Se exhibe por primera vez en España una de las dos únicas colecciones completas que existen en el mundo de los carteles creados por Toulouse-Lautrec.
Jane Avril | Cortesía del Musée d’Ixelles, Bruselas
Jane Avril hipnotizó a parisinos y foráneos con su movimiento de cancán en el Moulin Rouge a finales del siglo XIX. La joven, que inspiró el personaje que interpretó Nicole Kidman en el musical del mismo nombre, el gran reclamo de la colina de Montmartre, un barrio en el que afloraban los placeres más ocultos. Jane Avril era la viva imagen de la sofisticación. Dominaba la danza y, dicen las crónicas, que se contorneaba como una flor. Además, poseía una excéntrica personalidad que la hacía irresistible. Llegó al famoso cabaret en sustitución de la célebre la Goulue,que acaparaba miradas por su desparpajo, por sus bastos y atrevidos movimientos, y por la confianza que se tomaba con los clientes –incluso se bebía de un trago sus copas–. Las dos bailarinas tenían estilos completamente opuestos pero ambas eran divas, las estrellas de la noche parisina y fueron inmortalizadas por igual por Henri de Toulouse-Lautrec en sus carteles. Son la viva imagen de la efervescente vida del París de la Belle Époque.
La Fundación Canal trae, por primera vez a España, una de las dos únicas colecciones completas que existen en el mundo de los carteles creados por Toulouse-Lautrec, procedentes del Museo de Ixelles (Bélgica). La muestra se completa con más de treinta carteles realizados por coetáneos como Alphonse Mucha, Jules Cheret o Theophile-Alexandre Steinlen.
Toulouse-Lautrec llegó a París con 19 años y descubrió una urbe en plena ebullición y cambio en cuanto a la manera de entender la vida moderna y los placeres que esta ofrecía, celebrados en el arte, en el teatro, las variedades, la literatura o el urbanismo. Fue un periodo dorado, de prosperidad económica y optimismo. Florecen los cabaret y se reinventa la escena cultural y artística. Lautrec se lanza a este nuevo mundo de cabeza y forja amistades en los ambientes subterráneos de los cafés conciertos, teatros alternativos y burdeles. Reflejó la Belle Époque en sus carteles, elevados a la categoría de obras de arte.
Jane Avril hipnotizó a parisinos y foráneos con su movimiento de cancán en el Moulin Rouge a finales del siglo XIX. La joven, que inspiró el personaje que interpretó Nicole Kidman en el musical del mismo nombre, el gran reclamo de la colina de Montmartre, un barrio en el que afloraban los placeres más ocultos. Jane Avril era la viva imagen de la sofisticación. Dominaba la danza y, dicen las crónicas, que se contorneaba como una flor. Además, poseía una excéntrica personalidad que la hacía irresistible. Llegó al famoso cabaret en sustitución de la célebre la Goulue,que acaparaba miradas por su desparpajo, por sus bastos y atrevidos movimientos, y por la confianza que se tomaba con los clientes –incluso se bebía de un trago sus copas–. Las dos bailarinas tenían estilos completamente opuestos pero ambas eran divas, las estrellas de la noche parisina y fueron inmortalizadas por igual por Henri de Toulouse-Lautrec en sus carteles. Son la viva imagen de la efervescente vida del París de la Belle Époque.
La Fundación Canal trae, por primera vez a España, una de las dos únicas colecciones completas que existen en el mundo de los carteles creados por Toulouse-Lautrec, procedentes del Museo de Ixelles (Bélgica). La muestra se completa con más de treinta carteles realizados por coetáneos como Alphonse Mucha, Jules Cheret o Theophile-Alexandre Steinlen.
Toulouse-Lautrec llegó a París con 19 años y descubrió una urbe en plena ebullición y cambio en cuanto a la manera de entender la vida moderna y los placeres que esta ofrecía, celebrados en el arte, en el teatro, las variedades, la literatura o el urbanismo. Fue un periodo dorado, de prosperidad económica y optimismo. Florecen los cabaret y se reinventa la escena cultural y artística. Lautrec se lanza a este nuevo mundo de cabeza y forja amistades en los ambientes subterráneos de los cafés conciertos, teatros alternativos y burdeles. Reflejó la Belle Époque en sus carteles, elevados a la categoría de obras de arte.
