El material ha sido inmovilizado en las Aduana del Callao desde el 17 de octubre del 2017.
El Ministerio Público y la Dirección Contra el Terrorismo (Dircote) vienen investigando la procedencia de un lote de 34 pinturas de “arte popular” enviadas desde Estados Unidos para su exhibición en el Museo de Arte de Lima (MALI).
¿Por qué se intervino estos cuadros? El motivo de la intervención es el peculiar contenido visual de los 34 cuadros y un retablo de estilo ayacuchano, los cuales, según la hipótesis de la Fiscalía y peritos policiales, violentan las leyes peruanas en lo que respecta a la apología del terrorismo, según publicó Diario Correo.
En estos cuadros se pueden apreciar escenas de tipo realista sin mayor complejidad. En uno de los cuadros, el pintor muestra a un grupo de “guerrilleros” con ametralladoras dando instrucciones a campesinos reunidos en una plaza pública. Se observa a individuos armados y el rostro oculto con pasamontañas. Los campesinos tienen el puño izquierdo en alto. Una campesina blande una bandera roja con los emblemas de la hoz y el martillo. Como telón de fondo, una tela roja con los símbolos que empleaba Sendero Luminoso durante la época del terrorismo en el Perú. En las imágenes abundan las banderas, algunas proclamando vivas a la “lucha armada”.
¿Quién mandó los cuadros? Por lo pronto, se conoce que el lote fue enviado por la organización norteamericana Con/Vida Popular Arts of Americas, dirigida por la estadounidense Barbara Cervenka. Esta se autodescribe como una entidad “sin fines de lucro” que apoya a “artistas populares a través de exhibir su trabajo. Nuestras exposiciones están diseñadas para presentar las experiencias de las personas marginales y fomentar una apreciación de sus vidas, desafíos y tradiciones”.
La citada entidad ha realizado exposiciones en nuestro país sobre temas del rol de la mujer en Pamplona Alta (San Juan de Miraflores), tradición y crisis en el arte popular del Perú, así como la representación del “Paraíso”, que son cuadros de mujeres peruanas con visiones de Esperanza.
La indagación fiscal también descubrió que la receptora de los cuadros era Pilar Ríos Ramírez, funcionaria del Museo de Arte de Lima. El objetivo de las pinturas era que sean expuestas en el MALI.
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