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viernes, 2 de marzo de 2018

Recibe el arte como herencia




Arturo Joel Padilla, director del Forum Cultural Guanajuato. Foto: Maricela Maceira.

Arturo Joel Padilla Córdova habla sobre su trayectoria como profesional, docente y artista la que se refleja en su labor en el Forum.

Con casi seis años al frente del Forum Cultural Guanajuato Arturo Joel Padilla se enfrentó a un momento difícil en su trayectoria, cuando se tomó la decisión de prescindir de Alonso Escalante como director del Teatro del Bicentenario.

Arquitecto con un máster en restauración de sitios y monumentos ydoctorado en artes; los tres grados otorgados por la Universidad de Guanajuato, Arturo Joel nos habló de ese momento, pero, sobre todo, conocimos aspectos de su trayectoria como profesional y artista.

am: Aunque ya es un tema superado, el caso de la separación del cargo del maestro Escalante marcó el buen paso de las actividades del Forum, ¿era necesario exponerse a las reacciones que se sucedieron?

Arturo Joel Padilla: “Cuando existe un equipo y una jerarquía, el respeto a la jerarquía es indispensable. Los puestos directivos en el Forum son puestos de confianza y precisamente cuando se pierde la confianza, se puede obstaculizar la labor de todo el equipo. Las decisiones que se toman deben ser salomónicas. Salomón no pasó a la historia porque sus decisiones fueran ‘populares’ sino justas. Era un paso que se debía dar por el bien de la institución, se dio y seguimos adelante”.

am: Además de arquitecto eres artista plástico y escritor, ¿fue tu papá quien sembró en ti esa semilla?


AJP: Mi contacto con el arte empezó desde antes. Se suele hacer referencia a mi padre como mayor influencia en mí pero mi abuelo materno, Salvador Córdova Quintanilla, también era pintor y fotógrafo.

Él tenía su estudio fotográfico en la antigua Casa de la Condesa, que queda ahora entre lo que es Pino Suárez y Díaz Mirón, a un lado de donde hay un cerrajero; ahí había una pequeña cochera donde mi abuelo puso su negocio de una manera muy doméstica y yo era su ayudante.

Me daba en ese entonces 90 centavos y recuerdo muy bien que él, pese a no tener una profesión sino más bien un oficio, era un hombre culto que recorrió los museos de Europa con una herencia que recibió de su padre.

Con mi ‘sueldo’ yo compraba en “Nanos” una revista pequeñita, que se llamaba “Maravillas del Arte”, y aunque yo no entendía nada, iba con mi abuelo y le decía “explícamela”, y entonces me hablaba del gótico, el renacimiento y todos los estilos de arte.

Me lo narraba de forma muy interesante y me atrapaba; era como si me contara un cuentito y yo quería saber más porque hablaba de Van Gogh y de Picasso, pero como si fueran héroes de un cómic.

Al mismo tiempo, después de trabajar, llegaba a casa y resulta que mi padre me hablaba de los mismos súper héroes; de Picasso y Van Gogh y de muchos más, y esa conexión entre lo que los dos me decían creó en mí una gran inquietud por el arte y la cultura.

Durante mi paso por la preparatoria del Instituto Lux, me tocaron excelentes maestros como Mauricio Brehm, de poesía y Christian Jean, de literatura e igual ellos fueron una gran influencia para mí.

De ahí surgió mi faceta literaria y tengo ya editados algunos libros.

Más tarde, a través de la familia de mi esposa, conocí al pintor John Evin, un hombre maravilloso; fue soldado norteamericano de la Segunda Guerra Mundial. Una vez terminada la guerra, eligió Guanajuato para residir.

Tuve la fortuna de conocerlo, vi su obra y me encantó, y entonces detecté que “necesitaba hacer algo con mi formación”, La verdad es que yo decidí estudiar arquitectura, en gran medida, porque no había licenciaturas afines al arte.


Yo sabía que estudiando arquitectura iba a poder diseñar espacios que pudieran ser muy atractivos; y fue la parte creativa la que a mí me interesó, de ahí que elegí estudiar una maestría en restauración y posteriormente, un doctorado en artes.

De niño, mi padre me invitaba a su estudio para verlo pintar todos los domingos y veía como agarraba el pincel y hacía los colores; yo supe muy pronto cómo se generaban el verde, el morado, el violeta; cómo había que hacer cierto, tono, pero nunca pinté. Después entendí qué era lo que había pasado, realmente yo lo que hice fue empezar a dibujar mucho pero nunca agarré el color, me dio una especie de miedo y supe el origen de este mido cuando, en 2007, muerió mi madre.