La Goulue (1891) | Cortesía del Musée d’Ixelles, Bruselas
El primer encargo lo recibió en 1891 de parte de Charles Zidler, que buscaba publicitar su nuevo local, el Moulin Rouge. Lautrec retrató a la Goulue junto a su compañero de escena masculino Jacques Renaudin, alias le Désossé. Este cartel causó inmediatamente una gran sensación entre el público. "Lautrec no tenía necesidades económicas, provenía de una familia aristocrática francesa, por lo que era muy libre para aceptar los encargos, escogía los que eran afines a sus gustos personales y las bailarinas le fascinaban. Muchas de ellas lo iniciaron en los placeres femeninos". destacó Claire Leblanc, comisaria la muestra.
Pero Lautrec también se dejó conquistar por las artes escénicas cultas. La lectura de carteles teatrales, en los que los nombres de las estrellas se exponen en letras grandes, fue una de las distracciones favoritas de los transeúntes de los bulevares parisinos durante la Belle Époque.
La vida literaria y artística de este periodo alcanza una popularidad inédita y se difunde por toda la sociedad. Lautrec confeccionó un cartel para promocionar Ellas(1896), un álbum de litografías sobre la vida en los burdeles que custodia la Biblioteca Nacional de Francia. "El artista demuestra su interés por este ámbito y su benevolencia tanto con las prostitutas como con los hombres", apuntó la comisaria.
El primer encargo lo recibió en 1891 de parte de Charles Zidler, que buscaba publicitar su nuevo local, el Moulin Rouge. Lautrec retrató a la Goulue junto a su compañero de escena masculino Jacques Renaudin, alias le Désossé. Este cartel causó inmediatamente una gran sensación entre el público. "Lautrec no tenía necesidades económicas, provenía de una familia aristocrática francesa, por lo que era muy libre para aceptar los encargos, escogía los que eran afines a sus gustos personales y las bailarinas le fascinaban. Muchas de ellas lo iniciaron en los placeres femeninos". destacó Claire Leblanc, comisaria la muestra.
Pero Lautrec también se dejó conquistar por las artes escénicas cultas. La lectura de carteles teatrales, en los que los nombres de las estrellas se exponen en letras grandes, fue una de las distracciones favoritas de los transeúntes de los bulevares parisinos durante la Belle Époque.
La vida literaria y artística de este periodo alcanza una popularidad inédita y se difunde por toda la sociedad. Lautrec confeccionó un cartel para promocionar Ellas(1896), un álbum de litografías sobre la vida en los burdeles que custodia la Biblioteca Nacional de Francia. "El artista demuestra su interés por este ámbito y su benevolencia tanto con las prostitutas como con los hombres", apuntó la comisaria.
El fotógrafo Sescau (1984) | Cortesía del Musée d’Ixelles, Bruselas
La muestra también dedica una sección a los carteles de la nueva sociedad de consumo, en los que la figura de la mujer sirve de reclamo para la estrategia de venta de los productos.
En todos estos carteles se desprende la esencia de Toulouse-Lautrec, con su "verdadero sentido de eficacia", limitándose a pocos trazos, pocos colores y composiciones y encuadres originales. En veinte años de carrera el artista, que murió con solo 36 años, produjo más de mil pinturas y acuarelas, 5.000 dibujos, 370 litografías, incluyendo los 33 carteles presentes en esta exposición.
Ficha
Lugar: Fundación Canal (Mateo Inurria,2. Madrid)
Fecha: del 8 de febrero al 6 de mayo de 2018
Horario: laborables y festivos: 11:00 – 20.00 h. Miércoles: hasta las 15.00 horas.
Precio: Entrada libre. Más información y actividades complementarias: www.fundacioncanal.com
La muestra también dedica una sección a los carteles de la nueva sociedad de consumo, en los que la figura de la mujer sirve de reclamo para la estrategia de venta de los productos.
En todos estos carteles se desprende la esencia de Toulouse-Lautrec, con su "verdadero sentido de eficacia", limitándose a pocos trazos, pocos colores y composiciones y encuadres originales. En veinte años de carrera el artista, que murió con solo 36 años, produjo más de mil pinturas y acuarelas, 5.000 dibujos, 370 litografías, incluyendo los 33 carteles presentes en esta exposición.
Ficha
Lugar: Fundación Canal (Mateo Inurria,2. Madrid)
Fecha: del 8 de febrero al 6 de mayo de 2018
Horario: laborables y festivos: 11:00 – 20.00 h. Miércoles: hasta las 15.00 horas.
Precio: Entrada libre. Más información y actividades complementarias: www.fundacioncanal.com
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