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martes, 18 de febrero de 2014

Creaciones de ayer y de hoy

Más de 11.000 personas descubren la exposición «200 años de arte en Zamora» en el antiguo palacio de la Diputación

Un visitante contempla varios de los cuadros expuestos. Foto José Luis Fernández
Un visitante contempla varios de los cuadros expuestos. Foto José Luis Fernández

Natalia Sánchez

Tanto el continente, el antiguo Palacio de la Diputación con una portada en la que trabajó Eduardo Barrón, una planta noble y una escalera de acceso con un programa iconográfico ideado por Fernández Duro, como el contenido, más de 120 de obras realizadas por más de un centenar de artistas zamoranos de los dos últimos siglos, constituyen una propuesta única, y quizá irrepetible, en la ciudad tal y como han comprobado las más de 11.000 personas que han visitado la exposición «200 años de arte en Zamora», organizada con motivo del bicentenario de la Diputación de Zamora.

La muestra, que ocupa más de una veintena de salas distribuidas entre las dos plantas del noble inmueble, «pretende mostrar la evolución del arte zamorano desde finales del XIX hasta comienzos del XXI a través de los fondos de arte de la Diputación, del Museo de Zamora, la Fundación Lobo y propiedades particulares», indican desde el comité técnico de la retrospectiva, integrado por Ángel Luis Esteban y Antonio Pedrero, que ha seleccionado en el caso de los artistas vivos una obra, salvo algunas excepciones, y, al menos, dos piezas para honrar a los artistas desaparecidos, muchos de ellos desconocidos para gran el público como, entre otros, Enrique Lorenzo Salazar «que realizó el primer monumento de Fray Diego de Deza», Nicanora Matilla «la primera mujer becada» por la institución provincial a finales del XIX, Amado Hernández, «fusilado en la Guerra Civil y que expuso en Madrid y en Zamora en el Casino en 1927» o Alberto Hernández, que realizó ilustraciones para el libro «Conjuros» de Claudio Rodríguez.

La magna exposición se articula siguiendo un criterio cronológico y arranca a mitad del siglo XIX con la creación en Zamora de la escuela de imaginería de Ramón Álvarez, de quien se exhibe una fotografía del paso de La Lanzada, junto a un bronce de Arias Gonzalo, efectuado por Miguel Torija, uno de los escultores formados gracias a las becas de la Diputación, de las que también se benefició Eduardo Barrón, a quien se dedica una sala que presenta fotografías de la escultura de Viriato y del grupo Nerón y Séneca, que alberga el Museo de Zamora, o el impresionante busto «retrato obispo Belestá», realizado en mármol. Este período se completa con obras de Nicanora Matilla, de Acedo Torres o Álvarez Lozano, que firma en 1908 uno de los escasos retratos existentes de Fernández Duro, mientras que en escultura destacan Julio Mostajo o Isauro Luengo, quien hizo el busto de Ramos Carrión, así como un original de la fotografía «Escena familiar», atribuida a José Gutiérrez «Filuco» y al fotógrafo austríaco Heinrich Kühn.

El arte de nuestro tiempo

Una segunda parte de la muestra la integran los autores zamoranos del primer tercio del XIX, formados en escuelas de Bellas Artes o distintos países, siendo el más representativo el escultor Baltasar Lobo. En una sala consagrada a la escultura conviven desde una gran «Maternidad» e imágenes de piezas realizada por el artista de Cerecinos de Campos, con obras de Ramón Abrantes, Hipólito Pérez Calvo, José Luis Alonso Coomonte, Tomás Crespo Rivera, entre ellas una esculturapintura, un retrato de un casi desconocido Santiago Nieto, el Merlú de Antonio Pedrero y otras generaciones de artistas como Ricardo Flecha Barrio, Mariano Gallego o Daniel Lorenzo Goñi.

Pictóricamente es el tiempo de los primeros modernos de la pintura zamorana ejemplificados, en otra dependencia, en cuadros firmados por Jesús Gallego Marquina, que presenta un retrato del maestro Haedo, por Ricardo Segundo, por Jesús Molina, por la singular Delhy Tejero a los que se une Fernando García de Acilu, de quien carece de fondos la Diputación y que está presente en la muestra gracias a una pieza cedida por su familia, Agustín Renilla, el padre, Amado Hernández, Pedro Santos Tuda, el decano de los pintores zamoranos, o bien José María Castilviejo y Daniel Bedate, los maestros de la Escuela de San Ildefonso.

Y precisamente este espacio formativo es el germen de una amplia nómina de autores a mitad del XX, entre los que destacan en pintura, Luis Quico, Jerónimo Hernández, que se exhibe un premio nacional de pintura cedido por un particular, Teresa Santos, José Seco, Alberto de la Torre, Ricardo Novoa, Alfonso Bartolomé o Pedro María Laperal, fallecido en diciembre y de quien se descubre su faceta de pintor, a través de un bodegón y de dibujante. Entre los creadores del segundo tercio del pasado siglo de los que también hay representación figuran, entre otros, Carlos María Laperal, Ricardo Flecha Valle, Javier Casanova, Emilio Prieto, Enrique Seco San Esteban, Fernando Pennetier, José María Mezquita, Carlos San Gregorio o Luis de Horna.

Ya en la segunda planta del edificio, tras disfrutar de los lienzos que decoran el salón de pleno hechos por Ramón Padró, el visitante descubre lo más contemporáneo del arte zamorano a través de unos artistas marcados unos por las desaparecidas bienales de Zamora, otros por la creación en la ciudad de la Escuela de Artes y Oficios o de la Facultad de Bellas Artes en Salamanca. En esta corriente los comisarios han situado las firmas de Javier Carpintero, Juan Carlos Matilla, Fernando Pascual, José María Cuasante, cuya obra ya sido facilitada por la galería Espacio 36, Carlos Piñel o Aníbal Núñez, mientras que en otra sala comparten protagonismo acuarelas de Satur Vizán y Donelis Almeida, un acrílico de Carmen Peláz con una técnica mixta de Ignacio Parrilla o una las esculturas para pared de la desaparecida Olga Antón. La nómina de artista la completa, entre otros, Carlos Adeva, Martín Alén, Bordell, Toño Barreiro, Mery Maroto, Yolanda Misol, Ana Zaragozá, Ricardo Prieto Lucas y Diego Benéitez, el más joven de todos.

«La Diputación posee la colección más completa de arte plástico zamorano e insto a la institución a que continúe completándola tanto con los nombres que faltan, y de los que hay ejemplos gracias a las aportaciones de colecciones particulares, como con creadores emergentes», remarca Antonio Pedrero quien, preguntado por el futuro de estas obras una vez concluida la muestra, subraya: «Podría ser este edificio. El continente y el contenido es arte. Este espacio es un digno lugar para un museo o un centro cultural dinámico con variedad de contenidos para los zamoranos y para los turistas».

La exposición «200 años de arte en Zamora», que estará abierta al público hasta abril de martes a sábados de 11.30 a 13.30 y de 17.30 a 20.30 horas y los domingos de 12.00 a 14.00 horas, se complementará con una conferencia a cargo de la doctora en Historia del Arte de la Universidad de Valladolid y experta en pintura y escultura de Zamora, Inés Gutiérrez Carbajal, así como una mesa redonda antes de Semana Santa.
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