Mila Trenas.
Madrid, 4 may (EFE).-Artista fundamental del siglo XX, Carl Andre bajó la escultura de los cielos al suelo y la acercó al ser humano. El Palacio de Velázquez del Retiro madrileño da testimonio de ello en "Carl Andre: escultura como lugar, 1958-2010", la primera retrospectiva dedicada al artista norteamericano.
Organizada por la Dia Art Foundation de Nueva York en colaboración con el Museo Reina Sofía, la muestra está comisariada por Philippe Vergne y Yasmil Raymond y en ella ha participado el propio artista, que en el año 2010 decidido retirarse.
Dividida en dos sedes, el Palacio de Velázquez se ha convertido en el espacio ideal para mostrar las esculturas de Andre. En sus amplios espacios, las obras del artista norteamericano respiran y se expanden, permitiendo al visitante recorrerlas, contemplarlas e integrarse en ellas.
La otra parte de la exposición se muestra en el edificio Sabatini, donde se exhibe la parte menos conocida de su obra formada por fotos, proyectos y un abundante número de series de poesía visual y concreta, en las que se puede contemplar sus reflexiones más profundas.
Según Philippe Vergne, las esculturas de Andre hablan de la tensión entre el espacio, el tiempo y los modos de representación y presentación. "Dentro de la amplia riqueza y diversidad de su obra hay un hilo conductor, que es la dimensión del tiempo".
Andre (Massachusetts, EE.UU., 1935) está considerado como una de las figuras más relevantes del arte del siglo XX al haber redefinido los parámetros de la escultura y de la poesía concreta, marcando un antes y un después al establecer nuevos y heterodoxos modos de creación.
Se trata de un artista fundamental en la historia del arte del siglo XX y de la historia de la escultura. "Ha devuelto la escultura de los cielos al suelo y ha abierto nuevas posibilidades entre ella y el ser humano. Construye espacios habitables por la geometría de sus piezas", ha comentado durante la presentación el subdirector del Reina Sofía, Joao Fernandes.
En su opinión, "ese gesto de llamarnos al suelo, a la vida, es la propuesta de Carl Andre que ha cambiado la idea de la escultura". Así, las obras exhibidas en el Palacio de Velázquez son "una constelación de piezas, como cartografías que se encuentran en sus islas espaciales".
En la historia del arte, hay momentos en que coinciden diferentes movimientos artísticos, como ocurre en las primeras décadas del siglo XX ."Así, a finales de los 50 y principios de los 60 fue uno de los grandes momentos, testigo de grandes revolucionarios, y una de estas figuras fue Andre", según Manuel Borja Villel, director del Reina Sofía.
Con él, la escultura pasa de ser algo monumental a desarrollarse de modo horizontal en el suelo; deja de basarse en lo subjetivo para hacerlo en la repetición, y la mano del artista desaparece. "Son esculturas que generan espacios en los que el espectador interactúa y en las que hay un elemento 'performativo' y teatral".
El recorrido planteado por los comisarios se basa en las diferentes etapas de desarrollo de sus obras. "Hemos querido presentar distintos modelos de cómo trabajaba el espacio, pero también los diferentes materiales que usaba y que para él tenían mucha importancia", ha advertido Yasmil Raymond.
Entre ellas, se puede contemplar "Pyramid (Square Plan)", realizada originalmente en 1959 y rehecha por el artista en 1970 en Orleans, Massachusetts.
De sus "Element Series", consistentes en unos tablones de madera dispuestos de manera progresiva e ideadas en 1960 pero no realizadas hasta los años 70, se exhiben varias obras en la exposición, como "Herm" (Nueva York, 1976), compuesta por una unidad, y "Tau and Right Threshold" (Minneapolis, 1971), por tres.
Entre los años 1964 y 1966, empezó a mostrar sus esculturas en galerías y acentuó la movilidad y la facilidad de intercambio de las unidades de sus obras.
Así, en una de sus primeras exposiciones transformó "Well", un rectángulo de bloques de madera de más de dos metros de altura, en "Redan" (Nueva York, 1965), un muro en zigzag de aproximadamente un metro de alto, que se puede contemplar en Madrid.
Una de sus obras más destacadas es "Lever" (Nueva York, 1966), una hilera de 137 ladrillos refractarios dispuesta a ras de suelo que sale desde la pared.
Carl Andre también trabajó con la ausencia de formas o invadiendo espacios como en "Scatter Piece" (Nueva York, 1966) o pavimentando las salas expositivas con un corredor de metal como en "46 Roaring Forties" (Madrid, 1988), obra creada por Andre para una exposición organizada en el Palacio de Cristal del Retiro.
mtf/ram
Fuente
http://www.lavanguardia.com
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