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miércoles, 17 de septiembre de 2014

Sotheby's subasta el tesoro artístico de una dinastía mítica







          

El pasado 17 de marzo, a los 103 años de edad, fallecía Rachel Lambert Mellon (imagen superior), conocida por sus más cercanos como Bunny. Con su desaparición terminaba también una era de grandes coleccionistas de arte como los morgans,carnegies o fricks. Poderosas dinastías estadounidenses. Famosa por su discreción y el celo de su vida privada se sabía que durante su larga vida había atesorado, junto a su segundo marido Paul Mellon, hijo del magnate financiero Andrew Mellon, infinidad de obras de arte, joyas, muebles, dibujos, antigüedades… También era público que, hasta sus últimos años, pocas veces se desprendió de piezas. Todo lo que compró estaba repartido en sus cinco lujosas casas. Como un moderno síndrome de Diógenes. Por lo que cuando los especialistas de Sotheby’s entraron en la primavera pasada en su residencia de Oak Springs (Virginia, Estados Unidos), su principal estancia, no sabían lo que se iban a encontrar. Sin embargo, la sorpresa fue mayúscula.



Sobre la chimenea un pissarro sin enmarcar —como quien tiene algo de escaso valor—; en el baño, una naturaleza muerta de Van Gogh; en otro, una de las famosas cajas de Joseph Cornell y algo más lejos, en una estancia que apenas se utilizaba, una acuarela del maestro del surrealismo, Magritte. Estas son algunas de las más de 2.000 piezas que Sotheby’s ha catalogado y que subastará a partir del 10 de noviembre en una histórica sesión de nueve días.

En cuanto a pintura, dibujos y esculturas se han contabilizado unas 400 obras que van del siglo XVII al XX. Porque Rachel Mellon —favorecida por la fortuna de la fortuna— compraba sin criterios de inversión o la ayuda de asesores. Solo lo que le gustaba. Personalmente. Da igual que fuera una copa de vino o un rothko. Era ajena a las modas.




Sotheby's espera recaudar más de 100 millones de dólares por la venta de 2.000 objetos y obras de arte de la colección de Rachel Mellon. En la imagen, la casa de la coleccionista en Oak Springs (Virginia, Estados Unidos).

“Bunny formaba parte de una generación que hoy ya no existe. Una coleccionista aficionada con un gran ojo, gran gusto y refinamiento que compró de todo, desde joyas caras a pinturas o candelabros”, relata a The New York Times John Wilmerding, miembro de la Galería Nacional de Arte de Washington. Esa mirada se ha transformado en obras que ahora salen a subasta de Mark Rothko, Edward Hopper, Georgia O’Keefe, Winslow Homer, Pablo Picasso, Seurat, Richard Diebenkorn o Ambrosius Bosschaert, el ‘Viejo’.

Entre lo mejor de lo mejor dos piezas rotundas de Rothko. La primera (foto inferior) es Untitled (Yellow, Orange, Yellow, Light Orange), de 1955, que, sin duda, debe de ser lo más próximo a cómo es posible captar un amanecer en un cuadro abstracto.La obra busca comprador por un precio que oscila entre 20 y 30 millones de dólares (de 15,5 a 23,1 millones de euros). Ese año Rothko solo pintó 22 telas, la mayoría de las cuales se encuentran en museos. El otro lienzo es posterior, 1970, y está considerado el penúltimo que completó antes de suicidarse. Ambas llevan 40 años en la colección deBunny.


Pero no eran los únicos rothkospropiedad de la coleccionista estadounidense. En 2002 —recuerda la periodista Carol Vogel en The Times— vendió tres pinturas del artista por unos 25 millones de dólares (19,3 millones de euros) al millonario y dueño de Christie’s François Pinault. En principio Rachel Mellon andaba poco interesada en hacerlo. Le convencieron los términos del trato. Se mostrarían en la colección permanente del museo que el magnate iba a abrir en la isla de Seguin, en el río Sena (Francia). Antes hubo que descolgarlas de laGalería Nacional de Washington, donde habían estado en préstamo desde comienzos de los años setenta. Pero Pinault cambió de planes —o se torcieron por sí solos— y llevó la colección alPalacio Grassi en Venecia donde, para disgusto de Mellon, solo se exhibieron una vez. Es más, hace un par de años el coleccionista francés vendió Untitled (Blue, Green and Brown), de 1952, al gestor de fondos de alto riesgo Steven A. Cohen, por más del doble de lo que el propio Pinault pagó por las tres telas. El enfado de Bunny fue grande. Aunque de poco le sirvió. El año pasado Pinault se desprendió de otro de los lienzos: Yellow and Blue (1954). Parece, eso sí, que no enajenará el último que le queda.


De momento, Sotheby’s se frota las manos con una venta que con facilidad superará los 100 millones de dólares y que junto a las obras de arte también incluye diseños de Givenchy, joyas de Cartier, Tiffany y Van Cleef & Arpels; un diamante azul (fotografía de la izquierda) e infinidad de muebles, raras porcelanas, plata, jarrones, lámparas... Con cientos de piezas a la venta, los precios van desde 200 dólares (una alfombra de 1940) a los 30 millones del rothko. En este caso, el dinero recaudado se destinará a la fundación Gerard B. Lambertcreada en memoria del padre de Rachel Mellon y que promueve y ayuda en temas educativos y hortícolas. Ya decía Mafalda que “las herencias nunca se repartían sino que se descuartizaban”. Cuánta razón.

Sobre la chimenea, en la casa de Rachel Mellon, un 'pissarro' sin enmarcar.



Fotografías: cortesía de Sotheby's. Excepto imagen de apertura (Paul y Rachel Mellon), gentileza del Estate de Mrs. Paul Mellon.

Por: Miguel Ángel García Vega | 16 de septiembre de 2014

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