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miércoles, 4 de octubre de 2017

La responsabilidad del arte

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La temporada valenciana de arte arrancó el pasado jueves con un encuentro inédito. Por primera vez, a propuesta de Ética EAFI y The Hub Valencia, con la complicidad de las galerías de artes, lideradas este año por la carismática Rosa Santos al frente de LaVac, se organizó un encuentro informal entre artistas, empresarios y coleccionistas donde brilló la gastronomía de Rakel Cernicharo en el One Shot Hotel. Entre los invitados, de una parte, acudieron altos representantes de la banca, notarios de reconocido prestigio, directivos de destacados bufetes de abogados, autoridades públicas y líderes empresariales de múltiples sectores productivos; todos ellos tocados de una sensibilidad artística que se pudo respirar, a lo largo de la velada, en una atmósfera distendida. Por otra parte asistieron los galeristas, los directores de museos, los críticos de arte y artistas que veían la oportunidad de establecer relaciones con un entorno financiero interesado en el arte contemporáneo. Por ello, el objeto de esta cena fusión, en la que los casi cien invitados se pasearon de un lado a otro entre conversaciones espontáneas y afables, estuvo bien resuelto ya que se rompieron barreras y estrecharon lazos.
Espacios de convergencia donde cohabiten las artes y el tejido empresarial son más que necesarios para que ambas esferas puedan trazar puentes y diseñar un futuro conjunto. Los artistas, desde su creatividad unilateral, deben seguir abrazando ocasiones como ésta para familiarizarse con una generación de empresarios y financieros quien, cada día más, siente que la proyección cultural es un valor estratégico en alza capaz de provocar un balance positivo en su cuenta de resultados.
Estos acercamientos constituyen una de las claves para que, quienes se dedican al arte, tengan la seguridad de que muchos profesionales están dispuestos a valorar sus trabajos más allá del coleccionismo tradicional. Pero, para que esta dualidad funcione, el artista también tiene que hacer sus deberes. Tiene que respetar a su público y entregarle obras que sean fruto de una maduración, de un proceso paciente, de ideas innovadoras, de una verdad que asombre. Tienen que saber, sobre todo las jóvenes promociones, que los atajos son malos para todos. La responsabilidad del artista, y de todos aquellos que lo rodean, es fundamental para que estos nuevos espacios «intermedia» tengan viabilidad.
@Norbert_martiba
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