Una mujer admira 'Espejo' de Marc Chagall. FOTOS: ANTONIO PASTOR
A sólo tres días de la inauguración de otra filial del Pompidou en el Puerto de la capital malagueña, la colección del Museo Estatal Ruso ya puede visitarse en Tabacalera
El recorrido abarca casi 200 obras, repartidas en una visión general que se inicia con los iconos medievales y una temporal sobre el empresario de los Ballets Rusos Diaghilev
En lo que antaño fue la Real Fábrica de Tabacos de Málaga, un edificio mastodóntico que siente en sus espaldas las inminentes olas del Mediterráneo, extraña encontrarse carteles con la grafía chirriante del Este europeo y un texto en castellano casi de enciclopedia. "El Museo Estatal Ruso fue fundado por decreto del último emperador ruso, Nicolás II, en 1895", se lee justo en el arranque de los paneles explicativos que confirman el ambicioso desembarco en suelo malagueño de la pinacoteca de San Petersburgo con obras de Kandinsky, Chagall o Malevich.
Tales paneles dibujan el prólogo escrito a los cinco siglos de arte ruso que atraviesan este nuevo espacio expositivo abierto en el poblado oeste de la ciudad andaluza, como una especie de gran hermano pequeño de ese 'Papá Pompidou' que se inaugura este mismo sábado, como joya de la corona de una oferta museística que ya tenía sendos centros sobre Picasso, un Thyssen o un Centro de Arte Contemporáneo.
A ellos se ha sumado este miércoles la 'Colección del Museo Ruso', el otro de los acontecimientos culturales fijado en la antesala de las elecciones municipales. Sin embargo, la apertura -fijada para los invitados al mediodía y el público en general a las 16.00 horas- ha estado alejada, tras un minuto de silencio, de las pompas de los discursos oficiales y ha dejado el catering en el almacén tras los tres días de luto oficial decretado por el trágico accidente aéreo en los Alpes franceses. Eso sí, aunque fuera la del minuto de silencio, hubo foto institucional ante la fachada de Tabacalera.
Uno de los iconos medievales.
Con un coste para las arcas municipales malagueñas en este primer año de casi 3,7 millones de euros, a los que habría que sumar los 580.000 euros de los trabajos urbanísticos, en su puesta de largo se han programado sendas jornadas gratuitas de puertas abiertas, y a partir del viernes se cobrará por la entrada precios que oscilan entre los 9 euros de la combinada general y los 2,5 euros de la temporal con tarifa reducida.
El itinerario por un centenar de obras de la colección lo inician siete iconos medievales y, a renglón seguido, se exponen numerosos retratos y paisajes de los siglos XVIII y XIX.
Entre ellos, empiezan a llamar la atención la visión de San Petersburgo que firma el pintor romántico Maxim Vorobyov o sendos retratos de un campesino y una lechera de Aleksei Venetsianov.
Más adelante, se encuentran 'Carnaval en Roma' de Alexander Miasoiedov, el 'Retrato de Uliana de Smirnova' de Karl Briulov o dos obras sobre Crimea firmadas por Iván Aivazovski.
El cuadro 'Tres niños desnudos' muestra el novedoso tratamiento del cuerpo humano y los colores Alexander Ivanov introdujo en su época, mientras que 'El primogénito' de Ivan Pelevin y, en especial, 'La visión de la caza' de Vasili Perov se erigen en representativos exponentes artísticos de este periodo.
'El ritual del beso' de Konstantin Makovski.
Y ante los más de 15 metros cuadrados de 'El ritual del beso' de Konstantin Makovski se descubre "uno de los cuadros más emblemáticos sobre la antigüedad rusa", según explicó la vicedirectora del Museo estatal Ruso de San Petersburgo, Eugenia Petrova.
Casi en el epílogo de este aluvión de retratos, paisajes y escenas cotidianas, se encuentra una rareza andaluza, el exotismo cercano que desprende el cuadro 'Una calle de Sevilla', firmada en 1908 por Alexander Golovin.
