Berlín reúne por primera vez treinta de los más de 270 originales de la histórica muestra de artistas alemanes que se exhibió en Londres en 1938
Einstein firmado por Liebermann
Berlín reúne por primera vez en una exposición treinta de los más de 270 originales de la histórica muestra de artistas alemanes que se exhibió en Londres en 1938 para contrarrestar la organizada por los nazis para denunciar el "arte degenerado".
El Museo Villa Liebermann abrió hoy, y hasta el próximo enero, esta exposición que busca rememorar el 80 aniversario de aquella otra muestra en Londres y, a la vez, reivindicar la oposición de un puñado de artistas alemanes -con un altísimo coste personal- contra el nacionalsocialismo.
Cuando el 7 de julio de 1938 se inauguró en la capital británica la mayor retrospectiva de arte moderno alemán en Reino Unido hasta la fecha, el objetivo de la Galería Burlington iba más allá de tratar de condensar en sus paredes lo más granado del panorama artístico contemporáneo germano.
La exposición era toda una apuesta que reunía más de 270 obras maestras de nombres que traspasarían épocas, estilos y tendencias, como Vassily Kandinsky, Max Liebermann, Emil Nolde, Paula Modersohn-Becker, Oskar Kokoschka, Max Beckmann, Otto Dix y Käthe Kollwitz, entre otros.
Pero además, la muestra era una auténtica declaración política.
Porque la exposición "Arte alemán del siglo XX" de 1938 era una evidente réplica, la más exhaustiva, a la que un año antes había organizado el nacionalsocialismo en Múnich en la que se denunciaba lo que el régimen consideraba "arte degenerado".
Las obras de "arte degenerado" -como se ve en las fotos de la época- estaban en Múnich amontonadas, algunos cuadros estaban mal colgados de forma probablemente deliberada y acompañados de comentarios sarcásticos y despectivos.
Junto a las pinturas y las esculturas de artistas importantes, se mostraban también dibujos de enfermos mentales y fotografías de personas con deformidades físicas. La exposición reunía cerca de 600 obras y, después de mostrarse en Múnich hasta el 30 noviembre del mismo año, recorrió distintas ciudades alemanas.
La muestra de la capital bávara fue el comienzo de la acción "arte degenerado" en la que se sacaron cerca de 20.000 obras de 140 artistas de 100 museos y galerías de Alemania.
Lo que se podía vender en el extranjero era vendido o canjeado por arte más apropiado al gusto de los nazis y lo demás era destinado a la hoguera. Así, el 20 de marzo de 1939 se quemaron en Berlín 1.004 cuadros y 3.825 grabados que pertenecían al llamado arte degenerado.
La cruzada se dirigía contra los movimientos claves del arte moderno como el cubismo, el dadaísmo y, sobre todo, el expresionismo aunque con respecto a este último los nazis no parecieron estar siempre de acuerdo.
La retrospectiva londinense incluyó por su parte además perfiles de cada uno de los artistas en los que se apuntaba quiénes habían sido declarado como "degenerados", quiénes se habían tenido que exiliar y quiénes habían visto sus obras retiradas de los museos alemanes.
"Hace 80 años se vio en Londres una retrospectiva extraordinaria. Fue una colección de las entonces mejores obras de los clásicos modernos. Participaron todos los autores renombrados que trabajan en Alemania", resumió el director de la Villa Liebermann, Martin Faass, al presentar la exposición.
Ahora este museo ha reunido 30 de aquellas obras originales, entre los que destacan cuadros de Paul Klee, Vassily Kandinsky, Oskar Kokoschka, Emil Nolde y Max Pechstein, en una exhibición titulada "Londres, 1938. Con Kandinsky, Liebermann y Nolde contra Hitler".
"Son 30 obras modernas impresionantes las que se han reunido aquí. Treinta de las 300 obras de la exposición de Londres de 1938 serán recordadas aquí", aseguró Faass.
Entre los originales se encuentran un autorretrato Kokoschka, una improvisación abstracta de Kandinsky, un paisaje de Ernst Ludwig Kirchner, un sabio de Nolde, un retrato de un joven Albert Einstein firmado por Liebermann, la obra "Veneno" de Klee y el "Bañistas" de Erich Heckel.
La exposición actual, en un guiño a la original, incorpora junto a las obras expuestas, unos pequeños perfiles biográficos de las personas que han prestado los cuadros al museo para la muestra.
"Las historias tras los cuadros son tan importantes como las propias obras de arte. Después de que los nazis llegaran al poder en 1933, la mayoría de los coleccionistas, como los artistas, no tenían sitio en el país", explicó Faass.
La Villa Liebermann, situada junto a un lago en las afueras de Berlín, es la finca a la que se retiró el artista Max Liebermann cuando los nazis le desposeyeron de todos sus cargos públicos (era, entre otros, presidente de la Academia Prusiana de Bellas Artes) por ser judío.
Fuente
https://www.lne.es
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