Los grandes creadores como Miguel Ángel, Gian Lorenzo Bernini y Donatello dejaron un legado que aún en estos días podemos disfrutar
Por José Carrillo Cedillo*
Florencia es una ciudad de Italia, situada en la región toscana y que como todas las ciudades bonitas nos invita a regresar en otra ocasión.
Como dijo Unamuno, muchos turistas se pierden de contemplar tesoros en ocasiones por ignorar su existencia y en otros por no saber las rutas del trasporte público de la ciudad. La idea de Florencia fascina a hombres y mujeres porque ninguna ciudad europea es vitrina del arte como esta bella ciudad, en ninguna se siente tan sonoro el eco elocuente de un pasado tan brillante.
Primero fue una metrópoli principesca de los Médicis donde personas adineradas hacían encargos a los notables artistas que inundaron la ciudad con brillantes obras de arte dando como resultado ser la primera academia más famosa de toda Italia.
Andrea del Verrocchio
En el siglo XV todavía no existían escuelas de pintura o escultura, los aspirantes tenían que ingresar al taller de un pintor o escultor famoso y pasar varios duros años de aprendizaje. Desde moler colores hasta decantar aceites y mezclarlos y guardarlos en bolsas de cuero o moler barro y amasarlo, de esa forma ascendían a ayudante, oficial y maestro.
Un taller famoso y muy prestigiado fue el de Andrea del Verrocchio, donde se formaron alumnos que alcanzaron por sí mismos celebridad, como Sandro Filipepi, conocido como Botticelli, Perugino, Leonardo Da Vinci.
Da Vinci está por delante de muchos y jugó un importante papel en el desarrollo del arte florentino, su aprendizaje se desarrolló en dicho taller en un momento en que más allá de la aureola de genio universal que le ha atribuido la tradición literaria y sin menoscabo de su importante papel en los inicios del siglo XV, junto a Rafael y Miguel Ángel, su pintura contradecía la tradición del siglo XIV.
El estudio de la anatomía humana entendida como máquina vital, ejemplificaba una especie de animismo cósmico que se teñía de intenciones científicas y filosóficas. Cuando Leonardo ingresó al taller, el maestro visualizó inmediatamente que éste podría posar para hacer un David y se avocó a ello. Era un adolescente esbelto, rubio de cabello rizado y de ojos azules. Notas de la época mencionan que era la criatura más bella jamás nacida.
Los escultores
Donatello
David, el joven héroe bíblico fue el tema de otros escultores además de Miguel Ángel. Donatello di Nicolò di Betto Bardi, era el experimentador más dinámico del momento, se expresó igual de bien con la piedra que con el bronce, con la terracota y el mármol, pero no hay que olvidar que se formó en el taller de Ghiberti quien le dejó su huella, y esto se comprueba claramente en la figura del David en mármol.
El rostro sereno y la mirada perdida en una lejanía ilimitada, no más ni menos que su heroico destino. Por lo demás, el alargamiento visual de la figura manifiesta el conocimiento y uso de la perspectiva recién descubierta.
Miguel Ángel Buonarroti
Comparable a la popularidad de La Gioconda en París, así es la del David de Miguel Ángel en Florencia.
El 8 de septiembre de 1504, Miguel Ángel, que no había cumplido los 30 años, inauguró El David, en la puerta del Palacio Vecchio, después de que un consejo de notables acordara donde la iban a colocar pues originalmente se le encargó una escultura para la Catedral.
La escultura de un poco más de 5 metros está hecha de un sólo bloque de mármol que pesa 55 toneladas y era un bloque en el que habían fracasado 3 artistas antes que él y que representa al joven héroe bíblico que más adelante sería el rey David, quien venció al gigante Goliat.
Vasari nos dice: “Es una escultura que ha hecho enmudecer a todas las estatuas modernas o antiguas que se han labrado. El David elevado sobre un pedestal, de dimensiones imponentes y casi aceptables en el ebúrneo esplendor de una desnudez nunca presentada hasta entonces a un tamaño tan grande y con tanto realismo”.
La escultura en términos plásticos está hecha en contrapposto, es decir, está apoyada sobre una pierna y la otra esta relajada.
La expresión del rostro refleja la humana inteligencia contra la fuerza bruta y la conciencia de su poder. Miguel Ángel, demuestra en esta obra su capacidad de equilibrar lo físico y lo emocional.
Una de las funciones de la escultura del renacimiento fue su definición de algunas áreas del conocimiento y la educación como un instrumento de la ética pública y su preocupación por integrar a la oposición entre el interés por la observación directa y el arte de la época y que hizo hincapié entre la estrecha relación del conocimiento teórico y una rigurosa disciplina de trabajo práctico, como algo esencial para lograr una obra de arte calificada.
Gian Lorenzo Bernini
Gian Lorenzo Bernini fue un extraordinario artista napolitano que vivió en Roma (en esa ciudad existen muchas obras de su genio).
Puedo afirmar que en el arte en general no existe dueño de temas, éstos son abordados libremente con la condición de poner su visión, su personalidad y si se quiere, su estilo. Fue el caso de Gian Lorenzo, que realizó en 1623 su versión del tema bíblico de David, en mármol, de tamaño natural de 1.70 metros.
Desde el punto de vista plástico es una composición en forma de “X”. El aporte de este artista al tema, es que en los anteriores mencionados, cada David era adolescente triunfante al final de la batalla. Bernini eligió para representar a su David, un personaje más maduro, en el momento en que el héroe está tensando su onda antes de lanzar la piedra contra el gigante Goliat y su rostro expresa decisión, seguridad y confianza en el triunfo. También es importante mencionar su estilo barroco contra-reformista alejado del idealismo humanista.
Aunque este escultor vivió años adelante en el período denominado barroco, decidí incluirlo por la extraordinaria calidad de su obra.
Para entonces se estaba formando el gran Rafael, gran artista, que por algo le decían El Divino.
*Artista plástico y docente con más de 50 años de trayectoria.
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