En febrero el óleo Abstraktes Bild, de Richter se subastó en el precio récord de US$ 46 millones.
Según el informe de la Fundación de Bellas Artes de los Países Bajos, en 2014 la venta de arte alcanzó la cifra más alta: US$ 54.900 millones.
Muchos podrían pensar que la etiqueta de artista vivo mejor cotizado en el mercado pondría feliz al octogenario pintor alemán Gerhard Richter. Nada más lejos de eso. El artista que fue líder de la Nueva Pintura Europea, movimiento surgido a mediados del siglo XX, está desconcertado.
Casi avergonzado y con ganas de cerrar las puertas de su estudio para no volver a saber de remates ni coleccionistas. Para Richter el resultado de la última subasta de Sotheby’s donde se vendió su cuadro Abstraktes Bild, de 1986, en US$ 46 millones fue simplemente “un exceso”, señaló en una entrevista con el diario alemán Die Zeit. “Cada vez que bato un récord mi reacción es de horror”, agregó. Cómo no, si él mismo ha confesado que la obra multiplica en 5 mil el coste original de producción. El artista se ha hecho conocido por crear obras con una técnica relativamente sencilla: acumula capas de pintura en un lienzo que luego va retirando con un gran cepillo de madera o metal, mezclando zonas de pintura y tela. “Nosotros los artistas recibimos casi nada de dicha subasta. A excepción de un pequeño bocado, todo el beneficio va al vendedor”, confesó Richter al periódico alemán.
Las declaraciones contrastan con el brillante momento que vive el mercado del arte, en el que casas de subastas y galeristas celebran haber tenido su mejor año en ventas. Según el informe de la Fundación de Bellas Artes de los Países Bajos, organizadores de la TEFAF en Maastricht (la feria de arte más prestigiosa del mundo), en 2014 se vendieron obras por sobre los US$ 54.900 millones, es decir un aumento del 7% con respecto al 2007, el último año previo a la recesión económica. ¿Es que acaso se ha acabado la crisis? Al parecer no, pero sí es cierto que para ese 1% más millonario de la población mundial el mercado del arte se ha convertido en el lugar más seguro de inversión.
Eso explicaría los últimos récords, como la subasta de arte contemporáneo y posguerra organizada por Christie’s en Nueva York, que sumó US$ 853 millones en sólo dos horas, que incluyó obras de Andy Warhol, el artista fetiche de las subastas: Triple Elvis y Cuatro Marlons, ambas de los 70, se vendieron por US$ 81,9 millones y US$ 69 millones, respectivamente. Atrás quedó el lienzo Le Printemps de Manet, padre del impresionismo, vendido en una subasta anterior por US$ 65 millones. “El arte contemporáneo fue el área que registró las mayores alzas en 2014, marcó la diferencia y solamente en Christie’s se vendieron más de mil 400 millones de dólares”, cuenta Denise Ratinoff, representante internacional de la casa de subastas en Chile, Perú y Ecuador. “China y últimamente India han sido los mercados que más han arremetido en el último tiempo”, revela.
Efectivamente según el informe de la TEFAF, China es el segundo mercado más grande con 22%. Primero está EE.UU., con el 39%, y tercero Reino Unido, con 22%.
Certezas y novedades
En el último tiempo otros factores han hecho más atractivo el mercado. Aunque también más impredecible: las ventas privadas y las ventas online. En las primeras se han detectado las alzas más importantes, aunque finalmente las cifras no se consideran dentro de los informes oficiales, ya que distorsionarían los precios. En febrero pasado el diario The New York Times, reveló que el lienzo Nafea faaa Ipoipo o (1892) de Gauguin fue adquirido en la estratosférica suma de US$ 300 millones, a través de una transacción privada, convirtiéndose en la pieza más cara de la historia. El más seguro comprador, según el periódico estadounidense, sería la familia real de Qatar, la misma que en 2011 compró el que hasta ahora era el cuadro más caro de la historia: Los jugadores de cartas de Paul Cézanne (US$ 259 millones).
Para Ratinoff, hay que analizar estas ventas con cuidado: “Para mí lo único que refleja el verdadero valor de un cuadro son las ventas que están respaldadas por factura y son públicas. Hay otros mercados que al estar menos regularizados son más difíciles de comprobar si los precios son o no reales”, dice la experta.
El caso de las ventas por Internet es sorpresivo. “Es un mercado nuevo de coleccionistas jóvenes, con un perfil muy específico, y es fantástico porque en el futuro es posible que este nicho sea aún más revolucionario y determinante”, dice Ratinoff sobre las ventas online, que según el informe TEFAF crecieron en un 6%, claro que con cifras modestas: la mayoría se realizó en el rango de los mil y 50 mil dólares, en sitios especializados como Art.com y Artspace.com.
La conclusión más certera es que el mercado del arte va en franca alza y por ahora los precios son imbatibles. Ni siquiera sus propios protagonistas han sido capaces de hundirlos, así lo demostró el propio Gerhard Richter, quien hace poco quiso fijar una serie de grabados en US$ 2 mil, pero un galerista le aseguró que debía venderlos por lo menos entre 10 mil y 20 mil dólares. “Fue algo así como que si vendes caro, debes seguir vendiendo caro. No puedes escapar del mercado”, declaró casi decepcionado al diario Die Zeit.
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