Algo sucedió en mi interior que decidí pintar y se me desbocó una creatividad llena de colorido.

Yo tenía mucha creatividad contenida, pero me daba miedo por la comparativa que se iba a dar porque




am: ¿Y qué lo detona?

Hubo una especie de rendición del espíritu, así como que, si ya la vida me quitó a mi madre, ¿qué más puede pasar? Entonces el miedo que yo sentía de pintar se quedó chiquito.
Yo estaba preocupado por una comparación y realmente había asuntos más fuertes como la enfermedad y posterior fallecimiento de mi mamá.
Por cierto, un día que mi padre vio parte de mi pintura me dijo: “Arturo, te recomiendo que te dediques a la fotografía”, esto quiere decir que no me aprobó, pero también sé que si soy pintor, en parte, es por todo lo que yo vi de él, lo que pasa es que no puedo hacer lo mismo que él en la temática, pero si hago lo mismo que él en el proceso de pintar.
He hecho algunas exposiciones y en este momento tengo una en el Museo Regional de Querétaro. Yo no pinto para exponer ni tampoco para vender sino para expresar, pero la expresión no tiene sentido si no compartes lo que haces.


am: Y como arquitecto, ¿has hecho obra o sólo restauración?.

Yo empecé como arquitecto residente de obra y trabajé recién egresado de la universidad para una empresa de Monterrey; era muy interesante manejar 140 albañiles y todas las rayas semanalmente y revisar destajos.
Era un trabajo físicamente extenuante, pero en ese entonces yo tenía 24 años y me encantaba mi trabajo, pero, conforme fue pasando el tiempo, yo sabía que tenía que especializarme, y en la especialización estuvo la restauración, porque ello me permitía tener más área de trabajo.
Esa fue una época en que se dio un auge de arquitectos entonces había una gran competencia y surgen entonces las especializaciones en estructura, paisaje, diseño, tecnología de la construcción, urbanismo y en restauración; yo me fui por la parte de restauración ya que siempre me gustó la parte histórica, la parte artística.
Mi profesión es de arquitecto-restaurador y conozco la reglamentación de la protección de los bienes patrimoniales. Hay edificios que están catalogados del siglo XIX para atrás, es decir, los de XIX, XVIII y XVII son inmuebles que están bajo la custodia del Instituto Nacional de Antropología e Historia, y todos los de 1900 para acá, es decir todo el siglo XX y lo que va del XXI, son auspiciados por el Instituto Nacional de Bellas Artes.
La gran mayoría de edificios en León son del siglo XX y me ha tocado hacer varias restauraciones de estos edificios, una de las más importantes fue la de todo el exterior de la Catedral.
Yo tenía el antecedente de que en 1989 mi tesis de la maestría consistió en la restauración de la ex cárcel municipal.
Ese proyecto concursó a nivel nacional y gané un primer lugar con la Federación Internacional de Jóvenes Arquitectos, que se celebró en Culiacán, posteriormente ese primer lugar concursó a nivel internacional y quedamos en cuarto lugar en Quebec. Fue un proyecto que sí tuvo un buen rumbo, y a partir de ahí Carlos Medina Plascencia, que era entonces el presidente municipal, nos encargó la restauración a mi hermana Mary Carmen Padilla y a mí.
Así es que una parte del Museo de las Identidades Leonesa lo restauramos ambos. Es lo que era el taller de zapatería del reclusorio de hombres, y la intención era albergar ahí provisionalmente la colección que había heredado el Maestro Wigberto Jiménez Moreno.
Luego tuve la fortuna de trabajar en Salamanca, en el Convento de San Agustín, que es un convento enorme, toda una cuadra.
Se terminó la restauración del convento y me otorgaron la restauración del exterior de la Catedral de León, todo el exterior; las torres, los muros exteriores y las cúpulas, y luego vino la restauración de varios templos entre ellos San Juan de Dios, Los Ángeles y La Paz.

am: ¿Cuándo empiezas tu trayectoria como académico?

Desde 1988 me he formado como académico. Empecé en la Universidad Iberoamericana, luego en la UBAC; después en la Universidad de León, en la UNAM y el Tec de Monterrey.

La parte académica siempre ha sido importante para mí.
Fuente

https://www.am.com.mx

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