la fe cristiana. Esta ciudad fue emblema de urbanismo y teología, siempre caracterizada por sus torres, sus murallas y sus puentes levadizos tendidos a los fieles. En el hábito del santo se contempla el famoso blanco zurbaranesco, del que se han llegado a apreciar hasta un centenar de variaciones tonales en la obra de toda su vida. Ningún pintor logró igualar sus colores y las texturas recias de las pesadas ropas como llegó a plasmarlas Zurbarán. El método para resaltar al santo es recortar la blanca figura contra un fondo neutro, pardo, indefinido, que nos indica que el santo no pertenece ya al espacio real sino que está volcado en la visión sobrenatural. Este recurso de iluminación está muy ligado a la influencia de Caravaggio.

San Serapio - Saint Serapio - Francisco de Zurbarán


  
                                                   Wadsworth Ateneum       
      
En el óleo tenemos la imagen del fraile mercedario atado por las manos, con el rostro desfallecido, caído patéticamente sobre su hombro. El escudo de su Orden cae oblicuo sobre el pecho, tan desmadejado como el cuerpo exánime del santo. Destaca la dramática iluminación, con un fondo absolutamente negro que realza la triste silueta del monje, envuelto en sus hábitos blancos. La segunda llamada de atención es sin duda la cartela clavada con un alfiler en la cual el pintor estampa su firma. No es sino un trampantojo, un truco muy explotado por los pintores sevillanos del momento, fingiendo ser un papelito real sobre el lienzo. Esto demuestra la pericia del autor en su plasmación de la realidad y el engaño al espectador. Estaba colgado en una capilla de Sevilla donde se velaba a los difuntos.


                                                                Chicago Art Institute

Zurbarán, uno de los pintores a quien más se ha calificado de místico, se lanza en este Crucificado a un estudio anatómico del cuerpo masculino lleno de sensualidad y perfección. El cuerpo de este Cristo muerto puede compararse en igualdad de condiciones al Cristo Muerto de Velázquez. Sobre un fondo oscuro aplica un tremendo foco de luz lateral; esto hace relucir fantasmagóricamente la piel blanca del muerto, limpia, sin sangre ni rasguños, incluso la herida del costado se disimula hábilmente quedando oculta por la sombra en el costado derecho. El efecto es el de un cuerpo en plena madurez, una plenitud espléndida que demuestra la perfección de Cristo, incluso más allá de la muerte. El patetismo de la escena se compagina con su hermosura. Cristo acaba de expirar y su rostro cae sin vida. Todo el cuerpo cae y destaca contra la aspereza del leño que forma la cruz. Sobre ésta, la tradicional inscripción en latín y en hebreo reza el conocido I.N.R.I. Al pie de la cruz, como suele ser habitual en nuestro pintor, un papelito finge estar clavado en la propia cruz, sosteniendo su firma.


2 comentarios:

  1. Excelente tu nuevo blog! Seguramente voy a pasar seguido por aquí! Te deseo un maravilloso 2014!

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    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario,y por participar en en espacio de arte, por cierto ya puedes visitar tu obra feliz 2014.
      valde

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