Londres, 21 nov (EFE).- Los amantes del artista italiano Amedeo Modigliani tienen desde esta semana un cita ineludible en la Tate Modern de Londres, que expone en una gran retrospectiva desde sus memorables desnudos hasta una recreación de su estudio en realidad virtual.
"Modigliani", presentada hoy a la prensa, recorre en once salas la trayectoria del pintor y escultor, desde sus inicios en Livorno (Italia) hasta su madurez y muerte prematura en París, enfermo y alcoholizado, con solo 35 años.
Con más de cien obras, muchas de ellas jamás vistas antes en el Reino Unido, esta muestra pretende "reevaluar una figura que nos es familiar", un artista "rompedor que movió las fronteras del arte de su época", según una de las comisarias, Nancy Ireson.
La exposición, que estará abierta al público del 23 de noviembre al 2 de abril de 2018, agrupa doce de los desnudos más reconocibles y propios del artista, que harán las delicias de sus admiradores y de los devotos del arte en general.
Como dice Ireson, además de ser una exploración estilística, estos desnudos lánguidos y atrevidos son un reflejo de la escena en el París de principios del siglo XX, donde las mujeres "empezaban a ser más independientes", y una modelo podía cobrar cinco francos la hora por posar para un artista, el doble que una trabajadora de una fábrica.
"Rubia desnuda" de 1917 o "Desnudo sentado en un diván (La bella mujer romana)" de 1916, ambos en colecciones privadas, son algunos de los óleos que demuestran "la modernización del desnudo" que se atribuye a Modigliani, según apunta la Tate.
Muchos de estos desnudos protagonizaron la única exposición en solitario que el artista italiano de origen judío hizo en vida, en 1917 en la galería Berthe Weill de París, que fue clausurada por un policía que consideró indecente que se mostrara vello púbico.
Aunque se codeó con creadores de vanguardia como Cézanne o Picasso, Amedeo Modigliani (1884-1920) siguió siempre su propio camino, pegado al arte figurativo, que le convirtió en uno de los artistas más destacados del siglo pasado.
Una de sus facetas menos conocida, en parte por su brevedad, es la escultura, a la que accedió inspirado por el rumano Constantin Brancusi, y una colección de sus bellas y estilizadas cabezas talladas en piedra puede verse en la exposición londinense.
Diagnosticado con tuberculosis de joven, el polvo de los materiales escultóricos agravaban su dolencia, por lo que pronto dejó esa labor y regresó a la pintura, donde desarrolló su singular estilo de rostros finos y ojos almendrados.
La muestra de la Tate Modern, clásica en su concepción, incluye un elemento innovador y poco visto hasta ahora en los museos de arte en Londres, pues es posible "entrar" en el último estudio del pintor en París, en una experiencia de realidad virtual.
Con unos binoculares especiales, el visitante, sentado en una silla, puede experimentar en tres dimensiones durante unos minutos lo que hubiera sido vivir y trabajar en el estudio de Modigliani, un espacio pequeño, con goteras y pocas comodidades, pero con una diáfana luz natural.
En el "Ochre Atelier" pintó su último autorretrato en 1919, que le proyecta como un artista seguro, paleta en mano, pese a su mal estado de salud en la época y su precariedad vital.
En otra sala, se explora el año que Modigliani pasó en la Riviera francesa, de abril de 1918 a mayo de 1919, durante la primera Guerra Mundial, acompañado de su pareja, la joven estudiante de arte Jeanne Hébuterne, que estaba embarazada de la hija de ambos.
En esa época, por falta de modelos, pintó a gente del pueblo de Niza y a sus amigos, así como a Jeanne, que centra el mayor número de retratos elaborado por el artista.
En 1919, la familia regresó a París, donde el italiano, cada vez más dependiente del alcohol, continuó pintando hasta su muerte por meningitis tuberculosa el 24 de enero de 1920.
En un trágico final, Héburterne, de 21 años y entonces embarazada del segundo bebé de ambos, se quitó la vida pocos días después.
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