En 2016 se celebró el 175 aniversario del nacimiento de Pierre-Auguste Renoir. Con motivo de esta redonda fecha, España ha querido sumarse a la celebración con una exposición que acaba de dejar el Museo Thyssen de Madrid para trasladarse durante unas semanas al Museo Bellas Artes de Bilbao. Se trata de Renoir. Intimidad.
Renoir no quería ser catalogado como un impresionista
El Bellas Artes de Bilbao acoge esta exposición sobre el pintor francés. Esta vez para introducirse en la intimidad de Renoir. En esta parte, el artista busca el contacto con el retrato, buscando la participación en un juego de alternancia entre el contacto visual y el físico. No es de extrañar que en esta retrospectiva en los lienzos aparezcan dos o más figuras.
El director de cine Jean Renoir señaló que su padre “miraba las flores, las mujeres, las nubes del cielo como otros hombres tocan y acarician”. Renoir refleja en su obra un impresionismo repleto de sensualidad. Por eso, Renoir. Intimidad destaca el papel central que ocupan las sensaciones táctilesen los cuadros del artes francés “y que pueden percibirse en las distintas etapas de su trayectoria y en una amplia variedad de géneros, tanto en escenas de grupo, retratos y desnudos como en naturalezas muertas y paisajes”.
Baños en el sena (La Grenouillère), 1869.
La muestra permite al visitante descubrir, con más de 60 obras pertenecientes a diferentes instituciones culturales de todo el mundo, cómo Renoir se servía de las ocurrencias táctiles de volumen o texturas y dejar constancia de su intimidad social, amistosa, familiar o sexual. A través de ello, la exposición ofrece al público observar la sensualidad de la pincelada y la superficie pictórica.
La retrospectiva, además, profundiza en otra característica especialmente perceptible en los numerosos retratos que pintó y que diferencia a Renoir de los de los demás pintores impresionistas: la constante búsqueda de empatía con el modelo y con el espectador. Por eso, las composiciones se concentran en el sujeto representado al tiempo que invitan a quien las contempla a asomarse a escenas que pertenecen a un universo privado.
Renoir quería que el espectador se acercase a los lienzos, se adentrará en los detalles que esconden. No le gustaba que le catalogaran como impresionista, puesto que él buscaba más el detalle que la relación de su conjunto. Ahora, el público bilbaíno lo podrá apreciar desde el 7 de febrero hasta mediados de mayo.
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