A priori, no parece que la cerveza tenga mucho que ver con el arte. Vale, puede que algún creador estimule su imaginación o reciba a la musa tomando una jarra (o varias), pero el tema de este artículo no va por ahí. Lo que aquí interesa es el lugar donde se elabora (o se elaboraba, en pasado, para ser exactos); es decir, la fábrica. Porque, debidamente restauradas y habilitadas, las instalaciones industriales se están revelando como magníficas sedes para acoger colecciones artísticas. Ahí está el ejemplo de la Tate Modern londinense, entre otros.
En este caso vamos a hablar de la antigua factoría cervecera Linden, ubicada en la ciudad alemana de Unna, pequeña localidad de Renania del Norte-Westfalia que en su día fue una escala importante de la ruta del comercio de sal. El sonido de las máquinas y la actividad de los trabajadores ha sido sustituido por el zumbido rítmico de los tubos de neón y las visitas de los espectadores respectivamente, ya que la fábrica se ha transformado en el insólito Centre for International Light Art.
O sea, Centro Internacional de Arte de la Luz, en traducción aproximada. Dos mil quinientos metros cuadrados dedicados a esa peculiar modalidad artística plasmada en once instalaciones luminosas (por el momento, pues se prevé la ampliación de la colección). Todas y cada una de ellas concebida específicamente para el espacio que ocupa: salas de refrigeración, almacenes, etc. Rincones que ahora brillan con luminosidad propia y distintiva dando lugar a ambientes muy peculiares.
John Jaspers, director del sitio, opina que los artistas representados, tales como Anthony MacCall, James Turrell o Joseph Kosuth vienen a ser los herederos de Rembrandt o Van Gogh en el manejo de la luz, a pesar de que los formatos que usan resulten completamente diferentes: los grafittis brillantes de Keith Sonnier, la cascada iluminada de Olafur Eliansson… La luz se revela así como una forma original e ingeniosa de moldear el espacio, interactuando con suelos, paredes y techos que antes, dese hace siglo y medio, cobijaban barriles de cerveza.
Este peculiar museo aún no es muy conocido y recibe unos veinticinco mil visitantes anuales, cantidad modesta que se explica también por las limitaciones en su capacidad debido a la normativa sobre salidas de emergencia. Pero se espera que el reconocimiento vaya progresivamente aumentando y para ello ya se están adoptando iniciativas, como la convocatoria del primer Light Art Award, premio internacional de arte de luz que busca tanto promover a artistas del ramo como a promocionar la institución.
Vía: Web Urbanist
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