El ingeniero mexicano José Luis Contreras quiere descubrir qué ocurre en el cerebro humano cuando está en contacto con el arte. Sus estudios no los realiza en los laboratorios, sino en museos. Su experiencia ha llegado a NatGeo.
Los dibujantes llevaban puestos un gorro con 32 electrodos que registraba ondas cerebrales y movimientos corporales. Las pantallas proyectaban los resultados. Cerca de la presentación —llamada Cadáver Exquisito, en referencia a la técnica de creación colectiva—, estaba el ingeniero electrónico José Luis Contreras, investigador mexicano de la Universidad de Houston, encargado de explicar qué pasaba en la cabeza de los artistas. Los registros de cada uno eran muy distintos.
Cuando un ilustrador pensaba qué instrumento iba a usar, se veían cambios en su corteza prefrontal, ligada a la toma de decisiones. Cuando evaluaba el aspecto visual, las ondas aparecían en otra zona.
Así fue la presentación mexicana del proyecto Your Brain on Art, promovido por la Universidad de Houston y José Luis Contreras, un investigador que busca comprender y documentar la actividad cerebral durante los procesos de creación y apreciación del arte. Pero no dentro de un laboratorio, sino, por primera vez, en espacios abiertos, como museos. "Pienso que el efecto del arte en el cerebro humano es único", comenta.
Uno de sus objetivos es encontrar la forma de personalizar el arte en campos como la educación y la terapia. "No hay dos cerebros iguales —dice Contreras—. Esperamos detectar las diferencias individuales para saber qué tipo de arte le corresponde a cada persona".
De esta manera, por ejemplo, se podría cuantificar la influencia de la música o el baile en personas enfermas. Lo poco que se sabe es que el arte tiene beneficios en la reducción del dolor, de la depresión, y hasta en enfermedades como el Parkinson. Pero las terapias no se aplican de manera indivual.
Otro de los objetivos es entender las respuestas del cerebro durante la percepción y creación del arte, y cómo varían según el género, la edad y otros factores demográficos.
A fines del 2015, los resultados preliminares del estudio en la Universidad de Houston hablaban de un aumento significativo en la fuerza de conexión de las redes cerebrales de las personas que veían "arte estéticamente agradable", en comparación a cuando miraban una pared en blanco.
Nuevos avances
En contacto telefónico con Domingo, Contreras explicó que existen patrones diferenciales en niños menores de ocho años y en mujeres. "En el caso de los niños, pensamos que podría estar relacionado no solo a su desarrollo motor, sino al emocional y cognitivo"; dice. A partir de los ocho años el cerebro opera distinto.
Las particularidades en el cerebro de las mujeres aún están en estudio. Pero se ha detectado que su comportamiento en una muestra artística es distinto al de los hombres.
Las experiencias de José Luis Contreras han llegado a National Geographic. Mañana, a las diez de la noche, el investigador mexicano aparecerá en el episodio "Emociones", de la nueva temporada de la serie "Asombrosamente" de dicha cadena. Su historia, una vez emitida, también estará disponible en la App de Fox.
Desde hace dos años, las pruebas en museos se desarrollan en México y Estados Unidos. A la fecha, alrededor de tres mil personas se han colocado el gorro de electrodos mientras disfrutaban de obras de arte. Los resultados están siendo procesados. Es solo el comienzo (M.B).
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