Atrás quedan la Edad Media y el Romanticismo en un completo y extenso itinerario que, para los iniciados, encontrará la recompensa esperada, el respiro ante el que recrearse, con la sala que exhibe distintos estilos de las vanguardias rusas.
La pieza 'Modelo' de Vladimir Tatlin anuncia la concentración de varias de las piezas más atractivas de toda la pinacoteca. Hay también sendas citas con el 'Paisaje urbano' de Olga Rozanova y el universo de Alexander Rodchenko antes de detenerse ante la 'Composición con borde blanco' de Vasily Kandinsky.
A pocos metros se encuentran, igualmente, dos ejemplos de la búsqueda de otros lenguajes a la que se entregó Kazimir Malevich, cuyo legado está representado por los cuadros 'Un niño' y 'Cabeza'.
Entre todas ellas, brilla con vehemencia 'Espejo', de Marc Chagall, a la que la vicedirectora del Museo estatal Ruso de San Petersburgo, Eugenia Petrova, se refiere como una de las pocas obras del artista "en las que nadie vuela, ni las vacas ni la gente vuela por el cielo". "Son sus sueños, una suerte de fantasía en la que evoca a su mujer, fue realizada en 1915 cuando ha vuelto a París desde San Petersburgo y sigue pensando en la vida de San Petersburgo", añade Petrova.
Tras el apartado cumbre que reúne a las vanguardias, las dos últimas etapas de este recorrido por cinco siglos de arte ruso envuelven un contundente contraste.
Así, una pequeña sala sobre el 'realismo socialista' da fe de las restricciones que imponían a los artistas las prohibiciones de Stalin, por lo que se exponen cuadros que se ciñen a la vida industrial de la URSS o se alinean con la realidad imperante. Sirve como ejemplo 'El día de las elecciones al Soviet supremo de la URSS', de Alexander Volkov.
Vestidos en la muestra temporal sobre Diaghilev.
A continuación, la sección titulada 'La época del deshielo' trata de situar el antes y el después que supuso para los creadores la muerte en 1953 de Stalin. 'Tractorista' de Alexander Deineka, 'La mies', de Alexander Bubnov o 'Recogida de patatas' de Viktor Ivanov son algunas de las que se sugieren en este tramo final.
Con ellas se concluye el itinerario por la exposición permanente, que estará vigente durante nueve meses y será renovado de un año a otro con fondos del Museo Estatal Ruso de San Petersburgo, que cuenta con un legado de más de 400.000 referencias.
Sin salir de esta sede malagueña se puede, incluso, bucear por tan vasta colección, pues en las proximidades de la tienda y de la cafetería -aún no abierta- se encuentra uno de los 250 museos virtuales que la institución rusa tiene repartidos por todo el mundo, incluida la Antártida.
Eso sí, la única filial física que tiene en la actualidad fuera de Rusia es la de Málaga, aunque anteriormente tuvo abierta otra en la ciudad japonesa de Sapporo.
No obstante, el Museo Estatal está negociando la posibilidad de expandirse también a la capital cubana de La Habana o a alguna ciudad argentina, y mantiene una intensa actividad en Brasil, donde está exponiendo obras de Kandinsky por cinco ciudades.
Exposición temporal sobre Diaghilev
De forma paralela al recorrido global por los últimos cinco siglo de arte ruso, la sede malagueña del Museo de San Petersburgo acoge una primera exposición temporal que está dedicada al productor de los Ballets Rusos y gran amigo de Picasso Sergei Diaghilev, y a los creadores que mantuvieron relación con él.
Hasta el mes de julio, estará vigente un periplo por 69 obras que incluye pintura, esculturas, figurines, diseños de escenarios y el vestuario que se empleó en las obras inspirándose en el trabajo de creadores de la época, como el propio Picasso o artistas ruso que crecieron a partir de sus trabajos para Diaghilev.
Entre los miembros de este grupo de pintores que se curtió en los Ballets Rusos y otros amigos artistas del empresario representados en la muestra, se encuentran Leon Bakst, Nathan Altman, Mijail Vrubel, Zinaida Serebriakova, Alexander Golovin, Natalia Goncharova, Mijail Larionov o Boris Kustodiev.
