La exposición Yoko Ono. Universo Libre puede verse en el MALI y en Proyecto AMIL, en San Isidro.
La primera retrospectiva de Yoko Ono en Lima es un pretexto para conocer a esta artista conceptual a quien, injustamente, muchos siguen considerando la culpable de la separación de The Beatles.
El mito dice que Yoko destruyó a los Beatles. Que engatusó a John Lennon, que prácticamente lo secuestró y se lo llevó por caminos que lo alejaron física y musicalmente del grupo.
El mito –que muchas personas en el mundo aún creen– dice que a ella le interesaba principalmente su dinero y su fama y que gracias a la muerte del ex-Beatle se convirtió en la viuda más rica del mundo.
Nada de eso es cierto.
El mito convirtió a Yoko Ono en la villana de la historia, la mujer más odiada del rock, la referencia inevitable cuando una banda se disuelve después de que el líder lleva a su chica a los ensayos.
Y ese odio, ese prejuicio, impidió que muchos supieran que ella es mucho más que la viuda de Lennon. Que es una respetada artista, pionera del arte conceptual y abanderada de causas como el feminismo y la ecología mucho antes de que estas concitaran las adhesiones de estos tiempos.
Por eso es tan significativo que su obra artística haya llegado, por primera vez, a Lima. En una exposición retrospectiva, Yoko Ono. Universo libre, que recoge algunas de las piezas más representativas de su universo artístico.
La Encamada por la paz (1969) fue un acto artístico de protesta contra la guerra.
La mujer está arrodillada en medio de un escenario, vestida de negro, inexpresiva. Hay unas tijeras a su lado. La mujer permite, alienta al público a que tome las tijeras y corte pedazos de su ropa. Una y otra vez, hombres y mujeres se acercan y desgarran sus prendas, hasta dejarla prácticamente desnuda. Es Nueva York, 1964.
Antes de conocer a Lennon, Yoko estaba llevando a sus límites el arte vanguardista en los Estados Unidos con sus performances. Como esa pieza, Cut Piece, en la que expone su cuerpo, su frágil cuerpo de mujer, a merced de extraños, que la violentan simbólicamente a tijeretazos sin que ella haga nada. Un acto de fuerte carga feminista que hoy, en tiempos de Me Too y Ni una menos, resulta de tanta actualidad.
Había nacido en 1933 en Tokio, en el seno de una de las familias más ricas de Japón (por eso es que la acusación de que se casó por interés con Lennon es tan falaz). Vivió su infancia y adolescencia entre Japón y Estados Unidos, hasta que a los 20 años se instaló en Nueva York. Allí dio rienda suelta a la creatividad que ya había ido expresando de niña en poemas, canciones y pinturas. Se sumergió en los círculos de vanguardia, conoció a John Cage, se hizo amiga de Merce Cunningham y George Maciunas, se enamoró y se casó (dos veces), fue parte del colectivo dadaísta Fluxus y se convirtió en una figura en la escena artística neoyorquina.
Cut Piece fue una obra que expuso de forma simbólica la violencia.
Los Beatles, mientras tanto, conquistaban el mundo con su música. Pero ella, entonces, estaba tan ajena a esa fiebre.
En 1966, la noche anterior a la inauguración de su exposición en Londres, un hombre entró a la galería a curiosear entre sus obras. El hombre, de gafas redondas y larga barba, se encontró con una instalación consistente en una escalera que invitaba al espectador a subir para mirar una inscripción hecha en el techo. Cuando él subió y miró a través de un catalejo las letras diminutas, leyó "Yes".
El hombre era John Lennon y en ese momento –contaría después– se sintió aliviado.
Entonces, le presentaron a Yoko. Ella le entregó una tarjeta que decía "Respira". Él vio otra obra, que invitaba a las personas a clavar un clavo, y le preguntó si podía hacerlo. Ella le dijo que tendría que darle cinco chelines. Él le propuso darle cinco chelines imaginarios a cambio de clavar un clavo imaginario. Ella entendió. Ese fue el flechazo.
El resto es historia conocida. Ambos dejaron a sus respectivas parejas, tres años después se casaron y protagonizaron una de las historias de amor más célebres del mundo de la música, hasta 1980, cuando el disparo de un desquiciado acabó con la vida de Lennon y dejó a Yoko con un agujero negro en el pecho.
Una implosión natural
¿Separó Yoko a los Beatles?
Tanto los historiadores como los propios involucrados –John, Paul, George y Ringo– coinciden en que para cuando Yoko apareció en la vida de Lennon, la banda estaba viviendo su tiempo final. La lucha de egos entre Lennon y McCartney tenía consecuencias tanto en lo musical como en lo financiero. Es verdad que tener todo el día a Yoko en los ensayos –y, peor, instalar una cama para ella en las grabaciones del Abbey Road– no les hizo nada de gracia a los demás. Pero la ruptura fue un proceso natural, del que la artista nipona no fue responsable.
Durante los 14 años que estuvieron juntos, John y Yoko desarrollaron decenas de obras artísticas. Como músicos, hicieron juntos siete discos, entre ellos el binomio firmado por la Plastic Ono Band y el último que produjo Lennon en vida, el Double Fantasy.
Como performers, protagonizaron la famosa Bed In for Peace o Encamada por la Paz, en la que, después de su matrimonio, en 1969, pasaron una semana metidos en cama en la habitación de un hotel de Ámsterdam, como una forma de protesta no violenta contra la guerra de Vietnam.
Ese mismo año llevaron a cabo otras performances: Bellotas por la paz, en la que enviaron bellotas a 96 jefes de Estado y figuras políticas internacionales, y Llamadas por la paz, en la que telefonearon con mensajes contra la guerra a varias emisoras de radio.
También rodaron varias películas, una de las cuales llamada Violación (1969) tiene un fuerte mensaje de denuncia contra la violencia hacia la mujer: durante toda la cinta una cámara persigue a una muchacha por todo Londres, acosándola, hasta que la acorrala en su habitación, inflexible, mientras ella, llorosa, le ruega que se detenga.
Pero Yoko no necesitó de su famoso marido para crear sus obras más personales.
A inicios de los 60 había empezado con sus Instrucciones, escritos poéticos en los que incitaba a los espectadores a ser parte de la obra –y que a veces se materializaban en performances como la de Cut Piece–. Otra "instrucción" famosa es el Wish Tree, en el que invita al público a escribir un deseo de esperanza y pegarlo en las ramas de un árbol.
Yoko continuó creando "instrucciones" el resto de su vida. Se comprometió cada vez más con causas sociales: ya no solo el movimiento por la paz sino, además, el feminismo y la defensa de la Tierra. Parte de esa obra se podrá ver en la retrospectiva que se inauguró hace unos días. Una de las obras más conmovedoras es el proyecto Resurgiendo, en el que recopila testimonios de mujeres víctimas de agresiones. En Lima, estas historias se podrán ver en el Museo de Arte de Lima (MALI). El resto de piezas se exhiben en el Proyecto AMIL, en el Centro Comercial Camino Real. Videos, música, instalaciones. Instrucciones para encender un fósforo, escuchar tu propia respiración y abrir la imaginación. (O.M.)
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