Obras de Chillida y Murillo, lo mejor de nuestro bodegón y obras de Picasso y Miró, de la Colección Tàpies, protagonistas de las próximas citas en Europa y Estados Unidos
La cultura española y nuestro idioma siguen siendo un valor seguro por el que hay que seguir apostando. Este mes coinciden en Europa y Estados Unidos varias exposiciones que tienen el arte español como gran protagonista. Así, el Meadows Museum de Dallas (una embajada cultural de España en EE.UU.) exhibe 66 obras de Eduardo Chillida, todas procedentes de Chillida-Leku, que este año reabrirá al fin sus puertas. La Frick Collection de Nueva York ha reunido por vez primera los dos únicos autorretratos conocidos de Murillo y ahora viajarán a la National Gallery de Londres. El mejor bodegón español, desde el siglo XVII hasta hoy, se muestra en el Bozar de Bruselas, que reúne 79 obras. Y cinco joyas de la colección de uno de nuestros artistas más internacionales, Antoni Tàpies, salen a subasta en Londres. Entre ellas, un importante lienzo de Picasso y dos de Miró
Chillida pone una pica en Dallas
En el año 2000 se inauguró en el caserío de Zabalaga (Hernani, Guipúzcoa) Chillida-Leku, un museo dedicado al trabajo de Eduardo Chillida. El sueño cumplido del escultor vasco (quedó sin cumplir su proyecto de Tindaya) se desvanecía una década después. La familia echaba el cierre a Chillida-Leku el 31 de diciembre de 2010 debido a la crisis y la falta de ayudas oficiales. Los intentos de acuerdo con el Gobierno vasco (oferta incluida) para encontrar una solución no llegaron a buen puerto. Desde 2011, Chillida-Leku ha estado abierto al público solo con cita previa. En este tiempo se ha vendido parte del legado Chillida. Finalmente, se ha firmado un acuerdo con la prestigiosa galería suiza Hauser & Wirth que permitirá que este año reabra sus puertas.
Una selección de 66 obras, todas procedentes de Chillida-Leku (esculturas, dibujos, collages, obra gráfica, libros y sus célebres «Gravitaciones»), se exhiben en el Meadows Museum de Dallas, institución empeñada en dar a conocer el arte español en Estados Unidos. Han pasado por allí importantes colecciones como la de la Casa de Alba, Juan Abelló y la Colección Arte Contemporáneo, el año pasado colgó en sus salas la serie «Jacob y sus doce hijos», de Zurbarán, y en septiembre dedicará una muestra a Dalí.
La exposición de Chillida, que ya se vio en el Salvador Dalí Museum de San Petersburgo (Florida), está centrada en los años de madurez de la carrera del escultor y aborda su interés por el espacio que plasmaba en materiales como el hierro, la piedra, el alabastro o el papel. La ciudad de Dallas conoce bien a Chillida. Una escultura monumental, «De Música», de 4,5 metros de alto, se halla frente al Morton H. Meyerson Symphony Center, edificio en granito y cristal creado por I. M. Pei. Una obra en la que Chillida aborda su pasión por San Agustín y por el místico número 3.
[«Memoria, mente y materia: la escultura de Eduardo Chillida». Meadows Museum de Dallas. Del 4 de febrero al 3 de junio.]
El bodegón español saca pecho en Europa
En 2014 el Palacio de Bellas Artes de Bruselas (Bozar) dedicó una exposición a Zurbarán con medio centenar de obras, que viajaría también a Ferrara. Cuatro años después, el arte español vuelve a tomar la capital belga. En este caso la protagonista es la naturaleza muerta, «el silencio sobre el lienzo», como lo define Ángel Aterido, especialista en el bodegón español y comisario de esta ambiciosa muestra, que revisa el género en España: toda la serie histórica completa. Abarca desde el siglo XVII hasta la actualidad, a través de 79 obras. Arranca la exposición con el primer bodegonista español (con permiso de Blas de Prado), Juan Sánchez Cotán, y se cierra con Miquel Barceló. A Sánchez Cotán solo se le atribuyen con certeza seis bodegones, de los cuales dos cuelgan en la exposición: uno del Museo de San Diego y otro que perteneció a la Colección Várez Fisa y después pasó a manos de Juan Abelló. Sus obras son codiciadísimas.
Igualmente, destacan préstamos como «Cristo en casa de Marta y María», de Velázquez, de la National Gallery de Londres, junto a obras de El Labrador, Antonio de Pereda, Valdés Leal, Goya (presente con dos de sus ocho bodegones localizados), Sorolla, Picasso y Miró (de ambos hay importantes préstamos del MoMA); Antonio López («La alacena») o Barceló («La gran cena española»). El Museo del Prado se ha mostrado muy generoso con los préstamos para esta exposición. Ha cedido 14 obras de los maestros del género: Pedro de Camprobín, Mateo Cerezo, Jerónimo Jacinto Espinosa, Juan de Espinosa, Juan Fernández, «El Labrador» (al que la pinacoteca dedicó una exposición en 2013); José Ferrer, Goya (presente con el espléndido «Un pavo muerto»), Tomás Hiepes, José Mirabent y Gatell y Luis Meléndez, de quien el Prado ha cedido cinco obras. El género del bodegón pasó de rompedor a ser considerado burgués y convencional, pero las vanguardias, con el cubismo, lo retomaron. La muestra viajará después a Turín.