El recorrido abarca casi 200 obras, repartidas en una visión general que se inicia con los iconos medievales y una temporal sobre el empresario de los Ballets Rusos Diaghilev
La sede de la pinacoteca de San Petersburgo recorre cinco siglos
En lo que antaño fue la Real Fábrica de Tabacos de Málaga, un edificio mastodóntico que siente en sus espaldas las inminentes olas del Mediterráneo, extraña encontrarse carteles con la grafía chirriante del Este europeo y un texto en castellano casi de enciclopedia. "El Museo Estatal Ruso fue fundado por decreto del último emperador ruso, Nicolás II, en 1895", se lee justo en el arranque de los paneles explicativos que confirman el ambicioso desembarco en suelo malagueño de la pinacoteca de San Petersburgo con obras de Kandinsky, Chagall o Malevich.
Tales paneles dibujan el prólogo escrito a los cinco siglos de arte ruso que atraviesan este nuevo espacio expositivo abierto en el poblado oeste de la ciudad andaluza, como una especie de gran hermano pequeño de ese 'Papá Pompidou' que se inaugura este mismo sábado, como joya de la corona de una oferta museística que ya tenía sendos centros sobre Picasso, un Thyssen o un Centro de Arte Contemporáneo.
A ellos se ha sumado este miércoles la 'Colección del Museo Ruso', el otro de los acontecimientos culturales fijado en la antesala de las elecciones municipales. Sin embargo, la apertura -fijada para los invitados al mediodía y el público en general a las 16.00 horas- ha estado alejada, tras un minuto de silencio, de las pompas de los discursos oficiales y ha dejado el catering en el almacén tras los tres días de luto oficial decretado por el trágico accidente aéreo en los Alpes franceses. Eso sí, aunque fuera la del minuto de silencio, hubo foto institucional ante la fachada de Tabacalera.
Uno de los iconos medievales.
Con un coste para las arcas municipales malagueñas en este primer año de casi 3,7 millones de euros, a los que habría que sumar los 580.000 euros de los trabajos urbanísticos, en su puesta de largo se han programado sendas jornadas gratuitas de puertas abiertas, y a partir del viernes se cobrará por la entrada precios que oscilan entre los 9 euros de la combinada general y los 2,5 euros de la temporal con tarifa reducida.
El itinerario por un centenar de obras de la colección lo inician siete iconos medievales y, a renglón seguido, se exponen numerosos retratos y paisajes de los siglos XVIII y XIX.
Entre ellos, empiezan a llamar la atención la visión de San Petersburgo que firma el pintor romántico Maxim Vorobyov o sendos retratos de un campesino y una lechera de Aleksei Venetsianov.
Más adelante, se encuentran 'Carnaval en Roma' de Alexander Miasoiedov, el 'Retrato de Uliana de Smirnova' de Karl Briulov o dos obras sobre Crimea firmadas por Iván Aivazovski.
El cuadro 'Tres niños desnudos' muestra el novedoso tratamiento del cuerpo humano y los colores Alexander Ivanov introdujo en su época, mientras que 'El primogénito' de Ivan Pelevin y, en especial, 'La visión de la caza' de Vasili Perov se erigen en representativos exponentes artísticos de este periodo.
'El ritual del beso' de Konstantin Makovski.
Y ante los más de 15 metros cuadrados de 'El ritual del beso' de Konstantin Makovski se descubre "uno de los cuadros más emblemáticos sobre la antigüedad rusa", según explicó la vicedirectora del Museo estatal Ruso de San Petersburgo, Eugenia Petrova.
Casi en el epílogo de este aluvión de retratos, paisajes y escenas cotidianas, se encuentra una rareza andaluza, el exotismo cercano que desprende el cuadro 'Una calle de Sevilla', firmada en 1908 por Alexander Golovin.
Atrás quedan la Edad Media y el Romanticismo en un completo y extenso itinerario que, para los iniciados, encontrará la recompensa esperada, el respiro ante el que recrearse, con la sala que exhibe distintos estilos de las vanguardias rusas.
