Roberto Kusterle nació en Gorizia (Italia) en 1948. Desde los años setenta trabaja en el campo de las artes visuales, dedicándose a la pintura y a las instalaciones artísticas. En 1988 su se despierta su interés por la fotografía, que se ha convertido en su principal manera de expresarse. Vive y trabaja en su lugar de nacimiento.
La capacidad creativa de Kusterle es extraordinaria. Sus imágenes monocromáticas recrean un mundo onírico y llenos de texturas donde toda criatura es posible. Sus fotografías son un canto a la naturaleza y al cuerpo. La búsqueda de la fusión entre el hombre y la tierra. La pintoresca confrontación del ser humano y el animal como constante variable fantasía que inspira al observador respecto a la transformación de su propio yo. Sus tres series impresionan por si solas, pero en conjunto resultan apabullantes, demoledoras, aunque eso si, no exentas de cierto sentido del humor que lejos de suavizarlas, las hace aún más trágicas. Kusterle es, ante todo, un director y, a continuación, un escultor, un decorador, un traje de diseñador, un artista de maquillaje, un “mago” y, por último, un fotógrafo.
La fotografía de Roberto Kusterle es una pefomance constante que, con la complicidad de sus modelos, nos ofrece una dualidad entre lo dulce y lo amargo, la realidad y el sueño, lo verdadero y lo falso. Desde el punto de vista técnico, Kusterle elige una resolución en blanco y negro por su capacidad de fijar a los sujetos en otra dimensión, diferente de la realidad. Además utiliza en sus impresiones fotográficas tonificaciones especiales y baños que dan a la imagen un estilo de antiguo y una especie de apariencia metálica. Luego, con el fin de salirse de un excesivo detalle y realismo, utiliza una técnica personal de reproducción donde aplica una materia plástica y una contemporánea iluminación suave para dar al sujeto una forma carnosa.
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