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lunes, 7 de abril de 2014

“Ex ungue leonem”, cabezas del Maestro de Cabestany en el MNAC

Fuente: MNAC
[Img #17370]La reunión de cuatro cabezas procedentes de la desaparecida portada de Sant Pere de Rodes permite mostrar de nuevo en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) la obra de uno de los escultores más singulares y sorprendentes del románico, bautizado por los historiadores del arte como Maestro de Cabestany.

La presentación de este interesante conjunto de esculturas en mármol, cuya exposición se puede visitar hasta el 28 de septiembre de 2014, ha coincidido con la celebración del Congreso Internacional de Románico dedicado al tema de los promotores en la época románica, que organiza el museo en colaboración con la British Archaeological Association.

“Ex ungue leonem”, locución latina, que se traduce ‘por la garra (se conoce) al león’, alude a que el fragmento de un conjunto nos puede dar una imagen de su totalidad. Así, las piezas de mármol que ha reunido el MNAC, fragmentos dispersos conservados en colecciones particulares, en el Museo Fitzwilliam de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, y en el Museo de Arte de Gerona, nos permiten hacernos una idea de cómo podía ser la portada del monasterio de Sant Pere de Rodes, una de las obras maestras del arte románico.

Las cuatro cabezas fragmentarias fueron realizadas por el maestro de Cabestany probablemente en el segundo tercio del siglo XII. Se caracterizan por su fuerte geometrización, a manera de cubos, y por su gran fuerza expresiva, uno de los rasgos más singulares de la obra de este artista extraordinario.

Las cabezas presentan unos rasgos de pómulos angulosos, ojos oblicuos, con los globos oculares destacados, y sus extremos están marcados a golpes de trépano, también a veces aplicado al cabello.

En el MNAC, las esculturas se presentan en las salas de la colección permanente, agrupadas en una vitrina, con el objetivo de mostrar la fuerza creativa, el fuerte sentido escultórico y el recuerdo del arte antiguo que singulariza a estas obras y su autor.

Durante un tiempo, la presencia en el museo de estas piezas permitirá llenar un vacío de la colección de escultura románica, que si bien cuenta con obras de centros tan importantes como Ripoll, Besalú o Barcelona, carece de ejemplos de un escultor tan singular. Este conjunto, instalado en las salas de la colección permanente entra en diálogo con las obras de la colección.

El Maestro de Cabestany 

El nombre dado al escultor y a su taller proviene de una de sus obras más representativas, el tímpano de la iglesia rosellonesa de Cabestany. Fue Josep Gudiol i Ricart el primero que definió su estilo y esbozó el alcance de su actuación, en el año 1944.

El estilo del Maestro de Cabestany es singular, fácilmente reconocible y basado en una figuración contundente. La fuerte personalidad de su obra ha provocado numerosos interrogantes e hipótesis sobre su taller y sobre la manera en la que vehiculó su producción.

La obra del Maestro de Cabestany está muy relacionada con talleres como los de Toulouse, tal y como queda patente en la cabecera de Sant Pere de Galligants o en Sant’Antimo, en la Toscana, donde las partes atribuidas al Maestro y a su círculo conviven con otras de innegable sello tolosano o languedociano. También podría entroncar con la escultura desarrollada en centros de peregrinaje. De hecho, la mayor parte de su producción se sitúa en centros benedictinos y en puntos vinculados con las vías de peregrinación.

Cronológicamente, la relación con Toulouse y el carácter primigenio de algunas de sus obras hacen pensar en dataciones situadas en el segundo tercio del siglo XII. Se han desarrollado, sin embargo, hipótesis que sitúan el conjunto en fechas más cercanas a 1200, en base a comparaciones con la escultura del entorno de Pisa (también en la Toscana) y de Provenza.

La obra de este escultor y su taller ha sido localizada en el Mediterráneo occidental y los Pirineos, desde la italiana Toscana (donde destaca el capitel de Sant’Antimo) hasta Navarra (Errondo). Las dos regiones en las que se encuentra una mayor concentración de obras son Aude (Languedoc), alrededor de Carcasona, con piezas magistrales como el altar-sarcófago de Saint-Hilaire d’Aude, y el noreste de Cataluña donde, a parte de Cabestany y Sant Pere de Rodes, hay que citar la portada del Voló (Rosellón) y Sant Pere de Galligants, en Girona.

Fuente
http://infoenpunto.com

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