La pieza 'Modelo' de Vladimir Tatlin anuncia la concentración de varias de las piezas más atractivas de toda la pinacoteca. Hay también sendas citas con el 'Paisaje urbano' de Olga Rozanova y el universo de Alexander Rodchenko antes de detenerse ante la 'Composición con borde blanco' de Vasily Kandinsky.
A pocos metros se encuentran, igualmente, dos ejemplos de la búsqueda de otros lenguajes a la que se entregó Kazimir Malevich, cuyo legado está representado por los cuadros 'Un niño' y 'Cabeza'.
Entre todas ellas, brilla con vehemencia 'Espejo', de Marc Chagall, a la que la vicedirectora del Museo estatal Ruso de San Petersburgo, Eugenia Petrova, se refiere como una de las pocas obras del artista "en las que nadie vuela, ni las vacas ni la gente vuela por el cielo". "Son sus sueños, una suerte de fantasía en la que evoca a su mujer, fue realizada en 1915 cuando ha vuelto a París desde San Petersburgo y sigue pensando en la vida de San Petersburgo", añade Petrova.
Tras el apartado cumbre que reúne a las vanguardias, las dos últimas etapas de este recorrido por cinco siglos de arte ruso envuelven un contundente contraste.
Así, una pequeña sala sobre el 'realismo socialista' da fe de las restricciones que imponían a los artistas las prohibiciones de Stalin, por lo que se exponen cuadros que se ciñen a la vida industrial de la URSS o se alinean con la realidad imperante. Sirve como ejemplo 'El día de las elecciones al Soviet supremo de la URSS', de Alexander Volkov.
Vestidos en la muestra temporal sobre Diaghilev.
A continuación, la sección titulada 'La época del deshielo' trata de situar el antes y el después que supuso para los creadores la muerte en 1953 de Stalin. 'Tractorista' de Alexander Deineka, 'La mies', de Alexander Bubnov o 'Recogida de patatas' de Viktor Ivanov son algunas de las que se sugieren en este tramo final.
Con ellas se concluye el itinerario por la exposición permanente, que estará vigente durante nueve meses y será renovado de un año a otro con fondos del Museo Estatal Ruso de San Petersburgo, que cuenta con un legado de más de 400.000 referencias.
Sin salir de esta sede malagueña se puede, incluso, bucear por tan vasta colección, pues en las proximidades de la tienda y de la cafetería -aún no abierta- se encuentra uno de los 250 museos virtuales que la institución rusa tiene repartidos por todo el mundo, incluida la Antártida.
Eso sí, la única filial física que tiene en la actualidad fuera de Rusia es la de Málaga, aunque anteriormente tuvo abierta otra en la ciudad japonesa de Sapporo.
No obstante, el Museo Estatal está negociando la posibilidad de expandirse también a la capital cubana de La Habana o a alguna ciudad argentina, y mantiene una intensa actividad en Brasil, donde está exponiendo obras de Kandinsky por cinco ciudades.
Exposición temporal sobre Diaghilev
De forma paralela al recorrido global por los últimos cinco siglo de arte ruso, la sede malagueña del Museo de San Petersburgo acoge una primera exposición temporal que está dedicada al productor de los Ballets Rusos y gran amigo de Picasso Sergei Diaghilev, y a los creadores que mantuvieron relación con él.
Hasta el mes de julio, estará vigente un periplo por 69 obras que incluye pintura, esculturas, figurines, diseños de escenarios y el vestuario que se empleó en las obras inspirándose en el trabajo de creadores de la época, como el propio Picasso o artistas ruso que crecieron a partir de sus trabajos para Diaghilev.
Entre los miembros de este grupo de pintores que se curtió en los Ballets Rusos y otros amigos artistas del empresario representados en la muestra, se encuentran Leon Bakst, Nathan Altman, Mijail Vrubel, Zinaida Serebriakova, Alexander Golovin, Natalia Goncharova, Mijail Larionov o Boris Kustodiev.
CRISTÓBAL G. MONTILLAMálagaActualizado: 25/03/2015 19:13 horas
Fuente
http://www.elmundo.es/
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