[«Bodegón español». Palacio de Bellas Artes de Bruselas (Bozar). Del 23 de febrero al 27 de mayo. Galleria Sabauda de Turín (junio-septiembre).]
Murillo, cara a cara en su 400 aniversario
Bartolomé Esteban Murillo nació en Sevilla el 31 de diciembre de 1617. Cuatrocientos años después, la capital hispalense celebra por todo lo alto el «Año Murillo» con más de 600 obras procedentes de todo el mundo, repartidas en numerosas exposiciones, que abordan la vida y la obra del pintor. A ellas se suman nuevas publicaciones que actualizan su biografía y revisan su corpus. Hace unos días informábamos en estas mismas páginas que la sala Ansorena de Madrid sacará a subasta el 6 de marzo «San Pedro penitente», recientemente atribuido al pintor, propiedad de una colección privada valenciana.
Pero no solo habrá celebraciones en España. Nueva York y Londres no han querido pasar por alto la efeméride y se suman al «Año Murillo» con una exposición organizada conjuntamente por dos instituciones señeras: la Frick Collection de Nueva York y la National Gallery de Londres. Está centrada en sus autorretratos. Solo hay dos conocidos y proceden, precisamente, de ambas instituciones. Por primera vez los dos autorretratos de Murillo se ven cara cara. Primero le tocó el turno al museo neoyorquino. Ayer mismo cerraba las puertas la exposición. «Por lo que sabemos solo retrató sus rasgos dos veces en toda su vida. Esas pinturas pertenecieron a su hijo Gaspar. Cuando éste murió en 1709 tomaron diferentes direcciones y ahora se reencuentran por primera vez», dice Xavier F. Salomon, comisario de la exposición.
La Frick Collection atesora desde 2014 el autorretrato más temprano (hacia 1650-55). Fue la primera pintura española adquirida por Henry Clay Frick, en 1904. Aunque se estaba estableciendo en Sevilla como pintor, Murillo se inmortaliza pasada ya la treintena como un aristócrata, con un marco de piedra, elegantemente vestido y golilla. Años después (hacia 1670), ya viudo y tras perder a cinco de sus nueve hijos, vuelve a autorretratarse entrado en los cincuenta. De nuevo utiliza un marco como trampantojo. Esta vez escribe una dedicatoria a sus hijos. Murillo se retrata más sobrio, menos arrogante, y esta vez luce una valona en su cuello. El día 28 la muestra llega a la National Gallery de Londres, cuyo director, Gabriele Finaldi, es un especialista en el pintor español.
[«Murillo. Los autorretratos». Frick Collection, Nueva York (1 de noviembre de 2017-11 de febrero). National Gallery, Londres. Del 28 de febrero al 21 de mayo.]
La Colección Tàpies no se retira del mercado
En octubre del año pasado salieron a subasta en la sala Christie’s de Londres dos obras maestras de la colección de Antoni Tàpies. No solo fue uno de los grandes nombres del arte español del siglo XX, también un coleccionista con muy buen ojo. Una de ellas, «Untitled (Orange and Yellow)», de Rothko, quedó sin vender. Partía con un precio de 4,4 millones de euros. Fue pintada en 1969, un año antes de su muerte. Sí encontró comprador «Homme (Apollon)», una preciosa escultura en bronce que Giacometti concibió en 1929. Se remató en 3,8 millones de euros, cuadruplicando su precio de salida.
Quedaban aún por subastar otras cinco obras de la colección de Tàpies, repartidas en las ventas de arte impresionista y moderno y de arte surrealista de los días 27 y 28 de este mes. La Generalitat trató de impedir la venta de las obras, pues quería que se quedaran en Cataluña, quizás en la Fundación Tàpies. Hubo reuniones entre el consejero de Cultura, Lluís Puig, y el hijo del artista, el galerista Antoni Tàpies Barba, al parecer sin llegar a ningún acuerdo, pues las piezas siguen a la venta en Londres, como confima Christie’s. Antoni Tàpies no quiso hacer a ABC ninguna declaración.
Si no hay sorpresas de última hora, este mes saldrán a la venta «El gallo desangrado», de Picasso (1947-1948), que Tàpies tenía colgado en el salón de su casa (2,5-3,1 millones de euros), dos obras de Joan Miró –«Painting», de 1926 (670.000-990.000 euros) y «Tête d’homme», de 1932 (890.000-1,3 millones de euros)–, una obra de Klee (230.000-330.000 euros) y otra de Kandinsky (140.000-200.000 euros).
[Subasta de la Colección Tàpies. Sala Christie’s de Londres. Arte impresionista y moderno (27 de febrero). Arte surrealista y obras sobre papel (28 de febrero)]
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