La Asociación Española de Críticos de Arte, en colaboración con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y la Asociación Madrileña de Críticos de Arte, acaba de celebrar el congreso “La mujer en el arte”, que se ha desarrollado durante los días 22 y 23 de marzo, próximo pasado, en el Auditorio Sabatini del Museo.
Desde AECA quiero agradecer la colaboración del “Reina Sofía”, exquisita en todo mo-mento, y la de nuestros miembros y amigos que han participado de una forma activa directa o con su presencia e intervenciones. Y de manera especial a los catedráticos Carlos Pérez Reyes y Carmen Pena López, por sus valiosas aportaciones y seguimiento.
Hubo cuatro ponentes: Miguel Cabañas, Begoña F. Cabaleiro, Pilar Aumente y Blanca García Vega. Cuatro mesas redondas moderadas por Miguel Cabañas, Tomás Paredes, Pilar Aumente y Julia Sáez-Angulo. Y trece ponencias, distintas y complementarias que construyeron una amplísima visión del asunto que debatía el Congreso, con intervenciones de jóvenes críticas, comisarias y profesoras, que llamaron la atención.
En la parte técnica de utilización de ordenadores y otros elementos electrónicos, nuestras más expresivas gracias al personal del Museo y a Linda de Sousa, atenta a todos y pendiente de cada uno de los ponentes. Lo mismo que al Comité organizador y a nuestra tesorera Manoli Ruiz Berrio.
Se cumplió el programa, con la excepción de cuatro intervinientes impedidos de asistir, aquejados de fuertes gripe y malestar físico, y se desarrolló con normalidad. En la primera mesa redonda, destacar la intervención de Amparo Martí, que con su gracejo y sabiduría dejó una intensa impresión en todos los que presenciamos sus manifestaciones, contando la historia de las galerías madrileñas de los sesenta en primera persona. Siguiendo la intervención de Blanca García Vega,estuvo María Teresa Ortega Coca, cuya presencia levantó una gran expectación, que aumentó cuando participó en la última mesa redonda de la tarde del sábado. María Teresa Ortega Coca se dirigió al auditorio reflexionando acerca de su papel en la crítica de arte y la docencia, levantando aplausos de los asistentes y emocionándonos con su inmenso bagaje de sencillez y autenticidad.
A lo largo de dos intensas jornadas, por el auditorio pasaron más de seiscientas personas en continuo goteo de entradas y salidas, pero superando en muchos momentos más de cien asistentes. Otra circunstancia notable fue el alto grado de participación del público asistente especialista, bien preguntando, matizando o ampliando los asuntos tratados.
Sabemos la dificultad de las fechas elegidas, pero no había alternativa. Y sentimos que algunos de nuestros miembros no hayan podido participar por viajes y compromisos adquiridos con antelación. Pero seguiremos intentando hacer visible a AECA, no por métodos oportunistas y ocasionales, sino a través del estudio, el debate y la profundización en el mundo del arte, desde distintas áreas de acción.
AECA es una asociación de profesionales del mundo del arte y en este Congreso se ha puesto de manifiesto el prestigio de muchos de sus asociados, la variedad de funciones y la clara disposición a enriquecer el debate del arte contemporáneo. El próximo evento será el “Homenaje a Juan Antonio Gaya Nuño”, en el que ya estamos trabajando.
Esta nota que es, ante todo, de agradecimiento, no es de valoración ni conclusiones. Es una crónica para recoger ciertos aspectos que no están reflejados en parte alguna, pero que forman parte de la realidad. No me corresponde a mi la tarea de calificar el Congreso, sino la de contar qué sucedió y la de pedir colaboración a todos para conformar una AECA humanista, actual, activa, liberal, plural, respetuosa y respetable.
Tomás Paredes
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