ADMIRACIONS i interrogacions sobre disseny i art
D ! S S ? N Y
Durante un discurso en el Palau de la Generalitat, el diseñador Enric Satué afirmó de Josep Pla-Narbona que era como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde: grafista de día y artista de noche. Pocas frases perfilan con tanta precisión el carácter polifacético y complejo del personaje. La trayectoria de Pla-Narbona engloba el diseño, el dibujo, el grabado, la escultura y la pintura. En 1961, fue socio fundador y primer presidente de Grafistas Agrupación FAD (hoy ADG-FAD). En 1964 impulsa la creación de los premios LAUS. Es considerado uno de los pioneros del diseño gráfico en nuestro país y un artista bastante reconocido en el extranjero. Su obra ha sido aceptada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). El poeta Dámaso Alonso , hablando de sus trabajos artísticos, lo definió de genial plasmador de las vaguedades atormentadores del espíritu.
Que el arte de Pla-Narbona surge de los insondables pasillos de la psique, se manifiesta ya en su autorretrato del 1954. Una mano izquierda (símbolo del inconsciente) se le escapa del cráneo.Entre los dedos, una pluma horizontal eyacula con intensas gotas de tinta. El acto de crear se materializa como una oscura inseminación de la mente, como un fluido fecundo que transforma el normal en extraordinario. De las disciplinas cultivadas por Pla-Narbona, es quizás en sus grabados donde se concreta con más plenitud esta energía creadora que entreabre espacios de transición entre la realidad de los ojos abiertos y el mundo onírico de los párpados bajadas. Nuestro artista, onironauta intrépido, empuña la herramienta del dibujo y esboza imaginarios donde los tabúes se desintegran.
Los temas de circo abundan en los grabados de Pla-Narbona de finales de los 50 y comienzos de los 60. Acróbatas, saltimbanquis y malabaristas encarnan la poética del tour de force . Las obras retratan los individuos del "más difícil todavía" como gimnastas del imposible. Fantásticos, grotescos, tenebrosos, siempre en equilibrio provisional, siempre a punto de intentar otro número. Representan la inversión de las posturas cotidianas del cuerpo. Caminar con las manos, sostenerse en el vacío, contorsiones la anatomía, son metáforas del vuelco de las normas establecidas. También del ansia de superación que hay en los procesos creativos. Los hombres y mujeres del espectáculo, al igual que el dibujante, tienen que vivir haciendo la pirueta.
En las décadas de 1970 y 1980, las composiciones de Pla-Narbona excavan la veta de los conflictos freudianos. El deseo, el sexo, el voyeurismo, la mujer como fetiche de lujuria y al mismo tiempo como gran madre poderosa y prohibida. El artista expone las tensiones soterradas del ego insatisfecho con la sinceridad de una radiografía surrealista. Las paredes y tabiques de las cámaras se agujerean, ya no sirven para separar ámbitos, sino para exhibir órganos eróticos de féminas monstruosas. Las habitaciones se ven apretadas. Hay más carne que espacio ocupable y algunos cuerpos de género masculino se mimetizan con los muebles. Los voyeurs sentados o de pie, pasivos ante las diosas de la fertilidad, pueden convertirse en la silla o puerta desde donde observan. Resultan obras de incomunicación y libido, de vértigo existencial al borde del abismo humano. El rostro colectivo hay convierte en una máscara de infinitos antifaces.
En su Homenaje a Goya (1985), Pla-Narbona demuestra la admiración por el genio visionario. El pintor aragonés expresó como pocos los altibajos de la razón y del delirio. En el homenaje goyesco, aparecen seres subordinados a la diferencia de estaturas. Se prolonga la idea fija de las gigantes autoritarias y los hombres empequeñecidos como niños desvalidos frente a la rotundidad carnal. En la escena se insinúa de forma velada el rito biológico de la mantis religiosa , que devora el macho después de la cópula. A La habitación de Pandora (1985) persiste esta desproporción de las anatomías. Estamos en la casa de la mujer que por curiosidad abrió la caja de las desgracias del mundo. Los visitantes la saludan. Ella se desdobla mientras dos monos, alegoría de los instinto básicos e irracionales, hacen de centinelas de la transmutación.
Pla-Narbona, en sus grabados, se atreve a erotizar cualquier situación. A Tramontana en el Cap de Creus (1985), un trío de chicas desnudas son trastornadas por el viento, como si el fuelle promiscua de Zeus hubiera arrancado la ropa para seducirlas. Presenciamos un dinamismo de maestro. Un episodio climatológico, casi superficial, deriva en una composición de enorme fuerza gráfica. Entre 1972 y 1985, Pla-Narbona produce dos obras que por título se pueden asociar como un díptico: Imagen escatológica y Imagen esdrújula . La primera parece versionar, en clave psicoanalítica, el célebre cuadro El origen del mundo de Gustav Courbet . Del sexo de una señora mayúscula, sale una multitud aterrada. Todo el mundo corre con gestos de clara desconfianza. El parto multitudinario plantea una expulsión del paraíso. Al este del edén, lejos del útero idílico, la huida hacia delante es la única posibilidad de sobrevivir.
El escenario de Imagen esdrújula muestra un recibidor al aire libre, con un cielo de nubes para techo. Una silueta fal·locràtica, de identidad enmascarada, quiere relacionarse con un ser deforme. Se intuye la probable influencia del cuento tradicional francés La Belle et la Bête , pero en sentido contrario. El hombre hermoso se acerca a la bestia de manera inevitable. De nuevo, la devoradora sexual espera el momento oportuno. El amor, preludio de las pequeñas mo r ts , es la liturgia del canibalismo consentido. Los grabados de Pla-Narbona presentan mensajes incómodos. Hacer una lectura comprometida significa dejarse atrapar por la telaraña mental de un dibujante formidable, que no se avergüenza de ninguna obsesión. Se evidencia un striptease artístico. Pla-Narbona se desnuda, con la desnudez metafórica de sus personajes, y plasma el tipo de obra inquietante que sólo los creadores auténticos tienen el talento de conseguir.
Fuente
http://blogscat.com
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