José Mª Mínguez Albizu muestra, en su estudio en Estella-Lizarra, un bisonte de sílex que asegura que fue esculpido antes del ‘H’omo sapiens’. (JULEN AZCONA)
El artista estellés José Mª Mínguez replantea en su libro ‘Homo Eskultor’ el origen de la escultura primitiva tras 20 años de estudio autodidacta
“Los arqueólogos me tienen marginado desde hace veinte años;no aceptan mi estudio”
ESTELLA-LIZARRA- “El Homo sapiens no creó el arte;fue el arte quien creó al Homo sapiens. Todo el pensamiento occidental está mal y si alguien lo ha puesto derecho he sido yo”. Se trata de la conclusión a la que ha llegado el artista José Mª Mínguez Albizu, vecino de Estella-Lizarra desde su nacimiento en 1941, después de una investigación de más de dos décadas que ahora plasma en su libro Homo Eskultor: la Génesis del Arte.
Lo que a primera vista parecen piedras deformadas por siglos de erosión de agua y viento son para Mínguez “uno de los hallazgos más relevantes de la cultura prehistórica occidental”.
Según su análisis, los homínidos antepasados del ser humano (como el Homo erectus o el neandertal), no se limitaban a crear útiles sino que ya eran capaces de elaborar objetos figurativos. El estellés guarda en su estudio alrededor de 500 muestras de sílex que representan animales y paisajes dinámicos (montañas, aves en vuelo, gallinas cluecas, tortugas, etc).
Su pieza estrella es una diosa de la fertilidad que ha bautizado como Amante del Ebro y se remonta, según calcula Mínguez, a hace 35.000 o 40.000 años. “Es un paso antes de la Venus de Willendorf”, afirma, refiriéndose a la famosa estatuilla encontrada en Austria en 1908, que tiene unos 25.000 años.
Se trata de la primera piedra que encontró y el motivo por el que se embarcó en este proyecto. “La encontré en la balsa de Purguer, entre Cascante y Murchante”, recuerda el artista. “Y fue ahí cuando empecé a interesarme por el arte prehistórico”. Lo primero que pensó al verla fue que había “algo antropomorfo” en ella. “Tras horas de investigación, quité las concreciones calizas y descubrí que seguía las mismas pautas de los útiles encontrados en los yacimientos de Atapuerca. Por eso supe que estaba hecha a mano”, explica.
VIDA EN EL SÍLEXMínguez encontró en su Amante del Ebro una forma humana representada de frente y de costado: cabeza, vientre, senos y muslos, pero nada de extremidades, algo “habitual” en la escultura prehistórica descubierta por él.
Esto tiene que ver con la forma en la que el homínido llevaba a cabo sus obras de arte: primero, el “homo eskultor”, como lo denomina Mínguez, veía “una prefiguración” en la superficie de una roca de sílex (formas naturales que le sugerían animales o paisajes);después, el artista paleolítico “le aplicaba retoques”;y, finalmente, “separaba la figura del bloque, desprendiéndola con un percutor, también de sílex”.
Una vez elaboradas, las figuras servían como objeto central en los rituales. Las piezas más antiguas son “grandes y toscas” y, a medida que evolucionaban, “mejoraban técnicamente, eran más pequeñas y contaban con mejor diseño. Gracias a los arquetipos más recientes he podido identificar las formas más primitivas”.
Para el investigador, muchos de los restos de Atapuerca (Burgos) “son representaciones en lugar de utensilios, como cree la cultura oficialista”. Estas piezas, sin embargo, suponen un punto de referencia para poder situar sus descubrimientos en el tiempo. “He tenido la fascinante oportunidad de viajar a lo largo de 800.000 años, hasta llegar a la creación de las primeras ciudades estado”, asegura el investigador.
Para él, es esa línea cronológica de arte sobre sílex la que diferencia su hallazgo del resto. “La arqueología tiene descubrimientos puntuales de, por ejemplo, hace tres millones de años, pero ahí se queda”.
HAZAÑA SOLITARIA El estellés denuncia que los arqueólogos “no aceptan” sus investigaciones. “Me tienen marginado desde hace veinte años porque sería reconocer que son unos ineptos y que han dejado pasar desapercibidos 800.000 años de arte sobre sílex, pero esa es la cruda realidad: todo lo que no descubren ellos, lo apartan”.
Mínguez asegura sentirse “mal por tener enfrente a la cultura oficialista” pero, al mismo tiempo, “esperanzado. Homo Eskultor es la culminación de mi destino y creo y demuestro que es el libro más importante sobre los orígenes del arte”.
El investigador no cuenta con ningún título que avale sus conocimientos sobre arte, arqueología y antropología. El artista defiende su estatus de “autodidacta” y rechaza la educación convencional. “Un arqueólogo tiene su titulito en cinco años;yo he estado toda mi vida investigando”, afirma. “Nunca me planteé hacer una carrera de arqueología porque siempre he tenido la educación bajo sospecha y ahora sé el porqué: no puedes llevar la contraria a un académico porque no te dará el título”.
Los arqueólogos son, según el estellés, “meros funcionarios sujetos a una burocracia que defienden a ultranza;pero lo revelador no se administra, sino que se experimenta”.
En su tratado analítico, Mínguez destaca “la sensiblidad y la intuición” por encima de todo. “Aquí lo basamos todo en la inteligencia, pero esta juega muy malas pasadas. El inteligente va de A a B en línea recta, mientras que el que no lo es va dando rodeos, pero cuando llega ha profundizado”, afirma, y añade: “Yo, si he descubierto la génesis del arte, es por sensible e intuitivo. Pero ahí pocos me dan la razón”.
Fuente
http://www.noticiasdenavarra.com
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