César Paternosto: vida y arte al costado del mundo

EL MAESTROO PLATENSE CÉSAR PATERNOSTO EXPONE EN LA GALERÍA MARÍA CALCATERRA SU MUESTRA “CONTRASTES Y FUGAS” / EL DIA


A los 86 años, el maestro platense continúa activo y con plena vigencia. Hasta mediados de mes expondrá en Buenos Aires


Llegado recientemente al país para su nueva exhibición titulada “Contrastes y fugas”, el prestigioso artista platense César Paternosto, dialogó con EL DÍA en una charla que aún demuestra su vigencia como artista de vanguardia a los 86 años, dando clases de vida en cada anécdota de su larga carrera que le valió el reconocimiento internacional.

Consultado acerca de sus primeros pasos en el arte, César aclara: “Empecé a pintar al óleo solo, y a hacerlo profesionalmente cuando estaba en la mitad de la carrera de abogacía. Yo me fui de City Bell a Nueva York. De La Plata nos mudamos a City Bell, tuve una hija. Vivía cerca del puente Venecia, en el barrio Nirvana, allí hicimos una especie de comunidad porque estaba también Alejandro Puente y mi primer maestro, Jorge Mieri, que me influyó mucho. Hoy en día la casa es muy conocida como ‘la Casa Paternosto de Vicente Krause’, que de hecho se presentó en la Bienal de Venecia. Es una casa muy peculiar porque tiene un techo paraboloide hiperbólico”.

Siempre en contacto con la vanguardia de la época, César participó del “Grupo Sí”, un referente de la pintura informalista, en paralelo con el expresionismo abstracto estadounidense. Por su cuenta fue creando un estilo propio, con la utilización de pocos colores y la importancia de la línea sobre el plano que luego se trasladaría hacia el costado.

“Había ganado el Primer Premio de la Bienal de Córdoba y un coleccionista norteamericano compró parte de mi obra. Al empezar a ver lo que traía el Di Tella en la década del sesenta, ya teníamos pensado con mi mujer ir a EE.UU. Pero lo fundamental fue que Alfred Barr (primer director del Museo de Arte Moderno de NY) adquirió una obra mía para la colección del museo. Yo aterricé en Nueva York con 35 años y una obra que pertenecía al MoMA”.

Sobre sus sentimientos en aquel momento, relata con pasión de pincharrata: “Para alguien que era la pintura joven de Argentina, de repente entrar a la colección del MoMA fue un golazo de primera cancha. Los latinos no somos muy queridos, pero eso fue el trampolín que me llevó a NY. En la escuela de París eran todos extranjeros y yo pensé que en NY sucedería igual. Pero era una ciudad que no tenía los siglos de cultura como sucedía en la capital europea. Los latinos éramos una molestia para la vanguardia artística. De alguna manera había un submundo para el arte latinoamericano. Yo mismo me di cuenta que era latinoamericano cuando llegué a Nueva York”.

Si hay algo que lo acerca o lo une a la ciudad de La Plata es parte del trazado original y fundacional, que todavía sigue presente en sus obras, y que también fue fusionado con el trazado de la Gran Manzana. “Al poco tiempo de llegar a EE.UU. cumplí 36 años y empecé a trabajar con una galería de la calle 57 y Madison Avenue (todavía el Soho no existía, acota) y ahí me di cuenta que había una efervescencia, una idea de llevar el medio hasta las últimas consecuencias. Había una presión para hacer lo no hecho y así fue como un día me iluminé y dije voy a pintar los costados. Nunca nadie lo había hecho. Acá Noé había hecho algo, había pintado detrás de los cuadros y Lichtenstein había hecho una pintura de un bastidor, como vista desde atrás. Pero nadie como parte de la obra. Es decir, expandir el contenido de la obra, reducirlo a los bordes. Y tuve la osadía de dejar la galería, con lo difícil que era encontrar una galería, y tuve la fortuna de que me haya tomado Denise René (reconocida galerista francesa), y coincidió con que me dieran la Beca Guggenheim. Yo me presenté con un conjunto de obras, es una beca para artistas con cierto desarrollo, y se presentan artistas de todo el mundo. Esta beca me permitió entrar a otros lugares, no te hablo de ligas mayores, pero estaba como en la puerta. René tenía dos galerías en París, en Alemania y abrió una en Nueva York hasta fines de los setenta”.

Instalado en Segovia desde hace algunos años, participó de varias exposiciones importantes en España. Sus obras, además del MoMA, se encuentran en la Fundación Ford, el Museo de Bellas Artes de Boston, el Kunstmuseum de Bern, el Museo Nacional de Arte Reina Sofía, el Thyssen de Madrid, el MNBA, el MAMBA o el MALBA. Al preguntarle sobre la cantidad de obra que tiene, responde “no sé… ahora desde los años noventa llevo un catálogo, pero lamentablemente no te lo puedo mostrar porque está en España. No sé, porque hubo años muy prolíficos, otros menores, pero cientos de obras seguro”. En octubre de este año se presentará en la Fundación Cartier (París) y ojalá en el 2019 sea homenajeado en nuestro país como corresponde por su gran trayectoria artística.

Fuente

https://www.eldia.com