Para hablar del hiperrealismo es necesario regresar aproximadamente al año 1920, cuando el avance técnico de la cámara fotográfica permitió fijar la realidad en imágenes de papel. Diversos artistas europeos utilizaron la fotografía como modelo para reproducir la vida, quizá con la idea de superar esta herramienta y devolver a la pintura la plenitud y el aura (que Walter Benjamin criticaba con fervor).
Los artistas herederos del realismo desarrollado desde el impresionismo, que se puede entender como el retrato del desarrollo de la vida moderna que iniciaba como una promesa de bienestar y progreso, continuaron su labor enfocándose en los motivos que los cambios sociales generaban poco a poco, pero siempre partiendo del mismo proceso, la realidad inmediata o una fotografía.
Tras la Segunda Guerra Mundial, en la década de los 60 en Estados Unidos, la combinación de un relato realista alejado de lo clásico, el soporte fotográfico y la tendencia pop, dieron origen al hiperrealismo resaltando efectos de volumen, color, proporción, yuxtaposicón y el brillo del espectáculo de los escaparates así como de los coches deportivos con su atractivo signo de mercancía que, de alguna manera, el hiperrealismo celebró.
Sin embargo, en Europa la situación era muy distinta, pues aunque los países se rehacían progresivamente, el florecimiento de la economía no era tan espectacular como en Norteamérica, la tradición artística aún estaba presente en la memoria de todos y la temática viró hacia el pueblo, el campo y la lucha social.
Gradualmente el arte se alejó de la política, y aunque se enfocó en los mismos motivos: el cuerpo, el paisaje, la naturaleza muerta, etc, la forma de abordarse anunciaba que el tiempo había dejado de lado el romanticismo para exaltar una hiperrealidad con obsesión hacia el detalle, y una marcada tendencia hacia el dominio de la pintura.
Juan Cossio es artista visual quien desde una edad temprana desarrolló habilidades técnicas para el dibujo, por lo que profesionalizó sus habilidades en Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid. Él es heredero del “Nuevo realismo”, cuya generación nació en Madrid hacia los años 60, se desarrolló en torno a la figura de Manuel Franquelo y tuvo espacios comunes como la Academia Peña, la galería Heller, el estudio de la calle Téllez, entre otros.
Su estudio parte del dibujo de la realidad como un todo donde se concentran factores de análisis que valoran aspectos como: la forma, el tono, la línea, el detalle y el conjunto.
Sus pinturas son consideradas hiperrealistas; sin embargo, el mundo creado en cada una de ellas deja claro que su realidad responde a un imaginario propio en el que sólo se ubican personas “reales” sobre espacios cada vez más abstractos.
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